CAPITULO 3 - La Casa Senju

Ya todo el mundo se había levantado. La familia Namikaze al completo estaba desayunando. Cualquiera pensaría que la nobleza se pasaría el día sin hacer nada. Bastante incierto sin duda, siempre había trabajo que hacer y hacía falta empezar el día con buenas energías.

Los pequeños ocupaban prácticamente toda la mañana en aprender habilidades que les serán útiles en el futuro. Naruto, junto con Shikamaru se encargaban de las tareas militares como entrenar a las tropas, ayudar al entrenamiento de Hiro y simplemente practicar ellos también.

Kushina normalmente se encargaba de mantener funcional toda la ciudad y el castillo. Mientras que Minato atendía los asuntos referentes a todo el País de las Nieves.

Naruto y Shikamaru ya habían partido, siempre eran los primeros en acabar de desayunar e ir a sus obligaciones. Casi parecía que disfrutaban con su trabajo.

Hoy Shikamaru estaba entrenando a los cuatro soldados que Naruto le mando el día anterior. Mientras que Naruto había decidido quedarse a solas con el chico al que ayer decidió darle una oportunidad.

Ambos estaban con espada en mano librando un combate de entrenamiento, en el que por supuesto Naruto estaba ganando todo el rato. De hecho el rubio estaba siendo bastante duro. No atacaba directamente a hacer daño pero no dudaba en humillar a su rival cada vez que podía.

- ¡En pie! - Gritó Naruto cuando el chico se había caído por enésima vez.

Limpiándose el sudor y el polvo de la frente se levantó mirando muy decididamente a Naruto mientras volvía a empuñar su espada con el brazo tembloroso.

- Tienes cierta determinación que me intriga. - Dijo Naruto bajando su espada por un momento. - Voy a pasarme toda tu instrucción tratando de aplastarla, y si al final de esta, me has demostrado que tu determinación es implacable, entonces serás soldado de Soragakure. - Dijo Naruto volviendo a levantar su espada.
- Podéis tirarme al suelo, romperme huesos o herirme todo lo que queráis señor. Pero mi determinación no podréis tocarla. - Dijo lanzándose contra Naruto para acabar de nuevo en el suelo.
- Eso ya lo veremos. - Dijo indicándole que volviese a levantarse, cosa que hizo sin dudar.

--------------------------------------------------------------------- En la Ciudadela Gris, con Kushina y Sakura.

Hoy, Kushina estaba enseñando a Sakura todo lo que debía saber sobre los segundos mejores aliados de los Namikaze. La Casa Senju llevaba aliada con los Namikaze desde hacía más de 20 años cuando aplacaron juntos la última invasión de los Uchiha.

La Casa Senju era profundamente orgullosa. Se jactaba de ser la casa más antigua de todas con una historia que se remontaba a más de 1.500 años.

Ellos eran los Guardianes del Centro ya que el País del Fuego se situaba justamente en la mitad del continente. Su Señor era Hashirama Senju, un reconocido guerrero que ha luchado en todas las guerras que ha habido desde que cumplió los 15 años. Era respetado por aliados y temido por enemigos en el campo de batalla. Las exageradas historias de guerra cuentan que jamás recibió una herida.

Su heredera es Tsunade Senju. Es una mujer muy joven debido a que es la nieta de Hashirama. Por desgracia las guerras en las que ha participado acabaron con sus hermanos, sus hijos y su esposa. Haciendo que la única heredera valida fuese su nieta Tsunade Senju. La chica tenía bastante presión encima pues se iba a convertir en la primera mujer Senju que heredaría el título.

Militarmente eran una de las potencias más grandes del continente. Superando a los Namikaze. Según los informes de los espías en territorios enemigos los Senju se situaban en la segunda posición en cuanto a tamaño del ejército.

Económicamente les iba estupendamente pues las tierras del centro eran bien ricas en recursos naturales. Sin duda eran unos buenos aliados.

Se dice que Konohagakure es la ciudad más impenetrable de todo el mundo. Los Senju aseguran que tan solo con 500 soldados podría detener un asedio de más de 20.000 guerreros enemigos. Y es cierto que hasta ahora ningún enemigo de los Senju había sido capaz de penetrar los muros.

Mientras Kushina seguía hablando y hablando sin parar Sakura le prestaba toda la atención que podía. Aunque tenía que reconocer que su mente hacia sencillo recordar todos esos datos.

Justo en aquel momento, en la habitación en la que Kushina y Sakura estaban sentadas, apareció otra chica más joven aun que Sakura. Tenía doce años y el pelo rubio.

- ¿Qué ocurre Natsumi? - Preguntó Kushina.
- La profesora Tanaka ha ido a asistir al parto de su hija. Así que no tengo nada que hacer. - Dijo la chica entrando en la habitación.
- Bueno, si quieres puedes quedarte con nosotras. - Dijo Kushina amablemente.
- Gracias madre. - Dijo la chica sentándose al lado de Kushina.
- Por cierto, ¿Aun no has conocido a Sakura personalmente no? - Preguntó Kushina a su hijo.
- No, encantada me llamo Natsumi Namikaze. - Dijo cortésmente la hija de los Namikaze.
- Igualmente, yo soy Sakura Haruno. - Dijo Sakura algo divertida al ver los buenos modales de la que solo era una niña.
- ¿Ella será mi nueva hermana verdad? - Preguntó Natsumi a Kushina.
- No será tu hermana, será la esposa de tu hermano. - Dijo Kushina acariciando el pelo de su hija.
- ¿Y no es lo mismo? - Preguntó Natsumi.
- No exactamente, pero si podéis ser buenas amigas si queréis. - Dijo Kushina sonriendo.

Sakura estaba un poco tranquila hoy. Sin embargo escuchar a Kushina decir que será la esposa de Naruto volvió a ponerla nerviosa. Era como si hubiese pretendido olvidarlo y se hubiese dado cuenta de que no puede hacerlo aunque quiera.

Natsumi tenía 12 años, era menor que Sakura pero parecía una chica bastante inteligente. Se quedó con ellas y Kushina se dedicó a contarles historias sobre la ciudad y curiosidades sobre Soragakure y el País de las Nieves en general.

Para la comida toda la familia volvió a reunirse. Por la tarde Kushina tenía muchas cosas que hacer atendiendo asuntos importantes de la ciudad. Pero tampoco quería que la chica estuviese sola. En realidad Kushina comprendía muy bien a Sakura por eso se sentía más cercana a ella. Sin embargo hoy Naruto también tenía ciertos asuntos que atender.

Minato había delegado en Naruto muchos asuntos, todos relacionados con el ejército. Y a pesar de tener solo 17 años tenía que estar casi todo el día ocupado. Al menos Shikamaru siempre le ayudaba.

Kushina les sugirió a Sakura y a Natsumi que pasasen la tarde juntas. Tampoco era mala idea. Natsumi no podía tener muchas amigas ya que no había nadie de su edad en el castillo. Y Sakura directamente no tenía ni una amiga allí.

Así que las chicas se dispusieron a estar juntas toda la tarde. Todo iba normal hasta que Sakura se sorprendió bastante.

- ¿¡Que haces!? - Preguntó sorprendida viendo como Natsumi le robaba la merienda a su padre Minato mientras había salido a hacer un recado.
- Tengo hambre. - Dijo Natsumi comiéndoselo.
- Vaya, yo que te tenía por una chica educada. - Dijo Sakura.
- Vamos, eso es delante de mama. Ser una dama educada es profundamente aburrido. - Dijo Natsumi haciendo reír un poco a Sakura.
- ¿No te gusta serlo? - Preguntó Sakura.
- Para nada, preferiría poder entrenar con la espada como mi hermano Hiro. - Dijo la chica sentándose en unos escalones del castillo. - Tampoco me habría importado ser la Guardiana del Norte como lo serás tú. Al menos estarás ocupada haciendo cosas importantes. - Dijo algo resignada la chica.
- ¿Qué es lo que harás cuando seas mayor de edad? - Preguntó Sakura.
- Pues aún no lo sé. Padre me ha dicho que podre hacer lo que quiera. Dentro de lo que pueda hacer claro. - Dijo la rubia. - Me conformaré con que no escoja por mí a quien debo querer. - Dijo Natsumi mirando al techo.
- A tu hermano no le dio esa oportunidad. - Dijo Sakura algo seria.
- Lo sé, y es algo que me preocupa un poco. - Dijo Natsumi. - Pero bueno, dentro de lo que cabe creo que mi hermano ha tenido suerte. - Dijo la rubia mirando a Sakura.
- ¿Por qué lo dices? - Preguntó Sakura extrañada.
- Si al final acaba pasando, espero que mi padre tenga tan buen gusto como lo tuvo contigo. - Dijo Natsumi haciendo sonrojar un poco a Sakura por el cumplido.
- Gracias. - Dijo ella sin saber que decir. - "Supongo." - Pensó después.

Después de eso se creó un pequeño incomodo silencio. Natsumi no era consciente de que aquel no era un tema del que le gustase mucho a Sakura. Que una niña se le quejase de que su padre quizás le concertase un matrimonio en el futuro pues ahora le tocaba un poco la moral.

- Oye... - Dijo Sakura rompiéndolo. - ¿Tu qué opinas de tu hermano? - Preguntó Sakura.
- ¿De Naruto? - Preguntó luego ella.
- Sí. - Contesto la pelirrosa.
- Bueno, Creo que hemos pasado poco tiempo juntos. Lo más que hacemos juntos a veces es cuando me acompaña a la ciudad a por algo que necesite. También es verdad que mi padre lo tiene todo el día trabajando. Pasa más tiempo con Hiro, pero solo cuando lo esta entrenando. - Dijo Natsumi pensando.
- ¿Quieres a tu hermano? - Preguntó Sakura con curiosidad.
- Claro. - Dijo la chica sonriendo. - Puede que no estemos mucho tiempo juntos, pero siempre me trata muy bien. Naruto es un muy buen hermano mayor. - Dijo Natsumi después contenta.
- Me alegro de oír eso. Yo también tengo un buen hermano mayor. - Dijo Sakura nostálgica.
- ¿Hechas de menos a tu familia? - Preguntó Natsumi.
- Si, un poco. - Dijo la pelirrosa triste.

El resto de la tarde paso algo más animada. Natsumi le contaba historias sobre su familia y también se interesaba por la vida de Sakura cuando vivía en el Castillo de los Haruno. Fue bastante agradable aquella tarde. Quizás ambas habían ganado una nueva amiga.

Tras eso volvieron juntas a la hora de la cena. Y tras la cena a dormir. La verdad la vida en la Ciudadela Gris parecía muy rutinaria, pero cada día parecía una aventura nueva. Aunque echaba de menos tener un poco más de tiempo libre como cuando estaba en casa. Bueno, mañana sería un día nuevo.

CONTINUARA...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top