CAPITULO 29 - La Primera Batalla
En una sala de reuniones de Kumogakure estaban reunidos Madara Uchiha, su hijo Sasuke y el Comandante General Izuna.
- Bien… nuestros espías afirman que las tropas de los Namikaze ya están en movimiento. – Dijo Madara satisfecho. – Como presupusimos la juventud de su nuevo señor ha hecho que muerdan el anzuelo y hayan salido enfurecidos al campo de batalla. Los aplastaremos. – Dijo Madara satisfecho.
- Es muy joven, se nota. Motivado por la venganza será sencillo de derrotar. – Dijo Izuna sonriendo.
- Sin embargo deberíamos intentar planear nuestra defensa. – Dijo Sasuke poniendo un poco de su parte.
- Tienes razón. ¿Qué creéis que harán? – Preguntó Madara mirándoles.
- Bueno, estoy seguro de que, confiando en su alianza con los Senju, viajaran hacia las tierras del Centro para juntarse con ellos. Y después, todos juntos, atacaran las tierras del Sur intentado destruir a los Hyuga en primer lugar. – Dijo Izuna pensando.
- Si, es lo más lógico. Eliminar primero al aliado más débil. – Dijo Sasuke cruzándose de brazos.
- Bien… entonces debemos llevar la guerra al País de las Rocas. Derrotaremos a los Namikaze y los Senju en las fronteras de nuestros nuevos aliados. Todo será muy sencillo. – Dijo Madara feliz.
----------------------------------------------------------------------------------------------- En El País de las Nieves
Naruto estaba en una tienda de campaña improvisada que habían montado en la Llanura Blanca. Era una extensa llanura que permanecía todo el año nevada a pesar de estar en verano. Todos los hombres de los Namikaze y sus Casas Secundarias estaban allí. Un ejército de casi 20.000 hombres.
En la tienda de Naruto estaban también Sai, Shikamaru y Satoshi. En el centro había una mesa con el mapa político del continente. Los cuatro estaban situados de pie a cada lado de la mesa.
- Los datos oficiales dicen que entre los Uchiha y los Hyuga suman 60.000 soldados. Nosotros somos 20.000. – Dijo Shikamaru pensando. – No podremos hacerlo por la fuerza. – Añadió después.
- Nunca ha sido mi intención. – Dijo Naruto mirando a su amigo.
- ¿Qué deberíamos hacer? – Preguntó Satoshi que prefería escuchar primero las opiniones de los demás.
- Bueno… - Dijo el joven Sai, el más inexperto del grupo. – Supongo que lo más lógico sería unirnos a los Senju en el centro. Y después… podríamos atacar a los Hyuga. – Dijo dando su opinión.
- Si, sería lo más lógico. – Dijo Naruto mirándole.
- Y por lo tanto… no lo haremos ¿verdad? – Preguntó Shikamaru extrañando a Sai y Satoshi.
- Por supuesto que no… nuestro enemigo espera que hagamos eso. Probablemente ya estén moviendo sus tropas hacia Iwakure para frenar nuestro ataque. Eso haría un choque directo que obviamente perderíamos. – Dijo Naruto mirándoles.
- Entonces… deberíamos ir a por los Uchiha una vez nos juntemos con los Senju. – Dijo Satoshi.
- Eso es una mejor idea. Sin embargo si lo hacemos les daremos tiempo a replegarse y devolver las tropas a Kumogakure. No, de eso nada. Tengo un plan mejor. – Dijo Naruto llamando la atención de todos.
- ¿Cuál? – Preguntó Shikamaru.
- Iremos nosotros, y solo nosotros sin la ayuda de nadie… al País del Rayo. Atacaremos el corazón de los Uchiha. – Dijo Naruto muy serio.
- ¿Estarás de broma? – Preguntó Satoshi.
- No, piénsalo. Todas las tropas de los Uchiha estarán ocupadas viajando a Iwakure. Y después volviendo. Para cuando hayan vuelto podemos tener conquistado la mitad de su País. – Dijo Naruto mirando el mapa táctico.
- Por descabellado que sea… suena lógico. – Dijo Shikamaru.
- Conquistaremos varios fuertes fronterizos importantes y nos haremos fuertes allí. Para cuando los soldados vuelvan a sus puestos ya no podrán echarnos. – Dijo Naruto señalando diversos puntos del mapa.
- ¿Y qué haremos cuando los 60.000 soldados vuelvan al País del Rayo? – Preguntó Sai.
- En el mejor de los casos los Senju se unirán a nosotros al ver que nuestra estrategia funciona. En el peor se acobardaran y nos meteremos en una guerra demasiado larga. Pero no significa que la perdiésemos. El primer lugar que conquistaremos será el Templo Nakano. Está muy cerca de nuestras fronteras y es una ciudadela famosa por sus altos muros y sus puertas infranqueables. Nuestra ventaja es que casi no habrá soldados… y una vez estemos dentro podremos defender cualquier asedio. – Dijo Naruto. – Después quiero conquistar también estos dos fuertes. – Dijo Naruto señalando dos ubicaciones que estaban más o menos cerca del templo. Uno al oeste y otro al sur.
- ¿Funcionara? – Preguntó Shikamaru mirando a su amigo de la infancia.
- Hasta aquí es la parte fácil. Sin embargo tener esas tres posiciones nos hará fuertes. Podremos ponernos a la defensiva si lo necesitamos. Cosa difícil de hacer cuando estas en territorio enemigo. – Naruto parecía muy seguro de sus palabras.
- ¿Nos pondremos a la defensiva? – Preguntó Sai mirando a su maestro.
- Espero que no. – Dijo Naruto haciendo una mueca.
- Sé que suena irónico pero avanzar será muy sencillo si tenemos un lugar al que retroceder. – Dijo Naruto mirando a sus compañeros.
- Creo que ya te entiendo. – Dijo Shikamaru poniéndose serio.
- Cada nuevo lugar que conquistemos. Todos los fuertes y ciudades… los quemaremos hasta los cimientos. Y después regresaremos a nuestro fuerte principal. Poco a poco nos iremos acercando a Kumogakure. – Dijo Naruto sin un ápice de remordimientos.
Esa faceta de Naruto era muy desconocida para todos. Pero es verdad que no se podría ganar una guerra si se empieza a mostrar piedad. Estaban en desventaja y no podían permitirse ese lujo.
- ¿Y qué hacemos si luego los enemigos se atrincheran en Kumogakure? No podemos vencer un asedio si tenemos tres veces menos soldados. – Dijo Satoshi.
- Os advierto ahora… si los Senju no nos apoyan… la guerra será muy larga. Si se atrincheran en Kumogakure no lo dudaremos e iremos a Iwakure a conquistar todo el País de las Rocas. Los Uchiha saldrán a apoyar a su aliado… y si no lo hacen da igual. Los habremos dejado solos. En el peor de los casos tendremos que conquistar todo el País del Rayo y esperar el tiempo que haga falta. – Dijo Naruto mirando a sus amigos.
- Entonces… ¿Ganamos sí o sí? – Preguntó Sai mirando a Naruto.
- No habría diseñado una estrategia tan arriesgada si no lo creyese así. – Dijo Naruto poniendo las manos sobre la mesa.
- Y si… los Uchiha… ¿No mandan las tropas a Iwakure. – Dijo Satoshi mirando como Naruto se quedaba en blanco.
- Bueno… rezaremos a los Dioses para que es no pase. – Dijo Naruto mirándoles mientras reía un poco por primera vez en todo el día.
Los tres amigos de Naruto se fueron a sus respectivas tiendas de campaña. En realidad todas eran compartidas menos la de Naruto. Se tumbó en su cama, era de noche y hasta el día siguiente no partirían. Se tumbó intentando dormir.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Flash Back
Naruto salió del cuartel general más tarde que todos los demás. Fuera le estaba esperando Sakura con el pequeño Minato en brazos. Al salir Naruto estaba algo serio.
- ¿Cómo ha ido? – Preguntó Sakura con curiosidad.
- Bien… ningún problema. – Dijo el chico cogiendo a su hijo en brazos.
- ¿Cuándo marchareis? – Preguntó Sakura triste mirando a los dos.
- Dentro de 17 días tendré que irme. – Dijo Naruto poniéndola algo triste, no quería despedirse.
Naruto había escogido 20 días por una sencilla razón. El miembro de la Casa Secundaria que más lejos estaba tardaría 18 días en volver a casa y llegar a la Llanura Blanca. Así que le dejo dos días para estar con su familia.
Sakura quería intentar reprimir su tristeza. Pero realmente no quería separarse de Naruto. Y mucho menos para algo como una guerra. Sin embargo fue Naruto quien la abrazó con fuerza. Teniendo mucho cuidado de no aplastar al pequeño Minato claro.
- Lo siento… - Dijo Naruto a su oído.
- ¿Por qué? – Preguntó ella separándose de él.
- Por tener que irme. – Dijo Naruto triste.
- No es tu culpa tonto. – Dijo ella sonriendo. – Simplemente… vuelve y ya está. – Añadió al final.
- Eso ni lo dudes. – Dijo Naruto sonriéndole.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------- Flash Back End
Naruto acabó durmiéndose pensando en la tristeza que le provocaba no poder estar junto a su mujer y su hijo. Pero antes de dormir recordó que uno de los motivos principales por los que luchaba era justamente para protegerles. A ellos y a toda su familia.
------------------------------------------------------------------------------------------------------ Dos Días Después
Toda la frontera entre el País de las Nieves y el País del Rayo estaba cubierta por grandes montañas. Había algunos pequeños pasos montañosos. Pero el principal y más grande era el único por el que podría pasar un ejército.
Y en ese paso montañoso estaba edificado el Templo de Nakano. Una gran fortaleza religiosa construida por los Uchiha. Naruto, al frente de su ejército, ya la podía ver a lo lejos.
Sus muros eran blancos como la nieve, en contraposición del verde de la llanura y los árboles que lo rodeaban. Se notaba que ya se habían alejado del Norte lo suficiente como para poder ver ese paisaje tan estival. Aunque es normal ya que era verano.
Los muros medirían más de diez metros y estaban cubiertos de almenas. Solo se veía un edificio sobresalir de los muros, que era la fortaleza principal.
- Un día construyeron esa fortaleza para tenernos controlados… para vigilarnos. – Dijo Naruto sonriendo.
- Pues hoy será su perdición. – Dijo Shikamaru contento. – Ya está. Quietos aquí. – Dijo Shikamaru deteniéndose.
El chico había estado calculando la distancia máxima a la que las flechas no podrían llegar desde la fortaleza. Ahí estarían a salvo.
- No parece que haya soldados… creo que has acertado Naruto. – Dijo Satoshi mirando al rubio.
- Pues menos mal. – Dijo Naruto muy aliviado rascándose la nuca. – Shikamaru. – Dijo Naruto girándose.
El moreno dio tres pasos hacia adelante y lanzo una flecha hacia la fortaleza. Que tenía una carta enrollada a la punta. Esta cayó en el interior de la fortaleza donde solo un centenar de soldados se habían quedado como reserva. Uno de ellos cogió la flecha.
- Abrir las puertas… y los soldados no morirán. – Dijo uno de los militares cogiendo la carta.
Naruto estuvo esperando cerca de cinco minutos. Pero no hubo respuesta alguna. Un poco molesto se dirigió a sus consejeros.
- ¿Cuánto tardaran los trabajadores en reparar la puerta? – Preguntó mirándoles.
- Supongo que trabajando duro… lo podrían tener listo para esta noche. – Dijo Shikamaru haciendo cálculos.
- Bien… preparad el ariete… que los arqueros vayan lanzando salvas al interior de los muros. – Ordenó Naruto sin pensárselo.
Satoshi y Shikamaru lo prepararon todo. Cerca de 1.000 arqueros tomaron posiciones acercándose más al muro. Unos cuantos soldados de la fortaleza empezaron también a lanzar flechas. Algún arquero del norte murió. Sin embargo las oleadas de flechas de los norteños acabaron con la vida de casi todos los que no estaban refugiados en sus casas.
Cerca de veinte soldados estaban empujando una estructura metálica con ruedas. En su interior había un gran tronco con una punta de metal. En cuanto los arqueros recibieron la orden de dejar de disparar Naruto, con cerca de 2.000 soldados rodearon el ariete dándole cierta protección por si acaso.
Sin embargo la escasez de soldados en el fuerte hizo que no hubiese resistencia y pudiesen colocarlo frente a la puerta. La puerta era de madera, pero bastante gruesa. Hicieron falta más de diez golpes para abrirla.
El primero en entrar obviamente fue Naruto. A su espalda estaban todos los soldados que no le dejaron ni unos segundos de ventaja. Dentro no quedaban ni 40 soldados en condiciones y matarlos a todos fue una tarea muy sencilla.
Habían pensado hacer una estrategia de tapón en la puerta, algo muy idiota teniendo en cuenta que les superaban ampliamente en número. Pero Naruto, Satoshi, Sai y Shikamaru rompieron rápidamente el tapón acaban con casi todos los enemigos ellos solos.
- Los 20.000 soldados no cabrán dentro del castillo. – Dijo Shikamaru guardando su espada.
- Lo se… manda que construyan un campamento en la llanura. – Dijo Naruto.
Como la fortaleza estaba entre dos grandes montañas prácticamente era como una puerta entre el camino que llevaba al País del as Nieves y el camino que llevaba a Kumogakure. Así que para que alguien pudiese llegar al campamento que estaban a punto de montar primero tendrían que conquistar la fortaleza de nuevo. Al menos si atacaban desde la dirección de Kumogakure claro.
- Sai… quiero que saquen a todos los ciudadanos de sus casas y los reúnan en la plaza central. – Dijo Naruto a su subordinado.
- Entendido. – Dijo el moreno poniéndose a trabajar.
- “Bien… sin duda ha sido fácil… me gustaría ver la cara de Madara cuando se entere.” – Pensó el Namikaze.
---------------------------------------------------------------------------------------------------- Una Hora Después
Como había ordenado estaban casi todos los habitantes de la fortaleza. En realidad no había muchos civiles, solo los necesarios para mantener la fortaleza. Algunos comerciantes y familiares de soldados. También había sacerdotes, por algo era un Templo.
Todos estaban de pie en la plaza central. Naruto estaba rodeado por muchos soldados delante de todos ellos.
- Sé que hay miembros de la familia Uchiha entre vosotros. – Dijo Naruto mirándolos a todos. – Sin embargo yo no puedo saber quiénes son.
Varios de los sacerdotes eran Uchihas pero tener la piel clara y el pelo negro no era un rasgo tan extraño como para empezar a seleccionar gente. También algún soldado superviviente de alto rango.
- Así que os propongo que seáis vosotros quienes me ayudéis a saber quiénes son. – Dijo Naruto mientras todos empezaban a quejarse.
Algunos empezaron a gritar que jamás les traicionarían. Que eran unos asesinos y que no tenían derecho a invadir su fortaleza.
- Cada persona que me de el nombre y señale a un Uchiha. Podrá escapar del Templo y huir a Kumogakure o cualquier ciudad. Y por cada nombre extra que me diga podrá llevarse a un familiar con él. – Dijo Naruto.
Todos se callaron. Se estuvieron mirando unos a otros durante unos segundos. Naruto sonrió satisfecho al ver como todos empezaban a apresurarse en querer hablar. El rubio se acercó a una mujer de mediana edad.
Naruto trató de poner orden. Empezó dejando a hablar a una señora que le dio dos nombres. Poco a poco fueron hablando unos cuantos. Los que no pudieron hablar casi parecían tristes de no haber tenido la oportunidad.
Al final habían salido cuatro sacerdotes Uchiha y un Capitán de la Guardia. Teniendo en cuenta que todos querían escapar del templo, el rubio dio por hecho que esos eran todos.
- Encadenad a los Uchiha. – Dijo Naruto mirando a Shikamaru. - Los que habéis colaborado acompañad a Sai. – Dijo señalando a su amigo. – El dará la orden a los guardias de abriros las puertas. – Los demás volved a vuestras casas. Y no olvidéis que ahora sois nuestros prisioneros. – Dijo Naruto sin dudarlo.
Todo fue aclarándose en la plaza principal. Sai se llevó a las cinco personas que habían sido canjeadas por los Uchiha. Los cinco fueron encadenados y arrodillados en el suelo. Naruto cogió una espada mucho más ancha que había traído un escudero. La misma con la que Minato ejecutase a aquel asesino hace muchos meses.
- ¿Seguro que es necesario? – Preguntó Sai, que ya había vuelto, a Shikamaru.
- Después de esta guerra… todo Uchiha que quede vivo podrá reclamar el gobierno del Este y tratar de vengarse de nosotros.- Dijo Shikamaru muy serio.
- Entiendo… - Dijo Sai.
- “Mas de 200 años de guerras… y si aún no han terminado ha sido porque mis ancestros fueron benévolos. He aprendido de sus errores… como espero que mis hijos aprendan de los míos.” – Dijo Naruto sujetando la espada con las dos manos. – Yo, Naruto de la Casa Namikaze, Señor de Soragakure y Guardián del Norte. Os condeno a morir. – Dijo cogiendo la espada con fuerza.
Naruto se colocó empezando por el de la derecha. Era un sacerdote que intento quejarse, demasiado tarde cuando la espada ya le había partido la cabeza en dos. Después fue hacia el siguiente.
- Por favor no. – Dijo el hombre alzando la vista y mirando a Naruto.
- Puedes elegir hacer fácil mi cometido y tener una muerte rápida. – Dijo Naruto mirándole. En aquel momento no pudo evitar pensar que su padre estuvo también arrodillado y recibió el mismo castigo. Naruto en su interior sabía que su padre no suplicó como un cobarde.
El hombre entendió lo que Naruto quería decir y agacho la cabeza mostrando bien su nuca. Mejor un golpe certero e indoloro a que errase y tuviese que asestarle varios golpes.
Uno a uno fue ejecutándolos a todos hasta que llego al último, el Capitán de la Guardia. Que sin dudarlo miro a Naruto.
- ¡Soy un guerrero! – Dijo el Uchiha. – No merezco una muerte así. Es una muerte para cobardes. – Añadió al final.
- Tienes razón. – Dijo Naruto mirándole. – Soltadle y dadle una espada. – Dijo después devolviendo la espada ancha a su escudero.
Naruto desenvaino su espada de plata que le regalo Nagato para su cumpleaños. Al hombre le dieron una espada de acero y le soltaron de sus cadenas.
- Si me matas, podrás marcharte de la ciudad. – Dijo Naruto encarando al hombre.
El Uchiha se lanzó contra Naruto pero este detuvo su golpe con mucha facilidad. Desvió su espada hacia la derecha y después clavó la suya propia en el pecho del Capitán. Después la desclavo y en un rápido movimiento le corto el brazo desarmándolo.
El Uchiha cayó al suelo empezando a desangrarse por la herida del pecho y la amputación de su brazo. El rubio limpio su espada de sangre para evitar que se oxidase. Después la envaino de nuevo.
- “Esto es solo el principio…” – Pensó Naruto mirando el cielo.
CONTINUARA…
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