CAPITULO 26 - Kumogakure y los Uchiha
Minato y los demás soldados de su guardia personal estaban llegando hacia Kumogakure. El traslado desde el País de las Nieves había sido duro. Sobre todo porque habían tenido que atravesar también todo el País del Fuego.
En ese momento el Guardián del Norte estaba recordando la carta que había recibido hacia una semana.
- “A la atención del Guardián del Norte, Te envió esta carta con la intención de detener algo que creo que ya es inminente. No eres una persona estúpida y seguro que tú también te has dado cuenta. La guerra se aproxima cada vez a mayor velocidad. Sin embargo la Casa Uchiha está ya… cansada de todas estas batallas que nos llevan enfrentando durante siglos. Pronto dejaré el cargo y se lo cederé a mi hijo mayor. Y creo que es la hora de que la Casa Uchiha entre en una nueva era. Me gustaría negociar directamente contigo una tregua. Tu podrás interceder muy bien entre nosotros y los Senju. Por eso te invito a venir a Kumogakure, a hablar directamente como no lo hacemos desde la última guerra. Espero que medites bien mi oferta, me gustaría evitar completamente que las nuevas generaciones de mi país deban pasar por lo mismo que yo pase hace unos años.
Madara Uchiha, Lord de Kumogakure y Guardián del Este.”
Minato se sacudió la cabeza. Sabía que era muy extraño. Sin embargo Madara no tenía ningún motivo para hacer ninguna locura. Si le hiciesen algo al Guardián del Norte todos los ejércitos del Norte, el Centro y el Noroeste se lanzarían contra el ejército de los Uchiha. Sería una derrota aplastante. Así que no había motivo para temer por su salud y su seguridad.
A lo lejos ya podían ver la ciudad de Kumogakure. Era realmente enorme. Bastante más grande que Soragakure. Se notaba que los Uchiha tenían más dinero y poder que los Namikaze. Pero Minato no se dejaba amedrentar en absoluto por algo así por supuesto. Para el ellos no eran superiores ni nada.
Tardaron unos veinte minutos más hasta llegar a cien metros de la entrada de la ciudad. Un portón enorme en medio de la muralla de más de 10 metros que rodeaba toda la ciudad sin dejar un hueco abierto. Bueno, solo uno, el que daba al mar. El puerto de Kumogakure era el más importante de todo el continente.
De hecho solo los Hyuga y los Uchiha gozaban de esa suerte. Poder tener un puerto con el que comerciar con las tierras más allá del continente. Los Senju estaban en el centro rodeados de tierra. Y los Namikaze solo tenían un mar congelado bastante pequeño al norte de su ciudad a varios kilómetros. Sin duda aquello explicaba la recuperación económica de los Uchiha tras la última guerra.
Había unos cuarenta soldados de Kumogakure esperando en el camino. Era obvio ya que no iban a entrar por la ciudad unos soldados de los Namikaze por las calles de la ciudad hasta el castillo.
- Buenos días. – Dijo Minato, con el que parecía el líder, sin ser respetuoso del todo.
- Buenos días Lord Minato. – Dijo el hombre mirándole. – Encantado, soy el Capitán Obito Uchiha. – Dijo el hombre haciendo una reverencia con una educación impropia de la Casa Uchiha.
Tendría unos 25 años y tenía el pelo corto negro. Tenía una fea cicatriz en su cara. Seguro alguna batalla donde al menos sobrevivió.
- Os escoltaremos hasta el Castillo. – Añadió después.
- Bien. – Contestó Minato.
Los hombres de los Uchiha no iban montados así que tuvieron que reducir la marcha. En cinco minutos habían llegado a la muralla donde los guardias se hicieron a un lado. Fueron por la calle principal de la ciudad hasta el castillo.
Obviamente los ciudadanos miraban con mucha curiosidad al invitado de los Uchiha. No sabían muy bien quien era, sin embargo si sabía que uno de sus soldados portaba el estandarte de la Casa Namikaze. Cosa que resultaba bastante extraña la verdad.
La ciudad era preciosa, Minato debía reconocerlo. Los arquitectos habían hecho un buen trabajo allí. Y se notaba que tenía una economía bastante avivada y enérgica. Los habitantes de la ciudad parecían muy felices.
Sin embargo aquella no era la imagen que tenia de la ciudad de hace veinte años. La mitad de las casas en llamas, muchos muertos por las calles y la luz de la luna iluminando toda la ciudad. Ahora era mucho más bonita sin duda.
Terminaron por llegar al castillo. Minato se sorprendió mucho porque al llegar a la entrada del castillo pudo ver al mismísimo Madara Uchiha, quieto y con un porte serio y erguido delante de todos sus soldados. No había cambiado nada en esos años, o eso pensó Minato.
El rubio se bajó del caballo y se encaminó hacia su homólogo del este. Le tendió la mano y fue recogida por el Lord de Kumogakure.
- Hace mucho que no nos veíamos. Lord Madara. – Dijo Minato tratando de escoger bien sus palabras.
- 20 años, Minato. – Dijo Madara molestando bastante al Namikaze.
En el momento en el que Minato le llamase Lord y Madara simplemente por su nombre ya estaba insinuando y dejando ante sus soldados quien de los dos consideraba superior. Pero trataría de no dejarse llevar por eso ahora.
- “No decías lo mismo la última vez.” – Pensó Minato tratando de reprimir sus instintos.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------- Hace 20 años
Era de noche. Había Luna llena. Casi todos los edificios de Kumogakure estaban en llamas, pero el que peor estaba era el castillo que estaba medio derruido. Sonaba por todos lados el estruendoso sonido del acero chocando.
En el castillo de Kumogakure, en la sala del trono, estaban Hashirama Senju, Minato Namikaze y Madara Uchiha. El último de ellos estaba de rodillas con una herida bastante fea en el estómago.
- No… me matéis. – Suplicó el Uchiha con todo el dolor del mundo al hacerlo.
- ¿Por qué no? Tú has iniciado esta guerra. – Dijo Hashirama empuñando su espada.
- Los Uchiha se rendirán. – Afirmó el hombre, había perdido la guerra.
- Debemos escucharle amigo mío. – Dijo Minato mirando al Guardián del Centro.
- ¡Mis hermanos han muerto! ¡Mis hijos han muerto! – Gritó Hashirama enfadado.
- También mi hermano ha muerto, también los suyos. – Dijo después señalando a Madara. – Todos hemos perdido mucho. – Dijo Minato mirando de nuevo a Hashirama. – Un acto de piedad… y no habrá venganzas. Acabemos ya esto…– Dijo Minato que no quería perder su humanidad.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------- En la actualidad
- He de reconocer que me sorprendió mucho tu carta Madara. – Dijo Minato bajando el tono de respeto. – Pero en el buen sentido por supuesto. – Añadió después el Guardián del Norte.
- Me alegro. – Dijo Madara dándose media vuelta. – Me alegra también que hayas aceptado la invitación de venir aquí. Sin duda estarás de acuerdo que facilitara mucho las cosas. – Dijo Madara empezando a caminar.
Minato fue detrás de él, seguido por el todos los soldados de Kumogakure que les habían escoltado y toda la escolta de Minato. Los soldados sobre todo estaban algo tensos, era como estar en la boca del lobo.
Atravesaron por fin la entrada del castillo y llegaron a un precio patio interior bastante amplio que había en el. Allí había unos cuantos soldados más, de guardia seguramente.
- Oh… Minato. – Dijo Madara dándose media vuelta. - ¿Supongo que no conoces a mi hijo verdad? – Preguntó Madara mirándole a los ojos.
- No, la verdad es que no. Creo que tiene la misma edad que mi hijo mayor si no me equivoco. – Dijo Minato pensando en Naruto.
Minato no pudo evitar sentirse un poco mal por Naruto. El rubio se enfadaría con el cuándo se enterase de donde había estado. Pero creía que era mejor dejarlo alejado de aquello por varios motivos bien justificados.
- Recientemente ha contraído matrimonio además. Esta bastante contento. – Dijo Madara viendo como su hijo venia por una puerta, casi como si estuviese ensayado.
Era un chico bastante alto, casi unos centímetros más que Naruto. Como era obvio tenía el pelo negro igual que sus ojos. Se notaba que era un Uchiha sin duda. Aunque tenía el pelo bastante más corto que Madara.
Minato sin embargo palideció al ver la acompañante de Sasuke Uchiha. Su esposa, con la que se había casado hace unas semanas. Aunque los Namikaze nunca fueron invitados ni informados. Casi como si hubiese sido un secreto.
- “Hinata… Hyuga…” – Pensó Minato totalmente en blanco.
Salió de su trance al escuchar un fuerte ruido por atrás suyo, se giró rápidamente y pudo ver como los soldados de Kumogakure estaban atacando a traición, por la espalda, a su escolta personal.
Sin dudarlo un solo segundo Minato sacó su espada mientras que Madara optó por alejarse unos cuantos pasos hacia atrás los soldados lo harían todo.
Minato había palidecido al ver a la princesa Hyuga porque aquello solo significa una cosa. Los Uchiha y los Hyuga habían unido sus casas. Los Uchiha ahora contaban con un ejército superior incluso al de los Senju y los Namikaze juntos. No necesitaban la paz, no ahora. Había sido una trampa.
Los soldados de los Namikaze iban cayendo uno a uno por superiodad numérica. Eran tres contra uno al fin y al cabo. Sin embargo Minato acababa con todos los soldados con maestría, no se dejaría capturar sin luchar. Eso por supuesto.
Sasuke se quejó molesto al ver como los soldados no podían detener a una sola persona. Desenvaino su espada y camino lentamente hacia Minato que acababa de matar a dos soldados más.
Sasuke tendría la misma edad de Naruto. Quizás en un mundo normal y corriente sin la sombra de la guerra amenazando habrían podido ser incluso amigos. Pero los Uchiha jamás cambiarían. Ahora Minato comprendía algunas cosas enigmáticas de las palabras de Madara.
- “Los Uchiha cambiaran entrando en una nueva era…” – Pensó Minato recordando. – Maldito cabron te estabas riendo en mi cara. – Pensó Minato con toda la rabia del mundo.
Minato se giró al escuchar el sonido del aire romperse por una espada. Chocó su filo contra el del joven Uchiha a pocos centímetros de la muerte. Y de nuevo chocaron sus espadas una y otra vez.
- “Es… bastante bueno…” – Pensó Minato notando cierta dificultad para detener sus ataques.
Como si de un combate espectacular se tratase los demás soldados dejaron de luchar. Bueno todos los soldados de los Namikaze habían muerto ya, sin embargo era como si se quedasen embobados mirando el combate entre el joven Uchiha y el Guardián del Norte. Como si por acercarse mucho un espadazo pudiese matarte sin querer.
El choque inicial le había dado ventaja al Uchiha haciendo que Minato solo pudiese defenderse. Ese chico le había ataco por la espalda sin ningún tipo de honor. En aquel momento Minato pensó que si Naruto hubiese hecho algo así le habría mandado a prisión o algo parecido. Esas cosas no se hacían en el Este claro.
A pesar de todo Minato tuvo que reconocer que Sasuke era un buen espadachín. Bueno era normal al fin y al cabo. El heredero de los Uchiha también se habrá matado a entrenar por supuesto.
Sasuke giró sobre sí mismo para dar un corte horizontal que Minato logró esquivar exitosamente. Sasuke tenía un estilo de lucha bastante rápido unido a una fuerza bastante alta con una habilidad para el combate innata.
Pero Minato no iba a dejarse amedrentar fácilmente claro. Él había participado en una guerra que duro años. Había entrenado también desde niño y su habilidad era mundialmente conocida por todo el mundo.
Poco a poco se recuperó de la desventaja inicial y el combate empezó a volverse más parejo Ahora Minato por fin podía también lanzar ataques que ponían a Sasuke en apuros. Sasuke giró de nuevo sobre sí mismo y Minato lo imitó.
Usando toda la energía cinética que pudieron acumular chocaron sus espadas violentamente quedando en tablas por unos segundos mientras sus cuerpos temblaban por estar haciendo tanta fuerza. Pero Minato parecía ser superior en fuerza física.
Usando toda su fuerza logro lanzar hacia atrás un poco al Uchiha y estaba a punto de atacar de nuevo. Sin embargo un inteligente soldado de Kumogakure aprovecho la increíble concentración de los dos para colocarse detrás de él y clavarle su espada de acero en el muslo derecho.
Minato obviamente cayó al suelo de rodillas ante tal herida. No podría moverse con la espada aun clavada allí. El soldado la soltó alejándose unos pasos.
Madara sonrió complacido. Sin embargo Sasuke parecía algo molesto. Como si la interrupción de su duelo hubiese sido una ofensa contra él. Rodeó a Minato y se acercó hacia el soldado que lo había derrotado. Después sin dudarlo un segundo clavo su espada en su pecho.
- ¿Crees que no podría haberle vencido? ¿Me estas insultando? – Preguntó Sasuke muy enfadado desclavando violentamente la espada del pecho y viendo como caía al suelo sin vida.
Minato estaba temblando. Una mezcla entre el dolor de la pierna y toda la rabia de ver a sus hombres muertos y el en ese estado. Su mirada estaba perdida en el horizonte. Por un segundo rememoró a toda su familia. Su amada esposa a la que quería más que a su propia vida. Que ya le había advertido del peligro de venir aquí por cierto.
A su querido hijo mayor. Que aunque no tuviesen mucho en común y a veces parecía mas la relación de un jefe con su empleado, le tenía un amor increíble. Quizás ahora pensaba que se lo debería haber dicho. Junto a su hijo se acordó también de su nueva hija Sakura. Siempre tan amable y simpática. Se había ganado el corazón de toda la familia Namikaze.
A su preciosa hija. Tan guapa como desobediente y torbellino en el castillo. Adoraba a ese huracán en potencia sin duda. Y al menor de sus hijos, siempre tan callado pero con el mismo orgullo y determinación que Naruto.
Por algún motivo ante su derrota solo podía pensar en su familia a la que tanto amaba. Les había fallado. Eso pensaba todo el rato en su mente.
- “Perdonadme… por favor.” – Pensó Minato cerrando sus ojos con pesadez y agachando la mirada.
CONTINUARA…
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