Día 15

Elsa

Habían pasado unos tres días desde que Jack y yo habíamos ido a Disneyland. Desde ese día, no sé por qué, pero cada vez que nuestras miradas se cruzaban, ya sea en la universidad, en la casa de un amigo o cuando venía a visitarme, nos sonrojábamos locamente.

Hoy nuestro décimo-quinto día juntos, Jack me había invitado a ir a la playa a pasar un rato, y por supuesto acepté.

Me llamó hace unos cinco minutos, para decirme que ya estaba llegando a mi casa.

Me vestí lo más rápido que pude y salí al patio a esperar a Jack.

Como al minuto de haber salido al patio divisé a un auto acercándose a mi casa y supe por mi corazón acelerado, que era Jack.

Y mi corazón tenía razón. Era Jack.

Se estacionó en mi casa y se bajó del auto.

―¿Te hice esperar mucho? ―preguntó un poco apenado y preocupado.

Negué con la cabeza.

―Acababa de salir cuando te ví ―respondí sonriendo.

El suspiró aliviado y retomó su sonrisa de lado que tanto me encanta.

―Te ves preciosa como siempre, Elsa ―me dijo buscando mi mirada y cuando la encontró, los dos nos sonrojamos y apartamos la mirada.

―Tú también te ves...

No pude terminar la frase ya que el sonido de la bocina de un auto, me interrumpió.

―¿Anna? ―preguntó Jack, asustado y confundido, más asustado que confundido.

―¡Anna! ―confirmé cuando ví el auto mejor, y no era la única, estaban también nuestras amigas: Rapunzel, Penelope y Astrid. Y faltaba Mérida, pero seguro que debía estar cuidando a sus hermanos, así que no me preocupé―. ¿Qué hacen aquí?

Anna se bajó del auto y me dio un gran abrazo al que enseguida correspondí.

―¿Cómo que qué hacemos aquí? ¿Más bien, por qué él está aquí? ―preguntó señalando a Jack, sonriéndole, para que no se tomara la pregunta a mal.

―Vamos a la playa ―respondí sonriéndole a Anna y a Jack.

Anna chilló alegremente.

―¡Nosotras también vamos a la playa! ¡Es el destino! ―chilló saltando.

Jack se acercó sigilosamente a mí por la espalda.

―A veces pienso que tu hermana está loca ―me susurró mientras veíamos a Anna saltando y chillando.

―Es el efecto del chocolate. En un par de días estaré igual que Anna.

Reí por la expresión asustada de Jack y fijé mi vista en mi hermana.

―¡Vamos todos en un solo carro!

Miré el auto de Anna y solo cabía uno más en el puesto de atrás.

―Mmm no creo, Anna. No cabremos los dos. Ahí ―dije apuntando al asiento libre de su auto.

Anna me miró como si hubiera dicho lo más estúpido del mundo.

―Jack te va a cargar obvio ―dijo Anna rodando los ojos divertida.

Escuché el gemido contenido de Jack y me eché a reír un poco nerviosa. Nunca me había cargado una chica y menos un chico.

Oh Dios, mi trasero estará arriba de su...

No terminé de pensar, cuando supe que me había sonrojado como un tomate.

―Va-vamos ―tartamudeé caminando hacia el auto.

Minutos despúes....

Pues, esto es incómodo. Muy incómodo. Demasiado incómodo. Cuando me senté encima de Jack, sentí que algo se levantaba debajo de mi trasero, y obvio que sabía porque había ocurrido y que era.

🌟🌟🌟🌟🌟🌟

Cuando llegamos finalmente a la playa, fui la primera en bajarme del auto, ya que no quería seguir estando encima de Jack.

Jack se ofreció a llevar todas las cosas, así que mis amigas y yo fuimos a cambiarnos.

Jack

Apenas Elsa puso su sexy traserito encima mío, mi "amiguito" se despertó ¡no podía evitarlo, Elsa es muy sexy! Estoy seguro que ella lo sintió ya que se movía incómodamente constantemente, haciendo que mi "amiguito" se despertara más.

Al llegar a la playa Elsa se bajó rápidamente del auto, dejándome con sus amigas y su hermana y como yo necesitaba un momento para que mi "amiguito" se tranquilizara, me ofrecí a llevar sus cosas mientras ellas se iban a cambiar.

Astrid y Anna habían bajado sus cosas, siempre han querido hacer sus cosas independientemente. Así que solo tenía que llevar las maletas de Rapunzel, Penelope y de Elsa.

Ya después de que se hubiera calmado mi "amiguito" me encaminé con las cosas de las chicas hacia la playa.

La verdad que me sentía incómodo con las chicas, ya que era el único varón y la playa estaba ocupada solo por nosotros seis.

Fui a acomodar las cosas de las chicas y decidí ir a ver a Elsa un rato.

Las ví a lo lejos y las saludé a lo que me devolvieron el saludo, pero no veía a Elsa, así que me fui a los vestidores.

Justo cuando iba a darme por vencido y regresar, la ví en los bañadores. Cuando la ví, mi "amiguito" se volvió a despertar, a lo que maldije por lo bajo. Me iba a ir, pero en ese momento me vio Elsa y se acercó a mí.

―¿Acosando a tu novia? ―preguntó sonriendo.

―Haciendo el intento ―respondí sonreído encogiéndome de hombros ligeramente.

Sonrió y se mordió el labio como si estuviera indecisa en algo. Luego suspiró y volvió a sonreír.

―¿Te gusta? ―dijo dando una vuelta demostrándome su vestido de baño. A lo que mi "amiguito" se emocionó. Sabía que si hablaba ahora sonaría excitado. Me aclaré la garganta y aparté la mirada.

Ví por el rabillo del ojo, que tenía una expresión dolida y avergonzada en su rostro.

―Está bonito ―respondí.

―Ya. Gracias.

―¿Me podrías prestar el sombrero que traías en el camino?

―Si claro, no hay problema. ¿Te meterás al mar?

―Mmm no, no soy muy aficionado al mar ―respondí.

―Ah, bueno, ¿puedes llevarte esto? ―me extendió una bolsa que tenía en el brazo.

―Claro, no hay problema ―agarré la bolsa y me encaminé hacia donde había dejado las cosas.

🌟🌟🌟🌟🌟🌟

Cuando llegué, extendí un tapete y me acosté boca arriba sobre él, poniendo el sombrero de Elsa sobre mi cara, para que no me diera el sol en los ojos.

Al rato sentí una presencia y oí el batir de unas alas y en seguida supe quién me estaba dando una pequeña, pero importante visita.

―Siéntate Thoot. Alguien puede verte.

―Tus sentidos de guardián se están haciendo más agudos ―comentó y casi podía ver su sonrisa, aunque no la estuviera viendo ―. Además, ninguno de los que están aquí creen en nosotros, bueno, tú eres una excepción.

―Te equivocas Thoot, yo sé que alguien de aquí cree en ti.

Me levanté el sombrero por un momento para ver a una Anna embobada viendo hacia Thoot.

―Te lo dije ―dije sonriendo.

Thoot agitó una mano y saludó a Anna, quién le devolvió el saludo aún embobada.

―¿Qué te trae por aquí Thoot? ―pregunté volviendo a poner el sombrero sobre mi cara.

―Qué bonito clima ¿no? ―contestó evadiendo mi pregunta.

Decidí no forzarla.

―Sí, aunque prefiero el invierno mil veces.

―¿Te parece linda Elsa?

―Si.

―¿Estás enamorado de Elsa?

―Si...¡No! ―me levanté rápido sonrojado haciendo que se cayera el sombrero, luego dirigí la mirada hacia Elsa y por un momento creí ver que de sus manos salían hielo, parpadeé y me estaba saludando, a lo que le sonreí y le devolví el saludo ―. Si... ―admití volviéndome a recostar con el sombrero.

Me quedé viendo a las chicas, Anna estaba con Elsa jugando Voleibol con Penelope, Rapunzel tomando fotos y Astrid jugando con un salvavidas con forma de dragón.

Thoot se quedó callada un rato, lo que me pareció raro, ya que Thoot nunca, NUNCA paraba de hablar.

―¿Qué pasa Thoot?

―Jack... Pitch está de regreso y estoy segura de que él lastimará lo que tú más quieres, y si no me equivoco, tú quieres a Elsa. ¿Me equivoco?

Me quité el sombrero de la cara y me senté. Fijé mi vista en Elsa, seria, pero Anna le echa agua y se echa a reír y Elsa comienza a perseguirla, divertida, alegre.

―No, no te equivocas Thoot ―respondí mirándola seriamente.

―Aunque no nos guste Jack, tendrás que decirle que eres un guardián.

Asentí.

―Y Jack... Protégela cueste lo que cueste, si Pitch llegara a tenerla, sería prácticamente invencible...

―¿Por qué...? ―empecé a preguntar volteándome hacia donde ella estaba, pero ya no estaba ―. ¿Thoot?

No estaba acostumbrado tanto al calor, así que me quité mi suéter.

―¡Jack! ―escuché gritar mi nombre. Volteé y supe que Elsa estaba corriendo hacia mí.

Elsa venía corriendo y riendo y bueno, pues, ¿saben? ¡no puedo mantener mi mirada solo en su cara! Recorrí con la mirada el cuerpo de Elsa y volví a subirla... ¡Dios! Gracias a ese recorrido mi "amiguito" volvió a despertar.

―Hola Jack ―saludó finalmente cuando llegó a mi lado. Yo quité la mirada.

―Hola Elsa. Elsa, necesito hablar contigo ―dije mirándola, ella sonrió y asintió.

Cuando estábamos caminando, estaba indeciso si podía tomarla de la mano, así que balanceaba mi mano junto a la de ella, la rocé un poco y la aparté rápidamente mientras sabía que me había sonrojado. Sentí como me miraba y me sonrojé aún más. Rocé otra vez su mano con la mía y ella rozó su mano con la mía, supe que me estaba dando permiso para que la agarrara la mano.

Así que hice lo que quería y la tomé de la mano, mientras caminábamos hacia un pequeño rancho. Había una pequeña hamaca y me senté ahí, casi ocupando toda la hamaca, así que me moví un poco hacia la derecha para que Elsa se sentara.

―Ya llevamos medio mes desde que iniciamos esta...―estaba buscando la palabra correcta, y mientras la buscaba veía a Elsa que me miraba curiosa con esos hermosos ojos celestes―. Esta...relación, bueno, este juego de ser novios y eso ―dije sonriendo y ví que Elsa fruncía el ceño ―. No quise decir eso, osea, porque este juego me lo tomo en serio ―Elsa fruncía más el ceño ―. ¡No, tampoco eso! Yo, bueno, es que tú me pones nervioso Elsa...―susurré mientras me cubría el rostro con mis manos.

Sentí que Elsa agarraba mis manos y las quitaba de mi rostro.

―Nuestra relación...¿Crees que tú no me pones nerviosa a mí? Hoy ha sido una excepción, pero... si leyeras mis pensamientos... pero... ¿por qué te pongo nervioso?

Tragué saliva, siempre hacia unas preguntas fáciles de responder, pero difíciles de aceptar.

Elsa se acercó tanto a mí que quedó encima de mí, y con una de sus delicadas manos de seda, comenzó a acariciarme mi pecho, haciendo que me estremeciera ligeramente. La quería. La quiero.

―¿Y bien? ―susurró―. ¿Por qué te pongo nervioso?

―Porque te quiero mucho Elsa...

―No, no lo haces ―dijo con dolor y parando sus caricias―. Cuando...hice lo que hice en los bañadores ―prosiguió sonrojándose―. Cuando hice eso, vi como apartaste la mirada y también cuando fui a buscarte, apartaste igual la mirada. ¿Estas acostumbrada a mejores cuerpos? ¿Mejores chica...?

No la dejé terminar porque la besé, sí, la besé. Al segundo, ella me correspondió el beso. ¡Me correspondió!

Me alejé lentamente de los labios de ella, tan suaves, tan dulces, tan salados, tan hermosos, tan ella...

―Queen, no sigas diciendo eso, yo te quiero, y sé que soy tu primera relación amorosa, y agradezco eso, quitaba la mirada porque me dolía verte, eres tan hermosa... Tan hermosa que no te mereces a alguien como yo, te mereces a alguien mejor, pero te prometo que trataré y lograré ser mejor para estar a tu altura Elsa. ¿Mejores cuerpos? ¿Bromeas? Ya te lo dije, Elsa. Me dolía verte y no poder ni acariciar esto...―comencé a acariciarle lentamente la cara, bajando por el cuello―. Esto... ―del cuello hacia sus pechos, de sus pechos a su estómago―. Esto... ―de su estómago hasta su cintura, hasta bajar hasta sus pies.

Cada vez que acariciaba a Elsa, ella soltaba un suspiro de satisfacción, haciendo que yo gimiera mentalmente.

―¿Entonces...? ―Elsa abrió los ojos y me miró sonriendo tímidamente―. ¿Me quieres?

Sonreí con ternura.

―Sí, Queen, te quiero y mucho. ¿Tú me quieres?

Elsa asintió como a una niña que le preguntan ¿Quieres ir de compras?

―Sí, yo también te quiero, Jack.

Me encantó escuchar eso. Acerqué mis labios hasta que estaban a centímetros de los de ella.

―Repítelo ―susurré juntando nuestras frentes.

―Yo también te quiero, Jack ―susurró.

Eliminé la pequeña distancia que nos separaba y la besé, como había estado soñando hacerlo...con dulzura, ternura, calidez...

Cuando nos separábamos, ambos estábamos sonriendo, pero recordé por qué tenía que hablar con ella.

―Elsa, te tengo que decir algo...

Y así le conté toda mi historia de guardián, le conté sobre Pitch y ella me dijo que lo conocía, ya que cuando era niña la atormentaba con pesadillas.

―Tengo que protegerte, Elsa. Te quiero, y no quiero que Pitch te haga daño. Seré tu guardián.

Ella no parecía sorprendida, ¿por qué no estaba sorprendida? Si la persona a quién quiero me dijera que tiene poderes de hielo y nieve me quedaría sorprendido.

―Yo puedo defenderme sola ―dijo cruzando los brazos ―. Yo también tengo poderes de hielo y nieve para defenderme.

Sonreí. Ella dijo que tenía poderes de hielo y nieve, que linda... Espera... No sonreí, ¿Ella tenía...?

―¿En serio? ―pregunté asombrado, había buscado por años una persona que tuviera también mis poderes.

Asintió. Y me explicó que sus poderes eran de nacimiento.

―Mi chica puede defenderse sola, eso me gusta ―dije acariciándole el muslo, ella soltó un suspiro seguido de una sonrisa.

―Mi chico puede acariciarme bien, eso me gusta ―me imitó sonriéndome.

Reímos los dos y seguimos conversando.

Te protegeré, Queen, cueste lo que cueste...

Día 15: Fuimos a la playa y pasamos un rato a solas, donde nos confesamos nuestro amor y nos enteramos que tenemos los mismos poderes de invierno...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top