Capítulo 11

Mientras los demás hablaban sobre posibles contactos y estrategias, mi mente divagaba hacia las conexiones entre Edgardo y esta familia. Había algo oscuro y siniestro oculto bajo la superficie.

De repente, recordé una conversación que había tenido con mi madre antes de llegar aquí. Ella había mencionado algo sobre un antiguo rival de Edgardo y cómo sus acciones habían llevado a consecuencias devastadoras.

—¿Alguno de ustedes ha oído hablar de un hombre llamado "El Halcón Negro"? Mi padre mencionó ese nombre alguna que otra vez —interrumpo.

La sala se quedó en silencio. Todos intercambiaron miradas nerviosas.

—Sí... he oído hablar de él. Es un nombre temido en el mundo del crimen. Se dice que tiene conexiones profundas con varias organizaciones —contesta Xander.

—El Halcón Negro es peligroso. Si Edgardo tuvo alguna conexión con él eso podría explicar mucho —añadió Vitalia con voz firme—. Él no perdona a los traidores.

—Podemos dividirnos en grupos. Yo puedo buscar información sobre El Halcón Negro y sus conexiones con "Los Serpientes" —comenta Marco.

—Yo hablaré con algunos contactos. Tal vez alguien sepa algo más sobre Edgardo —le sigue Xander mirando de reojo a su padre. Extraño.

Con el plan establecido, la tensión en la sala se intensificó. Sabía que cada uno de nosotros tenía un papel crucial que desempeñar en esta búsqueda.

—¿Cuándo comenzamos? No podemos perder tiempo. —miró a Xander y a Marco.

—Voy a salir ahora mismo, antes de que se cierre la noche. —asegura Xander.

Marco se levantó, su expresión era decidida.

—Yo haré lo mismo.

Mientras ellos se preparaban para salir, Aisha entró nuevamente, esta vez con un aire de curiosidad genuina.

—¿De verdad creen que hay algo más detrás de la muerte de Edgardo? ¿No es posible que solo haya sido un accidente?

Su pregunta me hizo dudar por un instante. Sin embargo, sabía en mi interior que había algo más oscuro en juego.

—No creo que haya sido un accidente. Hay demasiadas coincidencias —le digo.

La mirada de Aisha se tornó seria, y por un momento, vi una chispa de preocupación en sus ojos. A medida que Xander y Marco se alejaban, sentí un nudo en el estómago. La idea de que mi padre pudiera haber estado involucrado con alguien tan peligroso como El Halcón Negro era aterradora.

Xander

Después de la cena, todos parecían estar en sus propios mundos, pero mi mente estaba fija en una sola persona: Cleo. La forma en que había reaccionado a la mención de su padre me preocupaba profundamente. Sabía que estaba decidida a descubrir la verdad sobre Edgardo, y eso me llenaba de inquietud. Cleo era fuerte y valiente, pero también era vulnerable. Si llegaba a enterarse de que El Halcón Negro era mi padre, podría perderlo todo. No podía permitir que eso sucediera.

Al salir de la casa me acerqué a Marco.

—¿Has hablado con ella sobre lo que encontramos?

—No, no puedo evitar sentir que está decidida a seguir adelante sin importar las consecuencias. Debemos encontrar una manera de desviar su atención antes de que se adentre demasiado en este oscuro camino.

—Debemos actuar rápido. Si sigue buscando respuestas, podría tropezar con algo que no está lista para enfrentar —aseguro—. Cuando regrese voy a hablar con ella y hacerle creer que hay otras pistas más relevantes. Algo que pueda mantenerla ocupada sin acercarse a El Halcón Negro.

Marco asintió, comprendiendo mi preocupación.

Mientras caminábamos por las calles tranquilas de Milán, sabía que cada paso era un riesgo; cada respuesta podría acercarme al abismo. Con cada latido acelerado y cada mirada furtiva hacia atrás hacia la casa donde Cleo esperaba, comprendí cuán frágil era nuestra situación.

Al llegar a un café cercano donde solía reunirme con mis contactos, vi una figura familiar esperando en una esquina oscura. Era un viejo amigo del pasado; alguien que podría tener información valiosa pero también un precio alto por compartirla.

Cuando me acerqué, él sonrió con malicia.

—He oído cosas sobre tu padre, Xander. Cosas que quizás no quieras escuchar.

Mientras nos sentábamos en una mesa apartada, mi amigo comenzó a hablar.

—El Halcón Negro ha estado moviendo hilos en la ciudad. Su influencia es más profunda de lo que imaginas.

Tragué saliva, sintiendo cómo la presión aumentaba. Cada palabra me recordaba lo frágil que era nuestra situación.

—¿Qué tiene que ver eso con Edgardo? Necesito saber si él estaba involucrado —interrumpo.

Él se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con un conocimiento oscuro.

—Se rumorea que Edgardo tenía una deuda con él. Y cuando no pudo pagarla… bueno, ya sabes lo que pasó.

La revelación me dejó helado. Si Edgardo había estado involucrado con mi padre de esa manera, las cosas se complicaban aún más. Tenía que proteger a Cleo de esta información a toda costa.

Mientras mi amigo continuaba hablando sobre las actividades del Halcón Negro, mi mente divagaba hacia Cleo. Ella merecía conocer la verdad, pero no podía dejarla caer en el abismo del dolor y la traición.

—No puedo permitir que Cleo se entere de esto.

Al salir del café, decidí regresar rápidamente a casa. Tenía que hablar con Cleo antes de que ella pudiera seguir indagando. Pero al llegar, la vi en el salón revisando documentos antiguos con una expresión intensa en su rostro.

—Xander, encontré algo interesante sobre los negocios de papá —dijo, sin levantar la vista.

Mi corazón se detuvo por un momento. ¿Qué había descubierto?

Me acerqué a ella rápidamente.

—¿Qué has encontrado?

Cleo levantó la vista y me mostró una carta antigua con un sello familiar.

—Esta carta menciona una reunión entre papá y alguien llamado "El Halcón". ¿Sabes quién es?

—Podría ser solo un apodo para alguien más. No te preocupes por eso. ¿Quieres tomar un descanso? Tal vez deberías dejar esos papeles por un momento —intento sonar despreocupado.

—No —zanja.

Su insistencia me preocupaba. Cada palabra que decía aumentaba el riesgo de que se acercara a El Halcón Negro y a la verdad devastadora que tanto temía.

Decidí que era hora de cambiar de táctica. Tenía que encontrar una manera de desviar su atención hacia algo menos peligroso.

—He estado pensando… ¿y si investigamos juntos algunos documentos antiguos sobre los negocios de tu padre? Podría haber algo útil ahí.

Cleo frunció el ceño, claramente insatisfecha con mi intento de cambiar el tema.

—¿Por qué no me cuentas lo que sabes sobre El Halcón Negro? Sé que hay algo más.

Su desafío me hizo sentir impotente. No podía permitir que siguiera indagando en esa dirección. Decidí acercarme un poco más, buscando una conexión emocional para calmar su ansiedad.

—Cleo, estoy aquí para ti. No tienes que enfrentar esto sola.

Ella me miró con una mezcla de gratitud y frustración. En ese momento, sentí cómo la cercanía entre nosotros se intensificaba. Sin pensarlo más, tomé su mano y la llevé hacia el balcón nuevamente. La noche era fresca y tranquila; las estrellas brillaban intensamente sobre nosotros.

Una vez afuera, sostuve sus manos entre las mías buscando una conexión más profunda.

—A veces las respuestas pueden ser dolorosas. No quiero que te lastimen.

Cleo se quedó en silencio por un momento, como si estuviera considerando mis palabras. Pero justo cuando pensaba que había logrado desviar su atención, mi teléfono vibró. Al sacar el dispositivo, vi otro mensaje: “No puedes protegerla para siempre.”
La ansiedad me invadió mientras leía esas palabras. ¿Quién estaba detrás de esto? ¿Y qué sabían realmente?

—Lo siento, Cleo. Necesito atender esto —trato de mantenerme sereno. Me alejé un poco para responder el mensaje, pero como siempre pasaba, nunca respondieron.

Regresé al balcón donde Cleo me esperaba con una mirada inquisitiva.

—¿Qué pasa? ¿Quién te escribió?

—Solo un amigo preguntando cómo estamos —fuerzo una sonrisa.

Ella asintió lentamente, pero podía ver en sus ojos que aún había dudas. Mientras nos preparábamos para entrar nuevamente en la casa, escuché un sonido familiar proveniente del pasillo: un golpe sordo seguido de un murmullo bajo. Mi instinto se activó; algo no estaba bien.

Con el corazón latiendo con fuerza, miré a Cleo.

—Quédate aquí.

Me dirigí hacia el sonido, preparado para enfrentar cualquier cosa que pudiera amenazar nuestra seguridad.

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