43. ¡No mires atrás!

El suelo se hundía.

A Nicolo le costó entender que no era una ilusión, que la razón por la que se resbalaba tanto al tratar de avanzar era que el piso se estaba inclinando hacia atrás. Lo que había comenzado como una pequeña ruptura dimensional, una rendija a otro mundo abierta por él mismo para llamar a los espíritus crecía sin control, y su energía atraía todo lo que lo rodeaba.

—¡No mires atrás! —le gritó Zarek, consciente de que un segundo de distracción podía costarles la vida.

Sostener la muñeca de Nicolo se le hacía cada vez más difícil, como si este pesara el doble que antes. ¿Sería el efecto del espíritu del fundador, todavía aferrado a él? No quiso mirar. Temía verlo trepando hacia ellos, desesperado por volver a ganar terreno sobre el cuerpo de Nicolo.

Aunque sí se sentía más pesado, Nicolo adjudicó la sensación a la fuerza de atracción generada por la fisura dimensional, y no pudo resistir la urgencia de dar vuelta la cabeza para ver lo que pasaba con sus propios ojos. Se encontró con que el altar ya no existía: había sido consumido por un pozo que ocupaba su lugar y se hundía en el suelo hacia el infinito. A él caían candelabros, alfombras y otros objetos huérfanos que rodaban por el piso.

Algunos de los congregantes resbalaron y terminaron cayendo también. Otros se acercaban a la orilla por su propia voluntad, para contemplar con fascinación aquel hueco que llevaba a quién sabe dónde, antes de ser devorados por él.

Si no llegaban a salir a tiempo, Zarek y él correrían el mismo destino. Con la respiración entrecortada, Nicolo siguió avanzando, sujeto con su mano sudorosa a la muñeca de Zarek. Cada paso que daba le costaba más que el anterior. Comenzaba a sentir que estaba escalando una montaña.

—¡Nicolo! ¡Zarek! —exclamó una voz distinta.

Era la de Jazz, y al mirar adelante, a Nicolo le sorprendió ver la puerta de la capilla abierta. La salida se veía cercana e imposible de alcanzar al mismo tiempo, porque pese a que estuviese apenas a unos metros, ya no pudo mantenerse en pie. Boca abajo en el suelo, buscó algo de lo que aferrarse con su mano libre y encontró una viga todavía intacta. Más arriba, aunque también en posición ya casi horizontal, Zarek se sostuvo de las hendiduras del piso de piedra.

El hoyo que se expandía se acercaba peligrosamente a ellos, y en su camino desintegró los cimientos de una buena parte de la capilla. Con un ruido estremecedor, varias columnas colapsaron y se hundieron en la negrura, junto con bancos que se precipitaron y fieles que resbalaron hacia el vacío. Sin el soporte necesario, la estructura entera comenzó a temblar. Los cristales del techo chillaron al explotar y caer, y el sonido se confundió con el de los congregantes aterrados y las entidades que todavía se enfrentaban.

Zarek trató de escalar la superficie del suelo, que con cada segundo se sentía más como una pared; encontrar recovecos lo suficientemente hondos para agarrarse y avanzar no era fácil, y menos cuando todo a su alrededor vibraba. Tal vez sin Nicolo podría, pero eso no era negociable. No lo dejaría atrás, incluso si eso significaba caer con él.

Desde arriba, donde se encontraba la salida de la capilla, una ayuda inesperada interrumpió sus pensamientos ominosos. Era una cuerda sostenida por Lupe, Jazz y Paulo. Estaba anudada de forma tal que podía servir como una especie de escalera rudimentaria.

—¡Tenías razón en que la cuerda serviría para algo! —exclamó Jazz.

—¡No cantemos victoria! —replicó Lupe—. ¡Pero te lo dije!

La soga solo llegaba hasta Zarek, que con esfuerzo metió un pie en uno de los lazos anudados y pasó un brazo por otro de ellos. Si el piso se seguía inclinando, aquello terminaría mal. Desde arriba, entre quejidos, tiraron de la cuerda para ayudarlo a subir.

Con la ayuda de Zarek, Nicolo logró trepar un poco por lo que antes era el suelo. La fuerza que tenía que hacer era titánica, y la sangre que corría por su brazo libre hacía que se le resbalaran los dedos cada vez que trataba de apoyarse en salientes para subir. El cuerpo le pesaba el doble, como si no cargara solo consigo mismo, sino con alguien más.

—No puedo —le dijo Nicolo a Zarek, cuyos resoplos dejaban en claro lo mucho que le costaba llevarlo hacia arriba, incluso con ayuda del resto.

—¡Es como si estuvieran trancados en algo! —señaló Jazz, sin aliento.

De pronto, Nicolo cayó en la cuenta de cuál era el problema. El peso se acumulaba en el collar, enloquecido por las energías. Con su mano libre lo palpó e intentó quitárselo, pero fue imposible moverlo de lugar. No importaba que fuera pequeño, ahora pesaba lo mismo que una persona adulta; la esencia del fundador se aferraba a él, dispuesta a salir también, a esperar un nuevo momento de debilidad para poseerlo.

En un momento de desespero, Nicolo le propuso a Zarek:

—¡Suéltame!

—¡No! ¡Me debes un beso en circunstancias normales; o más, por todas las veces que te tiré el tarot!

A pesar de las circunstancias, Nicolo sonrió y se lamió los labios, reconfortado por la imagen que se formó en su cabeza.

A esas alturas, en que el resto estaba tan cerca de salvarse, dejarse ir le parecía un buen trato, aunque sintió nostalgia por la vida que no llegaría a vivir si lo hacía, ahora que tenía tantas cosas que le ilusionaban del futuro. Tal vez, lejos de allí, su madre hubiera despertado del todo. Afuera había personas que lo entendían, como Lupe y Jazz, que le recordaban que no estaba solo en el mundo; ansiaba compartir más momentos con ellas. Sin contar que las circunstancias lo habían llevado a abrirle su corazón a Zarek, y quería arriesgarse a entregárselo. Su intuición le decía que él lo cuidaría bien.

Más importante que sus deseos, sin embargo, era la seguridad de los otros, y en esos momentos Nicolo la amenazaba con su sola presencia, contaminado como estaba por el aura del fundador.

Tal vez podía dejarse caer y visitarlos en espíritu. Tal vez sería lo mejor para todos.

—¡No quiero que caigamos los dos! —exclamó Nicolo—. No puedo quitarme el collar. ¡Si yo me dejo caer, el pozo también se tragará al collar y el ciclo se cerrará!

—¡Dije que no te voy a dejar ir!

En un arranque de fuerza nacido de la rabia, Zarek consiguió subir un poco más para acercar a los dos a la salida, pero no fue suficiente. Cuando miró atrás para entender lo que ocurría, se estremeció al ver a un hombre vestido con ropa antigua aferrado a Nicolo.

No se trataba de cualquier espíritu, sino del fundador, ahora visible para él, para Nicolo, para todos. La capilla se venía abajo. Nicolo era su pasaje al exterior, y él tampoco lo dejaría ir.

Con el maestro Vitale en forma corpórea, se volvió más difícil que nunca para Nicolo maniobrar, respirar, pensar con claridad. El peso era avasallante.

—Podemos salir juntos, te ayudaré —susurró el maestro Vitale en su oído—. Solo tienes que aceptarme en tu interior para que te comparta mi magia.

Nicolo sintió náuseas. Los brazos y piernas del otro se enredaban alrededor de su cuerpo con la insistencia incansable de una boa. Dudaba poder recuperar su lugar si dejaba que el volviese a entrar.

A pesar de todo, Nicolo trató de hacer pie en un hueco que encontró entre las piedras. Con esfuerzo, llevó la mano libre al pecho y tocó la piedra que le colgaba del cuello; el contacto con ella le quemó la yema de los dedos. Empezaba a temer que el collar se fusionaría con su piel y pasaría a alojarse en su interior definitivamente.

El aura de Zarek ya no era suficiente para protegerlo, pero tenía que hacer un último esfuerzo: por él, por la terquedad con la que se aferraba a su muñeca; por Jazz y Lupe, que tiraban desde arriba para ayudarlos a subir, aunque fuera apenas unos centímetros a la vez; por todos.

Era verdad que no estaba solo, volvió a recodar. Junto a Zarek, brindándole fuerza, se encontraba la el espíritu de Nahuel, que tenía una mano sobre la de su hermano y le ayudaba a resistir el peso de Nicolo.

A pesar de que la mano le ardiera, Nicolo la cerró sobre la piedra y concentró su energía en el objetivo de deshacerse de ella de una vez por todas, en llamar a los que quisieran ayudarlo a destruir aquella cosa que actuaba como una puerta maldita.

Su invocación atrajo a las entidades desperdigadas en el espacio. Volvió a ver a Carlo, a Alicia, a Francesco, que rodearon al fundador para tratar de apartarlo de Nicolo, mientras otros espíritus se posicionaron a modo de escudo de los entes oscuros que llegaron a atacarlos.

La intervención de los espíritus alivianó el peso del collar lo suficiente para que Nicolo consiguiera retirar la cadena de su cuello, con sus últimas fuerzas. No le importó el agotamiento ni el dolor, que le quemaba la palma de la mano y dejaba surcos en cada lugar que había estado en contacto con el objeto maldito. Tenía razón con que se estaba fusionando con su cuerpo, porque tuvo que despegarlo de su piel para apartarlo de su pecho.

El espíritu del fundador ya no estaba enredado alrededor de su cuerpo, pero se negaba a dejarlo ir: se aferraba a la mano con la que Nicolo sostenía el collar. Debajo, el pozo dimensional era ya gigante y cubría casi todo el suelo de la capilla.

—¡Quédate con la piedra y te enseñaré a usar mi magia! ¡No tomaré tu cuerpo, solo tienes que custodiarla! —exclamó el fundador—. ¡Puedo hacerte rico, ayudarte a cumplir cualquier deseo que tengas!

Nicolo sonrió.

—Deseo no volver a verte nunca más —dijo, y dejó caer el collar al agujero.

Continúa el próximo sábado.

¡HOLAAAA! El siguiente es el último 👀 ¿Recordabas la cuerda de Lupe? Jajaja.

Tal vez haya epílogo, depende de lo que entre en el siguiente. ¿Están a salvo del agujero? ¿Dónde está Lisbeth? ¿Qué pasará con la mamá de Nicolo? Cosas que tenemos que saber. 

¿Alguna vez has escalado algo? En este capítulo me inspiré en cómo detesto escalar. Una vez fui a uno de esos lugares con un muro para escalar y LA PASÉ HORRIBLE. Pero hay gente que ama hacerlo. El lugar al que fui era tipo así:

En este capítulo quería agradecer a yjr_jb que me mandó este dibujito de la escena de hace unos capítulos por Instagram 😭💖 Mi usuario de instagram es el mismo que aquí, CarnavalDeMonstruos.

Esta semana no hay nuevos cumpleaños. ¿Alguien cumple entre el 20/6 y el 26/6 o pasó y no le llegué a desear?

¡Muchas gracias por estar! 💖Como siempre, después andaré respondiendo comentarios aquí y en otros capítulos 💖Abrazooooos 🫂🫂🫂

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top