2. Los enamorados no siempre se relacionan con el amor (pero quizás esta vez sí)

Nicolo despertó con la boca seca y semidormida, sin entender cómo había terminado acostado en un diván y con el lazo que llevaba al cuello desatado. El lugar donde se encontraba no era el salón de baile, sino un elegante estudio que olía a libros viejos. Estaba iluminado con lámparas de pie, y las paredes revestidas de madera le daban un aspecto acogedor.

La música, ahora instrumental, llegaba desde la distancia.

La fiesta había quedado en el primer piso, tal como el estúpido fantasma de la pista de baile. En la habitación, a poca distancia de Nicolo, tres personas conversaban en voz baja, y por fortuna estaban vivas. El primero de ellos era Zarek, el tarotista entrometido. De pie y con los brazos cruzados, hablaba con una mujer mayor; en su rostro no quedaban restos de la sonrisa.

—Se veía mal desde antes —dijo Zarek—. Por eso le seguí la pista.

—Es bien, entiendo —respondió la veterana en su peculiar acento inglés.

Aquella era la anfitriona de la fiesta en persona, lady Sarah, quien llevaba puesto un elegante vestido y un sombrero de ala larga decorado con flores. Desde el sofá de terciopelo donde estaba sentada, con la espalda muy erguida, parecía lista para subir al Titanic.

A Nicolo le sorprendió ver a alguien más junto a lady Sarah: la persona andrógina a la que había visto cantando jazz sobre el escenario justo antes del incidente. Fue ella quien levantó la vista y dio un respingo al ver que Nicolo estaba despierto. Sus ojos miel se veían enrojecidos, y temblaba un poco.

Alertados por su reacción, Zarek y lady Sarah volvieron la vista hacia Nicolo de inmediato.

—¿Estás mejor, querido? —preguntó lady Sarah.

—Sí —respondió Nicolo—. Perdón, no sé qué pudo haber pasado...

Cerró bien los labios después de hablar, porque la mentira le hacía picar la lengua. Sí que sabía, pero la verdad le garantizaría que no volvieran a contratarlo. ¿Qué iba a decirles, que a veces veía fantasmas? Además, llevaba un buen tiempo manteniendo su maldición bajo control, a fuerza de ignorar cada indicio. Esto había sido una excepción.

—Si es la primera vez que te pasa algo así, deberías ir al doctor —dijo Zarek—. Aunque aquí, nuestra amiga Jazz tiene una teoría extraña sobre lo que pasó... Ah, disculpa —se corrigió—, ¿amigo, amiga, o...?

Le hablaba a la persona que Nicolo había visto sobre el escenario. Tenía un aire a la cantante Marion Chanson, en especial por el corte de pelo y el estilo vintage, aunque el cabello de Jazz era en realidad una peluca.

—Me da igual, me siento cómodo con cualquiera —respondió Jazz, sonriendo un poco. Ya no temblaba como hacía unos momentos.

—¿Jazz...? —preguntó Nicolo, que no estaba seguro de haber escuchado bien. ¿Qué clase de nombre era ese?

—¡Ah, sí! En el escenario me conocen como Jazzabel, abajo me dicen Jazz. Cuando estaba cantando vi una sombra larga detrás de ti que tenía una energía oscura. —Luego, en voz más baja, añadió—: ¿La viste también? Eso tuvo que ser lo que te afectó.

La garganta de Nicolo se cerró. Lo que salió de su boca cuando consiguió hablar fue una mentira:

—No me acuerdo bien de lo que pasó. Perdón.

Luego del cuidado que ponía en aparentar normalidad, lo último que quería era hablar de fantasmas. El hecho de que Jazz tocara el tema tan abiertamente le confundía. ¿No tenía miedo? Nicolo había aprendido por las malas que era mejor no mencionar esos temas, incluso entre quienes decían ser abiertos a ellos, porque conocía bien las reacciones de quienes no veían más allá.

Recordaba la manera en que sus caras se transformaban cuando Nicolo hablaba de alguna extraña persona parada en la esquina sin darse cuenta de que se trataba de un espectro, la incomodidad que le seguía a eso, la forma en que nunca volvían a verlo igual. Lo mismo le había pasado a su madre, y Nicolo no quería terminar como ella, que era ahora una cáscara de sí misma, tan perdida en su mundo de fantasmas que había perdido contacto con lo terrenal. Hablar con ella era como consultar con una pitonisa que se comunicaba a través de mensajes en clave.

Así que él quería pasar desapercibido. Se esmeraba en ignorar cada sombra que veía por el rabillo del ojo, cada escalofrío, cada susurro extraño. A veces, sin embargo, alguno conseguía atravesar sus defensas, como el espíritu del hombre de la galera. Nicolo recordó su boca abierta, un pozo infinito y mudo, y se estremeció.

De lady Sarah recibió una mirada preocupada; de Zarek, extrañada; Jazz, por su parte, asintió.

—Está bien si no recuerdas —dijo Jazz—, pero estoy segura de lo que vi. Sé que puede sonar raro, pero a veces escucho voces de gente que ya no está en este mundo. Lo que me asusta es que esta vez no fue solo escuchar...

Nicolo guardó silencio. Quien intervino fue lady Sarah, que se dirigió a Jazz con un tono cálido:

—No es raro, querida, es lógico. Hay un mundo más allá, pero todos no son preparados para aceptarlo. Muchas fantasmas viven en casas como estas, por eso las personas sensibles los ven. Tú tienes un regalo muy especial.

Con actitud pensativa, Jazz bajó la vista y se puso a juguetear con el largo collar que llevaba puesto. Justo cuando Nicolo creyó que se había librado de ser el centro de atención, lady Sarah se volvió hacia él y le dijo:

—Y tú también lo tienes.

Jazz asintió, al mismo tiempo que Nicolo negaba con la cabeza. ¿Un don? Hasta entonces no le había traído más que problemas.

—Me siento dejado de lado —dijo Zarek, y chasqueó la lengua—. ¡Pero mejor así, paso de ver fantasmas! —A pesar de sus palabras, la sonrisa de antes había vuelto.

Lady Sarah rio en voz baja.

—Oh, no, tú también tienes algo especial. Fuiste a Nicolo porque sintió algo extraño, ¿no es verdad? Además, eres un tarotista increíble.

—Siempre es un placer. —Zarek hizo una pequeña reverencia, y lady Sarah se sonrojó, encantada. Allí estaba de nuevo el maldito con su pequeño teatro.

—Está bizarro, porque buscaba gente como vosotros para un trabajo especial, y ahora que estamos todos aquí juntos siento como si es un signo mágico. Me pregunto si estaríais dispuestos a aceptar mi oferta. Será muy bien pagado, seguro.

Esa aclaración terminó por despejar a Nicolo, que se incorporó un poco, preso de una curiosidad que superaba la incomodidad y agotamiento que todavía sentía.

—¿Un trabajo especial? —preguntó.

—Soy la nueva dueña de un mansión antigua que está a unas horas de aquí. Mi idea es hacer un museo allí, pero las restauraciones fueron complicadas, muchos trabajadores dejaron luego de ver fantasmas. Hay una en especial que asusta a ellos, una chica que parece intenta decir cosas. Me gustaría llevar gente con sensibilidad especial para contactarla. Quizás así, ella dice qué hacer para purificar ese lugar. Las limpiezas comunes no han funcionado.

—¿No ha intentado ponerse en contacto con médiums profesionales? —preguntó Jazz.

—Claro, pero encontrar uno talentoso es difícil, hay muchos falsos. Hoy vi que vosotros tenéis una habilidad real, eso está valioso.

—¿Y si no pudiéramos hablar con ese fantasma? —dijo Zarek.

—Lo entendería, hasta ahora las personas que van no pueden. Sigo buscando la gente que sí puede, esta vez mi idea es armar un equipo para probar diferentes maneras de contactar fantasmas. ¿Qué pensáis?

—De mi parte sería un honor, yo estoy siempre a sus órdenes —respondió Zarek.

Jazz no parecía tan seguro:

—Tendría que meditarlo. Parece el tipo de cosa que demandaría mucha energía espiritual y podría ser peligroso, no sé si esté listo...

Una vez que ellos dos hubieron hablado, la atención se volvió sobre Nicolo, quien tragó saliva. En papel, la propuesta sonaba tan tentadora como una invitación a bajar a conocer el infierno, con el detalle de que le pagarían bien por hacerlo. Aceptarla sería también admitir esa parte de él que tanto se esforzaba en esconder.

Al final, murmuró:

—Yo no creo que sea la persona adecuada.

—No necesita responder ahora —dijo lady Sarah—. Tenéis tiempo para reflexionar. Os dejaré el teléfono de mi asistente.

Allí fue cuando Nicolo recibió la segunda tarjeta de la noche, y a continuación lady Sarah se retiró, no sin asegurarle que no hacía falta que volviera a la fiesta si no se sentía bien. Podía descansar en el estudio hasta que se recuperase del todo, y ella se ocuparía de los costos del taxi que lo llevara a su casa. Antes de salir también, Jazz le rogó que aceptara la oferta.

Aunque tentado, Nicolo temía que lo tildaran de irresponsable, así que hizo su mejor esfuerzo para ponerse de pie apenas pudo, con la intención de volver al primer piso. Su cuerpo no estuvo de acuerdo, sin embargo; tuvo que sentarse y cerrar los ojos en cuanto la habitación amenazó con empezar a dar vueltas. Cuando volvió a abrirlos, Zarek sostenía un vaso de agua frente a él.

—Tómatelo con calma —dijo Zarek—. Aprovecha. Ella es muy generosa, esta no es la primera fiesta para la que me contrata, aunque diría que ha sido la más interesante.

Nicolo bebió del vaso en lugar de responder, y su interior revivió como un jardín marchito luego de una lluvia. Ahora que su mente estaba más despierta, el estudio cobró una segunda vida ante él: notó el rojo intenso del diván de terciopelo, las cortinas finas, el flamante piso restaurado de madera pulida. Desde la planta baja llegó el eco de la voz de Jazz, que volvía a cantar.

—¿Interesante para quién? —preguntó Nicolo.

Zarek colocó una silla junto al diván y tomó asiento con la desenvoltura de quien está en su propia casa. Luego se quitó el sombrero, dejando a la vista su pelo negro, que caía lacio hasta sus hombros, y dijo:

—Para mí. Pareces del tipo de personas que son una caja de sorpresas.

—Si quieres que pague una sesión privada, no te va a servir coquetear como haces con el resto —lo cortó Nicolo—. Menos cuando esa carta que me mostraste no tenía nada que ver con nada. ¿Qué tienen que ver Los enamorados con una invitación a una casa embrujada?

—Ah, ¿te decepciona la falta de romance? Yo estoy abierto a una cita, si quieres. Te dejé mi teléfono, ¿o no?

—¡No estoy hablando de eso! —replicó Nicolo, desviando la vista. Era broma, ¿verdad? ¿O no lo era? Acababa de verlo coquetear con lady Sarah, así que tenía que serlo.

—Bueno, en ese caso, yo también dije que Los enamorados puede tener que ver con una elección importante, y ahora tienes una invitación de lady Sarah. No sé lo que vas a hacer tú, pero yo no pienso desperdiciarla.

—Pero ¿alguna vez has visto un...? —Nicolo se detuvo, incapaz de pronunciar la palabra fantasma, asaltado de pronto por el ridículo miedo de que decirla en voz alta atrajera a uno.

Zarek soltó una carcajada.

—Claro que no. Pero no voy a rechazar una oportunidad de visitar un lugar pintoresco con todo pago. ¿Tú sí?

Nicolo apretó los labios.

—¿Podría preguntarle a las cartas...?

Con un hondo suspiro, Zarek recuperó un mazo desde un bolsillo interior de su capa y lo mezcló. Luego de terminar, hizo que Nicolo lo cortara y extendió de nuevo las cartas en forma de abanico invertido. Por el color, esa baraja era distinta a la de antes.

Todavía con cierta reticencia, Nicolo tomó una carta y la dio vuelta, para encontrarse con la figura de un hombre sentado bajo un árbol, de brazos cruzados. Frente a él había tres copas. Una mano flotante le ofrecía una cuarta, pero él no parecía notarlo. Aun sin conocer su significado, la imagen se veía incómodamente familiar.

—Cuatro de copas —dijo Zarek, y abandonó su lugar en la silla para sentarse junto a Nicolo—. Se parece un poco a ti, ¿no?

—¿Qué significa?

—Significa que hay oportunidades que no quieres ver a tu alrededor, pero al final es tu decisión. Es sobre estar estancado en emociones negativas. Piensa si estás evitándolo porque tienes miedo o porque de verdad no te interesa.

Nicolo observó la carta, cuya ilustración parecía ser una ventana a lo más profundo de su alma. Por supuesto que tenía miedo. Alguien como Zarek, que no podía ver fantasmas, nunca lo entendería. Para él, la invitación era un juego en el que tenía todas las de ganar; para Nicolo, en cambio, significaba enfrentarse a aquello de lo que venía huyendo. ¿Por qué una parte de sí lo estaba considerando?

Apartó la vista de la carta por un momento y miró de reojo a Zarek, que estaba recostado contra el respaldo del diván en un gesto relajado. El silencio que se formó entre los dos era extrañamente cómodo. Algo que Nicolo había notado era que algunas personas atraían entidades y otras las repelían. Zarek parecía ser de las segundas, y eso explicaba que a su lado se sintiera más seguro, a pesar de su actitud.

Nicolo tomó la tarjeta de contacto de lady Sarah y la colocó sobre la carta de tarot, preguntándose qué tan bien remunerado sería ese trabajo, y si valdría la pena el riesgo.

Muy pronto tendría que tomar una decisión.

Continuará.

Siguiente: próximo sábado.

¡Hola! Gracias por estar aquí 😭💕

¿Aceptarías ir a intentar contactar fantasmas a una casa misteriosa por buena plata, y por cuánta? Yo tendría que pensarlo bien... 

Jazz: Hoy conocimos a Jazz, de quien luego sabremos más. El nombre artístico Jazzabel (que combina el jazz y el nombre Jezabel) se le ocurrió a dos amigos míos. Uno es fan de los juegos de palabras y otro de varias drag queens. Aquí un picrew con el spoiler de cómo es su pelo real (bueno, si no contamos con que está teñido, no nació con ese rubio xD):

El español de lady Sarah: Para escribir los diálogos en español incorrecto de lady Sarah me baso en los errores que he visto cometer a angloparlantes. He trabajado con algunos y en el pasado di clases de español a extranjeros, así que tengo idea de las cosas que les cuestan (que dependen del idioma original). Los problemas con distinguir la diferencia entre ser y estar son un clásico.

¿Hablas algún idioma aparte del español? Yo creo que los errores son parte del aprendizaje, así que no hay que tenerles miedo. 

CUMPLEAÑOS: Me preguntaron porque lo hacía en El alma del volcán, podés dejar tu cumpleaños y estaré deseando feliz cumple a quienes estén al día. 

Para no perderme, lo iré preguntando por semana, así que ¿alguien cumple la semana que viene o cumplió esta pasada? 👀

Tarot: Esta vez vimos otro tipo de carta de tarot. El tarot tiene está dividido en dos partes: los arcanos mayores (entre los que se cuentan las cartas más famosas, como Los enamorados, La muerte, La rueda de la fortuna) y los menores. La que apareció en este capítulo es un arcano menor, que son 56 y vienen de 4 tipos: copas, bastos, espadas y oros. Las cartas con copas están relacionadas con las emociones. 


Importante: MARION CHANSON NO EXISTE. Es una cantante con la que soñé, y me pareció divertido nombrarla xD Lo que sí te digo es que en mi sueño, Marion Chanson era buenísima 🤌

¡Abrazos y nos vemos!

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