Black Dragons
En los capítulos de los chicos les dije porque habían fundado la pandilla.
Pero no de forma detallada.
Se preguntaran
¿Cuál fue el motivo exacto del nacimiento de Black Dragons? ¿Porque un grupo de jovencitos habrían querido meterse en un mundo gobernado por adultos que juegan totalmente sucio?
Básicamente es por todo eso.
Un mundo totalmente gobernado por adultos que juegan sucio donde otros adultos mismos e infantes no tienen derecho a voto y opinión, donde son usados como objetos, donde son degradados a simples cosas.
Un mundo donde los de mayor poder económico y físico tenían el control.
Esto fue lo que los impulsó a tomar las riendas en el asunto.
Pero había otra cosa más… Un detonante.
Un detonante que les hizo ver que si ellos no hacían algo… lo que más querían lo pagaría.
Un detonante que le quitó a Keizo casi la mitad de su familia…
Fue justamente unos meses después de que nacieran sus hermanos menores y el año en que ellos cumplirían 11.
Ese día habían ido al orfanato a visitar a Keizo y a ayudarlo en algunas tareas ya que últimamente él no había podido entender del todo por ayudar en su hogar.
En el caso de Kuma, Tora habia sido llevado al pediatra, con Omi había visitas en su casa que se quedarían hasta la noche por lo que sabía que sus padres quieren aparentar estar bien y estarían al pendiente de los gemelos y con Manjiro… bueno el señor Sano se tomó unas vacaciones para estar un rato con sus nietos.
-Gracias por venir- dice él con una sonrisa, justo los cinco pasaban por enfrente de la oficina del director cuando escuchan una discusión.
-¡Viejo sabes las reglas! O pagas o verán…- era la voz de un hombre acto seguido de un golpe.
Entre Kuma, Shin, Waka y Omi tuvieron que retener a Keizo para que no fuera a interrumpir, algo les decía que no debían de hacerlo…. Ahora.
-Solo… necesitamos más tiempo, nada más….
-Bien. Una semana más es todo lo que les daré.
Luego de eso los cinco ven salir a un hombre vestido de traje salir de la oficina del director del orfanato, cuando él se fue ellos aprovecharon para ir a ver al hombre que (junto al señor Sano) consideraban como otro padre.
Oficina del director del orfanato.
Yoshimura era un hombre sereno y tranquilo, desde que era joven quiso poner un orfanato para los niños y niñas que no tenían hogar (ya sea por la muerte de los padres o los abandonados) y ayudarles a que encuentren uno, o bien si eso nunca pasaba por lo menos darles un lugar al que vivir para que luego puedan desplegar sus alas ante el mundo.
Lo malo fue que justamente en el lugar donde estaban, una pandilla/pequeña mafia tenía controlado el sector.
Nunca le habían hecho algo a él, a los niños o al personal del lugar…
Claro si es que él les pagaba cierta cantidad de dinero, pero no era nada que no pudiera manejar…
Hasta que un día ocurrió ese incidente el cual le llevó a estar en deuda con esos tipos.
Y ahora solo le quedaba una semana para entregar el dinero…
-Yoshimura-san- él salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz de su niño más grande, Keizo. Quien venía con los pequeños Wakasa, Shinichiro, Takeomi y la pequeña Kazukuma.
Los cinco lo veían preocupado.
-¿Qué ocurre niños?- pregunta él colocando una sonrisa dulce y tratando de disimular su malestar.
-¿Quién era ese señor? ¿Está usted bien?-le preguntó Wakasa.
-Si, tranquilos solo son cosas de adultos- expresa tratando de calmarlos.
Los cinco no estaban muy convencidos pero deciden tratar de hacerle caso, después de todo era alguien a quien respetaban.
-Ya termine con mis deberes…-dice Keizo- Iremos al santuario.
-Esta bien, cuidense- dice el hombre mayor y cuando ve que se van, por fin deja salir el suspiro de angustia.
Era muy difícil ocultarles algo a esos cinco
Santuario abandonado.
Los cinco estaban en ese viejo lugar, el cual habían descubierto no hace mucho. Luego de vijilar el que nadie fuera allí, lo convirtieron en una especie de escondite.
-Siempre es lo mismo…- dice Omi mientras veía como Kuma y Shinichiro miraban un libro nuevo que ella había conseguido.
-"Son cosas de adultos"...- dice Wakasa y luego suelta un bufido- Entiendo que seamos menores de edad pero creo que podrían escucharnos a veces.
-Estoy de acuerdo- dice Kuma mientras le daba el libro a Shin y ella sacaba de un escondite secreto una barrita de cereal- Ese hombre que salió creo que enserio le estaba amenazando de manera fuerte…
-Espero que no sea así…-por fin había hablado Keizo mirando el suelo y apretando sus puños- Yoshimura-san es un buen hombre… me dio un hogar… no quiero que nada malo les pase a él y al resto del orfanato
-Ese tipo dijo algo de pagar ...- fue Shinichiro quien habló al despegar su vista del libro- ¿Y si hacemos algo para juntar dinero a escondidas y ayudar?
Apenas dijo su idea, Keizo lo abrazó con felicidad.
-Kei… no respiro..- dice el de ojos ónix a su amigo, Keizo avergonzado lo baja.
-Es una gran idea Shini-dice Kuma con una sonrisa- Yo se coser, podría hacer algunas cosas que tengan que ver con eso.
-Kei y yo podríamos cocinar- propone Wakasa a lo que su amigo asiente, aunque no lo crean los dos son buenos cocinando.
-Shin es malo con las cuentas- dice el de ojos bicolor mirando a su amigo, quien le saca la lengua- Así que yo puedo tomar asunto de los números.
-Entonces correré la voz, primero diré en el Dojo de mi abuelo a las madres y los alumnos- dice Shin con una sonrisa-Luego a gente que conozca.
Los cinco terminaron de ver algunos detalles y se pusieron manos a la obra.
Shin logró su cometido y consiguió varias personas interesadas.
Kuma recibir pequeños encargos de madres que querían algún vestido, peluches o arreglar ropa al ver lo talentosa que era ella mientras que trabajadores y trabajadoras pedían comida a Waka y Kei ya que esta de verdad era deliciosa y era mucho mejor que la que vendían en donde ellos trabajaban.
Y Takeomi iba al cien llevando cuentas, desde los gastos de los materiales de costura y de cocina.
Todo iba bien.
Y al final de la semana habían ganado una cantidad considerable para ser solo un grupo niños.
Cuando se presentaron en la oficina del director, este estaba más que sorprendido.
Trato de negarse, diciendo que eso era de ellos pero insistieron.
Esa misma tarde los cinco fueron al parque y ya estaban volviendo al orfanato…
-Espero que haya servido de algo- dice Keizo suspirando.
Tenía un mal presentimiento.
-Verás que sí amigo- le dijo Wakasa. Aunque él estaba igual pero no quería decir nada.
La vida muchas veces da giros inesperados.
-Chicos…. ¿Eso no es humo?- dice Kazukuma.
Los otros cuatro ven lo mismo que su amiga.
Una estela de humo…
Giros que cambian definitivamente el curso de algunas cosas.
Los cinco se echan a correr a toda velocidad.
Cuando llegan al orfanato… vieron que la enorme estela de humo salía del edificio.
Se escuchaban los gritos de los niños.
Ninguno pensó más y fueron a ayudar.
Humo por todas partes, algunos de los infantes y trabajadores con quemaduras.
Todos ellos lograron salir.
Pero no encontraban al director… y a otro grupo de niños…
-¡Señor Yoshimura!- gritaban pero no lo encontraban.
El humo estaba cada vez más fuerte y las llamas también.
En algún momento dado llegaron los bomberos y los sacaron a los cinco de allí.
Justo cuando la parte de la cocina era alcanzada por el fuego y por ende el gas.
Provocando una mini explosion.
¿Por qué?
¿Por qué hacían eso?
¿Que ganaban con destrozar todo?
¿Por qué les quitaban el hogar a personas inocentes?
¿Por qué?
No sabían cuando la ambulancia había llegado y el abuelo Sano les preguntaba si estaban bien.
Ellos estaban como en un trance.
Viendo como la mitad del orfanato ardió en llamas y los bomberos trataban de apagarlas.
Recién despertaron cuando las llamas se habían acabado y unas ambulancias se llevaban los restos de cuerpos calcinados del director del orfanato y los niños que no habían podido salir.
Desde ese día todo cambió dentro de ellos…
Tiempo más tarde…
Estaba decidido.
Ellos serían los que traerán el cambio al mundo de las pandillas en japón cuidando con benevolencia a todo aquel que los necesite y a su vez los que traerán la destrucción y el mal augurio a todo aquel que intentara sobrepasar los límites y abusar del poder contra los demás.
Porque los Dragones pueden tener un significado totalmente opuesto en occidente y oriente.
Pero ellos representan ambos lados.
-¿Listos chicos?- dijo Shinichiro liderandolos.
-¡Ja! ¿Qué hacen unos mocosos aquí?-diría el jefe de la banda que quemó parte del orfanato.
-Listos Shin-dirían Omi, Kei y Waka.
Entonces un sonido de un cuerpo cayendo fue la señal por parte de Kazukuma para que empezaran el ataque.
Wakasa se impulso en el hombro de Benkei y voló por los aires para aterrizar con una patada en la cara de un hombre, no le dio tiempo a otros dos que ya los había noqueado con una patada giratoria.
-¿¡QUE MIERDA LES PASA!? ¡SOLO SON UNOS NI….!-no terminó de hablar otro tipo que fue derribado por Benkei. El cual al ver que tenían armas lo primero que hizo fue evitar que las usaran.
-¿¡Pero qué..!?-gritaron otros al ser atacados desde las sombras.
Mientras Omi y Shin caminaban en línea recta hacia el jefe de esos tipos.
Takeomi se encargaba de los que se querían cruzar en su camino, Shinichiro de vez en cuando movía sus manos dando indicaciones.
Desde ese dia serian conocidos como:
Shinichiro el "Rey débil", un chico malo para pelear pero cabeza dura y un líder ejemplar. Aquel que se alza con sabiduría.
Takeomi el Dios de la Guerra, el segundo al mando quien a pesar de tener heridas en su cuerpo sigue luchando como si no sintiera dolor.
Wakasa el Lepardo Blanco líder del Escuadrón de Ataque Especial y una fiera al combatir. Nadie puede esquivar sus distintas maniobras de lucha siendo casi imposible acertarle un golpe.
Keizo o mejor conocido como Benkei el Muro líder del Escuadrón de Guardia. Siendo como la pared impenetrable que nadie puede derribar, cuida las espaldas de sus compañeros.
Y por último.
Kazukuma o Sombra Dragón el/la líder del Escuadrón de Espía y Detención. Peleando en las sombras de sus compañeros deshaciéndose de aquellos que intenten atacar a traición y siendo la sombra de los líderes a la hora de detectar las trampas.
Nadie los pararía…
Una vez llegaron al frente del tipo, este les apuntó con una pistola pero un simple puñetazo por parte de Omi lo mandó al suelo, Kazukuma apareció y le quitó el arma.
-Diles a todos los del bajo mundo que su tiempo ya se acabó…- dice el oji onix, mientras los 5 se posicionaron frente al líder que los miraba con miedo.
Desde esa noche la pandilla que cuyo nombre no merece ser recordado fue desmantelada por 5 preadolescentes, los cuales comenzaron a expandir su nombre por el bajo mundo.
Ellos marcarían un antes y un después en el mundo de las pandillas.
Porque ellos eran la Primera Generación de Black Dragons.
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