Parte única
Semi-AU
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Naoto encontraba reconfortante ir al parque y sentarse en aquel solitario banco. Una rutina que había adoptado cada vez que Takemichi tomaba su mano para viajar al pasado.
Takemichi Hanagaki no lo sabía, pero cuando él se iba, Naoto se sentía inquieto. La ansiedad trepando a su garganta ante la incertidumbre de como le iría en su nuevo viaje al pasado. Con la misma pregunta una y otra vez flotando en su mente ¿Lograría esa vez poder salvar a su hermana mayor?
Consiguiente a eso, también llegaba a sentir emociones dispersas. Como sentirse molesto e inútil. Por el hecho de que él no podía viajar al pasado como él, y así no ayudarle y no dejarle toda la carga de la vida de otros sobre sus hombros.
Entrecerró su rostro entre sus manos y sintió sus ojos empañados.
—¿Día de mierda?
Alzó la mirada ante aquella dulce voz.
Naoto encontró junto a su persona a una muchacha bajita, ataviada en un enorme uniforme color negro. Su mirada turquesa resaltaba bajo los faroles del parque.
—Si — musitó contrariado, pero aun así correspondiendo a pregunta.
Pero ¿cuando se había sentado a su lado? Él no la había escuchado llegar.
La chica de cabello albino aparto la mirada y miro hacia las estrellas.
—Parece que pasa constantemente. Tu mirada siempre es triste. — dijo la chica, su voz manteniéndose en un tono bajo.
—¿Siempre? — Ella volvió a mirarlo, de un modo significativo.
—Tengo mas de una semana viniendo a este parque, para pensar, meditar, encontrar una respuesta al modo de vida que estoy llevando. Bueno, si se le podría llamar vida — La chica inspiró fuerte — En fin, pensando en esas cosas. Y tu siempre estas aquí, encorvado y con la mirada triste.
Naoto no supo como sentirse ¿Realmente aquella chica había estado tanto tiempo observándolo? Se sintió además avergonzado. Se supone él era un detective. No podía desconectarse tanto de su alrededor.
—¿Es muy importante para ti?— Su pregunta lo hizo volver a prestar atención.
—¿Cómo dices?
La chica sonrío, pero Naoto presencio como aquella misma sonrisa no se reflejo en sus ojos.
—La chica, o bueno, él chico. Sea quien sea, es alguien que te tiene muy triste.
—Ella es muy importante para mi. — respondió franco Naoto.
No sabía que lo llevó a responder ante la muchacha extraña. El nunca había sido abierto con personas desconocidas.
Naoto quiso creer que la intimidad que la noche otorgaba y el estado melancólico en que se encontraba, tras de nuevo fracasar en mantener a Hina con vida, desde el pasado, había tenido efecto en su actitud recelosa.
—Así que es un ella — musitó ella, como si saboreara la respuesta— Ella debe ser muy afortunada. No se lo digas, joven extraño, pero siento envidia de ella. — Y entonces se ríe. Naoto aprecio como una sombra cubría sus ojos turquesa. —Debe ser realmente lindo tener a alguien que se preocupe de verdad por ti, al grado de tenerlo en ese estado.
Naoto mojó sus labios.
Aunque le desconcertaba aquella extraña conversación con la joven de ropas negras, el tono empleado y la sombra sobre los ojos de ella le removió algo en su interior.
Naoto miro hacia sus zapatos, sin saber si tenía que decir algo. Estaba más decir que aun ya un adulto y con un trabajo estable, aun no gozaba de buena habilidades sociales.
De repente humo de cigarrillo llegó a sus fosas nasales y Naoto volvió a mirar a la joven. La chica le ofreció uno, a lo que él se negó.
Y sin más, guardaron silencio, dejando que los sonidos de la noche los acompañaran. al menos hasta que Naoto se levantó y tras una mirada hacia la extraña chica, quien le correspondió con un rostro demudo, se marchó.
Naoto no fue al parque sino dos días después.
Takemichi se acaba de ir de nuevo al pasado y él volvía a su rutina de intento fallido de relajación.
Cuando se sentó en aquel banco solitario, esta vez si presenció cuando la chica de enorme ropas negras se sentó a su lado. Pero Naoto no se extraño que no la hubiera sentido antes, la chica ni parecía tocar el suelo cuando caminaba.
Ella sacó un cigarrillo del bolsillo de su chamarra y lo llevó a sus labios, sin amago esta vez de encenderlo.
—Debe ser realmente lindo — murmuro la chica, palabras mas para el viento que para si o su compañero de banco. — Joven extraño ¿te arrepientes de algo en tu vida?
Naoto inspiró y se inclinó hacia el respaldar del banco.
—El ser humano siempre tendrá arrepentimientos.
—Tienes razón — compartió la chica — Imagino que la cuestión es como saber sobrellevarlo.
Naoto volvió apreciar a la joven bajo las luces de los faroles. Su perfil era tan sereno como su voz. La cual rayaba en un tono dulce. Pero era aquella sombras bajo en sus ojos turquesa lo que le hacia entender a Naoto que aquella chica no parecía haber tenido muy buena vida.
—Por ejemplo, yo odio no haber visto a tiempo la inestabilidad mental de mi segundo hermano mayor. Así como la avaricia y ansias de poder en los ojos de mi hermano mayor. — dijo con voz átona . — Así como odio no haber sido más valiente y egoísta, para alejarme de todo antes de que me alcanzara y me hundiera con ella.
Tras aquellas palabras la chica soltó una pequeña risa forzada.
—Que tonta e ingenua fui. — Y hizo amago de encender su cigarrillo.
Naoto se levantó del banco, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Procesando las palabras de la joven.
—Nunca es tarde para salir de la mierda, por mas enterrado que estés.— opinó Naoto, dedicándole una mirada significativa. Ella se la devolvió, pero no dijo nada.
Y sin más, él se alejó.
Naoto regreso al día siguiente, y para su sorpresa la joven extraña no llegó ese día.
Se sentó en el banco y miró hacia las estrellas.
Y cuando regreso al día siguiente y siguiente, la joven tampoco apareció.
Naoto por alguna razón sintió nostalgia ante ese hecho.
Un día, cuando Naoto terminaba de interrogar a un delincuente y entrega un reporte de ello, escuchó a un colega hablar sobre un caso particular.
—Los Akashi se mataron entre si.
—¿De verdad?
—Que familia de locos.
Naoto ignoró aquello hasta que quedó de frente al televisor en el recibir del edificio donde trabajaba.
Sus ojos se abrieron de par en par.
Algo amargo bajo por su garganta.
En el televisor, en las noticias, había una foto de aquella chica que había conocido en el parque.
Su nombre era Senju Akashi, y ella había muerto esa madrugada. Su segundo hermano menor la había apuñalado mas de cinco veces.
Una lágrima bajo por su mejilla. El había tratado con Senju Akashi, no lo suficiente, pero si lo suficiente para que la noticia se acentuará en su estomagó y lo revolviera.
Y la sensación de que pudo hacer algo y no lo hizo, creciendo en su corazón.
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Naoto miró con lágrimas en sus ojos cuando Hina y Takemichi caminaron por medio de las sillas luego de que su ceremonia culminara.
Había pasado.
Takemichi lo había logrado.
El futuro en donde todos vivieran, sin ninguna nube negra sobre sus cabezas y hombros.
Naroto se levantó de su silla y cuando iba a seguir a los novios, tropezó con alguien.
—Lo siento... — se interrumpe cuando observa quien era la persona con quien había chocado.
Cabello blanco y ojos turquesas.
Las anchas ropas negras del antiguo futuro habían sido reemplazadas por un vestido negro.
Pero era sin duda ella, la chica del parque que conoció en su presente.
Naoto no la recordaba de sus nuevas memorias. Así que ambos no tuvieron contacto en el pasado.
Naoto deslucido que ella si lo tuvo que tener, con Takemichi, y otros de sus allegados.
Pero ignorando eso, todo lo que pudo sentir fue un enorme alivio ante su imagen frente a él. Sea lo que sea, lo que fuera que hubiera pasado. El futuro de aquella joven también se había salvado tras Takemichi volver.
Las fotos de ella apuñalada desdibujándose de su memoria.
Senju le miraba con algo de curiosidad.
—Disculpa, mis hermanos suelen decir que soy muy torpe. —Entonces miro al joven con más ímpetu. — Sabes, seguro creerás que estoy loca, pero siento que ya nos conocíamos. Pero no es posible, no te recuerdo del pasado.
Aquello agitó el corazón de Naoto y río, para desconcierto de Senju.
—¿Ow~?
—Nada, solo que, es posible. Uno nunca sabe.
Ella rió por igual.
Naoto sonrío y extendió su mano.
Ella sin quitar su sonrisa se la estrecho.
—Senju Akashi.
—Naoto Tachibana.
—Oh, ¿hermano de Hina?
—Si.
Senju entonces ladeo la cabeza y sonrío.
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Este OS lo tenía hace muchísimo tiempo (del año pasado) y hasta ahora es que lo subo, por alguna razón jaja
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