Thrift Shop - Parte 2

La mirada amenazante de Thrift Shop se transformó a un semblante más calmado. La pequeña criatura cayó en sus dos patas en el suelo, comenzando a bailar.

—¡Hola! ¡Hola! —exclamó muy feliz—. Soy Thrift Shop y estoy hecho de mantequilla.

Todos vieron atónitos a la criatura amarilla. Hall aprovechó la conmoción y se separó de Mack, avanzando hasta donde se encontraba Chayanne y Redbone.

—¿Eso es un stand? —preguntó Hall bastante confundido—. Parece uno pero puedo verlo, aunque no soy un usuario de stand.

Mack se acercó enojado a Thrift Shop.

—¡Pelea! ¡Acaba con ellos!

—Soy un hombre de paz, Mack Lemore —dijo levantando su manito—. Estoy hecho de mantequilla. La mantequilla proviene de la leche y la leche ha alimentado a todos los seres del mundo. Por lo cual no puedo hacerles daño.

—¡Achís! —estornudó Blondie con su nariz tan roja como la sangre—. Disculpen, soy alérgica a los lácteos.

Los ojos rojos de Thrift Shop brillaron y saltó hacia el rostro de Blondie para golpearla con sus bracitos.

Redbone apartó de una fulminante patada a Thrift Shop mientras que Chayanne se dirigía hacia Mack, lanzando dos ondas Hertz a sus rodillas, haciendo que caiga al suelo. Este brincó y se reincorporó, ondeando su abrigo de piel de leopardo.

—¡Aleja a esa cosa de mi! —reclamó Blondie con el rostro hinchado y enrojecido.

—Juan Gabriel... —dijo Redbone pateando a Thrift Shop.

El muchacho entendió el mensaje y atrapó a Thrift Shop con sus brazos en forma de resorte.

—Ya te la sabes, cuate. Je, je, je —sonrió perversamente. Thrift Shop mostró un rostro de pánico.

—Desactiva a tu stand, maldito —amenazó Chayanne con ondas Hertz en su mano.

Mack lo ignoró mientras pensaba.

—¿Qué le hicieron a Emmanuel Blades? —preguntó con un tono de tristeza.

Chayanne estaba confundido. Hall también. Redbone atendía a Blondie y Juan Gabriel imaginaba mil formas de usar el cuerpo mantecoso de Thrift Shop.

—¿Emmanuel Blades? Nos traicionó dos veces. Hicimos lo lógico y más humano que se puede hacer con una persona así: apartarlo.

Mack movió la cabeza decepcionado.

—Ahora entiendo. Ese chico ha ganado un enorme poder pero ha perdido la cabeza.

—¿A qué te refieres? —dijo Chayanne.

Hall también iba a intervenir pero una sensación de pesadez y una presión en el vientre hicieron que se tome su tiempo. Sintió las rodillas débiles y se agachó para tomar aire.

—«¿Es por la altura? ¿O acaso esa cosa amarilla lo provoca?»

Thrift Shop trataba de escapar de los brazos de Juan Gabriel pero este no lo permitía.

—Cálmate o te usaré como lubricante —amenazó Juan Gabriel.

—«Si es de mantequilla... ¿por qué no ha usado esa característica para escapar de los brazos de ese chico? ¿Pretende algo?»

Mack suspiró.

—Emmanuel Blades ya no existe...

En la cantina de un pequeño pueblo cerca a Puno, recibían gran cantidad de visitantes. Y ahora estaba tan lleno con los desertores de la carrera. Habían estado escuchando rumores de cosas inusuales ocurriendo en las ciudades por las que pasaban, así que tuvieron miedo y abandonaron la carrera.

La puerta se abrió de repente por una jaula vieja que se deslizó hasta la mesa del cantinero. El golpe de las botas sobre el suelo avisaron de la presencia de un hombre entrando al establecimiento. Llevaba un sombrero y una vestimenta demasiado extraña.

Al llegar con el cantinero, se sentó en una de las bancas y se quitó el sombrero.

—Alimente a mi mascota con lo mejor que tiene —dijo poniendo una moneda de cobre en la mesa.

El cantinero escupió a la moneda y no dijo más.

Todos los demás clientes estaban expectantes a lo que estaba por ocurrir.

El hombre metió su mano al bolsillo y los demás hicieron lo mismo, agarrando sus pistolas por si empezaba a disparar. Sin embargo, ese hombre rubio sacó otra moneda de cobre.

—Alimente a mi mascota y deme un vaso de leche.

Con las últimas palabras que dijo, la cantina entera brincó por las risas de los clientes. Incluso del cantinero.

—Aquí no servimos leche, pero por allá hay una vaca gorda que te lo puede dar.

Empezaron las risas nuevamente.

—Saca esa jaula de aquí antes que te deje como coladera —dijo el cantinero enfurecido.

Otra moneda de cobre acompañó a las otras dos.

Un anciano que estaba sentado cerca del cantinero se fijó en la jaula, viendo la sucia barba de Rednex.

—¡Tiene a un hombre ahí!

El cantinero se asustó.

Cayó una cuarta moneda sobre la mesa.

—Alimente a mi mascota, deme un vaso de leche y quédese con el cambio.

—¡Lárgate de aq...! ¡Aaahhh!

Unas alas salieron de la espalda de aquel hombre rubio y unas púas que salían del borde superior se clavaron en los hombros del cantinero levantándolo en los aires.

Los demás clientes se pusieron de pie y sacaron sus pistolas. Apuntaron al hombre alado y comenzaron a disparar sin piedad.

—¡Toma!

—¡Muere! ¡Muere!

Sin embargo, dejaron de disparar cuando vieron que había una gruesa coraza de metal delante de aquel hombre.

—¿Ya acabaron?

Ese hombre saltó y se paró frente a ellos, lanzando su sombrero.

—Ya deben conocerme, mi nombre es Eminem.

—¿Qué?

—¿Quién?

Eminem sonrió.

—Se hace llamar Eminem y tiene un inusual poder —continuó Mack—. Thrift Shop es su creación —indicó al ser amarillo.

—«¿Lo creó con su habilidad? ¿Un stand que puede crear stands? ¿Eso es posible?» —un sudor frío cayó por las mejillas de Hall.

El retorcijón que sintió en su estómago hizo que cayera al suelo, llevándose las manos al abdomen.

—¿Qué le sucede? —preguntó Redbone auxiliándolo.

La camisa y el traje que usaba Hall se rompió, liberando una enorme ubre de vaca pegada a su abdomen.

—¡Aaahhhh!

Thrift Shop aplaudió.

—¡Leche! ¡Leche! —exclamó escurriéndose por los brazos de Juan Gabriel y brincando hasta Hall. Con una patada en la boca lo dejó boca arriba y sin que pueda defenderse.

Sin decir ninguna palabra, Redbone lanzó una patada a Thrift Shop, pero este se deslizó por su pierna hasta llegar a la ubre de Hall. Presionó las mamas de la ubre, expulsando chorros de leche que empujaron a Redbone y Chayanne.

Mack estaba atónito, pero decidió no hacer nada para que la criatura cumpliera su misión.

Hall reaccionó y trató de quitar a Thrift Shop de su cuerpo, sin embargo, se dio cuenta que tenía una pezuña en lugar de mano.

—¿Qué demonios me pasa? ¡Muuuu! —exclamó Hall.

Juan Gabriel sintió un sudor frío y su vientre se abultó de golpe y cayó al suelo por el peso de la ubre que creció de repente.

Thrift Shop chupaba las mamas de la ubre de Hall y luego comenzó a temblar. Chayanne se puso de pie lanzó varias ondas Hertz a la criatura amarilla, pero esta lo esquivó, partiéndose a la mitad.

—¡Thrift Shop! ¡Thrift Shop! —exclamaron ambas criaturas amarillas sonriendo y con sus ojos emitiendo un brillo rojizo.

Próximo capítulo: Thrift Shop - Parte 3

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