Speed Run - Parte 1
[Un par de horas antes]
—Y... ¡jaque mate! — dijo Hall Oates, tumbando el rey blanco del Winehouse mayor con su alfil negro.
—¡Una vez más! —dijo el mayor, agitando su arrugada papada mientras sacaba cinco fajos de billetes para ponerlos sobre la mesa.
—Stop! —exclamó junto a un silbido—. Ya tengo los bolsillos llenos de dinero. Obviamente, dinero legalmente ganado.
—¿Acaso alguna vez tuviste dinero ilegal? —inquirió el Winehouse menor.
Hall se quedó en silencio, pero luego golpeó la mesa.
—Soy un abogado, es obvio que he tenido dinero ilegal —respondió—. Antes que la excelentísima señora Joestar me convocara para el puesto que ostento hoy, trabajaba con criminales. Evitaba que siquiera uno de sus dedos toquen la prisión. Era tan famoso en Nueva York, San Francisco y Albuquerque que me apodaban Hall "el buen hombre". Lamentablemente hice tratos con gente indeseable que me arrastró a prisión. Sino fuera por la grandiosa señora Miranda, estaría lavando los retretes de Alcatraz —dijo acomodándose el fleco que yacía sobre su calva.
—Ah... ¿y conoces a todos los Joestars? Porque nosotros conocemos a algunos.
Hall se recostó cómodamente sobre el respaldar del asiento. Desenganchó el botón de su carísimo traje para evitar que su panza rompa dicha zona.
—Caballeros, sé la historia de su prima Thomazine con el joven Thomas Joestar. No tenemos noticias de ninguno, pero como saben, los jóvenes son muy apasionados.
—¡No te refieras así de nuestra prima! —reclamó el Winehouse del medio, agitando su delgada mano.
—Solo digo hechos —bostezó.
—¿Y cuántos JoJos hay? —siguió preguntando el menor—. Es un apodo recurrente en los Joestar. Incluso el patriarca tenía ese apodo, ¿no?
—Eh, pues sí —dijo Hall secándose el sudor de la frente con un billete de cien dólares que el Winehouse mayor perdió—. De hecho, hay como dos Joestar que se llaman Jonathan, así que hay JoJos hasta por las orejas. ¡Ja, ja, ja, ja! —soltó la carcajada mientras que los Winehouse tenían una fría expresión.
Agarró otro billete de cien dólares y se limpió la nariz para colocar el papel sucio sobre la mesa.
—Si me disculpan, debo inspeccionar la carrera.
Ni bien salió Hall, el Winehouse mayor cogió el billete y trató de limpiarlo para ponerlo en su bolsillo.
Lo bello de la ciudad era que habían unos cuantos bosques. Decorando el paisaje de un verde que Hall añoraba luego de ver montañas áridas y nubes llenas de agua.
Estaba en el palco especial mientras los asistentes iban y venían, llevando herramientas y comida para los espectadores de la llegada de los jinetes. Uno de ellos tropezó y la gorra que usaba cayó cerca de los pies de Hall. Mostró su incomodidad en su rostro, pero no negó en ayudar el fornido joven.
—Oye, muchacho. Ten más cuidad... ¿tú? ¿Qué haces aquí?
El joven recogió su gorro y se lo puso en la cabeza, luego colocó su dedo en sus propios labios.
—Protocolo 16.
Hall dejó de verlo y se acomodó en el asiento, colocando su mirada en la línea de meta, mientras el joven estaba ordenando algunas cosas al lado de Hall.
—¿Por qué?
—Todo el equipo está aquí —dijo Wham—. Estamos haciéndonos pasar como asistentes del evento. Vamos a vigilar de cerca a Blades y evitar que estés expuesto al peligro. Después de todo tu representas a los Joestars en esta carrera.
—A menos que encuentres algo concreto, no puedo hacer nada ni contra Blades ni contra los Winehouse. Soy un abogado, sin pruebas no puedo trabajar —susurró.
—Por eso estoy aquí. Mientras tu encuentras algo irregular en documentos, yo lo hallaré en pruebas.
—¿Ah? ¿Quieres quedarte con toda la diversión?
—Tú me conoces bien —sonrió Wham—. Pero hablando en serio. Si hay usuarios de stand involucrados, no podrás hacer nada.
—Ni me lo recuerdes —dijo Hall fastidiado.
—Además, estoy aquí para comunicarnos directamente y evitar que uses el videófono.
—Pierde cuidado, solamente yo sé la clave para acceder a ese aparato.
—Bien —dijo levantándose mientras cargaba una caja de galletas—. Que tenga una buena tarde señor —asintió con su gorro y se marchó.
—«Una prueba... solamente una pista para poder encontrar una irregularidad»
Aunque Hall no era un Joestar, estaba muy comprometido con ayudar a dicha familia ya que fue Miranda Joestar quien evitó que pasara dos cadenas perpetuas en la cárcel. Gracias a la fama de abogado perspicaz y casi mágico, Miranda puso sus ojos en él para que dirija la dirección de defensa legal de Joestar Corporation e instituciones afiliadas.
Es así que el día del juicio, Hall Oates fue defendido por un bufete integrado por más de 30 abogados graduados de la Universidad Golden Star.
Hall quedó conmovido por el esfuerzo y dedicación que puso Miranda Joestar para salvarlo, por lo que prometió seguir el camino que los Joestar transiten, con tal de trabajar con ellos el resto de su vida.
—«Solamente una prueba...»
El chirrido agudo de un micrófono lo sacó de sus cavilaciones.
—¿Nos ves, hijo de perra? —exclamó Chayanne fuertemente—. Sí, te hablo a ti, Ruben Blades. Tus hombres no han podido matarnos, pero gracias a tu hijo sabemos tus intenciones; si continuas tratando de matarnos, toda la prensa internacional sabrá lo que realmente planeas. Yo, Chayanne, lo juro con mis manos sudorosas —dijo levantando la mano—. ¿Oíste? Pues ya sabes.
La multitud de periodistas se abalanzó sobre Chayanne, pero este los apartó con ágiles movimientos.
—«Ahí está la prueba... ¡La contundente prueba!» —Hall sonrió.
A lo lejos, Wham asintió viendo a un alegre Hall Oates.
Pero el que no sonreía para nada era Ruben Blades quien había escuchado todo desde el dirigible. Su esposa Olga también lo había escuchado al igual que los Winehouse, quienes estaban murmurando.
—«¿Aún no lo ha matado» —su mano formó un puño y golpeó la mesa hasta partirla en dos.
Los Winehouse estaban aterrados.
—Disculpen, las calumnias me desquician un poco —se acomodó su sombrero y se marchó.
Fue hasta la habitación secreta de Griffin y lo mandó para buscar a Kira y pactar una reunión.
Mientras las horas pasaban, Blades esperaba la inquietante presencia de Hall, pero no fue así. Es más, trajo cervezas para todos.
—Dicen que las cervezas artesanales son mejores —dijo y repartió uno para cada uno.
Pero Blades dejó su botella y se alejó ante la minuciosa mirada de Hall.
Llegada la noche, hizo descender el dirigible para subir a su caballo y encontrarse con Kira. Surfin Bird estaba a su lado.
—Vigila la zona y dime si alguien me sigue.
El ave se elevó y pudo detectar a dos jinetes en el sureste, acercándose sigilosamente. Cuando Blades fue advertido, tomó otra ruta, un poco más larga, pero pudo perderlos.
Al estar cerca del campamento, ordenó a Surfin Bird vigilar el área.
—Sí, señor —dicho esto se mantuvo en lo alto del cielo.
Cuando llegó, se dirigió a la tienda de campaña más grande y más lujosa. Ahí adentro estaba Kira sentado en una cómoda silla amueblada y a su lado estaba Emmanuel Blades arrodillado y con cadenas alrededor de su cuerpo.
—Suéltalo —ordenó seriamente Blades.
Kira chasqueó los dedos y Mack se acercó para liberar a Emmanuel. Este tenía la cara roja por haber llorado todo el día.
—Tu hijo nos ha ocultado información. Ayudó a Chayanne y a sus amigos, haciendo que nuestro trabajo sea entorpecido. Además que uno de esos tipos volvió de la muerte con un nuevo stand. Esa técnica llamada Hertz puede ser usada como proyectil. Todas esas variables casi me cuestan la vida y este mocoso tiene toda la culpa de que Chayanne siga con vida.
Blades vio a su hijo con una mirada sombría pero pesada. Emmanuel sabía lo que se avecinaba.
—Si la lógica no me falla, seguramente está confabulado con él para arrebatar esa fortuna que buscas —sentenció Kira.
—¿Sabes lo que busco? —preguntó Blades a Emmanuel.
Este negó con la cabeza.
Sintió un escalofrío cuando sintió la fuerte mano de Kira alrededor de su cabeza, presionándola con fuerza.
—Di la verdad, mocoso.
—Suéltalo —ordenó Blades.
Kira lo miró y luego lo soltó.
—El espacio es todo tuyo. Habla con tu hijo —abandonó la tienda, cerrándola por afuera.
Emmanuel se arrastró hasta aferrarse a las piernas de su padre.
—P-Papá, por favor. Solo quería hacerte feliz. Chayanne es un oponente con mucho poder. Quería acabarlos desde dentro de su club y...
No terminó sus palabras ya que Blades lo pateó con fuerza hasta chocar con la silla.
Blades se acercó al perchero y colocó su sombrero ahí.
—Mi padre tenía mucha razón cuando dijo que un Blades se forja con las manos —se subió las mangas de los brazos, mostrando sus fornidos y peludos brazos.
Emmanuel retrocedió a gatas con mucho pánico.
—P-Papá, no...
—La Providencia de Dios le otorgó a mi abuelo hace 70 años la riqueza de la que vivo hoy en día. Ese día mi abuelo supo que los Blades estábamos destinados a apoderarnos del mundo por lo que no dejó que mi padre creciera como un mediocre debilucho. Igualmente hizo mi padre conmigo. Fuimos forjados con mano dura para ser aptos cuando la oportunidad de tener al mundo en nuestras manos se presente. Y ahora mi hijo, Emmanuel Marshall Blades, es un marica llorón traicionero —cerró los ojos decepcionado. Un gesto que Emmanuel sintió en el fondo de su corazón, el cual albergaba odio y terror hacia su padre.
—Y-Yo...
La boca de Emmanuel Blades no pudo terminar una palabra puesto que recibió el pesado puño de su padre.
—¡Mi hijo no será el eslabón débil! —levantó su pie y lo bajó con fuerza hasta estrellarlo con el rostro de Emmanuel. Repitió el movimiento diez veces más, retumbando el suelo con los impactos.
Lo cogió del cabello y lo arrastró hasta el centro de la tienda. Los gritos de espanto de Emmanuel, implorando misericordia no sirvieron de nada, pues eso no detuvo a Blades que golpeé la cabeza de su hijo contra el suelo.
—¡Maldita sea! Debes ser un hombre de verdad. Debes estar listo para tomar el mundo cuando yo no este. ¡Desgraciado hijo de perra!
—¡P-Por favor, papá!
Las lágrimas que salieron de los ojos de Emmanuel se combinó con la sangre que salía de su nariz y boca. Esto desesperó tanto a Blades que agarró a golpes, propinándole certeros puños sobre la boca y el pecho.
—¡Eres una desgracia para los Blades! ¡No debiste de haber nacido! ¿Qué he hecho mal para tener un hijo como tú?
La rabia que sentía por los Joestar, por los Winehouse, por su esposa, por Hall, por Chayanne y por cualquier otro que lo sacaba de sus casillas desembocaba en sus puños que su hijo recibía.
Luego de media hora de golpes, Blades tenía los nudillos manchados de sangre. Se sentía más relajado. Cogió un pañuelo que encontró y se limpió las manos para luego ponerse su sombrero y ocultar su brazo.
—Desde hoy seguirás el recorrido con el señor Kira. Tendrá toda la autorización de tratarte cruelmente y castigarte si desobedeces sus órdenes —dijo sin mirar a su hijo quien estaba tendido en el suelo hecho trizas.
No podía hablar ni ponerse de pie, pues un ligero movimiento le daba un dolor inmenso.
Llegada a la siguiente meta en la ciudad de Cajamarca en Perú, Christine sintió un dolor en la muñeca. Esto es debido a que puso mucha fuerza en las riendas y un movimiento brusco hizo que se doble por unos segundos en un ángulo anormal. Aunque esto la ayudó a obtener el segundo lugar, decidió atenderse en primeros auxilios.
Felizmente, la organización de la carrera contaba con un área especializada para atender a caballos y jinetes. Dejó a Dancing Queen en el establo para la limpieza y cambio de sus herraduras, mostrando su boleto el cual fue picado para marcar el uso de los servicios de Andes Speed Run.
Cuando llegó al área de atención médica, una enfermera le dio un boleto con un número. Supo que tenía que esperar, por lo que soportó el dolor durante diez minutos.
Su número de orden fue anunciado y se acercó. Fue llevada hasta un consultorio donde estaba un anciano con un mechón rubio en su cabeza.
—Buenos días, doctor. Tengo un dolor en la muñec...
—¡Lo sé! ¡Lo sé! Los huesos de tu muñeca están descolocados. Me lo están diciendo, quieren volver a su posición correcta.
—¿Eh? Sí, tiene razón. Lo siento descolocado.
—Siéntate aquí —señaló un cómodo mueble.
Christine estaba escéptica pero se sentó. De alguna manera, sentía que conocía al doctor.
Pasó la vista por las paredes del consultorio, encontrando retratos de él con su madre y otro retrato con un pareja de esposos. Al lado de dicho retrato estaba un diploma enorme donde estaba su nombre.
Universidad Golden Star
Dr. Ungalo Brando
Doctor en Medicina General
Obviamente estaba en inglés, pero Christine entendía perfectamente ese idioma.
—¡Oh! Usted es el doctor Brando.
—Así es —dijo alegremente.
—Lo vi de lejos cuando fui a llevar medicamentos para un hospital de Murcia. No pensé que lo encontraría aquí.
—Pues como jefe del área de medicina de la Fundación Speedwagon y decano de la Facultad de Medicina de Golden Star debo estar presente para apoyar en estos casos —cogió la mano de Christine y una boca se abrió en su muñeca.
Christine no veía nada raro ya que esto era una obra del stand del doctor Ungalo: Maximum The Hormone.
—¡Aaayy! ¡Rápido doctor! Compóngame —dijo la muñeca.
—No te preocupes, esto será rápido, ji, ji, ji.
Por las palabras del doctor, Christine pensó que estaba loco. Quiso apartar su mano, pero Ungalo no se lo permitió. Sintió una fuerte presión cuando quiso jalar su mano al ver que el doctor acercaba unas pinzas.
—Tranquila, muchacha. Esto no dolerá —dijo sonriendo siniestramente.
—¡Suélteme! —antes de que pueda golpearlo, la pinza cogió unos nervios y los dobló.
El reflejo producido hizo que los huesos de su muñeca regresen a su sitio. El dolor había desaparecido, hasta sentía su mano como nueva.
—Fascinante —susurró Christine.
—Je, je, je. Tu muñeca tenía mucho estrés. Le hice unos masajes algo eléctricos y se relajó.
—Como diga, doctor. Gracias —dijo Christine y salió del consultorio.
Ungalo Brando metió sus manos en su uniforme blanco y suspiró aliviado.
—«Un paciente aliviado más. Con ella ya serían 10073 personas» —volteó a ver los cuadros donde estaba con su madre y el otro donde estaba en medio de una pareja. Un hombre alto y con anteojos oscuros estaba a su derecha y a su izquierda, una mujer muy bella con cabello negro—. «Si me vieran, estarían orgullosos de mí, señores Joestars»
Próximo capítulo: Speed Run - Parte 2
Nombre de usuario: Ungalo Brando
Nombre de stand: Maximum The Hormone
Stats
Poder destructivo: Ninguno
Durabilidad: A
Velocidad: D
Precisión: D
Rango: B
Potencial de aprendizaje: C
Habilidades
El stand le permite hablar con diferentes partes de cuerpo, ayudándole a hallar rápidamente alguna dolencia y darle solución inmediata.
1. Maximum The Hormone: el nombre del stand hace referencia a la banda japonesa de rock y heavy metal Maximum The Hormone.
https://youtu.be/Agr1_OwKbnM
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