Pedro Juan Gabriel Vicente se presenta
Hey! Hey! Hey! Welcome to Radio Shock. Continuing the news from South America, the great Clint Eastwood came in first in the first place of the long race, adding 10 points to the scoreboard. Followed by Von Stroheim in second place and Dschinguis Khan in third place. More than a thousand Americans are participating in the race, however, it is Clint Eastwood who has put the United States above the world in this first stage. We are fully confident that he will win the race without any problems. In these hours surely, the participants continue their journey to the city of Cali in Colombia. Don't worry, Clint Eastwood will kick somebody else's butt and bring the award to America. Leeet's goooo!
—¿Lo hago bien, s-s-señor Chayanne?
El pecho de Joe subía y bajaba con cada bocanada de aire que tomaba.
—Más o menos. No dejes de inhalar y exhalar. Recuerda: inhalar y exhalar.
—Inhalar y exhalar. L-Lo tengo. S-Suena f-fácil.
Joe siguió inhalando y exhalando. Varias horas después, cuando estaban cruzando un río, Joe volvió a preguntar.
—¿E-Está seguro que l-lo hago bien?
—Sí, niño. Inhalar y exhalar —Chayanne cogió fuertemente la rienda de su caballo y galopó varios metros por delante de Joe. Treasure se apresuró por orden de Joe quien tenía el pecho subiendo y bajando rápidamente.
—Dije que inhales y exhales, no que hiperventiles.
—O-Oh, sí.
La respiración de Joe se calmó por un momento.
Luego de acampar y acostarse en sus bolsas para dormir, Joe se levantó y despertó a Chayanne que dormía con su sombrero sobre su cara.
—S-Señor Chayanne, ¿debo inhalar y exhalar hasta c-cuando duermo o dejo que mi cuerpo lo haga?
—Solo duerme, niño. Solo duerme. Mañana lo hablamos.
Cuando llegó la mañana, Joe volvió a hacer la pregunta a lo que Chayanne respondió:
—Claro que sí. Tu cuerpo debe de adaptarse a ese ritmo de respiración o podrías morir de un infarto. Bueno niño, ve a asearte en el río que está allá abajo. Un cuerpo aseado es un cuerpo sano.
Sacó un peine de su alforja y comenzó a cepillar el pelaje de Runaway Baby.
—¿U-Usted no se b-bañará?
—Ya lo hice en la madrugada —Joe abrió los ojos sorprendido—. Aprovecho la oscuridad de la madrugada para evitar fisgones. Ve de una vez para partir.
—¡Sí!
Al llegar al río, Joe se aseguró de que no haya nadie cerca. No solo porque le daba miedo de que alguien lo vea desnudo sino para evitar que estén contaminando el agua con el que se baña.
—Ahora que r-recuerdo...—dijo mientras se quitaba la chaqueta—, ese hombre estaba ahí... ¡es el tercer lugar!
No sabía qué pensar. Le dio escalofríos en su boca así que se metió al agua.
Casi una hora después, Joe regresó al campamento donde Chayanne dormía plácidamente sobre una hamaca atada a dos árboles.
—Hasta que al fin llegas, niño. Pensé que habías huido.
—B-Bueno, p-perdone. Suelo demorar en estos casos.
—Perfecto. Ahora que estás más fresco es hora del calentamiento.
—¿C-Calentamiento?
Chayanne se acercó a Joe y tomo sus manos, acercó su rostro a su oreja y susurró:
—Esto es una manzana verde. Este tipo de manzanas son ácidas y dicho sabor le fascina a Runaway Baby. Corre lo más rápido que puedas porque si mi caballo te quita la manzana, irás caminando hasta el anochecer. ¿De acuerdo?
—¿Q-Qué? —Joe estaba helado por el sorpresivo reto.
—¡Ven, Runaway Baby!
El caballo de Chayanne soltó un fuerte relincho y levantó las manos de Joe donde estaba la jugosa manzana verde. Runaway Baby se paró en dos patas y corrió hacia ellos.
—¡Corre, niño! ¡Inhala y exhala! ¡No lo olvides!
Joe se quedó petrificado al ver al voraz caballo acercarse a él.
—¡Aaahhhh!
Runaway Baby frenó en seco a unos centímetros de Joe y le arrebató la manzana con una certera mordida en medio de la fruta, sin lastimar la mano de Joe.
—P-Perdone, s-señor Chayanne.
—Tranquilo, niño. Solo era un calentamiento.
Le lanzó otra manzana y silbó para que Runaway Baby vaya tras él.
—¡Aaaaaahhhh!
Esta vez sus piernas se movieron en dirección contraria, huyendo del insaciable caballo, pero una piedra hizo que caiga. La manzana rodó unos metros y Runaway Baby se la comió.
—P-Perdone nuevamente, señor Chayanne.
Joe tenía los ojos húmedos, pero estaba atemorizado al ver el rostro sombrío de Chayanne. Se le pasó por la cabeza que lo regañaría y lo castigaría, pero en lugar de eso lo cogió del brazo y lo ayudó a ponerse de pie.
—Creo que subir la dificultad fue chocante, así que vas a inhalar y exhalar por ahora. Sube a tu caballo.
Con la mirada lánguida y con el semblante frustrado, Joe subió sobre Treasure.
Chayanne se acomodó el sombrero y cogió las riendas con firmeza.
—Niño —le dijo a Joe—, tienes que estar listo para lo inesperado. El Hertz no valdrá nada si tienes la misma actitud de ahora. ¿Me entiendes?
Joe asintió, pero sin ánimos.
—Cambia esa cara, niño. Aún tenemos mucho tiempo por delante.
—S-Sí.
—Pero no olvides inhalar y exhalar. Dime, ¿qué tienes que hacer?
—I-Inhalar y exhalar. I-nhalar y exhalar... ¡Inhalar y exhalar!
—¡Así se habla!
Más animado que antes, Joe y Chayanne siguieron su camino.
—Será mejor descansar aquí —dijo Chayanne, dando un salto al suelo.
—S-Sí... me duele un poco la cabeza —mencionó Joe.
—Debe ser por el mal de altura.
—¿M-Mal de altura?
—Eso pasa cuando un cuerpo va a una altura mayor a la que está acostumbrada.
—N-No entiendo. Sigo midiendo 1.71, no tengo mucha altura.
—Me refiero a los pisos geográficos —indicó Chayanne—. El punto de menor elevación en la Tierra es el mar y se usa como referencia para la altitud. O sea que estamos a dos mil metros sobre el nivel del mar.
—¿Y eso p-provoca dolores de cabeza?
—Si tu cuerpo no está acostumbrado al poco oxígeno de la altura, te afectará.
—¡P-Pero he estado gastando el poco oxígeno que hay! —exclamó Joe colocando sus manos en sus mejillas.
—¡Ja, ja, ja! Las cosas no funcionan así. Prepara tu bolsa y duérmete de una vez. Yo prepararé la fogata.
Chayanne recogió algunas ramas cercanas y lanzó una onda Hertz para evaporar las moléculas de agua que había dentro de ellas, secándolas completamente. Las colocó alrededor de un aro de piedras y las ramas encendieron rápidamente. Joe vio toda la acción y quedó fascinado.
El fuego de la fogata iluminaba la oscura noche entre las montañas que lo rodeaban. Joe se sentía cómodo, seguía teniendo un dolor punzante en las orejas pero estaba acostumbrándose a ello.
—S-Señor Chayanne...
—¿Sí? —preguntó Chayanne, tomando una taza de té con el dedo meñique levantado.
—¿Por qué está en la c-carrera?
Chayanne se detuvo un momento, meditando la respuesta.
—Pues yo...
El sonido de unos galopes hizo que ambos fijaran su vista en unos árboles secos y torcidos que servían como muro. Por el lazo izquierdo, apareció un caballo junto a su jinete. Este saltó y de una patada cubrió la fogata con tierra hasta extinguir el fuego.
—¡Hey! —exclamó Chayanne.
El jinete misterioso hizo la señal de silencio en sus labios. Su enorme sombrero le tapaba parte del rostro así que no pudo ver de quién se trataba.
Chayanne quedó en silencio y pudo escuchar el trote de caballos cerca, incluyendo unas voces en un idioma tosco y pedante.
Luego de unos minutos en silencio, los trotes se alejaron. De igual manera, Joe estaba impactado con la repentina aparición del jinete pues recordó quién era.
—¡Es él! ¡Él m-me empujó de la montaña!
Chayanne vio al jinete con escepticismo, mientras se ponía de pie y estiraba su brazo para lanzarle una onda Hertz si era necesario.
—¿Ah, sí? ¿Yo fui quién te botó? —dijo el jinete misterioso con el ala del sombrero cubriéndole los ojos mientras acariciaba su enorme bigote que se estiraba a ambos lados.
Joe se quedó en el suelo. Por la oscuridad, el jinete se veía tenebroso, Chayanne se puso delante de Joe con su mano abierta.
—Tienes 10 segundos para largarte de aquí o este lugar será tu tumba.
—¿Qué este lugar será mi tumba?
Chayanne y el jinete cruzaron miradas finalmente. Es entonces que Chayanne se dio cuenta que estaba frente a otro chico. Se acercó a este y le quitó el bigote de un tirón.
—¡Aaahhhh!
—Es falsa.
El jinete se sobó el labio superior por el dolor del jalón. Sus ojos estabas brillantes pero soportó el dolor para que no sea humillado.
—¡¿Quién te dijo que podías hacer esooo?!
—Perdón, niño. Era necesario para bajarte de tu nube. Venir a apagar fogatas ajenas es de mala educación. Vete antes que te dé nalgadas como castigo.
—¡Jaaaaa! ¡Estás en un error! No soy un niño. ¡¿Sabes con quién estás hablando?! ¡Soy Pedro Juan Gabriel Vicente Infante Fernández! ¡El charro más valiente de Jalisco! ¡Ajajajaayyyyyy!
El grito agudo de Pedro Juan Gabriel Vicente hizo que Joe se tape los oídos.
—¿Un charro, eh? Tengo entendido que ellos si tienen bigotes de verdad y beben tequila como si fuera una fresca limonada. Tu pareces que todavía eres amamantado.
Pedro Juan Gabriel Vicente estaba ofendido y enojado. Su rostro rojo de la cólera se podía notar pese a la oscuridad nocturna.
—¡Soy el charro de charros! ¡El aventurero de todo Jalisco! —ahora sonreía pese a que Chayanne tenía el control de la situación.
—¿Quiénes te seguían, charro de charros?
—¡Eso no te importa, cuate! Lo importante es que estoy a salvo. ¡Ajajajajayyyy!
Joe volvió a taparse los oídos.
—Si eres alguien peligroso, será mejor para ti irte.
—¡No! Por favor, dejen que me quede. Casi se llevan todas mis cosas esos hijos de su chingada madre.
Chayanne soltó una corta carcajada.
—De acuerdo, pero le tendrás que pedir disculpas a este chico.
Se hizo a un lado y presentó a Joe. Por su parte, Joe veía a Pedro Juan Gabriel Vicente con una figura imponente que crecía más con cada paso que daba.
—¿Así que a ti te empujé, eh? —dijo seriamente.
—S-Sí...
El silencio se hizo entre ambos. Pedro Juan Gabriel Vicente miraba de lleno a los ojos de Joe, mientras este temblaba del miedo.
—¡Ay, pues! Perdóname, cuate. Ya sabes que uno cuando tiene toda la enjundia en el cuerpo hace locuras, ¿si o no? ¡Ajajajajajayyyy!
Daba golpecitos en el hombro de Joe en forma de disculpa mientras Joe se sentía un tanto incómodo.
—Bien —dijo Chayanne rodeando a ambos con sus brazos por el cuello—, ya que todos somos amigos. ¡Prendan la fogata que tengo frío!
Pedro Juan Gabriel Vicente y Joe encendieron la fogata de nuevo.
—E-Esperen, ¿por qué yo? F-Fuiste tú quien lo a-apagó.
—Shhh... tu patrón te mandó a prenderlo así que te callas.
—¿P-Patrón?
—¿No eres su esclavo? —dijo Pedro Juan Gabriel Vicente un poco extrañado.
—Para nada —aclaró Chayanne—. Es mi acompañante.
—«Ahora le dicen acompañantes. Qué gente más extraña»
Chayanne estaba cómodamente acostado, viendo cómo ambos habían rehecho la fogata.
—¿Cómo quieres que te llamemos? ¿Pedro? ¿Juan Gabriel? ¿Vicente?
—¡Ajajajajayyyy! Llámenme Pedro... Pedro Infante o también Juanga, de cualquier manera estaré ahí. ¡Sí, señor!
Juan Gabriel se tiró para atrás, cayendo sobre Joe.
—¡Auch!
—¡Ay, perdón es que no te fije!
—M-Me viste acostarme aquí.
—¡Es que todo estaba oscuro!
Chayanne sonrió y tapó su rostro con su sombrero, escuchando la pequeña discusión de Joe y Juan Gabriel hasta que quedó dormido.
Próximo capítulo: Blietzkrig Bop - Parte 1
1. Pedro Juan Gabriel Vicente Infante Fernández: bueno, el nombre de este personaje hace referencia a varios cantantes, así que la lista es la siguiente:
-Pedro Infante
https://youtu.be/Xf2EWG21T9w
-Juan Gabriel
https://youtu.be/5QBkXCEzYo8
-Vicente Fernández
https://youtu.be/Tsk5aLgnQJs
-Pedro Fernández
https://youtu.be/GzmPyOlrais
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