En las montañas de la locura - Parte 4
»Hace 70 años desperté, aún cuando ningún otro ser lo había hecho a esa edad. Sin embargo, yo lo hice... Apenas tenía unos cuantos meses de nacido pero era consciente de lo que me rodeaba. Era increíble las miles de preguntas que me hacía al ver la mínima cosa pasar por mis ojos. No podía articular palabra alguna, pero mi mente sí las hacía. Tomó solo un mes en aprender a caminar y un año para poder hablar. El camino fue doloroso, pero valió la pena. Aprendí el valor que tiene el dolor en los humanos y, tal vez por ello, Dios me dio ese don. ¡Un poder extrasensorial! ¡Capaz de jugar con la mente de seres débiles y crear ilusiones para cualquier espectador! ¡Poder identificar a seres anómalos y formar alianzas! ¿El destino bendijo a un pobre bebé nacido en una granja de Siberia? Estoy seguro que sí. ¡El dolor será la bendición de este mundo!
Rasputín estaba enfrascado en sus pensamientos mientras que debajo del campanario, las calles se inundaban arrastrando todo a su paso.
Clint Eastwood cogió las riendas con firmeza, sensación que Dirty Harry identificó y comenzó a correr, alejándose de la inundación. Una pared hecha de madera se vino abajo por el agua. Dirty Harry se impulsó con sus patas y cayó sobre esta pared, usándola como bote mientras que Clint usaba el peso de ambos para dirigirlo hasta un lugar por donde pueda escapar. Unos metros calle abajo, vio un poste torcido y un techo bajo.
Se recostó sobre Dirty Harry y la madera flotante se inclinó hacia el costado, cambiando su curso hasta el poste.
—¡Ahora, Dirty Harry!
El hosco caballo expulsó vapor de sus fosas y saltó hacia el poste. Clint inclinó su cuerpo para atrás para mantener el equilibrio en el aire hasta que las patas del caballo cayeron sobre el poste. Clint jaló las riendas y el caballo volvió a saltar, pero priorizando sus patas traseras para que aterricen sobre el techo.
Al caer, caballo y jinete se vieron comprimidos por el peso del salto hasta que Dirty Harry recuperó el equilibrio y Clint se recostaba sobre el lomo para ayudar al caballo. Dirty Harry estuvo unos segundos sobre sus patas, soltando un ruidoso relincho hasta que volvió a tener sus cuatro patas sobre la superficie.
—Maldita sea... Por lo menos, nadie más tendrá esos cinco puntos.
La puerta se abrió tan fuerte, que hizo sobresaltar a los Winehouse que retozaban en sus asientos jugando con los naipes. Naipes que se cayeron al suelo por el tremendo portazo que dio Blades. Aunque le reclamaron su actitud, este pasó de largo hasta la puerta del otro extremo.
—Oye, oye. Te estoy hablando. Si sigues así, acabaremos nuestro trato.
Blades se detuvo y volteó ligeramente la cabeza para verlo de reojo, con sus ojos ensombrecidos y afilados.
—En estos precisos momentos, me importa una mierda.
Abrió la puerta y cruzó, para cerrarla tan fuerte que los cuadros que adornaban la sala de juegos se cayeron.
—Pero qué le pasa a ese tipo —dijo uno de los Winehouse más viejos.
—Wehhh... Siento que algo pasa.
El más joven de los Winehouse se acercó a la ventana y limpió el vapor que cubría el vidrio con sus manos solo para ver a la ciudad mojada y cada vez más oscura.
—¡Griffin!
Blades irrumpió en la habitación oscura de Griffin y lo levantó, cogiéndolo del cuello de su ropa.
—¡Busca a Kira y a sus hombres! ¡Diles que vengan a esta ciudad de inmediato!
—S-Sí, señor.
Dejó caer al asustado Griffin y este activó a Surfin Bird, el cual salió volando tan rápido como un rayo. Blades se quitó el sombrero, dejando ver su cabello castaño y se alejó de la habitación saliendo al exterior por la puerta trasera. Caminó varios metros hasta una fogata hecha por sus asistentes.
—El fuego ya es considerablemente alto, señor Blades —dijo uno de los asistentes que tenía los dientes delanteros tan grandes como granos de maíz.
Blades se colocó el sombrero y vio el cielo nublado que estaba oscureciéndose de manera aterradora. Soltó una carcajada que perturbó a sus asistentes. Estos se alejaron al pensar que el señor Blades perdió la cordura. Pero nada de esto era verdad, pues Blades sentía que la situación se le estaba saliendo de las manos. Se paró frente al fuego, dándole la espalda a las llamas ardientes, viendo como su sombra se proyectaba varios metros delante de su vista.
—Men at Work...
La enorme sombre que proyectaba se levantó, llegando a superar su altura. ¡Hasta dos metros de alto!
—¡Ah!
—Su sombra... —los asistentes se asustaron al ver que la sombra de Blades desaparecía, pero Blades veía la razón.
Frente a él estaba un ser humanoide con capa y sombrero. Era tan oscuro como la noche pero sus ojos circulares brillaban como luciérnagas. Sus manos no eran más que cuchillas afiladas que tenían su propio destello. Era desgarbado pero fornido. Alto, más alto que Blades y aún así, se veía al servicio de este.
—Acaba con la persona que está causando este desastre.
Los ojos de Men at Work brillaron y se desvaneció como el vapor. Blades volteó a ver a los asistentes que estaban reacios a verlo a los ojos.
—Sé que guardarán bien el secreto, porque de otro modo tendré que silenciarlos.
Los asistentes movieron la cabeza gentilmente, pero muertos de miedo.
—Vayan con el resto y avisen a los corredores que rodeen la ciudad. ¡Este tramo terminará en Quito!
Movieron sus cabezas de arriba a abajo y se fueron tan rápido como pudieron. Blades se quedó viendo la ciudad, mientras que a su tras, el fuego hacía brillar su silueta en medio de la oscuridad del atardecer.
—¡Kaaghhh! —las fosas nasales de Chayanne estaba irritadas por el agua tibia que apareció dentro de ellas. No tuvo tiempo de avisar a Dolton del peligro que lo acechaba, así que Juan Gabriel, comprimiendo sus brazos, expulsó sus puños con la suficiente fuerza para apartar al hombre caimán a un lado. Dolton se sobresaltó al ver las fauces del caimán cerca de su rostro, así que tomo su caballo y se apartó.
—¡Auch! ¡Duele un chingo!
Los nudillos de Juan Gabriel estaban rojos. El hombre caimán se puso de pie y se rió en sus caras.
—Tú también tienes un don, niño... ¿Eh?
Los ojos del hombre caimán voltearon a Dolton quien se dirigía hacia Chayanne para ayudarlo a expulsar el agua de sus pulmones.
—¡Ñam, ñam! ¡Dos presas indefensas para mí!
Se agachó y tomó impulso para saltar sobre ellos. Extendiendo sus brazos y piernas, abrió su enorme boca para incrustar sus colmillos sobre Dolton y Chayanne.
—¡Ah! ¡Danza Invisible es inútil en la noche!
De pronto, sintió un apretón en su hombro. Un apretón tan fuerte que le hizo rechinar los dientes. Se dio cuenta que era Chayanne quien le indicaba un punto en medio de su pecho.
—Ya entiendo.
Cerró su mano en un puño y golpeó con toda su fuerza en el punto indicado por Chayanne. Esto hizo que el agua que estaba en sus pulmones salga disparado hacia el hombre caimán. El chorro de agua salió tan rápido que el caimán no tuvo tiempo de esquivarlo, por lo que el chorro fue directo hasta la garganta del monstruo, atragantándolo.
—¡Aaghghggaaaghgghgaggg!
Chayanne se puso de pie, viendo como el hombre caimán se retorcía en el suelo, tratando de sacar el chorro de agua en su garganta.
—¿Te atreviste a comerme... y sin mi permiso?
Los ojos del hombre caimán casi se salen de sus cuencas al ver que Chayanne se acercaba y le propinaba fuertes patadas en todo el hocico. Dolton también hizo lo mismo.
—«¡Nooo! Otra vez siendo humillado» —el hombre caimán se protegía de los golpes, tapando su cabeza con sus bracitos—. «¿Cómo es que inició todo esto? Oh... ya lo recuerdo...»
Cinco años atrás, Lalo Lacoste era un cazador furtivo de animales silvestres. Se adentraba en las montañas y valles para cazar todo tipo de animales. Ya sean aves o mamíferos, pero sus favoritos eran los caimanes y cocodrilos.
Había un caimán en especial, conocido por tener la cola dorada. Estaba tan empecinado en atraparlo que llevó a un niño del pueblo cercano para ayudar a capturarlo, pero lo que no sabían de Lalo era que usaba un tipo especial de carnadas para atrapar a caimanes.
—Quédate detrás de este arbusto. Cuando te lo diga, lanza ese bisteck que tienes en la mano, ¿de acuerdo?
—Sí, señor —dijo el niño.
Lalo se alejó cargando su escopeta. Subió a un árbol y apuntó al lago por donde vio al caimán esconderse.
—«Como está en el agua, no ha olido la carne. Esto ayudará»
Disparó al agua y recargó la escopeta. El enorme animal salió del agua, dirigiéndose hacia los arbustos.
El niño estaba agazapado, esperando la orden de Lalo. Se puso en alerta cuando lo vio venir a toda velocidad.
—¿Qué pasó, señor Lal...?
El niño no tuvo tiempo de terminar la pregunta cuando Lalo se acercó a él y lo pateó con tanta fuerza que cayó directo a las fauces del enorme animal.
Los gritos desesperados del niño no lo compadecieron, es más, disfrutaba ver lo complacido que estaba el caimán al comer al pequeño niño.
—Tan cerca... La única oportunidad que tengo de ver a uno tan cerca es cuando comen carne humana.
El lago en medio de las montañas comenzó a vibrar. El viento se aceleró moviendo las ramas de los árboles. Lalo vio a su alrededor por si era una tormenta, pero solo notó la fugaz sombra de una enorme ave que levantó el agua del lago, mojándolo por completo.
—Pero, ¿qué mier...? ¡Aaahhhh!
El gran caimán de cola dorada estaba por caer sobre él cuando se quitó el agua de los ojos. Quiso escapar, pero al girar, el enorme animal cayó sobre su espalda. Trató de quitarse de encima al animal, pero el caimán comenzó a derretirse y cubrir el cuerpo de Lalo.
—¡Auxilio! ¡Socorrooooooo!
—«Ese día... ese día toco cambió para mí. Obtuve lo que siempre quise y algo más...» —El hombre caimán, conocido como Lalo, no aguantó más y agitó su larga cola para atacar—. ¡Crocodile Rock!
La cola gris de Lalo Lacoste se endureció como la roca, impactando las piernas de Chayanne y de Dolton, haciendo que choquen contra el pavimento.
—¿Quéééé? ¿Cómo chingados estos monstruos saben más inglés que yo? —exclamó Juan Gabriel.
Chayanne se reincorporó, pero no vio a Lalo llegar ferozmente y atrapar su brazo con una punzante mordida.
—¡Aakkghh! —exclamó de dolor.
Lalo estiró sus brazos y sus piernas se entumecieron sobre el suelo para poder impulsarse y dar giros en el aire.
Pero Chayanne sabía que haría tal acción por lo que se preparó para girar a la misma velocidad que el caimán.
—Nunca sabes cuándo rendirte, ¿verdad?
—Te sorprendería las veces que he escuchado eso.
Chayanne y Lalo giraban a una velocidad impresionante, siempre impulsándose con un pie cada intervalo de tiempo, pues una descoordinación, le valdría el brazo a Chayanne.
—¡Crocodile Rock!
En el momento que volvió a pisar el suelo con su pata para impulsarse, estiró sus brazos y los movió en el sentido que estaba girando, ganando un porcentaje más de velocidad en comparación a la de Chayanne, lo que provocó que sus dientes rasguen el brazo y que la sangre comience a fluir.
—«¿Cómo ganó velocidad? ¡Estamos haciendo los mismos movimientos! ¿Cómo lo ha hecho? ¡Un momento!»
Su pie presionó tan fuerte el suelo que lo partió, pero aprovecho el momentum que estaba ganando para tomar aire. Sus ojos estaban clavados sobre los de Lalo y, cuando volvió a impulsarse, activo el Hertz a su alrededor.
—«A ver, qué está sucediendo... Sus manos son más gruesas de lo normal. ¿Cómo hace eso?
El suelo cada vez se hundía más con los saltos tan fuertes que daban para seguir girando. Ninguno daba su brazo a torcer, estaban empecinados a seguir compitiendo pero Chayanne comenzaba a cansarse.
—Debemos hacer algo, chingada madre.
—No —repuso Dolton—. Si interrumpimos, Chayanne perderá la pelea y el brazo. Pero hay que estar atentos cuando finalicen. En ese entonces, seremos útiles.
Las olas que creaban con sus saltos expandían el agua que corría en el suelo, aunque no era tanto, llegaba a las rodillas de ambos.
—«¡Mi pierna se está entumeciendo!» —Chayanne estaba sudoroso y sus piernas acalambradas por el constante movimiento—. «Pensé que también se cansaría pero el malnacido ni suda. Solo me queda hacer una cosa»
El aire que Chayanne inhalaba venía a él en forma de torbellino por lo rápido que giraba. Una vez que tuvo la energía suficiente, puso su pie en el suelo, salpicando con agua a Lalo quien mantenía la presión en la mordedura.
—«¿Qué pretende este idiota?»
—¡El Hertz es más que ondas! ¡También es vibración!
Su pie expulsó las ondas Hertz que acumuló en su pecho, convirtiendo el agua que estaba debajo en hielo. Las moléculas de agua vibraron tanto que pasaron por sus fases hasta solidificarse y atrapar la pata de Lalo.
—«¡Superramadre! ¡Qué frío!»
Los enormes dientes del caimán se soltaron por unos insignificantes centímetros, pero estos eran sumamente valiosos para Chayanne pues no dudo en sacar su brazo rápidamente.
—¡¿Ah?!
—Tengo que admitir que me sorprendiste, lagartija —aunque sonreía, los ojos de Chayanne estaban ensombrecidos y Lalo asustado por lo que se avecinaba—. Endurecer tus manos para usarlos como alerones fue algo astuto. Tal vez también escuchas eso a menudo.
—¡Crocodile Rock!
Lalo activó su stand y así, endureció toda su piel.
—Golpéame, zopenco. Cuanto más fuerte sean tus golpes, más te dolerá. ¡Hasta puedes destruirte la mano tú solo! ¡Esa es la habilidad de Crocodile Rock!
La figura de un lagarto se asomó por el hombro de Lalo mientras este esperaba pacientemente el ataque de Chayanne.
—¿Un stand, eh? —Chayanne suspiró y escupió al costado—. Estoy harto de encontrarme a puros estúpidos con poderes y, lamentablemente, tienes la desdicha de que me desahogaré contigo.
—¿Ah, sí? ¡Vamos, golpéame!
El pecho de Chayanne se elevó cuando tomó aire. Sus manos se movieron de un lado a otro y se agachó para saltar.
—Esto es una técnica que yo llamo Daddy, Daddy, Do —sonrió mientras sus ojos eran tapados por el ala de su sombrero—. ¡Espero que te guste!
Chayanne saltó hacia Lalo quien lo esperaba con los brazos abiertos.
—¡Ja, ja, ja! ¡Con solo un golpe, te podré venc...! ¿Qué?
Para su sorpresa, el puño que lanzaba Chayanne se deformó, ya que sus dedos se movieron, dejando el dedo índice levantado. Lo mismo vio con su otra mano, pero cuando sus ojos se posaron en su rostro, solo vio a un hombre lleno de furia.
—¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora!
Los ataques de Chayanne con su índice caían como gotas de lluvia en una tormenta sobre Lalo Lacoste. Pero este no sentía ningún tipo de dolor. Solo sentía los dedos de Chayanne tocando su cuerpo.
—«¿Qué hace este sujeto? ¡Ah! Rasputín dijo que este hombre usaba una técnica especial. ¿Era Hertz? ¡Sí! ¡Es el Hertz!»
—¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora!
Chayanne retrocedió con un salto y giró, agarrando su sombrero para retirarse.
—Te sugiero que no te muevas o estallarás.
—¿Qué mierd...? ¡Aagghhhh!
La piel que recubría los brazos y piernas de Lalo estallaron, dejándolo ensangrentado.
—¡N-Nooo!
Su gran hocico también se abrió con pequeños estallidos que se produjeron cuando se movió.
—Con el Daddy, Daddy, Do inserté pequeñas ondas Hertz en todo tu cuerpo, articulando una pequeña pero delicada red que se activan cuando rompes la alineación.
—¡Aahhh! ¡Agkkhhhh!
Lalo cayó al suelo luego de que todo su cuerpo se vea afectado por las ondas Hertz. Sollozó un rato y luego se arrastró con sus brazos.
—¡Mátelo, Don Chayanne! —exclamó Juan Gabriel.
—No —respondió—. Él no es a quién quiero eliminar.
—¡S-Señor Chayanne!
Los tres giraron al escuchar esa voz familiar.
—¡JoJo!
Joe corría tan rápido, pero no fue suficiente ya que un ventarrón de vapor lo alcanzó y lo congeló de cuerpo entero.
—¡Joe! —exclamó Chayanne.
La Madre de Agua apareció junto a un cubo de hielo que contenía a Redbone.
—Vi que también puedes alterar el estado del agua —dijo la mujer—. ¡Eso... me enfureceeeeeee!
Próximo capítulo: En las montañas de la locura - Parte 5
1. Men at Work: el nombre del stand de Blades hace referencia al banda australiana de rock, Men at Work.
https://youtu.be/SECVGN4Bsgg
2. Crocodile Rock: el nombre del stand de Lalo Lacoste es una referencia a la canción de Elton John, titulada Crocodile Rock.
https://youtu.be/CBSp7QruwKY
3. Daddy, daddy, do: el nombre de la técnica de Chayanne es una referencia al título de la canción Daddy! Daddy! Do! interpretado por Masayuki Suzuki.
https://youtu.be/2Od7QCsyqkE
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