Another One Bites The Dust - Parte 4

Veían el suelo agrietarse y presentar pequeños cristales parecidos a la nieve. Chayanne lanzó varias ondas Hertz para evitar que el suelo que estaban pisando se congele.

Wham, Archie y Fort se reunieron con el club de los Andes.

—¿Ustedes lo conocen?

—Sí —respondió Joe—. Su stand le permite absorber la temperatura de un área específica, sin embargo, ahora mismo está absorbiendo el calor de toda la ciudad.

Chayanne se fijó en Emmanuel, pero soló encontró un peludo bulto blanco incrustado en el suelo. Quiso acercarse pero una capa de hielo lo tapó.

—Un momento, ¿dónde está esa mujer pelirroja? —preguntó.

—Le dije a Juan Gabriel que la vigile —dijo Dolton.

—No manchen, yo se lo dije a Redbone —respondió Juan Gabriel.

—Tenía que atrapar a Kira así que se lo dije a Joe —respondió Redbone.

—Bueno, yo se lo pedí a Dolton.

Chayanne se pasó la mano por la cara.

—Olvídenlo, debemos salir de aquí antes de que ese demente nos congele.

—¿Y qué hay de esa güerita? —señaló Juan Gabriel a Blondie quien lloraba desconsoladamente en el suelo.

Sus lágrimas se habían cristalizado por el frío, pero ella seguía llorando.

Chayanne llegó hasta ella y tocó su hombro.

—Oye, ¿te vas o te quedas? Me muero de frío.

El viento se hizo más helado, encrespando los vellos de todos los que estaban en la ciudad. Pero de pronto, sintieron una brisa cálida.

—Ay, qué bonito es el cambio climático —dijo Juan Gabriel.

Un brillo solar se desprendía de una enorme esfera que estaba encima del hotel.

—¡Es el sol! —exclamaron.

Afroman y Arctic Monkey estaban dentro de la esfera de calor que empezaba a atraer objetos pequeños, pero rápidamente la fuerza de atracción se hizo más potente al punto en que las casas se desprendían de su base.

—Nunca pensé que podría llegar a este punto —dijo Afroman—, pero ahora me he convertido en la misma energía de calor. ¡Soy capaz de mantener la energía de calor en mi cuerpo!

Chayanne y los demás empezaban a sentir un fuerte tirón que los elevaba del suelo. Fue Juan Gabriel quien, estirando sus extremidades, logró fijarlos al suelo apoyándose de un poste.

—¡Esa mujer está en peligro! —dijo Wham agarrado de la pierna resorte de Juan Gabriel.

Antes que active a Careless Whisper, Redbone se desprendió del brazo resorte de Juan Gabriel, lanzándose hasta llegar con Blondie.

—¡Redbone! —exclamaron sus compañeros.

El cuerpo de Redbone se petrificó, sirviendo como peso para evitar que Blondie salga volando hacia el sol de Afroman.

—Déjame, ya no quiero vivir —suplicó Blondie.

—Borra esas lágrimas de tu rostro —reclamó Redbone—. Tu vida vale más que cualquier otra cosa.

—¡El amor de mi vida nunca me amó! Dediqué varios años de mi vida a él para que se fije en mí, pero realmente solo me veía como una herramienta para utilizar.

—¡Reacciona, mujer! —exclamó Redbone—. Si vas a depender tu vida en alguien, morirás tarde o temprano. Tu error fue darle prioridad a esa persona antes que a ti.

—¿Yo estuve mal?

—¡Por supuesto! Pero aún tienes tiempo para redimirte.

La esfera de calor se hacía más grande cuanto más materia consumaba. Era tan grande que iluminaba toda la ciudad.

—¡Ah! ¡Es el dios sol! —exclamó uno de los pueblerinos.

—¡Sabía que este día llegaría! —dijo otro que montaba una llama. Bajó del animal y empezó a hacer reverencias hacia el sol.

Varios habitantes de Cuzco se agacharon e hicieron reverencias sin parar.

—¡Es el dios sol! Siempre supe que vendría, jamás creí en ese dios barbón —lanzó su farol a una cruz y la madera se incendió junto a la iglesia.

Toda la ciudad estaba venerando al sol que poco a poco aumentaba su tamaño, pero también la fuerza de atracción.

Blades estaba confundido al ver la enorme bola de calor al otro lado de la ciudad. Tenía canas y arrugas en su rostro, además que sus huesos empezaban a debilitarse.

—«¿Por qué demora tanto?»

Kira escapaba con el caballo a toda velocidad. Ignoraba el hecho de que una ola de calor provenía del lugar donde había estado, pero lo que más quería era alejarse.

Se puso en estado de alerta al ver a una figura casi fantasmagórica a un lado, con amenazantes cuchillas como manos.

—¡Killer Queen!

Su stand apareció para defender a su usuario del ataque, pero la figura de extensa gabardina oscura y sombrero evitó atacarlo, sino más bien lo siguió de cerca a la misma altura.

Estiró sus manos, como si estuviera pidiendo algo. Kira no sabía a lo que se refería hasta que llegó a una conclusión.

—«Este debe ser el stand de Blades. Viene a reclamar esa pieza de metal» —sonrió, pero no detuvo la marcha del caballo.

Men at Work se mostraba impaciente.

—Sé lo que quieres, está en la mano de mi stand. Tómala y lárgate.

Killer Queen estiró su brazo con el puño cerrado. Men at Work se acercó y pidió la pieza. Antes que Killer Queen pueda abrir la mano, tocó al stand con sombrero con su otra mano.

—¡Me quedaré con esa estúpida pieza! Seguramente vale mucho en el mercado negro. ¡Killer Queen!

Apretó el botón y Men at Work estalló, pero Kira se quedó sorprendido al ver que las partículas de Men at Work se solidificaban formando cientos de Men at Work.

—¿Cómo es eso posible? —reclamó Kira.

Killer Queen volvió a aparecer y golpeó a cada uno de los Men at Work para hacerlos estallar. Eran tantos que las explosiones parecían ser producidas por fuegos artificiales.

—¡Killer Queen! —arremetió contra los Men at Work con una intensa lluvia de golpes para alejarlos.

Sin embargo, eran tan diminutos como una hormiga. Se subieron en los brazos de Killer Queen y saltaron hacia Kira, rasguñando su piel con sus cuchillas. Otro grupo saltó a su cara y entró por sus fosas nasales, invadiendo su sistema respiratorio. Desde adentro, pudieron atacar sus pulmones, tráquea y garganta, provocando una hemorragia interna.

Más Men at Work entraron por sus ojos y orejas, despedazándolo desde el interior de su cuerpo.

Kira no podía hacer nada. Sus oídos y ojos sangraban, solo vomitaba sangre. Las venas de su cuerpo estaban infestadas de Men at Work que cortaban su circulación con sus cuchillas.

Al final, con varios cortes desde adentro, los Men at Work lograron sacar la moharra desde el interior de la cabeza de Kira mientras este agonizaba. Cayó del caballo con parte de su cráneo abierto hasta que murió en una desolada y helada calle.

Los Men at Work se agruparon hasta formar al único stand que había en el principio. El stand vio al cadáver con decepción y luego regresó con su usuario.

Mientras tanto, Juan Gabriel se mostraba preocupado por el hecho de que el poste en el que se apoyaba estaba por desprenderse del suelo.

—Ah, cuates...

Wham también estaba preocupado. La fuerza de la bola de calor aumentaba como su tamaño.

—Archie, Fort, debemos hacer algo. Si ese sol sigue creciendo, comerá todo el planeta.

—¿Pero qué podemos hacer? Tú eres el único con stand —recalcó Archie—. No hay nadie quien tenga el poder de congelar las cosas.

Chayanne, quien había escuchado la conversación, añadió un dato interesante.

—¿Usted cree en las ondas?

—¿Ondas?

—Yo sé que el calor es la alteración de las moléculas, cuando estas se calman, es cuando se produce el frío. El Hertz puede alterar como "calmar" las moléculas.

—¿Qué es el Hertz? —preguntó Wham.

—Larga historia, ja, ja —intervino Joe.

Hasta ese entonces, Wham no había reparado en que ese muchacho de piel oscura tenía unos hermosos ojos azules, parecidos a los de...

—JoJo...

—Eh, ¿cómo sabe mi apodo? —preguntó Joe.

—¿Tu apodo es JoJo?

—Sí.

—Hmmm...

—Puede tener una cita para conocerse mejor después de que acabemos con ese sol —dijo Chayanne—. Confirme lo que dije.

—Tienes toda la razón. Si ese Hertz logra estar a la misma frecuencia que ese sol, pueden controlarlo y congelarlo, pero los picos de calor pueden estar altos y variar. Necesitas de algo muy potente para conseguirlo.

—No te preocupes, todo está aquí —Chayanne señaló su corazón.

Joe sonrió y asintió.

Ambos se soltaron de los brazos de Juan Gabriel y pisaron fuertemente el suelo. Aprovechando la fuerza de atracción del sol de Afroman, llegaron rápidamente hasta la ubicación de Redbone y Blondie.

—Oye, tú —llamó Chayanne a Blondie. Esta se sujetaba del cuerpo petrificado de Redbone.

—¿Qué quieres, Chayanne?

—Quiero que uses tu poder para que no caigamos en el sol.

—¿Mi poder? Pero yo no puedo controlarlo.

—Este es el momento en que debes demostrar de lo que estás hecha —intervino Redbone—. Hazlo porque es lo correcto, no porque te lo ordenaron.

Chayanne pasó saliva y asintió, disculpándose.

—¡No lo hagas ni por mí ni por nadie, debe ser tu misma voluntad!

Observó como Juan Gabriel se aferraba al poste que estaba a un pelo de desprenderse del suelo. Tomó aire y cogió su tablero.

—Necesito llegar a esa distancia, de otro modo ese chico resorte también morirá succionado.

Chayanne y Joe estaban sorprendidos.

Redbone se puso de pie y cargó a Blondie. Gracias a su peso, podía seguir en tierra firme.

—La llevaré hasta allá, ¿estarán bien?

—Nah, no te preocupes, Redbone —dijo Chayanne agarrándose como sea del suelo—. Date prisa.

Blondie enseñó su tablero a Chayanne y Joe y luego a Juan Gabriel y el resto.

Estando a diez metros de ellos, su stand apareció y comenzó a girar las manecillas.

—¡One Way or Another!

Esta vez necesitaba una fuerza contraria pero horizontal para anular la fuerza de atracción del sol de Afroman. No podía darse el lujo de un resultado al azar.

—«Siempre he dejado mi vida en manos de personas al azar. Esta vez quiero ser yo la que decida»

Levantó el puño y lo estrelló sobre las manecillas, en el momento exacto en que formaban un ángulo de 180°.

—¡Ja, ja, ja, ja! ¡Hazlo, One Way or Another!

El stand de Blondie activó la fuerza de atracción, logrando que Chayanne, Wham, Joe y los demás permanezcan en el mismo lugar.

Sin embargo, el sol de Afroman se hacía más grande cuanto más consumía. El calor que emanaba se sentía como en verano.

—¡Hagan lo que deben de hacer o moriremos rostizados! —exclamó Blondie.

—No quiero quedar como Joe —imploró Juan Gabriel, enojando a Joe. Dolton soltó una carcajada silenciosa.

—El sol crecerá más y su fuerza aumentará. ¡Deben enfriarlo ahora!

Chayanne asintió. Vio a Joe y este también asintió.

Caminaron con mucha seguridad hasta alejarse del grupo, dando cara al inclemente sol de Afroman.

—¡Tarde o temprano los comeré! —exclamaba Afroman. Su cuerpo se había carbonizado y presentaba grietas de fuego que llegaban a sus ojos. Arctic Monkey no dejaba de golpear su pecho a pesar de la enorme temperatura que los rodeaba.

A lo lejos y desde lo alto, Hall Oates estaba asustado al ver la enorme bola de fuego en la ciudad. Aunque estaban lejos, el dirigible se tambaleaba evitando ser arrastrado hacia ese pequeño sol.

—Esto es increíble —dijo nervioso y con la frente sudorosa.

A un lado estaban los Winehouse viendo aquel espectáculo solar que poco a poco consumía la ciudad.

Los aleteos de un ave alertaron a Olga. Apuntó con su arma pero al ver que se trataba de Surfin Bird, lo guardó.

El stand volvió con su usuario y pudo tomar un respiro.

—¿Dónde estabas? ¿Dónde está mi esposo?

—N-No lo sé, señora Olga. Siento que he sido golpeado varias veces y por la misma mano.

—¿Olga? —intervino Hall desde su asiento—. Eres Olga Matters, ¿verdad?

Olga hizo una mueca de disgusto.

—Ahora entiendo porqué tu habilidad es una pistola. La familia Matters era la mayor productora de armas de guerra, incluso proveían de armamentos a los estados esclavistas del sur en la Guerra de Secesión.

—Haz estado ocupado, abogado de mierda —rozó la punta del plátano en el rostro de Hall.

—Me doy la tarea de investigar a mis potenciales clientes. Luego de que tu padre vendiera armas a los alemanes en la Gran Guerra, era obvio que necesitaría un buen abogado para salir de la cárcel y recuperar sus fábricas.

—¡Cállate! No me hagas recordar eso.

La mejilla de Hall se frunció al sentir la punzada del plátano.

—Y tal vez eso explica el hecho de que estés casada con Ruben Blades. Para salvar el apellido, tuvieron que casarte con él para no caer en la pobreza. Muy clásico pero ingenioso —sonrío Hall.

Olga estaba a punto de apretar el plátano cuando Griffin la detuvo.

—El señor Blades pidió explícitamente que mantengan con vida al abogado y a los Winehouse.

Pese al enojo, Olga cedió sin dejar de apretar el plátano.

Hall se quedó callado. Si decía una palabra más, esta vez si habría una bala en su cabeza.

Joe y Chayanne se mantuvieron firmes ante el sol que estaba aumentando su tamaño.

—Tenemos que escanear la frecuencia de esa energía. Recuerda que el calor es la alteración de las moléculas. Están en movimiento. Eso quiere decir que hay vibración y si hay vibración...

—... hay una frecuencia —terminó Joe.

—¡Así es!

—Escaneemos ese sol para identificar su frecuencia. ¿Listo?

Ambos tomaron una buena porción de aire, llenando sus pulmones y aumentando ligeramente su caja toráxica.

—¡Ahora! ¡Radar Hertz! —exclamaron con los ojos cerrados.

Las ondas Hertz se dispersaron de sus cuerpos hasta cubrir un radio de 500 metros a la redonda. El mayor rango alcanzado hasta ahora.

—¡La frecuencia es demasiada, señor Chayanne!

Por su parte, Chayanne estaba preocupado.

La idea que tenía en mente era disminuir las frecuencias de las moléculas para que el calor disminuya. Pero eso se conseguía estando a la misma frecuencia, pero como el tamaño del sol aumentaba, la frecuencia podía variar, además que alcanzar esa frecuencia era complicada aún siendo dos personas.

—Joe, debemos vibrar juntos —dijo Chayanne con una idea en su cabeza. Una idea que había estado pensando desde hace un tiempo.

—¿De qué se trata, señor Chayanne?

—El corazón, JoJo. El corazón nos ayuda a producir el Hertz. Pero imagina a dos corazones latiendo a la vez. Nuestro Hertz podría alcanzar niveles que solo he imaginado.

Joe no supo qué más decir.

—Hay que hacerlo, señor Chayanne. Confío en su idea.

Chayanne sonrió.

—Gracias, JoJo.

Ambos sonrieron y tomaron una honda respiración.

—¡Usa el Radar Hertz para que encuentres la frecuencia de mi corazón, Joe! —gritó Chayanne por el bullicio que producía el sol de Afroman al absorber casas y parte de la calle.

Joe activó el Radar Hertz, encontrando el corazón de Chayanne latiendo intensamente.

—¡Lo tengo!

—¡Ahora haz que tu corazón tenga la misma frecuencia que el mío!

Esta vez a Joe le costaba trabajo. Por más que quería igualar la frecuencia de Chayanne, no podía. Intentó varias veces pero su cuerpo comenzaba a desgastarse.

—¡No lo puedo hacer, señor Chayanne!

—¡Vamos, Joe! ¡Tú puedes! ¡Debes tener mi misma frecuencia!

En ese momento, un recuerdo de muchos años atrás llegó a la mente de Chayanne.

Estaba al lado de su maestro, intentando crear una onda Hertz con sus manos, pero no le salía. Cuando alistaba sus cosas para alejarse, su maestro apareció.

—¿A dónde vas, Chayanne? Todavía no hemos concluido.

—Lo siento, maestro Johnny —dijo con pesar—. Nada de lo que me ha enseñado he podido replicarlo. Es obvio que no estoy hecho para esto. Jamás seré como usted.

Johnny quedó en silencio unos segundos.

—Yo no te enseñó esto para que seas igual a mí, te enseño esto para que encuentres tu propio camino. Estoy seguro que cuando lo encuentres, serás muy diferente a mí.

Chayanne abrió los ojos.

—Joe, olvida eso —ordenó.

—¿Qué?

—Olvida esa tontería que te dije. Concentrémonos en ese sol. Solo piensa en eso con todas tus fuerzas.

Joe estaba confundido pero asintió.

Tomaron aire y esparcieron el Hertz en sus propios cuerpos. Luego extendieron las ondas hasta sentir las frecuencias del otro.

—¡Hacia el sol!

Las frecuencias de ambos variaron tan rápido que terminaron por igualarse en un punto indeterminado. Al sincronizar sus frecuencias, sintieron sus corazones latiendo demasiado rápido y a la vez.

—¡Es asombroso! —dijeron a la vez.

Se vieron a los ojos y sonrieron. Sus pulmones se llenaron de oxígeno a la misma vez, reuniendo la misma cantidad de aire.

Movieron sus brazos, manifestando un aura dorada que los recubrió a los dos.

No se dijeron más palabras pues tenían la misma idea en mente. Dejaron que su mismo instinto los guíe y elevaron sus brazos, señalando el sol de Afroman que estaba tan cerca de ellos que el calor estaba por broncearlos.

Sin embargo, lo que salió de sus brazos fue D.L.G. Acto 2 quien se dirigió rápidamente hasta el sol producido por Arctic Monkey. Tocó el orbe de calor y infundió cientos de ondas Hertz que envolvieron la esfera.

—¡¿Quéééé?! ¡Estos malditos están por matarme!

Las ondas Hertz disiparon el calor hasta que le llegó el turno de Afroman. Su cuerpo se había fusionado con el calor que reunió, por lo que también se disolvió en el aire cuando las ondas Hertz llegaron a él.

Tan pronto como apareció, el sol se fue sin dejar rastros. Aunque lo único notorio eran los destrozos que estaban en la ciudad.

Chayanne y Joe cayeron al suelo de espaldas y chocaron sus manos mientras suspiraban satisfechos.

Blondie reunió suficiente fuerza de voluntad para desactivar su stand, evitando que puedan tener una muerte horrible.

—¡Bien hecho, cuates! —exclamó Juan Gabriel mientras se dirigía con Dolton y Redbone hacia ellos.

Wham y Archie mantuvieron una conversación discreta.

—Vi que usaron la respiración como el Hamon —indicó Archie.

—Sí, pero el Hamon no hace ese tipo de cosas —recalcó Wham.

—Esto no me da buena espina...

Juan Gabriel y Redbone cargaron a Chayanne en sus hombros, mientras que Dolton se encargaba de Joe.

—Lo hiciste bien, Joe.

—Hicimos lo que pudimos —respondió.

Antes de dar un pasó más, sintió una vibración anómala y perversa que surgía de la misma tierra.

—¡Cuidado! —exclamó Joe pero fue muy tarde ya que una liana de piedra había atravesado el estómago de Dolton.

En el centro de la ciudad, Ruben Blades había puesto la moharra en aquel monolito.

—¡Oh, gran sello! ¡Déjame conocer tus secretos para llegar a mi dorado destino! —exclamó.

Las rocas que estaban en los puntos cardinales alrededor de la parte central de la ciudad comenzaron moverse. Del suelo surgieron lianas de piedra que atravesaron a las personas y animales que se hallaban en sus casas. No tenían compasión de nadie. Desde niños hasta ancianos. Todos eran absorbidos hasta dejarlos echo polvo.

Joe destruyó una de las lianas con una onda Hertz, pero luego pudo ver que se acercaban más por debajo de ellos. Cargó a Dolton y pudo esquivar, sin embargo, otras lianas que venían por detrás rasguñaron su espalda hasta romper su ropa.

Chayanne también hizo lo mismo, teniendo más suerte ya que Wham activó su stand. Pero no les duró mucho. Una de las lianas atravesó al agente Fort y absorbió sus fluidos hasta resecar su carne y pulverizarlo.

Wham y Archie estaban perturbados por lo que vieron. Unas lianas atraparon las piernas de Archie, pero Wham pudo romperlas antes de que absorban a la agente.

Al ver que se rehusaban a ser absorbidos, las lianas los cogieron de las piernas y los lanzaron fuera de la ciudad. Fueron lanzados con tanta fuerza que cayeron a 10 kilómetros de distancia de la ciudad.

El capullo en el que estaba envuelto Emmanuel era impenetrable a pesar de que parecía estar cubierto por una tela.

Algunas lianas lo envolvieron y lo catapultaron lejos de esa área, cayendo sobre un montón de sacos blancos de arroz.

Gritos de auxilio y llantos era lo que se escuchaba en la ciudad hasta que eran enmudecidas como el polvo.

El antiguo templo del monarca brilló como el oro hasta que se apagó, pero lo único que quedó brillando fue una pequeña guadaña que estaba delante de Blades. Este la cogió y se llenó de una vitalidad asombrosa, que regeneró su cuerpo por completo.

—Es una sensación exorbitante —susurró Blades.

El dirigible descendió levemente, soltando una soga. Blades lo tomó y fue llevado hasta el lobby del dirigible, donde lo esperaba su esposa. Una vez que estuvo a bordo, el dirigible emprendió su marcha a toda velocidad.

El estómago de Hall estaba revuelto, había visto como media ciudad desapareció en cuestión de segundos.

—¿Por qué haces todo esto? No tiene sentido —dijo Hall.

—Concluyo algo que mi abuelo comenzó. Finalmente, los Blades tendrán la hegemonía de todo el mundo.

Olga había puesto una escoba sobre la mesa. Blades se acercó a ella y la besó en los labios, luego tomó la escoba y apuntó a los Winehouse.

—A estas alturas ya no los necesito.

Apretó la escoba, disparando como si tuviera un fusil en sus manos. Cada Winehouse trataba de huir, pero eran rematados por Olga Blades y su plátano.

—¡Mueran! ¡Tenía ganas de hacer esto hace bastante tiempo!

El último Winehouse tenía varias aberturas en su espalda y piernas. Se arrastró para poder esconderse detrás de la mesa, manchando el suelo de sangre.

—P-Por favor, no me mates. Puedes quedarte con todas mis propiedades.

Blades lo vio por unos segundos y le dio la mano. El Winehouse se alegró viendo la compasión de aquel hombre.

Las compuertas se abrieron y el viento gélido invadió el lobby.

Olga se acercó al hombre y le puso una pera en la boca, quitándole el tallo de la fruta. Winehouse gimoteó de preocupación cuando Blades lo lanzó al vacío por la compuerta hasta que explotó en los aires.

Hall esperaba lo peor. Su mano temblaba sin freno alguno y su cara era una catarata de sudor pese al frío. Pero, luego sonrío.

—Termina conmigo, Blades —dijo Hall—. Ya he vivido suficiente.

—No —repuso Blades—. Tu muerte será más simbólica.

Jaló la silla en la que estaba Hall, poniéndola en el borde de la compuerta. El poco cabello que Hall tenía sobre su cabeza se batía por el viento.

—Tu caerás como los Joestars lo harán muy pronto.

—¡Eres un demente!

Blades sonrío.

—Todo el oro del mundo me permitirá dictar las reglas del mundo, pero mientras los Joestars existan y su afán de salvar el mundo, jamás podré ser yo quien controle el mundo.

—Esto no es algo reciente, ¿verdad? —intuyó Hall—. Tienes años planeando esto.

—En realidad, esta travesía comenzó hace 70 años —dijo Blades—, cuando mi abuelo se encontró cara a cara con Dios...

Próximo capítulo: El nombre de la verdad

Nombre de usuario: Afroman

Nombre de stand: Arctic Monkey

Stats

Poder destructivo: C
Durabilidad: C
Velocidad: A
Precisión: B
Rango: Indefinido
Potencial de aprendizaje: A

Habilidades

El stand Arctic Monkey permite al usuario sustraer el calor de un área determinada. Dicha área absorbida puede ser empleada para atacar a un oponente. Así como puede sustraer el calor, también puede mover el frío, ya que este último es la ausencia de calor puede usar dichas temperaturas a su favor. En momentos críticos, puede absorber el calor de un área de mayor tamaño, con el riesgo de morir en el intento.

Nombre de usuario: Yoshikage Kira

Nombre de sub-habilidad: Bites The Dust

Stats

Poder destructivo: A
Durabilidad: B
Velocidad: A
Precisión: B
Rango: E
Potencial de aprendizaje: C

Habilidades

Bites The Dust es una habilidad que usa el poder de Killer Queen para defender a su usuario original y al portador de Bites The Dust. Dicha habilidad hace explotar a quienes representen un peligro para usuario y portador, retrocediendo el tiempo hasta unos minutos determinados y dejando transcurrir repitiendo las mismas muertes hasta que el usuario reclame a Killer Queen con un contacto físico al portador de Bites The Dust, solo así el tiempo no se repetirá y las muertes realizadas en ese tiempo no podrán ser evitadas.

Además, si el portador decide suicidarse debido al estrés psicológico que implica la habilidad de Bites The Dust, la habilidad evitará su muerte, retrocediendo el tiempo hacia atrás. No hay límites para ello ya que Bites The Dust necesita al portador con vida.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top