Aguas turbulentas

»En aquella casa, fui muy feliz... Me gustaba ver el mar. Las olas moviéndose frente a mí mientras las veía cómodamente desde mi ventana. Y ahora, estoy en la orilla. El mar me jala hacia el fondo del océano y mi casa se aleja. ¿Mi madre estará preocupada? Seguramente sí. Me dijo que es peligroso salir de casa y que la espere hasta que llegue del trabajo. ¿El mundo es peligroso como el mar? Creo que sí...

Un chorro de agua despertó a Joe. Chayanne tenía una cantimplora en la mano la cual acabó el contenido de un sorbo.

—Despierta, niño. Se nos hará tarde.

Joe se secó la cara con un paño que sacó de su alforja. Al voltear, vio a Redbone curando las heridas de Treasure. Se acercó para agradecerle y este asintió.

—Es momento de que nuestros caminos vuelvan a separarse, pero antes...

Cogió algunas ramas secas y hojas. Las separó en cantidades iguales y la mitad de ellas las sumergió en el agua de un riachuelo cercano.

—¿Eh? ¿Qué haces, hueso rojo? —preguntó Juan Gabriel.

Chayanne veía atentamente los movimientos de Redbone, pues sabía lo que estaba haciendo.

—Si están en problemas y necesitan mi ayuda, deberán subir a lo alto de una montaña para mandar señales de humo.

—¡Wow! —exclamó Joe—. S-S-Siempre q-q-quise hacer se-se-señales de hum-m-mo.

Reunió las ramas y hojas en un punto y, con el roce de unas piedras, encendió el fuego. En menos de medio minuto, la fogata echaba humo denso.

—Recuerden que el humo se creará siempre y cuando haya ramas húmedas, pues el fuego hará que el agua dentro de dichas ramas se conviertan en un humo lo suficientemente denso para que alcance una altura prudente.

Con un giro y una pose, sacó una manta con tocados apache de su alforja. La puso sobre la fogata y la sacó. Repitió lo mismo dos veces.

—Debe haber tres volutas de humo blanco en el cielo. Entonces sabré que están en peligro. ¡Miren arriba!

Chayanne, Joe y Juan Gabriel estaban muy emocionados pues en el cielo, el humo estaba formando tres volutas redondas consecutivas.

—¡I-Impresionante! —exclamó Joe con los ojos brillantes.

Luego de eso, Redbone se despidió y se fue sobre su caballo Wovoka.

—¡Fuuuuu! ¡Vaya día el de ayer! —dijo Chayanne tocando su sombrero—. Bueno, ¿ya te vas?

Juan Gabriel se sobresaltó por la pregunta.

—¿Quéééé? ¡Claro que no! —respondió—. Prometiste que me enseñarías a lanzar ese disco que le lanzaste al nazi.

—Yo no te prometí nada —repuso.

—¡¿Entonces tu palabra no vale nada?! ¡¿Eso tratas de decir?!

Chayanne suspiró fastidiado así que se bajó del caballo y se paró frente a Juan Gabriel.

—¿Qué o qué?

Movió su mano hacia el abdomen de Juan Gabriel, golpeándolo con su dedo meñique. Todo el aire de los pulmones del muchacho se escapó, hasta vaciarlos por completo.

—¡Aaghhh!

—Inhala todo el aire que puedas. Solo así tus pulmones se amoldarán al nuevo ritmo respiratorio que tendrás a partir de ahora.

Joe se acomodó sobre su caballo y vio cómo Juan Gabriel pasaba por lo mismo que pasó él hace varios días atrás.

Pasadas las horas, siguieron avanzando por el camino trazado en los nuevos mapas que les entregaron.

—¡Ay, mi barriguitaaaaa! —exclamó Juan Gabriel.

—No llores, niño —repuso Chayanne un poco reconfortado. Joe analizaba el mapa, viendo los ríos más cercanos y posiblemente algún valle de dónde puedan conseguir fruta.

—Po-Po-Popayán es el p-p-próximo de-de-destino. Hay va-va-valles que están cerca d-d-del camino.

—¿Po-Po-Po-Por qué hablas como si tuvieras piedras en la boca, eh? —preguntó Juan Gabriel en tono de burla.

—N-No sé —respondió Joe con tristeza.

—Déjalo en paz, Juan —repuso Chayanne.

—¡Ja, ja, ja! Se me hace chistoso.

—C-Creo que es porque n-no hablaba t-t-tanto. N-N-Normalmente mi mamá no me d-d-d-ejaba jugar con nadie en la calle n-n-ni en la playa.

—¿Playa? ¿Vives en frente al mar? —preguntó Juan Gabriel.

—Sí —respondió Joe, pero Chayanne los interrumpió con una señal.

—Hemos llegado —diciendo esto, bajó de Runaway Baby de un salto y caminó hacia el río que estaba frente a ellos.

—¿Qué es lo que haremos aquí, Don Chayanne? ¿Bañarnos? Porque yo solo me baño cuando sale la luna —dijo Juan Gabriel. Joe ya estaba en dos pies y se dirigía hacia Chayanne.

Al no ver otra alternativa, Juan Gabriel se deslizó por el lomo de Frijolero, cayendo sobre sus dos pies y los brazos estirados hacia adelante.

—Espero que no sea tan doloroso como el golpe de la vez pasada —repuso enojado.

Llegaron a la orilla y antes que Chayanne entre al río, Juan Gabriel notó a un caballo oscuro a unos metros de ellos.

—Alguien más está en este río.

—¿Ah? —Joe volteó a ver el caballo y recordó a quién le pertenecía—. N-No puede ser. É-Él está aquí-í-í.

—¿Quién él? —preguntó Juan Gabriel.

Chayanne estaba por poner su pie en el agua, cuando unas burbujas negras afloraron del centro del río y el agua se oscureció por completo hasta volverse denso como la brea.

—¡Aléjense! —exclamó Chayanne.

Las burbujas dejaron de aflorar y en su lugar, salió un hombre alto con extensa barba que los veía con enojo. Sus ojos oscuros y su nariz prominente pero firme le daba una presencia espectral.

—¡Rasputín! —exclamaron Joe y Chayanne.

—¡Ja, ja, ja! ¿Raspu-qué? —dijo Juan Gabriel.

Miró a ambos. Joe estaba asustado, mientras que Chayanne tenía preparado un contraataque.

—Te dije que dejaras la carrera. ¿No fue suficiente ver el futuro que tendrás?

—Deja en paz al niño, anciano —repuso Chayanne—. Es muy debilucho para darte problemas.

—Indicarle a un nazi sobre mi identidad ya es un problema serio.

Chayanne se paró delante de Joe, dándole protección al nervioso chico que no sabía qué hacer.

—Pero mataste al nazi, ¿no? ¿Ya dejaste de tener problemas? El niño solo trataba de salvar su vida.

—Lo sé. Leí su mente en medio de la carrera. Fue como si hubiera entrado en él —dijo Rasputín moviendo su lengua sobre sus labios de forma grotesca.

—Iugh —expresó Juan Gabriel.

Rasputín estaba sobre el agua. Tan imperturbable que parecía ser la hoja de un árbol en otoño.

—No hay otrra forrma de acabarr con esto —dijo el monje y extendió su mano, pero Chayanne creó una onda Hertz de un metro de diámetro y lo lanzó a Rasputín quien se impresionó al ver el ataque.

Algo debajo del monje lo ayudó a saltar y esquivar la onda, sin embargo, Chayanne no se mostraba frustrado.

—Caíste —lo señaló.

La enorme onda Hertz cayó al agua y la vibración intensa hizo que el agua del río se concentre en el centro de la onda, saliendo disparada hacia Rasputín quien recibió el impacto en su trasero.

—¡Suban a sus caballos! —exclamó Chayanne.

Rasputín, aún en el aire, sacó una pequeña navaja que hizo bailar entre sus dedos. Con un movimiento rápido, abrió una herida en su brazo la cual no tardó en sangrar.

—Pensé que solo eran sujetos normales, pero tal parece que tienen habilidades como yo.

—¡¿Como yo?! —Chayanne sentía una sensación extraña la cual se volvió un presagio cuando Rasputín estiró su brazo herido, lanzando un chorro de sangre la cual se convirtió en hueso.

—¡Boney M! —exclamó Rasputín mientras descendía. A su lado, un stand revestido con placas de calcio y cuernos afilados sobre su cabeza, lo protegía del impacto en el suelo.

—¡Aaahhhh! ¡Tiene un stand!

El grito de Juan Gabriel no distrajo a Chayanne de la trayectoria del hueso enorme de Rasputín. Joe estaba asustado y petrificado al ver acercarse la puntiaguda pieza hacia él. Para su fortuna, Chayanne llegó y con un fuerte puñetazo, rompió el hueso.

Justo en ese momento, Rasputín llegó al suelo y  sacudiendo las mangas de sus manos, abrió varias heridas en su brazo. Boney M apareció y activó su habilidad mientras el monje daba giros, como si estuviera bailando, lanzando chorros de sangre que se convertían en piezas de calcio duros y puntiagudos.

Dos de ellos cayeron sobre Chayanne, algunos pudo esquivarlos y tres logró detenerlos, pero uno rozó el brazo de Joe, dejándole una grave herida.

—¡JoJo! —gritó Chayanne al ver a Joe con el brazo sangrando. Aquella acción no le permitió reaccionar a tiempo cuando Rasputín se abalanzó sobre él, descargando dos fuertes puñetazos con sus manos recubiertas de una capa ósea, dándole más dureza a los golpes que lanzó a Chayanne—. ¡Aaagghh!

Antes de que su cuerpo caiga al suelo por los golpes, giró sobre sus talones, dando impulso a su brazo derecho para lanzar una potente onda Hertz, pero su cuerpo se veía más agotado que de costumbre. Rasputín estaba tan cerca que no pudo esquivar ni escudarse de la onda, por lo que esta entró a su cuerpo.

—¿Eh? ¡Ajá!

Su cuerpo entero se infló como un globo por unos segundos hasta que volvió a su estado normal. Juan Gabriel veía lo que pasaba cómodamente desde su caballo, sin saber qué hacer.

—¡Imposible! ¡Debió estallar alguno de tus órganos! —repuso Chayanne.

—Bueno, no eres el primero en lanzarme ataques mortales —la sonrisa de Rasputín mostraba sus chuecos y sucios dientes. Aún así, su figura casi espectral se anteponía sobre la de Chayanne.

Joe aprovechó esos segundos y escapó. Corrió lo más rápido posible hacia Treasure.

—¡La cabra huye! —exclamó Rasputín manifestando a Boney M—. Pero no hay montañas a dónde saltar.

Se impulsó hacia Joe. De sus manos salieron dos chorros que rápidamente se convirtieron en bastones de hueso con los cuales atajó el ataque de Chayanne. Aprovechando el bloqueo, dio un giro y golpeó las partes traseras de las rodillas de Chayanne haciendo que su cuerpo descienda por reacción.

Aún así, Chayanne se mantuvo firme y lanzó una pequeña onda Hertz a uno de los bastones de hueso, provocando que se abra como una dentadura. Rasputín lanzó el bastón destruido para luego dar un giro en el aire y lanzarlo con una patada al rostro de Chayanne.

El torero atrapó el hueso a unos centímetros de sus ojos. Al sacarlo de su vista, vio a Rasputín girando como un torbellino hacia él, golpeando el lado derecho de su cabeza con el robusto bastón.

—¡Aaaghhh! —Chayanne sintió un punzante dolor que lo mantenía aturdido. Rasputín aprovechó la situación y dio unos giros sobre sus pies para impulsarse hacia Joe quien estaba subiéndose a su caballo.

—¡V-Vamos Treasure!

—Mírame a los ojos, Joe Arroyo —decía Rasputín abriendo sus ojos como platos y moviendo sus manos alrededor de ellos, engatusando a Joe para que no huya mientras que el monje se acercaba—. No dejes de... ¡Aaahhh! ¡¿Qué es esto?!

—¡Es chile! —exclamó Juan Gabriel luego de lanzarle chiles picados a los ojos de Rasputín con ayuda de su stand.

—¡Aaaaarrgghhhhh! —gritó Rasputín por el incómodo dolor del picante—. ¿Acaso eso es...?

Rasputín estaba sorprendido al ver a Café Tacuba al lado de Juan Gabriel. Es entonces que supo que no era el único hombre con un ente a su lado.

—¿Cómo es que lo llamaste? ¿Stand?

—Así es, viejo —dijo Juan Gabriel señalándolo—. Este es un stand y le puse Café Tacuba. Tú también tienes uno así que puedes ver el mío y de otros usuarios de stand.

—Me gustaría seguir charlando, pero hay un ritual que tengo que hacer —estiró abruptamente sus manos lanzando chorros de sangre que se transformaron en rombos de hueso que cayeron directamente en el pecho de Juan Gabriel.

Para sorpresa de todos, los rombos estaban atravesando el cuerpo de Juan Gabriel pero porque su pecho se había convertido en resortes que amortiguaron el impacto. Hasta devolvió los rombos por el impulso de los resortes que se estiraron.

Rasputín dio saltos y giros, esquivando los rombos, pero uno de ellos fue tomado por Chayanne quien se aguantó el dolor y contraatacó, llevando el rombo hasta el corazón del monje. Es entonces que Boney M hizo acto de presencia y lanzó un fulminante patada en el abdomen de Chayanne, haciendo que todo el aire de sus pulmones salga expulsado.

—¿Crees que no me he dado cuenta que tu poder viene de tu respiración? ¡Pobre idiota! —Rasputín estiró su pierna hacia arriba, dándole una patada a Chayanne en su mentón.

Bajó delicadamente su pierna y fue hacia Joe pero este estaba huyendo con Treasure. Rasputín simplemente soltó un gruñido tosco, ignorando a Juan Gabriel quien estaba intranquilo por la presencia del monje.

Joe y Treasure se alejaban tan rápido de Rasputín pero Moskau, el caballo de Rasputín, les impidió continuar. Se paró en dos patas y empujó a Joe al suelo. Cuando estaba por levantarse, una estaca de hueso atravesó su hombro.

Dicha estaca se originaba desde una herida abierta de la mano de Rasputín, por lo que solo tuvo que jalarlo hacia él para coger a Joe del brazo.

—Te dije que serías el primero —dijo Rasputín, arrastrando a Joe por el suelo para subirlo a su caballo.

Juan Gabriel veía la situación, presionando con fuerza las riendas y debatiendo internamente si ayudar o no.

—«¿Qué es lo que debería hacer? Si me involucro, muero. Si no lo hago, Chayanne se enojará y no me enseñará a sacar ondas de la mano... Esperen, ya tengo un stand. ¡No necesito esas chingaderas! Aunque...»

Joe tenía el brazo ensangrentado y estaba siendo atado a Moskau cuando Chayanne se puso de pie y respiró, llenando sus pulmones de oxígeno para producir ondas de Hertz. Rasputín lo vio y se rió con un carcajada tosca y burlona.

—El hombre se levanta para caer nuevamente. Por lo visto, es renuente a las lecciones del dolor...  —Rasputín se veía más confiado y nada agotado por la pelea anterior.

—N-No te llevarás al niño —dijo Chayanne bastante exhausto—. No sin antes pasar por mi cadáver.

—Será tan fácil como comer libélulas, pero antes...

Le dio una fuerte palmada a su caballo que lo hizo correr con Joe a medio atar. Este trató de desatar los nudos, pero no pudo y su pie se quedó arrastrándose.

—¡S-Señor Chayanne!

Treasure apareció al lado de Moskau, algo que no le gustó al caballo por lo que empujó al caballo de Joe mientras corría. Treasure no se quedaba atrás y daba empujones para que el caballo se detenga. En medio de la pelea de ambos caballos, Joe perdía fuerza por la hemorragia en su hombro, al punto que comenzaba a tener sueño de nuevo.

—¡Ve por él, mocoso! —gritó Chayanne enfurecido con Juan Gabriel. Cuando el torero lo vio de reojo, Juan Gabriel sintió su frustración por volver a estar en una situación de desventaja.

—¡Es hora de parir cadáveres!

De sus mangas, salieron chorros de sangre que rápidamente se convirtieron en sables afilados hechos de hueso. Con esas armas en mano, avanzó hacia Chayanne dando giros e impulsando su ataque de manera centrífuga.

—«Mi espada fue destruida por ese estúpido nazi y ahora que la necesito, no tengo un arma para pelear con este perro ruso. Es de este tipo de situaciones de las que hablaba el maestro Johnny» —Chayanne cerró los ojos y sonrió. Respiró con calma mientras Rasputín se acercaba rápidamente como un tornado.

—¡Ajaaaaghh! —exclamó Rasputín lanzando un mandoble a la mejilla de Chayanne, pero la mano de este subió rápidamente e interceptó el ataque con los dedos. Rasputín vio que en ambos dedos tenía ondas Hertz muy pequeñas que absorbieron el impacto.

Esto hizo que lance el segundo mandoble, pero Chayanne lo esquivó doblando la espalda hacia atrás. Rasputín descendió sus brazos para cortar el vientre de Chayanne, pero nuevamente lo esquivó.

Es entonces que Chayanne aprovechó el corto tiempo del asombro de Rasputín para lanzarle una patada al mentón y luego coger su brazo para que suelte uno de los sables. Al conseguirlo, bloqueó el rápido movimiento de Rasputín quien reaccionó al golpe.

—Aproveché las pocas ondas Hertz que produje para leer tus movimientos al tener mis ojos cerrados. Pude ver como cada músculo se preparaba para hacer el siguiente movimiento y pude anticiparlo. Obviamente eso ya no me servirá desde ahora, porque ya lo sabías, ¿verdad?

—No quise creerlo, pero ahora sí. Aún así yo tengo dos manos listas para matarte, tu única mano está ocupada.

Chayanne presionó los dientes por el enojo al ver que Rasputín sabía sobre el entumecimiento de su mano. Pues las ondas Hertz de sus dedos que atajaron el sable, absorbieron el impacto y la distribuyeron por toda la mano, evitando que pierda parte de la misma.

Chayanne se apartó y Rasputín saltó con un giro para atacarlo con el sable, pero su oponente bloqueó el ataque. Eso no dejó satisfecho a Rasputín quien estaba emocionado por la pelea. Giró en sentido antihorario, intercalando los sentidos por cada bloqueo que hacía Chayanne.

—¡No me marearás! —exclamó Chayanne dejando la pose defensiva para pasar a atacar. Rasputín esquivó los ataques, dando saltos o giros, aprovechando en golpear a Chayanne en el cuerpo con sus piernas y brazos.

¡Boney M! —el stand de Rasputín apareció. El monje hincó una rodilla para que la presión haga que expulse un chorro de sangre en la otra rodilla, en dirección a la cara de Chayanne. La cual fue un éxito y Boney M lo transformó en una capa ósea que impedía que Chayanne vea o respire—. Tal vez tú seas el primero...

Saboreó el sable de hueso al pasar su lengua como si aquel sable estuviera hecho de dulce. Aunque de verdad, seguía teniendo el sabor a sangre pese a que era un pedazo de hueso.

El relincho de un caballo hizo que volteé a ver. Se trataba de Moskau, el cual había sido traído de vuelta por el mismísimo Joe quien había desatado algunos nudos y envuelto el hocico de Moskau para manejarlo con ayuda de Treasure.

—¡Te dije que te alejes! —al gritar, su brazo fue atravesado por el sable de Chayanne. Pues aunque no podía ver, pudo lanzar una onda Hertz al suelo y detectarlo.

Joe estaba tan débil que no podía desatar el nudo alrededor de su pierna, pero se sostenía del amarre que hizo alrededor de la boca de Moskau.

Rasputín saltó hacia atrás, lo más lejos posible de Chayanne pero este aprovechó para golpear la placa de calcio hasta romperla. Sin embargo, Rasputín lanzó una orden a su caballo.

—¡Ve al río! ¡Ese caballo no irá lejos!

Moskau levantó sus patas y corrió rápidamente hacia el río. Treasure trató de seguirlo pero estaba tan agotado que se detuvo. Es entonces que Juan Gabriel y Frijolero se dirigieron hacia Moskau.

Rasputín mostraba signos de cansancio, algo que Chayanne no pasó por alto.

—Ecolocalización —recalcó Rasputín sonriendo a su oponente—. Eso es magnífico.

—Magníficos serán los cortes que te haré en el cuerpo.

—Ah... sobre eso... —Boney M apareció y desactivó su habilidad en los sables, volviéndolos a su forma original—. Fue divertido pero tengo que irme.

—¡Agh! —exclamó Chayanne por el asco a la sangre del monje.

Rasputín dio dos giros y se impulsó hacia la misma dirección que Moskau y Juan Gabriel: ¡el río!

Moskau saltó al río con un moribundo Joe en su espalda. Frijolero se quedó en la orilla y Juan Gabriel no se atrevió a entrar al agua.

—¡Pero qué menso soy!

Café Tacuba se manifestó y estiró sus manos hacia Joe. Con cada centímetro que Juan Gabriel estiraba a su stand, sentía sus músculos estirarse por lo que temía que se le partiera a la mitad.

—Un poco más... Un poco más...

Con una gota de sudor en su mentón, las manos del stand llegaron hasta Joe, agarrándolo de los hombros para regresarlo a la orilla. Por los nervios, Juan Gabriel hizo que Café Tacuba jale a Joe con fuerza, sin saber que su pie seguía atado por lo que al jalarlo, se le resbaló de las manos.

—¡Aaaaahhh! ¡No puede ser!

El cuerpo de Joe se sumergió en el agua mientras Moskau seguía avanzando hasta la otra orilla, pero al llegar se dio cuenta que Joe no estaba detrás de él.

Rasputín apareció y se lanzó al agua, levantando una enorme ola que mojó a Juan Gabriel. Trató de nadar hacia Joe pero la corriente era tan fuerte que lo arrastró río abajo. Con el cuerpo agotado, desistió de seguirlo así que reunió fuerzas hasta llegar a la otra orilla.

—¡JoJo!

Chayanne exclamó preocupado al ver a Joe siendo llevado por el río. Runaway Baby se apuró a seguir la corriente desde la orilla, pero no pudo hacer mucho, pues unos metros más adelante había un descenso por donde Joe desapareció por la bruma del agua al caer.

—¡Maldita sea! ¡Esto no puede estar pasando!

—¡Ja, ja, ja, ja! —las carcajadas de Rasputín se sentían más siniestras y el eco que hacía parecía escucharse dentro de las cabezas de ambos—. Un pésimo pupilo viene de un pésimo maestro, Chayanne.

Se subió a Moskau y sonrió maliciosamente mientras se alejaba para desaparecer entre los árboles.

Bajaron de sus caballos para ver la posibilidad de ir por Joe pero el terreno accidentado les avisaba de que era imposible. Chayanne cerró su mano en un puño y golpeó una roca hasta romperla.

—Debemos ir por él —dijo Chayanne al cabo de varios segundos en silencio. Juan Gabriel solo asintió, sintiéndose culpable por actuar tardíamente.

—El mapa indica que el río va por la misma ruta que la carrera, bueno, hasta cierto punto —indicó Juan Gabriel para apaciguar el enojo del torero.

Chayanne miró el horizonte mientras el viento arreciaba sobre su rostro. Sabía lo que tenía qué hacer y a lo que se enfrentaba. Sin más rodeos, subieron a sus caballos y siguieron la senda trazada por el mapa.

Próximo capítulo: El día de mi suerte - Parte 1

Nombre de usuario: Rasputín

Nombre de stand: Boney M

Stats

Poder destructivo: A
Durabilidad: B
Velocidad: B
Precisión: B
Rango: D
Potencial de aprendizaje: B

Habilidades

Utiliza la sangre del usuario para convertirlo en materia ósea. Debido a la versatilidad del fluido, a la hora de convertirlo en sólido, puede tomar varias formas como cuchillos, guadañas, sables, etc. Además que puede recubrir a su usuario como una coraza. El excesivo uso de la habilidad puede desgastar al usuario, pero en condiciones normales, puede ayudarlo a regenerar órganos internos y su sistema óseo, de manera que puede ralentizar el envejecimiento.

Boney M: el nombre del stand hace referencia a la banda alemana de disco, intérprete de la canción "Rasputin", entre otros éxitos.

https://youtu.be/16y1AkoZkmQ

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