¿Y... tu eres...?

— ¿Y… tu eres...?

La chica se quedó tan helada, como los dos alfas que decían ser sus amigos… ¿¡Era acaso una jodida broma por parte de Yusaku o que!? Aunque a juzgar por la cara de confusión absoluta en el alfa de ojos verdes… ese no parecía el caso.

La hermosa omega de cabellos y ojos celestes estaba en shock… ¿Acaso el encantamiento de aquel demonio reencarnado era tan fuerte que su presencia podía ser fácilmente ignorada por el lindo chico alfa frente a ella? Aunque claramente no pasaba desapercibida para los otros dos perros que la observaban casi como si fuera un molesto trozo de carne… era tan usual en los alfas que la hacían recordar su antiguo hogar… en el templo del pueblo Senbonzakura… donde los perros sarnosos que eran los alfas eran castigados por verla como un valioso juguete por el cual podían pelear y/o compartir.

— S-soy… Sakurai Nymph…

— ¿Sakurai? Que curioso… mis vecinos se apellidan igual.

— L-lo se… —La omega se sonrojo bastante mientras frotaba nerviosa sus manos— S-somos vecinos…

— Ah… ¿Y que haces aq-?

— Yusaku, ¿Es en serio? —Haou interrumpió a su amigo antes de golpearse la frente con la palma de su mano.

— Yuku… ella ha estado en nuestra misma clase desde que iniciamos el año escolar.

— ¿En serio? —El alfa de ojos verdes alternó su vista entre los otros tres que asintieron, sus dos amigos frustrados y apenados por la pobre omega que asintió avergonzada y nerviosa— Ah… ok.

El alfa de cabellos azules con mechones rosas se retiró con su bebida antes de pasar por un lado de la chica encaminandose de nuevo a su salón, ignorando por completo la leve tensión en el ambiente y tratando de hacerlo con el molesto olor a canela que esa chica, cuyo nombre o rostro ni se molestaría en recordar; escuchó a sus amigos disculparse por él antes de alcanzarlo y reclamarle por su actitud tan hostil hacia la linda omega que había tomado el suficiente valor como para acercarse y hablarle…

Originalmente Yusaku y sus dos par de amigos fueron por bebidas para calentarse un poco antes de la siguiente hora, pero cuando volvían a su salón la chica apareció casi de la nada y preguntándole entre tartamudeos si estaba disponible el sábado… el problema es que como el mayor no sólo no la conocía, más bien recordaba, no vio necesario siquiera responderle.

Además ese sábado tenía planes con Ryoken que involucran una revisión por sus 20 semanas de embarazo y después ir a comprarle algunas cosas al bebé junto al omega, porque su ropa ya estaba quedandole demasiado apretada y Yusaku necesitaba usar su ropa desgraciadamente, además no negaría que imaginar al omega usando ropa de maternidad le era en cierto modo… excitante; así que no planeaba cambiar aquello por nada del mundo.

Menos por salir con una chica cuyo nombre o rostro ni se molestaba en recordar.

(...)

Cuando llegó a su casa se encontró a su novio recostado en el sillón tomando leche de chocolate con galletas del mismo sabor rellenas de mermelada de naranja mientras veía la televisión junto a Sasha, se dieron un pequeño beso antes de que el alfa se fuera a su cuarto para cambiarse de ropa y acompañar al omega y a la muñeca que usaba un adorable vestido gris de manga larga con un pequeño delantal blanco con encaje.

— ¿Por que hueles a canela?

— ¿Ah?

— Hueles a canela —Ryoken arrugó su nariz mientras hablaba molestó, Yusaku logró olfatear como el menor liberaba feromonas intentando quitarle de encima aquel molesto olor— ¿Por que hueles asi?

— Ah… sí, una molesta omega me estuvo molestando todo el día insistiendome en que salgamos el sábado.

— ¿Acaso no la rechazaste directamente?

— No recuerdo ni su jodido nombre —El mayor beso de forma posesiva el cuello de su amado, quien dejó escapar un leve gemido por aquella acción contra la zona sensible en su cuello—, tu eres el único omega que necesito en mi vida. Así que mandé al demonio a aquella tipa pero era tan insistente que al final casi la golpeo… pero mi pequeño respeto hacia los omegas en general me lo impidió.

— ¿Y yo? ¿Que pasaba con ese respeto cuando nos peleabamos?

— Se iba al mismo lugar que mi odio hacia ti… cariño~.

El albino se sonrojo por aquel apodo antes de comerse una galleta y besar a su pareja, el de ojos esmeralda saboreo el dulce sabor a chocolate mezclado, en parte, con la acidez y dulzura de la mermelada de naranja que tenía por relleno en los labios de su amado omega.

Yusaku agarro con una de sus manos la nuca al menor para acercarlo más a él y hacer más profundo su beso, con su mano libre comenzó a acariciar el vientre hinchado de cinco meses y medio que tenía su pareja, Ryoken se acomodó lo mejor que pudo en aquel improvisado abrazo, sin romper el beso que estaba subiendo de nivel y profundidad muy de a poco, pero era algo un poco complicado considerando que su hijo se movía frenético al sentir a su padre buscarle.

— D-deja eso… —El de ojos azur término el beso, dejando un fino hilo de saliva uniendo aún sus labios con el mayor.

— ¿Eh~...? ¿Por qué…?

— No quiere… quedarse… quieto…

Ambos hablaban entre jadeos, el alfa se rió suavemente antes de volver a besar al omega mientras colaba su mano, con la que antes estaba molestando a su hijo, por debajo de la polera holgada que el omega estaba usando en ese momento y se posicionaba arriba de este con algo de esfuerzo sin dejar de acariciar el torso del albino.

Ryoken abrazó a Yusaku por el cuello permitiendo que este dejara un pequeño camino de besos desde sus labios hasta su cuello, pequeños suspiros que parecían gemidos escapaban de los labios del omega ante aquel suave tacto que lo sometía el alfa.

La temperatura en ambos estaba aumentando demasiado y estaban bastante conscientes de que no era por la calefacción de la sala… se sonrieron mutuamente antes de volver a besarse con la misma extraña pasión de antes…

— ¡Yusaku, Kogami-kun! ¡Ya llegue!

Ambos adolescentes se separaron lo más rápido que pudieron y arreglaron lo mejor que lograron sus ropas intentando relajar sus propias respiraciones; Serena entró a la sala de estar donde ambos adolescentes veían la televisión… se le hizo extraño lo sonrojado y nerviosos que se veían.

— Yusaku… ¿puedes venir a ayudarme con las compras?

— ¡C-claro, mamá!

La omega mayor vio a su hijo caminar lo más rápido que podía mientras que el omega sólo volvía a comerse una galleta… ¿Acaso… había interrumpido algo…?

Nah, su hijo aún era tan lento como Ai en cuanto relaciones se trataba.

(Hace un año…)

Ese día estaba recogiendo los cadáveres de cuervos que habían caído apenas ayer… claro que no por la glicina de su casa, pero nadie necesitaba saber que había encontrado su arco y flechas de cuando era niño y se puso a dispararle a los cuervos porque sí, cuando vio el taxi detenerse frente a la casa de sus vecinos.

El par de gemelas, Daedalus y Sohara, salieron desesperadas a recibir a su padre y a la pequeña chica que venía con él.

La chica cubría su rostro con un blanco velo y llevaba un kimono igual, casi parecía un fantasma… la chica volteó a verlo al escuchar cómo dejaba la bolsa llena de cuervos muertos en el basurero.

Sus miradas se encontraron por unos segundos, la chica dudando si acercarse y el alfa totalmente desinteresado en ella.

Yusaku no volvió a ver a la chica y tampoco volvieron a solicitarlo como “niñera” de las gemelas.

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