Tenía que ser una pésima broma...

Tenía que ser una pésima broma…

Pero de esas de mal gusto en donde quieres asesinar al responsable de esta… cosa que Yusaku realmente estaba considerando.

Hace unos minutos estaba viendo el como su axolote planeaba cazar a los nuevos pececillos que tenía como compañeros hasta que escucho como golpeaban fuertemente la puerta principal y minutos después su madre estaba gritando aterrada.

— ¡Mamá! —Yusaku salió corriendo de su cuarto en dirección a la entrada, lo más probable es que su padre también escuchó el grito porque escuchó a alguien correr en el piso de abajo.

La verdad es que sintió que aquella escena era tan normal como extraña… de todos modos deseaba asesinar a alguien.

En primer lugar: No fue su madre quien gritó, fue su padre que estaba muerto de miedo llorando y rogando por su vida en el piso de la entrada; en segundo lugar: Ryoken y su madre estaban afuera de su casa, con una extraña cara de confusión y burla; en tercer lugar, y la razón por la que quería ir a cortar cabezas, Ryoken tenía muy claros golpes en su cara y un enorme bolso en sus manos.

— ¡No puedes matarme! ¡El trato era que mientras Serena no quiera divorciarse de mí, no me ibas a matar!

— Sorprendentemente, Fujiki, no vine a asesinarte… las ganas no me faltan, no lo niego, pero estoy aquí para pedir un favor…

— Kiara... —Serena se acercó preocupada a su amiga y al hijo de ésta, los hematomas en el rostro del menor eran muy notorios, los de la alfa estaban un poco más ocultos— ¿Que pasó? Esos golpes se ven horribles…

— Seren… ¿Me podrías hacer un favor y recibir a Ryoken unos días? Por favor…

— Kiara… yo...

— ¿¡Ah!? ¡Momento, momento, momento! Yo quiero opinar en esto.

Yusaku se apareció, al tiempo que su padre se levantaba del piso y adoptaba una posición más dominante. Parece que ambos tenían la misma opinión…

— Tú derecho a opinar término en el momento que te casaste con Seren-chan y tú, literalmente, me debes tu vida —Kiara señaló a ambos alfas, ni siquiera habían comenzado a discutir y ya los dejó en jaque—. Además es mi hijo… la persona que lleva a tu nieto y tu cachorro.

— ¡Eso no es excu-!

— Termina esa oración, Ai, y dormirás tres noches con Tori —El mencionado se quedó callado ante la advertencia de su esposa, fue el alfa menor el que iba a seguir, cuando… —. Tu igual Yusaku, los dos se callan y se van a la sala ahora mismo.

Serena mando a ambos alfas a la sala, para después hacer pasar a su amiga y al cachorro de esta; Yusaku vio de reojo a Ryoken, que parecía estar más callado de lo usual, ¿qué diablos había pasado para que estuviera en pijamas y todo golpeado?

La historia del porque Kiara abandonaba su orgullo y le pedía ayuda a Ai no fue muy bonita…

Su suegro se había presentado hace un buen rato en su casa… al principio todo fue normal, sus dos actuales, y últimas, esposas conviviendo con los inútiles, indeseables e insignificantes hermanos menores de Kiyoshi y los yernos y nueras que tenía.

El asunto se tornó feo cuando el viejo preguntó por Ryoken, donde obviamente sus descendientes de sangre no dudaron en responder con su clásico tono despectivo, cuando ese alfa tan supremacista se enteró que había un omega en la mansión y que además llevaba su sangre no dudo ni un momento en darle el fin adecuado.

Si su, ahora débil, hijo mayor iba a extender lo inevitable, entonces él tendría que tomar las medidas necesarias como el ex-patriarca familiar que era.

Después de someter a sus hijos con su voz, fue en busca de Ryoken…

— ¿Cómo terminaste así? Te he visto enfrentarte a alfas de casi el doble de tu tamaño y más imponentes… igual que animales más feroces y que fácilmente harían trizas a cualquiera… —Serena observaba incrédula a su amiga, la albina abrazaba a su hijo, que aún permanecía en silencio.

— Sólo actúe… no tuve un arma a mano y en vez de pensar en atacar o defenderme, pensé en evitar que ese infeliz tocará a mi hijo y a su cachorro…

— Kiara…

— Me golpeó contra una pared y trato de someterme… —La risa de la mujer con ojos zafiro fue tan amarga que hasta Ai, que le tenía miedo desde que la conoció, vio el enojo que tenía contra sí misma— El problema conmigo, es que soy igual que mis padres… mientras más tratan de someterme, más me resisto y más salvaje me comporto…

El relato termina en Kiara atacando a su suegro, quien después de estrangularla hasta casi matarla, la arrojó por la escalera.

Ryoken sólo estaba leyendo y escuchando música cuando ese hombre apareció. El mismo instinto de sobrevivencia que heredó de su progenitora lo hizo intentar escapar, no iba a ganar la pelea si quería proteger a su cachorro nonato.

Kiara no recuerda cómo llegó donde su hijo y como se encargó de echar a ese tipo de la habitación de este, pero sí el cómo lo obligó a guardar varias cosas y sacarlo de esa casa…

— … Entiendo…

— Por favor… ¿Pueden hacerlo?

La mirada de la alfa asombro a Ai y a su hijo.

Tristeza, desesperación, miedo y enojo eran todo lo que veían; Ai había visto muchas veces antes los ojos de Kiara, siempre llenos de soberbia y burla hacia todo el mundo, que no parecía ser una alfa en un pueblo donde los seres dominantes eran los omegas y los sometidos eran los alfas.

Yusaku había visto a la cara a esa mujer tan imponente que llegó a respetarla como alfa… verla así de destrozada y obligándose a escapar con su hijo para protegerlo de un hombre que desafiaba todas sus creencias, no era algo que esperaba ver…

— Eres tú quien me lo pide… y si a este par no le agrada la idea, pueden irse a dormir con el ave de los vecinos.

Serena había decidido por los tres. Yusaku observó a su padre contrariado, ninguno tenía la intención de contradecir a la omega, no por miedo a aquella amenaza, si no porque no querían hacerlo.

Uno porque sería técnicamente rechazar a la “madre” de su nieto y el otro… simplemente tenía sus motivos.

Yusaku tomó la maleta del omega y le obligó a seguirle a uno de los cuartos de invitados. Entendió el mensaje de dejar a los tres adultos hablando solos.

El cuarto para invitados donde Ryoken se quedaría era una habitación cuyas paredes estaban pintadas de un lindo lila, tenía una ventana junto al closet, en el medio había una cama de plaza y media donde Yusaku dejó el bolso del omega antes de sacar un par de sábanas del mismo color que las paredes y frazadas que se notaba eran gruesas para dejarlas en esta misma.

— ¿Me vas a decir que pasó antes de que tu madre llegará o debo adivinar?

— … No… no es algo que te importe…

— No estoy jugando —Yusaku tomó de los hombros al menor, la mirada de Ryoken mostraba el miedo que tenía—. Dime. Que. Diablos. Pasó.

El de cabellos blanquecinos abrió su boca para contestar pero más allá de agudos y pequeños chillidos no pudo emitir otro sonido, pequeñas lágrimas comenzaron a caer de sus azulados ojos mientras se abrazaba a si mismo y cubría lo más que podía su vientre.

Yusaku abrazo con fuerza al omega, dejándolo llorar en su hombro.

No necesitaba palabras para imaginarse lo que había pasado, no necesitaba ninguna palabra para entenderlo… pero le faltaban las palabras para expresar el enojo que sentía al comprender que no pudo proteger a Ryoken y esté tuvo que rebajarse a dejarse golpear para proteger a su hijo…

Definitivamente, mataría con sus propias manos al abuelo de Ryoken por haber tocado a SU omega.

(Hace 7 años…)

Ryoken jamás había sentido tanto odio y miedo antes… hasta que vio a ese maldito hombre pisotear el cuerpo de su madre.

El hombre, que se suponía era su abuelo, se había puesto bastante furioso por la actitud tan rebelde de su madre, su padre realmente intentó impedirlo… pero ahora estaba de rodillas intentando detener el sangrado en su boca causado por el golpe que recibió por defender a Kyoko.

Los otros adultos estaban aterrados y trataban de mantener la calma. Spectre se aferraba fuertemente de su madre, quien parecía responder a su instinto materno y lo abrazaba como si fueran a matarlos, al igual que los demás mayores con los otros menores.

— D-Déjala…

— ¿Ah? ¿Que dijiste?

— D-deja… a… mi madre… —El niño de ocho años enfrentó al alfa mayor, temblaba y lloraba del miedo y el enojo, aún así parecía aferrarse a su progenitora que parecía estar inconsciente.

El mayor no se tomó muy bien aquella osadía, pudo verlo en sus ojos amarillos resplandecientes de enojo.

Ryoken cerró los ojos en espera del golpe que jamás llegó, en cambio sintió como alguien lo abrazaba fuertemente era empujado con ese alguien.

Al abrirlos se encontró con el rostro magullado y lleno de sangre de su madre, quien observaba de forma desafiante y sonreía con la misma burla y sorna que la caracterizaban, su respiración estaba tan acelerada que cualquiera diría que había corrido una maratón.

— Me.. he… enfren… tado… a… peores… bestias… —La mujer inhalo profundamente mientras aumentaba el agarre sobre su cachorro— ¿¡Que le hace creer que yo caería ante tan débiles golpes!? ¿¡Ah!?

Lo que pasó después fue algo bastante horrible… la alfa se usó de escudo para su hijo, que cuando vio la oportunidad corrió con su padre.

Fue una gran impresión para todos el ver cómo Kiara sometía al alfa mayor con lo poco de fuerza que le quedaba y aún así lograr salir victoriosa al dejarlo fuera de combate con una tijera de cocina que habían en la mesa.

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Es mi cumpleaños, yei! (?) (18 de octubre)

Así que celebremos con un poquito de drama y angst (?)

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