¿Soñaba despierto?

¿Soñaba despierto?

Porque no comprendía absolutamente nada.

Sabía que estaba despierto, veía rostros normales, de un modo bastante lúcido, y uno de ellos, una omega de cabello fucsia peinado en trenzas, recogidas en un bollo y adornadas por... ¿enredaderas de Wisteria?

— ¿¡Ryoken estás escuchándome!?

— Eh... ¿Sí?

— ¡No era una pregunta, maldito idiota! —La misteriosa chica le golpeó en el hombro con un abanico que tenía escondido quién sabe dónde— ¿¡Tienes idea de lo preocupados que estuvimos por ti!? ¡Tu madre casi manda a asesinar a Kouhei-san porque no te encontrábamos!

— ¿Mi madre...?

— ¡Si! Esa maldita mujer estaba histérica gritando que debíamos encontrarte o alguien iba a morirse y ese alguien obviamente sería Kouhei-san, ya sabes como es de supremacista Hanako-sama...

— ¿De quienes me hablas? —El omega albino ladeo la cabeza confundido, la chica volvió a golpearlo con su abanico molesta.

— ¡Deja de hacerte el gracioso, amnésico, lo que sea! —La chica de ojos azules como él se levantó con un claro enojo para acercarse a la puerta deslizante del cuarto— Tienes tanta suerte de que Kouhei-san conozca el bosque como la palma de su mano... no... tienes tanta suerte de tener a alguien como Kouhei-san...

— ¿Perdón?

— ¡Nada! —Ryoken observó a la chica deslizar la puerta, iluminando toda la habitación con la luz del sol; el omega parpadeo rápidamente antes de quejarse adolorido al tiempo que cubría sus ojos de aquella luz— Iré a decirle a Hanako-sama que estas bien, solo tienes unos cuantos moretones y ya.

El albino volvió a parpadear mientras veía a la chica irse, ahora... ¿¡Que demonios estaba pasando!?

(...)

— Oye, mocoso... —Ryoken siguió caminando sin dejar de observar con curiosidad las estructuras del lugar— ¡Mocoso!

Claro que su paseo sería más agradable si no fuera por esa aguda y femenina voz que quien sabe a quién llamaba.

— ¡Ryoken! —Alguien tomó con fuerza el brazo del mencionado, obligándolo a girarse. El omega albino con ojos zafiros ni se inmuto por la omega de cabello castaño y ojos rojos que parecía querer matarlo con la mirada— ¿¡No te han enseñado que no debes ignorar a tus superiores!?

— ¿Y a ti no te enseñaron a no escupir mientras hablas? —El menor le respondió a la desconocida al mismo tiempo que limpiaba su rostro de las gotas de saliva que la mujer le escupió. La expresión de la castaña mostraba su enojo ante las palabras del chico.

— ¿¡Que me dijiste mocoso!?

— ¿Puedes dejar de escupirme cuando hablas? —La chica se puso más roja del mismo enojo que tenía antes.

— Tú... ¡Maldito idio-!

— ¡Ayano!

Otra voz femenina hizo acto de presencia, pero esta era diferente... era una voz imponente y firme, era como la voz de una alfa... pero Ryoken estaba seguro que no era la de una mujer alfa... no... esa voz era de...

— Madre... — Una omega.

Una omega que lucía exactamente como él y su madre, Kiara; ojos azules como estrellas o zafiros, un largo cabello blanco como la espuma de mar o la nieve atado en una elegante trenza que tenía flores de sakura entre mechones. Esa mujer era imponente desde cualquier ángulo que se le pudiera ver, aún con...

— ¿Se puede saber qué le ibas a hacer a tu hermano?

— Y-yo... —La omega que le sostenía pareció intimidarse ante la estricta mirada de la omega mayor, podía notarse por como soltaba lentamente el brazo del menor y bajaba su cabeza de forma sumisa.

La mujer albina comenzó a regañar a la castaña bastante molesta, Ryoken ignoraba por completo la situación solo por ver a la mujer mayor, específicamente su hinchado y prominente vientre de un claro embarazo. Por instinto llevo su mano hacia el mismo lugar...

Nada. No había nada...

Su vientre estaba totalmente plano.

— ¿Y tu, Ryoken? ¿Que tienes que-? ¿Ryoken? —La mujer mayor se le acercó preocupada— Cariño, ¿estás bien?

— No hay nada...

— ¿Ah? Por supuesto que no hay nada, hace poco fue luna llena, y la ceremonio no fue con tu celo... —Ahora fue la castaña la que se le acercó preocupada— Oye, Ryoken... ¿Estas bien?

— No... no, no, no, no... ¡Nada esta bien!

Las dos omegas vieron como el menor salió corriendo por el pasillo hacia algún lugar, Ayano solo parpadeo confundida antes negar con su cabeza, hacer una reverencia a su madre y líder para así retirar a sus aposentos, la albina asintió y aceptó el pedido de su hija; Kuromatsu Hanako volvió a ver la dirección en la que su hijo mayor se fue corriendo. Ambas mujeres ignoraron el débil tintineo de la campana en una cinta que cierto zorro de azulado pelaje tenía entre sus dientes, la campana sonaba al mismo tiempo que el animal corría en la misma dirección que el albino.

(...)

Algo estaba mal... algo estaba realmente mal... algo faltaba...

Su vientre estaba plano, no sentía aquel agradable y tibio calor o sentimiento que había sentido por 20 semanas... su hijo o hija no estaba. Debía ser otra pesadilla... sí... porque Ryoken no tenía otra explicación.

Porque era una pesadilla el que no hubiera rastro de su bebé...

"Te desesperas bastante rápido... "

— ¿Eh...? ¿Quién...?

"Aquí abajo... " —El omega bajo la mirada y observó al pequeño y adorable zorro de pelaje azul oscuro que tenía una cola muy esponjosa— "No deberías correr sin ver hacia donde vas..."

El albino no comprendió las palabras del animal, ni siquiera entendía como un animal podía hablar, porque ni siquiera en sus pesadillas los animales que veía hablaban; hasta que vio todo a su alrededor... estaba lleno de árboles y vegetación.

"Corriste sin sentido hasta el bosque que rodea el templo y el pueblo..."

— Cállate... Eres un zorro... los zorros no deberían-.

"¿No deberíamos hablar humano?" —El animal se estiró elegantemente mientras bostezaba antes de tomar la cinta azul y dársela al omega— "Tienes razón, no debería hablar... mejor dicho, tu no deberías oírme."

— ¿Perdón?

"Los animales siempre hablan, pero hablan un idioma diferente a los humanos... yo no soy la excepción, pero como somos familia, es normal que puedas entenderme."

—De nuevo... ¿Perdón? —Ryoken veía con una ceja alzada a aquel animal, tal vez si se estaba volviendo loco...

"No has enloquecido, realmente somos familia. Tú eres el hijo mayor de mi única hija... Kiara."

Correcto, ahora si se había vuelto loco.

"Ryoken va a matarme por decirtelo... pero lo encontraba necesario..." —El zorro comenzó a refregarse entre sus piernas— "Conozco muchas cosas de ti, Ryo... demasiadas cosas, incluso el sexo del bebé que estas esperando."

— ¿¡Que dijis-!?

"¡Pero no hay tiempo para eso!" —El albino se estaba conteniendo en serio de patear al insoportable animal parlante— "Tu abuelo nos espera... sígueme y podrás tener el happy ending que mereces."

— ¿Y si me niego a seguirte, zorro extraño y hablador?

"Tu bebé, tu pareja y tú morirán, es así de simple, Ryo."

El omega de ojos azules odiaba aceptar que la amenaza del zorro se escuchaba demasiado creíble, escucho un leve sonido de parte del animal, bueno... claramente ya todo estaba mal ¿Que iba a cambiar en que siguiera a aquel ser de cola peluda?

(Hace -------)

— ¿Qué planeas hacer?

— Ya vi lo que pasara... necesito cambiarlo, no puedo aceptar que... que...

— Muy bien, primero cálmate —El alfa le tocó el hombro en un simple y cariñoso acto para relajarle—, segundo... creo entender tu intenciones... pero mi pregunta es cómo lo harás...

— ¿Haou no puede ayudarme?

— Los hechizo que Haou usa, son hechizos malditos... podrías no sobrevivir.

— Es una niña... —El omega observó a su pareja con cierta melancolía.

— ¿Que cosa?

— Tendremos un bebé, en siete años, será una niña... ella sufrirá la pérdida de su cachorro... no puedo dejar que eso pase...

— No importa lo que te diga, no cambiaras de opinión... ¿cierto? —El omega negó lentamente sin despegar su vista de su pareja— De acuerdo... hablaré con Haou y su hermana para que nos ayuden, ellos debes saber algún hechizo para lo que sea que planeas, Ryoken...

— Gracias, Yusaku... 

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