Ryoken, calmate... yo estoy aquí.

— Calmate ¿Si?

— ¡El demonio estaba allí! ¿¡Y si me olfateo!? ¿¡Y si me vio irme con tu familia!? Y si viene a… a… —El menor de ojos azules se aferró lo más que podía a su vientre, sentía cómo su bebé sufría con el— ¿... Y si viene a… matarme…?

El mayor observó como finas lágrimas caían de los ojos del contrario, su corazón se rompía en mil pedazos por aquella escena.

El recordaba al omega como alguien imponente, cuya presencia espantaba a cualquier, una persona que podía mostrarse tan terco y cruel… que jamás imaginarias verlo así de destrozado y débil.

— Ryoken…

— Yo no elegí nacer omega… yo no lo elegí… —Más lágrimas caían del rostro del omega— … no quiero morir… quiero ver nacer a mi bebé… ¿Eso es tan malo…? ¿¡Es eso un pecado!?

— No, no lo es… —El alfa abrazo fuertemente al menor, cuyo llanto no parecía disminuir, es más, pareció aumentar de intensidad— no es malo que quieras eso...

— Moriré… moriré después que nazca… no quiero morir… quiero verle… —Ryoken correspondió al abrazo mientras lloraba en el hombro del mayor.

— Ryoken, calmate… yo estoy aquí —El alfa fortaleció su agarre en el menor intentando confortarle entre sus brazos, cosa que parecía funcionar ya que su llanto estaba menguando—. No dejaré que nadie les haga algo… ni a ti, ni a nuestro bebé…

— ¿...Lo prometes…?

— Te lo prometo.

El omega se aferró aún más al alfa, SU alfa y padre de su hijo nonato, permitió que el olor de la persona que amaba junto al abrazo que este le brindaba, le relajaran hasta caer profundamente dormido.

(...)

Serena veía junto a su esposo las noticias de la tarde… bueno, ella las veía mientras Ai lloraba en posición fetal en el piso muerto de miedo.

— Aún se desconoce la identidad de los dos alfas que replicaron una caza de brujas en el hospital de Den City, aunque los testigos aquí presentes afirman que la presencia de ambos era igual a la de dos demonios; la policía no ha querido dar una declaración oficial. Volvemos contigo, Kogami.

— Muchas gracias, Hyakuya. Entre otras noticias… —Serena apagó la televisión cuando la reportera de cabellos turquesa claro, Kogami Yumiko, cambio el tema de las noticias.

— Bueno… parece que Steph realmente cumplió su palabra...

Su hijo y Kogami Ryoken estaban arriba, el último tal vez con un ataque de ansiedad severa ¿Y como no tenerla? Si se había enterado del peor modo posible que su abuelo, Shigeru Kogami, estaba en ese mismo lugar rondando entre los pasillos del hospital.

Estaban a punto de salir del hospital cuando se encontraron con Steph y su hijo, la mujer de platinados cabellos se puso pálida al ver a su sobrino junto a los Fujiki, Spectre estaba igual de sorprendido, aunque era extraño… mientras que la beta tenía claros signos de golpes y heridas frescas, con algunas sanando, el menor no tenía nada de aquello…

— ¿Ryoken...? ¿Eres... tu?

— ¿Ti-

— ¿Kiara, tu madre, está aquí?

Aquella pregunta tomó por sorpresa a todo el grupo, en especial cuando la beta se quitó sus lentes de sol, para ver mejor al omega que claramente trataba de esconderse, dejando ver el ojo moreteado e hinchado que tenía. Los mayores, igual que los menores, menos Spectre que desvío la mirada furioso, ahogaron un grito al verla.

— O-oye… Stephanie… ¿Que te-?

— ¿Ryoken ha estado con ustedes? —Serena se sobresaltó ante la pregunta, ni siquiera notó cuando había acercado al omega a su cuerpo a modo de protección, los tres alfas entendieron el mensaje y se pusieron en una posición defensiva— Lo tomare como un si…

— Que te quede claro que no vamos a dejar que-

— Mi padre está en este hospital.

Aquellas seis palabras destruyeron al omega de blancos cabellos, que se aferró a la mayor completamente aterrado; Serena sintió a su hijo tensarse y enfurecerse cada segundo, en respuesta al miedo de Ryoken.

— Anoche Kiara intentó envenenarlo con, aún no entiendo como, dándole de comer frutos de cicuta, raíces de dragoneta en una bebida de agradable olor… que de hecho olía igual que tu planta, Ryoken.

— Al menos dos de esos ingredientes son venenosos… —Ai habló algo sorprendido mientras la beta volvía a ponerse sus lentes.

— Si… con hielos llenos de cianuro con arsénico…

— No creo que haya sobrevivido a eso... —Madre e hijo de cabellos plateados negaron ante el comentario de la omega de ojos verdes, la cual los observó incrédula.

— Lo hizo… de hecho estaba internado por intoxicación...

El resto de la conversación se basa en Stephanie echandolos del lugar para que Kiara estuviera tranquila… ella no cazaría al rey demonio en una zona donde su hijo, que ahora estaba totalmente paranoico, pueda ser usado de rehén.

Steph no entregaría a Ryoken, no dé nuevo, después de entender, junto a sus hermanos, que Kiara era la única capaz de asesinar a ese viejo mientras el hijo de esta se encontrará a salvo.

Ella era una cazadora y su presa era el soberano rey de los demonios.

En todo el viaje de regreso a sus respectivas casas, los dos alfas temblaban de miedo… imaginar a Kiara fallar un intento de asesinato no era algo que les trajera buenas vibras… después cuando vieron en las noticias que un dúo de alfas, obviamente el par debieron ser la albina con su suegro, hicieron una especie de caza de brujas en la zona oeste del hospital, siendo ninguno ganador, es que ambos hermanos recordaron la ocasión en que desafiaron en privado a la alfa… ocasión que ella aprovechó para recordarles su superioridad en el campo de la caza y supervivencia…

— Ai.

— ¡Ah! ¿S-si c-ariño…? —Ai se sobresaltó al escuchar la voz de su esposa, que de hecho lucía un hermoso delantal morado.

— Déjate de temblar como un gallina, párate y actúa como el alfa que dices ser y ve a decirle al par de arriba que bajen para cenar.

El alfa asintió antes de oler un delicioso olor a carne… tal vez su amada y bella esposa preparaba deliciosas hamburguesas, así que le convenía obedecer.

Claro que espero encontrar a ambos adolescentes juntos, Ai dudaba bastante que Yusaku fuera a dejar sólo a Ryoken después de verlo tan alterado y ansioso, pero no espero encontrarlos en el cuarto de su hijo… durmiendo… juntos y abrazados…

Porque eso hacían, el par, cuya extraña relación llegaba a ser una torcida y tóxica dependencia mutua, dormía tranquilamente abrazados en la cama del mayor; Ai se acercó a la pareja para taparlos mejor cuando vio que entre ambos estaba acostada la muñeca que había visto a su cuidar como si fuera su cachorro…

Lo que sea que haya pasado, y pasará, era claro que ambos adolescentes planeaban enfrentarlo juntos.

(Hace 15 años…)

— ¿No prefieren esperar a que las chicas deseen divorciarse para que los mate?

— ¡No vamos a morir! ¡La que perderá aquí eres tu, cazadora! —Ai señaló a la menor con una navaja en mano.

— ¡Exactamente! ¡Tu eres la que perderá aquí, Kuroma-

— Kogami —La albina había interrumpido a ambos alfas que la observaron confundidos—. Mi apellido ahora es Kogami, Kogami Kiara; ya no soy más Kuromatsu.

— Mejor aún, derrotarte será mucho más gratificante.

— No entiendo el odio entre los Kogami y los Fujiki… ¿Por que existe? Y además ¿Por que un Homura se entromete en esto?

— ¡No te interesa! —Flame mostró una sonrisa arrogante antes de tronar sus dedos— Ai es mi hermano… y debo apoyarlo, además no perderemos. Así que prepárate, Kogami.

— Muy bien… —Kiara se estiró un poco antes de ponerse en posición para correr— Ustedes lo pidieron…

Lo que ambos alfas de cabellos azabache no esperaban… era que la albina tuviera un cuchillo de cacería, claramente casero, en una funda atada a su muslo.


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