Parecía un hermoso sueño...
Parecía un hermoso sueño...
Esa mañana Yusaku había decidido no ir a la escuela, sus amigos sobrevivirian sin su encantadora y gran presencia ese día. Por hoy, quería quedarse en casa y estar el mayor tiempo posible con Ryoken.
Aunque el desorden en ciertos aspectos le exasperaba bastante, como ahora que su cuarto estaba hecho un asco con la ropa regada y su cama más desarreglada a la usual podía ignorarlo todo sólo por su amado novio que dormía tan pacíficamente y acurrucado en su pecho mientras lo abrazaba.
Anoche, después de cenar y escuchar como sus padres discutían por alguna razón, ambos adolescentes decidieron tratar de continuar lo que la omega mayor les interrumpió en la tarde…
Aunque en un principio les fue algo incómodo, no tardaron casi nada en encontrar su propio ritmo permitiéndose sentir el cuerpo del otro entre besos y caricias que poco a poco fueron causando que la temperatura de la habitación aumentará drásticamente. La ropa fue un estorbo que lanzaron a los minutos lo más lejos posible a algún lado del cuarto.
Yusaku aún sentía los besos del omega, junto a sus suspiros y suaves gemidos, que en todo momento trato de callar para no ser descubiertos e interrumpidos de nuevo, además de los arañazos que dejó en su espalda y hombros cuando lo penetró y al rato llegaba al clímax dentro suyo, ¿que importaba ahora? Ya lo había embarazado, no había mucho riesgo.
La hermosa imagen de Ryoken llorando y gruñendo por el placer mientras se mordía el labio tratando de silenciarse era algo que jamás olvidaría… debió ser así, realmente, la primera vez que tuvo con su novio… no del otro en que concibieron a su hijo, aunque no se arrepentía del todo, pero igual había un leve remordimiento.
Sintió como el omega se removía levemente antes de abrir de forma perezosa sus ojos dejando ver aquellos zafiros que tanto le encantaban
— Buenos días…
— Buenos... —El albino sonrió antes de removerse para acomodarse y acercarse al rostro del mayor para darle un pequeño beso que el alfa correspondió encantado— ¿No deberías… estar camino… o preparándote para…?
— Decidí que prefiero estar todo el día de hoy contigo… así que si quieres, puedes volver a dormir…
Ryoken sonrió antes de volver a besar a Yusaku y recostarse nuevamente en su pecho, el de ojos azules aun podía recordar las caricias y las leves mordidas de su pareja en su piel, también como beso su rostro intentando calmarlo cuando lo penetró totalmente, momento en que su hijo dio un leve salto a saber porqué, pero también recordaba lo tierno y cuidadoso que Yusaku intento ser en cada momento… incluso cuando se mordió la lengua para no marcarlo, ambos sabían que si lo hacía mientras él estuviera aún encinta le causaría un descontrol hormonal que podría afectar gravemente a su bebé.
Se sintió de forma tan contraria a su primera vez, cuando engendraron a su niño, que ahora se removía buscando su atención; en aquella ocasión sintió demasiado dolor a pesar de su propio celo, aunque aceptaba que no sentía ningún remordimiento por la simple razón de que amaba al ser que crearon por ese momento, seguía siendo un recuerdo algo doloroso…
Ambos estaban tan metidos en su propio mundo, donde podían decirse cuantos te amo quisieran y besarse hasta hartarse de los labios del otro, cosa que no pasaría nunca, que la fuerte discusión que el matrimonio Fujiki tenía en el piso de abajo no les interesó en lo más mínimo.
(...)
Cuando al fin se dignaron a bajar al primer piso se llevaron la curiosa sorpresa de que estaban totalmente solos… había una nota de Serena informandole a Ryoken que volvería en la tarde y que si Yusaku llegaba antes de la escuela, que le informará por favor que debía recoger los cadáveres de cuervos que no recogió ayer.
— ¿Quieres ordenar comida y no hacer nada en todo el día?
— Ve a recoger los malditos cuervos, wisteria.
— ¡Ah~! Vamos Ryoken~ —El alfa abrazó por detrás al omega y colocó sus manos en el hinchado vientre de este— Tengo una de las tarjetas que le robe a mi padre… ordenaremos lo que ustedes quieran…
— Yusaku, quiero darme un baño…
— Bañemonos juntos…
— Ve y recoge los cuervos muertos y después alcánzame en el baño si quieres… y de ahí en adelante haremos lo que que tu quieras.
El alfa suspiró rendido antes de besar el cuello de Ryoken y romper su abrazo, algo mejor que ese trato no iba a conseguir, así que tomó una bolsa de basura, un par de guantes de látex y salió al jardín para buscar y botar cada jodida ave muerta que cayó.
Obviamente fingiendo ignorar la fija y curiosa mirada de cierto par de niñas ángeles que lo veían desde el balcón donde había una pequeña ave en una jaula.
(...)
— ¡Auch!
— Quédate quieto ¿No ves que te dolerá más si te mueves?
— Si lo se… —Yusaku volvió a alejar su rostro de los dedos de Ryoken, que tenía algo de ungüento en las yemas de estos.
— Te lo mereces de todos modos, ahora quédate quieto o te daré otro golpe y este si te dolerá en serio.
El alfa gruño molesto antes de obedecer la orden de su pareja y permitir que este curará el golpe en su mejilla mientras esperaban la pizza que habían pedido para almorzar.
La historia de ese “pequeño” golpe tenía que ver con un pequeño pensamiento que pasó por la mente del alfa mientras se bañaba con el omega hace un rato y acarició por capricho su pecho…
¿Estaría produciendo leche ya? No tuvo mucha oportunidad de comprobarlo anoche porque estaba más preocupado de no lastimar al omega y mantener algo de discreción para no armar un escándalo.
La curiosidad fue tanta que ignoró el quejido de Ryoken y le mordió un pezón antes de comenzar a succionarlo con fuerza intentando conseguir algo más allá de su novio gimiendo casi rogándole que le dejara en paz mientras le tiraba mechones de su cabello intentando alejarlo...
Todo terminó en el alfa aburrido después de un rato y antes de comentarle algo al menor este ya le había golpeado con el teléfono del baño en el rostro bastante sonrojado y la respiración alterada.
— No me culpes por tener curiosidad…
— Para que te vayas enterando, alfa idiota, ya tengo leche en mi pecho… pero sólo saldrá una vez de a luz, mientras tanto lo más probable es que en algún momento de lo que me queda del segundo trimestre es el calostro, nada más.
— ¿Castro? —El alfa observó confundido a su pareja mientras este guardaba las cosas en el botiquín— ¿Que rayos es eso?
— ¿Pusiste atención en algún momento en las clases de biología en secundaria o al inicio de la preparatoria…? No respondas —Ryoken guardó el botiquín en un estante en la sala antes de voltear a ver a su novio molesto y rascarse suavemente el pecho—. El calostro es algo que voy a segregar sólo como preparación, después en los primeros días después del parto y entonces habrá leche… pero todo es para el bebé así que no intentes quitárselo.
— ¿Seguro no estás lactando ahora?
— Si, estoy muy seguro.
— Entonces... ¿por qué está mojándose tu camisa justo en la zona de tu pecho?
El menor lo observo horrorizado antes de bajar la vista a su pecho, donde efectivamente… la zona de su pecho estaba mojándose lentamente y parecía hacerlo cada vez más al tiempo que se rascaba…
— ¿En serio no puedo compartir esa leche con mi hijo?
Fue algo irónico que Yusaku obtuviera una nueva herida por el botiquín de primeros auxilios, después de que Ryoken se lo arrojará furioso por aquel comentario.
(Hace 4 años…)
Quería comprarle un regalo a Ryoken, para celebrar sus seis meses de noviazgo, y su padre había cambiado las claves de sus tarjetas así que estaba sin dinero porque su mesada la termino gastando en conjunto con sus amigos en pagarle a uno de sus vecinos para que les consiguiera revistas para mayores.
Necesitaba dinero y rapido.
Fue cuando sus padres le dieron la oportunidad, ellos tenían una emergencia esa noche y sus vecinos necesitaban una niñera para sus dos hijas gemelas de 5 años…
Fueron cuatro horas donde fue un supuesto ayudante de ángeles y un peleador de los mismos; los ¥4000 que se hizo por cuidar de esas niñas valieron totalmente la pena.
Desde entonces si necesitaba dinero rápido y sus vecinos estaban desesperados, Yusaku sólo debía ponerse una sábana como túnica y cuidar del par de gemelas, Sohara y Daedalus, mientras fingía ser una especie de ángel superior a las chicas.
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