Especial: La bailarina, la pirómana y la cazadora (III)

“La bailarina” (III)

— Necesito saber su nombre.

— Hermano, hay otros modos de suicidarse ¿No prefieres cortarte las venas, tirarte de un puente, apuñalarte el pecho o similar?

— ¡Windy, no voy a suicidarme! —Ai golpeó la mesa con enojo, los platos con comida rebotaron en esta debido al movimiento— ¡Sólo me enamoré de la más bella omega que puede exis-!

— Que tiene TRECE años y es protegida, tal vez por su prometida, por una alfa de TRECE años también.

— Y que les dio una paliza a ti y a Flame… —Earth habló ignorando la mirada de enojo de sus dos hermanos.

Ai tenia vendas en su cabeza y cara, además de los hematomas que ya casi desaparecían, un cuello ortopédico y un yeso en su brazo derecho, ya firmado por sus hermanos, sostenido por una especie de manta blanca.

El joven omega que hacía de enfermero para Ai y su hermano, contratado por los abuelos de estos, se acercó al alfa de mechones morados para ayudarle a comer algo de su almuerzo, después de ver la nula cooperación o reacción del alfa de rojizos mechones.

Ai aceptó a regañadiente la ayuda del omega, su orgullo estaba roto por una niña alfa, pero su mente estaba ocupada por la linda bailarina omega…

La pareja de ancianos alfas ignoraron el escándalo de sus nietos y siguieron comiendo su almuerzo. La verdad es que para ellos era tan normal verlos discutir por cualquier falacia que ya no les interesaba.

— Buenas… tardes… a todos...

O eso era hasta que parecía la progenitora de los seis hermanos y su primogénita, Rio Kamishiro.

Ai suspiro molesto antes de voltear a ver a la mujer, escuchó a sus hermanos reclamar por igual.

Una sirvienta guió a la omega, que acababa de entrar al gran comedor, a su asiento antes de ofrecerle un poco del pescado que los demás presentes comían, Ai observó el azulado cabello que tenía su madre se veía opaco y enredado, las orejas bajo sus rojizos ojos sin brillo eran horribles, estaba tan pálida y delgada que le parecía desagradable, además aquella marca hinchada en su clavícula… era asquerosa.

¿¡Acaso su madre no podía ser una omega normal y dedicarse a sí misma!? ¡No! ¡Tenía que aparecer y arruinar la imagen de los omegas con su presencia! ¿¡Realmente su hermana, Aqua, debe crecer con ese ejemplo de omega!?

— Perdí el apetito… Estaré en mi cuarto, estudiando modos de asesinar a Kogami Kiyoshi, con permiso. Flame, Earth, Lightning, Aqua, Windy, abuelos… madre.

Los mencionados asintieron, ignorando el tono despectivo del alfa azabache hacia su progenitora, mientras este se retiraba molesto.

Habían omegas que Ai podía adorar por horas, como la bella bailarina de aquel pueblo…

¡Eso es! Sólo necesitaba ir al pueblo de la bella omega que se adueñaba de sus pensamientos y podría hacerla su prometida o algo así.

Era un Fujiki, su familia materna tenía bastante influencia, por los anteriores matrimonios de su madre, y era bien parecido… definitivamente era el mejor partido para cualquier omega, de seguro conseguía que sus abuelos arreglarán un matrimonio entre él y aquella chica en un futuro.

Pero definitivamente Fujiki Ai desposaría a la elegante y bella bailarina.

(...)

“La pirómana” (III)

Cabello rojo como el fuego, ojos como el mar reflejando una noche sin luna o estrellas, piel tan pálida y tersa que de seguro se siente como el suave marfil, sonrisa tan seductora con unos labios tan finos que deseaba devorarlos… no podía ser que aquella omega que olía a dulces duraznos fuera menor que él… ¡Él era Homura Flame! ¡No podía ser un maldito loliconero!

— Necesito saber su nombre.

Ai había hablado repentinamente, sacándole de su ensoñación, probablemente hablaba también de la omega que lo enamoró.

— Hermano, hay otros modos de suicidarse ¿No prefieres cortarte las venas, tirarte de un puente, apuñalarte el pecho o similar?

— ¡Windy, no voy a suicidarme! ¡Sólo me enamoré de la más bella omega que puede exis-!

— Que tiene TRECE años y es protegida, tal vez por su prometida, por una alfa de TRECE años también. —Lightning habló recalcando la edad del amor de su hermano mayor…

— Y que les dio una paliza a ti y a Flame…

Flame observó con enojo a su hermano de cabellos castaños, a veces creía que Earth en el fondo los odiaba y disfrutaba verlos sufrir.

Pero al menos Flame estaba mejor que Ai, si bien llevaba también un collar ortopédico, unos puntos en su nariz rota y vendas bajo su camisa por la paliza que esa niñata le dio, que además rompió su orgullo de alfa, estaba mucho mejor que su hermano… si… al menos no llevaba yeso. Era algo… ¿No?

Escucho a sus abuelos suspirar antes de que todos sus hermanos se enfrascaran en alguna absurda discusión, tal vez la pareja de alfas estaba tan acostumbrado a esas discusiones que ya no les importaba… a menos que fuera durante visitas, entonces allí actuaban como los estrictos ancianos que eran.

— Buenas… tardes… a todos…

O cuando su madre, Rio Kamishiro, aparecía.

Flame suspiró hastiado igual que sus hermanos, como odiaba ver a su madre así de demacrada en aspecto físico; era horrible.

En especial esa hinchada, y tal vez infectada, marca que tenía en su clavícula, era horrorosa.

¿¡Realmente debía permitir que su hermana menor tuviera ese ejemplo de omega en su vida!? ¡No, demonios, no!

— Perdí el apetito… Estaré en mi cuarto, estudiando modos de asesinar a Kogami Kiyoshi, con permiso. Flame, Earth, Lightning, Aqua, Windy, abuelos… madre.

Flame asintió antes de ver a su hermano retirarse furioso, no lo culpaba, él también quería irse para no ver el horrible y demacrado aspecto de su madre.

Definitivamente aquella chica, cuyos hermosos ojos resplandecían de excitación por el fuego, eran el mejor ejemplo de belleza omega que tenía…

Volvió a perderse en sus pensamientos con aquella pelirroja como principal culpable, tal vez debería investigar su pueblo y pedirle matrimonio allá.

Su familia, por ambos lados, era casi tan influyente como la de Ai.

Convencer a su hermano mayor de que podrían hacer una visita a ese tal pueblo “Senbonzakura” no sería complicado, de seguro Ai también quería ir por la misma razón.

Pero él seguro, como que su nombre era Homura Flame, que se terminaría casando con la atractiva y pirómana omega.

(...)

“La cazadora” (III)

— ¿¡Por qué diablos debo ir yo a ese maldito pueblo!?

— ¡Porque yo lo digo! Así de fácil, Kiyoshi.

El alfa de ojos amarillos observó a su padre tomar un poco del ron que tenía en su mano...

— Sigue esperando, el que tenía arsénico se lo di a tu tío —Kiyoshi chasqueo la lengua molesto, otra vez falló su intento de asesinato.

Esa mañana su padre lo llamó para su hablarán, eso jamás era buena señal, pero estaba seguro que tenía que ver con aquella alfa que les dio una paliza a él y a  sus hermanos, había visto la emoción de su padre, Shigeru Kogami, al escuchar que quien les dio una paliza fue una alfa y una mujer… lo más probable es que quería tomarla como nuera y casarla con alguno de sus hermanos menores.

— Es muy fácil, vas a ese mísero pueblo, que según descubrió la inútil de tu hermana, Stephania, se llama “Senbonzakura”, buscas a la alfa albina, te presentas como el alfa Kogami que eres, buscas a su familia y les ofreces lo que pidan por la mano de su hija… todos ganan.

— Se llama a Stephanie y vuelvo a insistir… ¿Por que yo tengo que ir a ese lugar?

— Porque yo lo digo y te callas, mísero alfa imbécil. Estas actuando igual que la perra de tu madre y su mugrienta hija…

Kiyoshi apretó su mirada en señal de molestia… no podía enfrentar a su padre… él era un alfa de menor rango y su padre fácilmente lo devolvería al hospital sin importarle nada.

Sólo agachó su cabeza y obedeció, como siempre lo hacía.

Días después partió a aquel pueblo tan extraño, a Kiyoshi jamás le había gustado ir a un lugar sin saber al menos algo de sus creencias, cultura o historia… y ese pueblo era algo muy extraño.

Jamás había oído antes de el, casi no se mencionaba en los libros de historia o geografía, por más que buscará… no encontraba absolutamente nada de ese lugar más que referencia a los hermosos bailes que la mayoría de los sacerdotes o sacerdotisas hacían…

Era un pueblo lleno de misterios, pero que le importaba, no era su mísero problema.

Lo único que le importaba ahora era encontrar a aquella maldita niña alfa de, posiblemente, buenos genes, convencer a sus pueblerinos padres de entregarla a alguno de sus hermanos menores y ya, su trabajo estaba completo.

De todos, ¿que le importaba a él lo que pasará con aquella niña alfa? Tal vez lo único que aceptaría era que su olor a tierra mojada era encantador al contrario del olor a limón que su prometida, cuyo nombre no recordaba a pesar de conocerse desde hace tres años, que le era insoportable e insípido… lo más probable es que sólo por eso visitaría al pobre diablos de sus hermanos que la desposara...

Pero… ¿¡Qué diablos le importaba a Kogami Kiyoshi que aquella alfa de curiosos ojos de cazadora se comprometa con alguno de sus hermanos!? Más allá de volverse su cuñada… ¡Nada!

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