Especial: Kitsune
“Los omegas bailan y guían, los betas sirven y obedecen, los perros deben aprender o perecer.”
Era el lema del pueblo al que iban de excursión, por alguna razón de todos los lugares a los que pudieron aspirar para visitar por 3 dias y 2 noches, ese extraño pueblo era lo mejor…
Eso o el director Asano los odiaba, no sabían.
Pero el “grupo 3”, conformado por Fujiki Yusaku, Kamishiro Spectre, Kogami Ryoken y Homura Takeru, sentían una extraña vibra en todo el pueblo, en especial el omega de cabellos blanquecino.
— Muy bien chicos, primero iremos al hostal donde nos alojaremos este fin de semana y después, con Koro-sensei y Dragneel-san, discutiremos las zonas que cada grupo van a explorar e investigar ¿ok?
Los adolescentes de entre 13 - 14 años exclamaron de forma afirmativa mientras todos los grupos se juntaban; tanto Yusaku como Ryoken no dejaban de ver la gran cantidad de árboles de Sakura, cuya floración estaba concluyendo, lo alguna razón algo les indicaba que algo en aquel pueblo iba realmente mal…
— ¿¡Eso de ahí es un lobo!?
— ¿¡Eh!?/¿¡Ah!?/¿¡Donde!?
Alguien había gritado y aquello causó la euforia, Takeru observó por todos lados, imitando a varios de sus compañeros, hasta que encontró al lobo; ambos se observaron un buen rato, el canino era de un pelaje marrón claro con pecho y patas blancas, sus ojos eran castaño oscuro como la tierra, el lobo se sacudió antes de adentrarse en el bosque.
Tal parece que sólo él logró ver el lobo porque todos los demás reclamaban habérselo perdido, incluyendo su primo, Yusaku, y a su amor platónico, Spectre, Kogami… sólo observaba las pequeñas y rosáceas flores de cerezo que caían de forma efímera sobre el camino de tierra, era obvio que la situación del lobo, que por cierto eran casi imposibles de ver en estado salvaje en Japón, no le había importado.
(...)
Ok, era oficial, el director Asano los odiaba.
En la media hora que llevaban en ese pueblo ya habían visto demasiadas cosas… primero cada alfa que habían visto estaba usando una especie de bozal en sus bocas; segundo todos en el lugar parecían verlos con un claro desprecio, en especial los omegas mayores; tercero, por alguna razón cada vez que Ryoken se acercaba a hacer una pregunta a alguna persona… esta salía corriendo despavorido, casi como si hubiera visto un fantasma.
Aunque definitivamente lo más raro era que el pueblo le hacía un real honor a su nombre...
En todo el camino hacia el pueblo de Senbonzakura, todos habían visto la gran cantidad de árboles de sakura que había en las orillas del camino, incluso habían árboles plantados en algunas esquinas y caminos.
Los edificios y casas parecían ser bastantes antiguos y tradicionales, de hecho lo más moderno que habían visto hasta el momento eran a los estudiantes lucir su uniforme de marinero de color negro con rojos detalles y pañuelo del mismo color junto a unas cuantas antenas para telefonos. El resto era tan viejo que les parecía extraño.
Una vez llegaron a la modesta posada donde se alojarian los tres días que estarían allí en el pueblo, sintieron la extraña y pesada vibra aumentar, en especial los alumnos alfas; los tres profesores que les acompañaban en la excursión, un alfa, una beta y una omega, se acercaron a la encargada y dueña de la posada, la mujer los examinó de pies a cabeza con cierto recelo.
— ¿Y ustedes son…?
— Somos los profesores de la secundaria mixta Kunigogaoka, nuestro jefe, el director Asano Gaku-
— ¿El alfa de voz seria que hizo una reservación para 35 personas? —La omega, que se veía de una edad bastante avanzada, habló con clara molestia.
Los tres adultos asintieron algo temerosos, esa anciana les causaba repelús. La mujer chasqueó la lengua antes de ordenarles seguirla.
— Los alfas duermen en esta habitación —La encargada de la posada, los condujo hasta un cuarto bastante tétrico para los niños y su profesor alfa, Korosen—, los betas en la de más adelante y los omegas en la del fondo, cerca de las termas.
— Momento… ¿¡Aquí hay termas!? —Una omega de cabello rojizo pregunto bastante animada, el rostro de la encargada pareció iluminarse al ver la curiosidad de la adolescente.
— Así es linda, los omegas pueden usar las termas las 24 horas, los betas desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche y los alfas hasta las 7 de la tarde.
— ¿Eh? ¿Y porque los alfas no podemos-
— Suficientes preguntas, pe- digo… niño —La vieja mujer interrumpió bastante molesta a Zarc antes de seguir avanzando pidiéndole a los betas y omegas seguirla.
Aunque todos notaron que su enojo se debió más a que quien hizo la pregunta fue un alfa…
La de los betas lucía mucho más decente que la de los alfas, que por lo que habían visto tenía muchos agujeros que habían reparado hace poco en las paredes y suelo, y por lo que todos alcanzaron a escuchar de los omegas, estos tenían una habitación que era mucho más bonita y digna que las otras tres.
La encargada dio varias instrucciones más a Lucy Dragneel, la profesora omega de los chicos, como que no podían salir después de cierto horario, la restricción de que los alfas no podían entrar a ciertos lugares, las zonas restringidas para los turistas y, la más importante, sólo ella y su compañera, por ser omega y beta, podían pedir o exigir algo.
En el pueblo, los alfas realmente no tenían ni voto o voz.
(...)
La zona designada para ellos, el grupo 3, fue un santuario cercano al bosque llamado el templo de las estaciones, ningún pueblerino aceptó llevarlos o indicarles donde estaba, a pesar de que era una zona con acceso permitido a turistas.
Tuvieron que caminar según un mapa que la encargada le dio a Takeru cuando este le preguntó por aquel santuario, revelando que nadie sabía donde quedaba del todo, pero habían caminado hacía mucho rato por el bosque y no parecían llegar a ningún lado… lo malo vino cuando Ryoken perdió la paciencia y trato de quitarle el mapa a Takeru…
— ¡Es todo! ¡Tu no sabes leer nada llorón!
— ¡Ahh!
— ¡Ryoken-sama! ¡Suelte a Homura-san!
— ¡Deja a mi primo en paz, axolote!
Los dos alfas forcejeaban con los omegas intentando hacer que el albino soltara al de lentes, cosa si lograron cuando el mapa se rompió; ahora eran Takeru y Spectre los que forcejeaban con Yusaku, para evitar que este asesinara al omega que intentaba rearmar el mapa.
— Estamos perdidos… en el bosque…
— Como Caperucita roja, sólo falta el lobo feroz que nos devore —Ryoken sólo había dicho aquello como broma, no esperaban escuchar un genuino aullido de lobo…
Los cuatro salieron corriendo en alguna dirección totalmente aterrados, no querían ser comida de lobo.
Corrieron un buen rato hasta llegar a una especie de cascada donde en la cima se veía otro árbol de sakura florecido, los pétalos de las flores caían en el agua dando a lugar a una hermosa escena, los chicos se acercaron a aquella cascada y al ver lo transparente y brillante que era el agua, y que además no parecía tener un olor peculiar, decidieron tomar un poco y descansar.
Habían caminado y corrido bastante, además de que ahora estaban perdidos… las cosas no podían irles peor.
— Es todo tu culpa axolote.
— ¿¡Ah!? ¿¡Mía!?
— ¡Si! —Yusaku se secó la cara con su camisa antes de enfrentarse al omega— ¡Si no te hubieras exasperado y roto el mapa, te aseguró que nada de esto nos estaría pasando!
— ¿¡Y qué hay de tu maldito primo llorón, wisteria!? ¡Si él me hubiera entregado el mapa en primer lugar, este no se hubiera roto y te aseguro que estaríamos en el maldito templo no-se-que!
— ¿¡Por que rayos acepte estar en el mismo equipo que tú!?
— ¡Eso mismo me gustaría saber!
Tanto el alfa como el omega siguieron peleando ante la vista de la otra pareja, que alternaban su vista entre ambos cada vez que se respondían.
— ¡Hey! —Los cuatro chicos escucharon un silbido después de aquel grito, voltearon en todas direcciones buscando el origen de aquel sonido— ¡Aquí arriba! ¿¡Están perdidos!?
Desde un balcón de madera, que había al otro lado de la cascada, un chico de tal vez su misma edad con un traje de sacerdote color blanco y una máscara de zorro los observaba a su lado, y acostado en el barandal del balcón, un extraño y pequeño zorro de esponjosa cola y pelaje azul los veía bastante curioso.
Por alguna razón tanto Yusaku como Ryoken sintieron una profunda y anormal nostalgia mezclada con calma al ver a aquel joven con su mascota.
— Este… si, lo estamos, desgraciadamente… ¿Podría por favor decirnos el camino para-?
— Llegar al templo de las estaciones —El omega de níveos cabellos interrumpió a su primo, ignorando la mirada de enojo de sus pares— ¿Que? Si descubrimos cómo llegar allá, podremos volver mañana para terminar la tarea...
— ¡Vaya! —El joven se subió al barandal para después saltar como si nada al agua, el zorro le siguió bien de cerca para acercarse a los chicos— Están bastante lejos del templo de las estaciones… incluso del pueblo ¿Son turistas?
— La verdad si…
— ¡Eso lo explica! —El joven respondió bastante animado— La gente del pueblo no se acerca a los templos malditos… sólo los turistas van, para hacerse fotos o tratar de desmentir la existencia de los demonios…
— ¿En serio?
— Si, ¿No es cierto, Yuku? —El animal movió su cola algo molesto— Puedo guiarlos hasta allá si quieren, no tengo nada que hacer de todos modos.
— ¿¡En serio!? —Takeru pareció animarse ante esa idea, Spectre se colocó enfrente suyo en una posición defensiva, igual que Yusaku con Ryoken que observaban desconfiados al de la máscara.
— Gracias, pero no gracias, ni siquiera le conocemos…
— Oh~ es cierto~. Mi nombre es Kuromatsu Ryo y este de aquí es Yuku —El chico señaló al pequeño zorro que emitió una especie de gruñido como saludo—. Soy un sacerdote del templo principal, el templo de sakuras.
— ¿Un sacerdote?
El contrario asintió antes de comenzar a caminar con el pequeño zorro siguiéndole, los cuatro adolescentes sólo lo observaron algo incrédulos.
— Vengan~ por aquí se va al templo de las estaciones.
— ¿Tenemos alguna otra opción?
Los dos omegas se miraron en conjunto con los alfas, la verdad… no, no la tenían.
(...)
Habían llegado al viejo y destruido templo, genuinamente el chico, probablemente un beta por lo poco destacado de su olor a menta, los había guiado al templo… aunque este desapareció junto a su zorro antes de que llegarán al templo.
Habían entrado y explorado bastante del lugar, incluso tomaron fotos con sus celulares, debían admitir que el templo en su época debió ser bastante lindo.
— Creo que es momento de que nos vayamos… —Spectre habló mientras observaba el cielo tiñéndose por el atardecer— Está anocheciendo y como el pueblo es más bosque que pueblo…
— Terminaremos perdidos… de nuevo...
Yusaku y Ryoken asintieron después de fotografiar un extraño retrato cuyo rostro había sido arrancado.
El grupo de adolescente pasaron por debajo de los rojizos arcos, que tenían una gran cantidad de vegetación enredándose, cuando el chico apareció sentado sobre una roca acariciando al pequeño zorro que dormía plácidamente en sus piernas, los cuatro saltaron aterrados por la sorpresa cuando el sacerdote les saludo.
— ¿Y como les fue~?
— Asumimos que bien… por cierto ¿De donde…?
— ¡Genial! —El joven bajó al pequeño zorro de sus piernas antes de aplaudir animado— Siganme~ los llevaré al pueblo.
Realmente no querían hacerlo pero… el chico ya había demostrado ser confiable, aunque todo su atuendo fuera tan blanco como su cabello y piel.
— ¿Saben o han escuchado de la historia del templo de las estaciones?
— ¿Eh? ¿Tiene una historia?
— Si, personalmente la encuentro muy triste… trata sobre un alfa que intentó ayudar a alguien que llamaba amigo y murió salvandole… —El joven guía habló con cierta tristeza.
— Bueno… tal vez esa historia nos ayude en nuestra tarea ¿No creen?
— Tienes razón, Spectre… Kuromatsu-san —Ryoken camino rápidamente frente al chico de máscara— ¿Podría contarnos la historia del templo~?
El muchacho pareció alegrarse por aquello, era difícil decirlo por la máscara, por lo que siguió su andar mientras narraba la historia de aquel templo…
(...)
De nuevo había desaparecido antes de llegar a su destino, dejando a los chicos con la duda… ¿En alfa se habrá encontrado la redención de su pecado? ¿Realmente soporto una tortura por cada estación del año por ayudar a su amigo omega? Preguntas que debían investigar mañana cuando fueran en general al templo principal, tal vez en una de esas verían de nuevo al sacerdote.
Spectre y Yusaku alcanzaron apenas a bañarse en las termas antes de que la encargada echará de las mismas a todos los alfas y fue una suerte porque apestaban por tanto ejercicio de piernas. Ryoken y Takeru disfrutaron de las termas un buen rato mientras discutían con los demás sus avances.
Al día siguiente asistieron al templo principal, tuvo que ser Takeru quien preguntará por el sacerdote, porque cuando Ryoken se acercaba todos salían corriendo despavoridos gritando “la esposa de los demonios”, aparentemente nadie parecía conocer al chico y es más, posiblemente fuera un omega, porque sólo ellos podían aspirar al título de sacerdote en el lugar…
En general la visita fue bastante normal, si se excluían los claros mensajes y acciones de desprecio hacia los alfas o que la propia sacerdotisa, una omega anciana toda arrugada de cabellos blancos, insinuara que el mundo sería más llevadero sin alfas en este…
Definitivamente, todos en ese pueblo estaban locos o eran muy omegacentristas.
— Disculpe… ¿Qué significan-?
— ¡Ahhh! —Una sacerdotisa, que iba con un alfa con ese extraño bozal, gritó aterrada al ver a Ryoken, quien sólo se le acercó para preguntar acerca de un pergamino con tristes haikus que tenían palabras que no entendía— ¡Alejate, reencarnación de la esposa de los demonios!
La sacerdotisa, que tenía una apariencia bastante similar al omega y su madre, golpeó al mismo, pegándole un papel con un conjuro en la cara, antes de salir corriendo junto al alfa gritando una especie de rezo ante la mirada de los demás alumnos y sus profesoras, no dejaron a su profesor alfa ingresar al santuario por alguna razón.
Tal vez sólo estaban locos...
Al final, cuando volvieron al hostal, la extraña y maliciosa vibra que los chicos habían sentido desapareció como si nada, e incluso Ryoken decidió quedarse con ese sello como recuerdo, aunque le daba un leve dolor de cabeza.
(...)
Por segunda vez, en medio de la noche, cuando las nubes taparon la luna, un pequeño zorrito de azulado pelaje se coló por una ventana al hostal donde los jóvenes alumnos descansaban antes de irse en la mañana con dos ramas que aun tenien botones de flor en su hocico.
El zorro entró primero en el cuarto de los alfas, le gruñó a las extrañas sombras que se acercaban a los niños, en especial a los que intentaron tocar al joven alfa de apellido de flor venenosa, una vez las sombras desaparecieron, dejo una de las ramas con Yusaku antes de irse a los demás cuartos; hizo lo mismo con los betas y los omegas, esta vez dejando la otra rama con Ryoken además de lamerle la cara cariñosamente, el omega arrugó la cara incómodo entre sueños por aquel contacto.
— “Tu y ese chico tienen un gran futuro… no lo desperdicies como tus idiotas abuelos, Ryoken…”
El animal volvió a lamer la cara del omega antes de irse por donde llegó; sentado bajo un árbol de cerezo un joven de largos cabellos blancos como su kimono, ojos azules como la misma noche y piel extremadamente pálida jugueteaba con una máscara de zorro entre sus manos, el chico sonrió juguetonamente antes de acercarse a su amada mascota…
— ¿Se las diste?
— “Lo hice…”
— ¿Que pasa? —Una expresión de tristeza se formó en el rostro del chico— ¿No te agrada el chico o su novio?
— “No es eso, Ryo… es sólo… que siento una extraña sensación cuando los vi llegar… era entre alegría y tristeza… ¿Como llamaban ustedes a esa sensación?”
— Nostalgia, es cuando recordamos algo que nos causa tanta felicidad que, al mismo tiempo, cuando recordamos que lo perdimos… nos invade una extraña y placentera tristeza —El chico acarició la cabeza del animal con la misma emoción descrita— ¿Por que la sientes?
— “Porque al verlos discutir hace dos tres días… recordé como éramos tu y yo, ver ayer cómo lo trataban tus parientes… me llenaba de esa misma sensación porque era como verte en vida… también estaba el enojo, pero el chico se encargó personalmente de vengarse por su omega”.
— Ya veo… —El joven sonrió antes de levantarse de su asiento y comenzar a caminar en alguna dirección por el pueblo— Vamos, alfa idiota, pronto amanecerá y sigo agotado por lo del otro día...
— “Te sigo, como siempre… omega caprichoso”
— Pero así me amas~.
— “Nunca lo negué y no lo negaré ahora, te amo asi tal cual eres, Ryoken”.
— Yo también te amo, Yusaku —El omega tomó entre sus brazos al zorro que lamió su mejilla con cariño—. Aunque a veces seas un idiota…
El animal se restregó contra el pecho del omega buscando mayor contacto con este mientras caminaba en alguna dirección…
A la mañana siguiente, antes de prepararse para volver a Den city, tanto Fujiki Yusaku como Kogami Ryoken necesitaban entender porque tenían un par de ramas con botones de cerezo en sus manos...
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