¿Eres idiota o que?

— ¿Eres idiota o que?

— ¿Me lo dice quien ha rechazado e ignorado a la hermosa omega de Sakurai-san solo porque sí?

— ¿Quién? —Yusaku observó confundido a su amigo de cabello gris con mechones verdosos, Zarc solo se golpeo la cara frustrado con su mano sin guante antes de suspirar.

— Nadie, Yusaku, nadie...

— Ajá... como sea, Haou, apóyame en esto y dile a este idiota que su plan de coqueteo es estúpido.

— Zarc —El mencionado volteo a ver a su amigo castaño, que leía una revista en lo que parecía era francés—. Yusaku tiene razón, tu idea para "romper el hielo" es estúpido en más de un sentido...

— Te dije.

— ¡Calla-!

— Sin embargo... —Ahora el alfa de ojos verdes también volteo a ver a su amigo, que seguía leyendo su revista sin verlos— También es algo novedoso, tal vez funcione, pero no deja de ser estúpido.

— Ya no se si me estas apoyando o intentas desanimarme como Yusaku...

— Hago ambas.

El alfa de ojos amarillos con cabello gris suspiró derrotado antes de levantarse de su asiento, tomar un poco del hielo que tenía derritiéndose en un contenedor y acercarse a un grupo de omegas que hablaban en una esquina del salón. El de ojos verdes solo suspiró antes de voltear a ver a Spectre, que leía un libro de algo sobre plantas.

— Haou...

— ¿Que?

— ¿Me informas como termina el plan de Zarc luego? —El de ojos ámbar asintió con desinterés ignorando como su amigo de ojos verdes se levantaba de su asiento para encaminarse hasta el alfa de ojos azul hielo con cabello platinado.

Necesitaba confirmar si se estaba volviendo loco o no.

(...)

— No puedo creer que consiguieras el número de dos de esos omegas.

— ¿Por qué? —Zarc alzó con clara soberbia los dos papeles con diferentes números que tenía en su mano— ¡Ya dije que soy un genio en esto de las conquistas!

Yusaku veía incrédulo como su idiota, mujeriego y "omegariego" amigo les exhibía a Haou y a él los números telefónicos que había conseguido en su gran "plan" para romper el hielo... que fue, literalmente, romper un pedazo de hielo frente a ese grupo y pedirles su número segundos después de eso; lo peor de todo es que le había funcionado.

— Oye Yuku~.

— ¿Que quieres Zarc?

— Vayamos a tu casa a jugar videojuegos —El de ojos verdes se sobresaltó aterrado al escuchar aquella proposición de su amigo—. Tu casa es la más cercana, no tengo dinero para el arcade y dudo que ustedes dos quieran prestarme para jugar...

— B-Bueno...

— De hecho, tampoco tengo dinero —Los otros dos alfas voltearon a ver al castaño que parecía muy concentrado chateando en su celular—. Estuve en Akihabara el otro día, gaste todo mi dinero en figuras de edición limitada.

— ¡Decidido, entonces vamos a la casa-!

— ¡No!

Los dos adolescentes de ojos amarillos voltearon a ver sorprendido a su amigo de cabello azul con rosa que parecía bastante nervioso y molesto ante la idea de que ellos fueran a su casa, cosa que les extrañaba, los tres habían sido amigos tanto tiempo que era algo muy usual que a veces se auto-invitarán a sus casas a pasar el rato lejos de los arcades o de los demás lugares a los que salían...

— ¿Por qué no?

— Porque no y punto, Zarc.

— ¿Eh? Yusaku, esa no es una respues-

— Sigue hablando —El alfa con olor a cítricos sostenía a su amigo de cabello gris con mechones verdes del cuello de su camisa con tanta fuerza que Zarc no sabía si sentirse amenazado por el agarre o por la mirada tan amenazante que tenía—, sigue hablando y te romperé toda tu maldita cara de un solo golpe ¿Entendiste?

El de mechones verdosos asintió intimidado y contrariado ante la amenaza de su amigo, Yusaku chasqueo la lengua molesto antes de soltarlo y despedirse de ambos alfas que aún se consideraban sus amigos.

Él no quería a nadie en su terreno, menos con Ryoken en un estado tan avanzado de su embarazo, ya tenía suficiente con el tipo que parecía merodear cerca de su casa.

(...)

Por alguna razón se sentía en un extraño deja vu.

Cuando llegó a su casa, lo primero que sintió al acercarse a la entrada de la cerca por donde crecían las enredaderas de wisteria fue ese olor desconocido que trataba de disfrazarse entre el olor de la glicina... un olor a caoba perteneciente a un alfa, un olor que sentía haber olfateado antes... y que le provocaba una espantosa ira como desesperación.

Exploró todos los alrededores de su propia casa buscando al dueño de aquel olor, no encontró rastro de nadie... pero sabía quienes sí, las mismas niñas que le veían nerviosa desde el balcón junto a su ave mascota; después les preguntaría que vieron ahora necesitaba saber que su pareja estaba bien.

Cuando entró a la vivienda no se sorprendió de no ver al omega en la sala, tirado en el sillón comiendo alguna golosina para saciar sus propios antojos mientras veía en la televisión algún programa que llamara su atención en el minuto... pero si le sorprendió ver tirada en el suelo la manta que Ryoken le había quitado hace algún tiempo argumentando lo suave y cálida que era junto a una especie de pequeño peluche a medio hacer...

— Ryoken... ¿Donde estas?

No hubo una respuesta, ni un sonido de que alguien además de él estaba en la casa.

— Ryoken... Ryoken... ¡Ryoken! —Yusaku comenzó a buscar desesperado al albino que era su omega por todo el primer piso.

Sabía que no había salido con su madre por el hecho de que la muñeca que ambos cuidaban como a un bebé no estaba tampoco, de haber salido a conciencia la habría dejado sentada y acomodada. No encontró ni un rastro más que lo que ya había visto.

Fue entonces que subió al segundo piso y continuó su búsqueda por el omega, se estaba desesperando al no encontrar absolutamente ningún rastro del menor, ni en el cuarto de invitados, el suyo e incluso el de sus padres...

Era como si Ryoken se hubiera desaparecido como si nada.

(Hace 2 años...)

Desde que cuidaba al par de gemelas, Daedalus y Sohara, Yusaku había aprendido algo que esperaba nunca saber... su padre tenía razón, las niñas podían ser peor que los niños.

— Yusaku-nii...

— ¿Sí, Soha-chan?

— ¿Por qué sigues solo y virgen? —Muchísimo peor.

— ... ¿Perdón?

— ¿Por qué sigues solo y virgen si eres mucho mejor partido que nuestro papá?

— Eso no debería importarte... —El mayor de ojos verdes estaba tan sonrojado como nervioso ante la pregunta de la infante— Es más, tú no sabes que estás diciendo...

— Las revistas para grandes dicen que eso es difícil de encontrar en un alfa...

— ¿Perdón?

— Sohara tiene razón, Yusaku-nii-sama... —Yusaku se sobresaltó al notar que la gemela mayor de Sohara, Daedalus, estaba a su lado leyenda una de esas revistas de farándula adolescente. Ahí tenía una explicación sobre la pregunta de la niña— También dice que los alfas son adictos por naturaleza a algo llamado "Porno"... ¿Que es es-?

— Muy bien, creo que ustedes ya leyeron suficiente basura por ahora.

El alfa de ojos verdes no dudo otro momento en quitarle a Daedalus la revista, después la quemaría; su padre tenía razón... las niñas eran peores que los niños, ellas eran más curiosas y perceptivas que un niño.

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