Entonces... ¿Tenemos un trato?
— Entonces… ¿Tenemos un trato?
— Sí, me parece justo…
— Decidido, si es niña llevará mi apellido —Yusaku mostró una sonrisa burlona mientras acariciaba tiernamente el hinchado vientre del contrario— y si resulta niño llevará el tuyo.
Ryoken asintió de forma calmada, antes de imitar al mayor y acariciar su vientre intentando sentir a su hijo. Ayer en medio de la cena, después de hablar y resolver el asunto de la omega su invadió el terreno de ambos omegas, Serena tocó el tema sobre el apellido de su bebé… obviamente Ai iba a imponerse y decir que claramente sería Fujiki, pero tanto la omega como el alfa menor lo mandaron a callar, el tema no se volvió a tocar hasta hace un rato cuando Yusaku le preguntó lo que deberían hacer con respecto a eso.
Al final el par de adolescente decidió que la naturaleza eligiera, si era una niña llevaría el apellido Fujiki, si era un niño llevaría el apellido Kogami; era tan simple que les provocaba una leve risa a ambos.
Mientras que desde atrás, guardando cierta distancia, el matrimonio Fujiki los observaba algo aterrados y es que… ambos estaban bastante alegres y cariñosos e incluso se encontraban tomados de la mano mientras caminaban…
— ¿Estas segura que no debemos ir a exorcizarlos antes?
— Estoy bastante segura… Ai… aún lo estoy…
Era 2 de enero, así que tal y como habían planeado antes, iban al departamento donde vivía la familia Homura para celebrar parte del año nuevo y comer algo del osechi ryori que es casi una tradición en ambos lados familiares además de preparar el clásico mochi entre los alfas, que al final terminaban haciendo las omegas por la incompetencia de sus esposos e hijo; Ryoken vio aquello como algo extraño y anormal, la costumbre de que sus tíos escapen lo más lejos posible de la ciudad durante estos días y a su madre casi sumergida en la depresión por los recuerdos de su niñez, no le daban una grata recepción de estos días… Pero ahora Serena casi lo había obligado a participar en las extrañas tradiciones que tenía la familia Fujiki… entre ellas la pseudo recolección de cadáveres de cuervos u otras aves que hacen cada semana, porque si no después el olor a muerto era difícil de quitar, o llevar kimono durante las visitas familiares, como ahora.
La omega le había confeccionado un hermoso kimono azul con estampado de copos de nieve y estrellas, era interesante lo bien que se veía con la prenda y la cinta… al menos se veía lo suficientemente bien para causarle un grave cortocircuito a Yusaku, que por cierto casi se desmayó al verle usando aquello con el adorno en su pelo.
Ai veía a su hijo sonreír mientras halagaba al omega por su apariencia y peinado con cierta coquetería, pero al mismo tiempo sentía la sinceridad en cada frase. Eso le irritaba en cierto modo, más que nada porque a quien se los dirigía era a un Kogami… si fuera a alguien más, no le importaría siquiera el tema del embarazo adolescente.
Pero el odio mutuo entre Kogami y Fujiki aún estaba ahí, carcomiendolo desde que aceptó al chico en su casa… aunque siendo francos o aceptaba al chico o su esposa y el diablo lo asesinaban sin remedio alguno, así que opciones no tenía realmente. Al menos se alegraba escuchar que había probabilidades de que… su nieta llevará su apellido, porque si, el alfa de mechones violetas también superó la depresión post-miedo al futuro anticristo y estaba con su esposa de que sería una niña.
Si tan sólo supieran que los futuros padres habían decidido no enterarse hasta el nacimiento…
(...)
— Bienvenidos y feliz año nuevo.
— Muchas gracias y feliz año nuevo, a ti también Flame.
Ai saludo a su hermano mientras Yusaku abrazaba a Ryoken y lo arrastraba hasta la sala donde Takeru, que estaba usando un kimono rojizo con detalles amarillos y naranja, estaba sentado en un kotatsu comiendo unos trozos de fruta cortada con un obvio desinterés mientras leía un extraño libro.
— Feliz año nuevo, Takeru.
— Feliz año nuevo, llo- digo… Homura…
— ¿Eh? —El de lentes volteó a ver al par de adolescentes sorprendido, la verdad no los había escuchado llegar— Oh… son ustedes… Feliz año nuevo Yusaku, Kogami-kun…
— Bueno ya se vieron y saludaron, los dejó solos en lo que yo voy a ayudar a mi despreciable padre y tío para hacer el mochi. Nos vemos.
— ¿Al menos me ayudas a sentarme antes de irte? Tu hijo me limita bastante…
— Claro y es “hija” —Yusaku sostuvo a Ryoken por uno de sus brazos y cuerpo para ayudarlo—, porque será niña, estoy seguro.
— Sigue soñando, será un niño y te callas, wisteria.
— Por supuesto… lo que tu digas, axolote.
Yusaku dejó a ambos omegas en la sala cuando su madre entró con una bandeja que llevaba unas tazas de té seguida de su tía Ray que tenía un kimono que iba casi a juego con el de Serena, si no fuera por las diferentes flores que tenían estampadas serían casi iguales.
Ryoken saludó a la omega de cabellos rojizos, intentando ignorar la fija mirada que el de lentes tenía sobre su persona, la mujer correspondió el saludo mientras se sentaba a su lado con su hermana enfrente y ponía las tazas con té humeante frente a los otros dos omegas.
— ¿Cuánto crees que pasará antes de que se desesperen y tengamos que ir a hacer nosotras el trabajo?
— Quiero creer que… ¿una hora?
— Demasiado —Serena habló antes de soplar el líquido para beber un poco—, máximo les doy diez minutos antes de que alguno grite del dolor.
— ¿Del dolor? ¿Por qué lo harían?
— Lo que pasa, Kogami-kun, es que cada vez que ese trío intenta hacer el mochi de año nuevo… termina en un accidente…
— ¿Acciden-?
— ¡Serena! ¡Trae el botiquín y bastante hielo! —La mencionada suspiró antes de levantarse de su puesto.
— ¿Qué fue lo que dije?
Ray se rió suavemente al ver a su hermana alejarse para buscar el maletín de primeros auxilios, Ryoken prefirió no opinar ante aquello y sólo bebió un poco de su bebida caliente, Takeru siguió leyendo intentando ignorar toda la situación y devolver su vista al libro que tenía enfrente, observando de vez en cuando al de cabellos blancos… ¿Así de feliz y radiante se vería él si Spectre estuviera a su lado?
(Hace 4 años…)
— Muy bien Yusaku, como el alfa que eres, vas a ayudar a tu padre y tío a hacer el mochitsuki ¿Te parece?
— ¿Tengo la opción de mandarlos al demonio y seguir jugando con Takeru?
— No —Ai arrastró a su hijo hasta su lado bastante emocionado—. Ahora toma el mazo ¡y golpea la masa de arroz con todas tus fuerzas!
— ¡Espera Yusa-!
Yusaku sólo había obedecido a su padre, había tomado la pieza de madera que parecía un mazo y había golpeado la blanquecina masa de arroz cocido con fuerza… claro que Ai había olvidado decirle hijo que tenía que hacerlo cuando su tío sacara los dedos de la masa.
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