¡Dame una razón para que no te mate, aquí y ahora!

— ¡Dame una razón para que no te mate, aquí y ahora!

— ¡Fue Kogami quien- —Serena le dio una cachetada a su esposo.

— ¿¡Volviste a descuidar a nuestro hijo por pelearte con Kogami!?

Ai alzó la mirada para ver a sus hermanos, ellos negaron con sus cabezas; el alfa de cabellos negros devolvió su vista a su esposa que ya de por si lucía bastante furiosa, esperaba su respuesta.

— No…

— ¡Mentiroso! —Serena volvió a darle una cachetada a Ai, que volvió a quejarse adolorido.

Hace un rato Serena estaba feliz conviviendo con su amiga de infancia y su hermana menor, cuando repentinamente recibió una llamada de su esposo para informarle que Yusaku había tenido un accidente y estaba en el hospital… con la policía interrogandole.

Obviamente lo primero que le exigió saber a su marido era el porque no estuvo cuidando de su hijo como ella se lo pidió en la mañana antes de salir.

(...)

— ¡Oh Takeru, cariño! Me alegro tanto que estés bien… —Ray se acercó a  abrazar a su hijo, que estaba sentado en una camilla, tenía una venda en la cabeza y algunos raspones en la cara y brazos.

— Tranquila mamá… sólo fueron unos rasguños… estaré bien.

— Soy tu madre, mi trabajo es preocuparme… —La omega beso de forma amorosa la venda que tenía su hijo mientras acariciaba su cabeza.

— Aún no entiendo qué diablos pasó.

— Yo tampoco, pero me gustaría saber, cuando mi bebé fue atropellado por un auto… ¿Donde se supone estabas tú, Flame?

— ¿¡Ah!? Y-yo… eh bueno…

Ray no negaría que estaba nerviosa, en un momento disfrutaba de un rato con su hermana y su amiga de casi toda una vida cuando su esposo la llamaba para informarle que alguien había atropellado justo frente al hospital a su hijo, de no ser porque… bueno, estaban frente al hospital, quién sabe qué hubiese pasado.

(...)

— ¿Cómo está Ryoken?

— Sedado y dormido…

— ¿Y la novedad? —Kiyoshi le entregó un par de esposas rotas a su esposa— Oh…

— Si… ¿Como quieres proceder?

Kiara pareció dudarlo un momento antes de suspirar y abrir la puerta de la habitación que le asignaron a su hijo en el hospital y entrar.

— Yo estaré con él, tú vete a casa. Me haré cargo desde aquí.

El alfa asintió antes de abrazar a su esposa y retirarse en silencio.

Kiara sonrió algo enternecida para después adentrarse en los aposentos del demonio con aspecto de omega.

(...)

— El tipo salió de la nada, mamá, atropelló a Takeru, así que me agarré a golpes con él y Spectre.

— ¿Y quien es Spectre?

— Mi primo, pero este fue corriendo con Takeru en sus brazos devuelta al hospital —Yusaku hablaba mientras un policía escribía lo que decía, Serena estaba a su lado con una expresion de preocupacion— así que me quedé peleando con ese imbécil, que se bajó sólo para golpearnos e insultar-

— ¡El niño miente y descaradamente! —Un beta de ojos heterocromaticos gritó al tiempo que señalaba a Yusaku, el menor iba a devolver el grito pero Serena le indico que siguiera hablando con el policía— Yo estaba saliendo del estacionamiento cuando ese omega con lentes apareció repentinamente, no era ni siquiera un paso de cebra.

— Correcto… ¿Y qué pasó luego señor…?

— Shingetsu. Astral Shingetsu.

— Muy bien —La policía volvió a anotar en su libreta— Prosiga, Shingetsu-san.

— El omega de lentes apareció de la nada, por suerte iba a casi 10 km por hora, ya que estaba saliendo del estacionamiento, y creo que sólo lo empuje.

— ¿Y por qué comenzó la pelea con Fujiki-kun?

— Me baje de mi auto, para ver que el muchacho omega estuviera bien, estaba en el suelo, se paró y se disculpó diciendo que no se fijó por donde caminaba y repentinamente apareció ese chico, se veía alterado, y comenzó a golpearme gritando que había atropellado a su primo.

— ¿Cómo sabía que el chico era omega? —La policía volvió a preguntar esta vez algo extrañada, su hermano seguía tomando la declaración del menor.

— Vi su collarín, ya sabe, el que algunos omegas usan para evitar ser marcados —La mujer asintió y siguió escribiendo—. En fin, entonces ese chico se apareció y comenzó a gritarme y golpearme, yo sólo intenté defenderme.

— Usted jamás insultó a los muchachos o se bajó para atacarlos ¿Verdad?

— Exactamente.

La policía asintió y cerró su libreta mientras se acercaba a su hermano que aún interrogaba al alfa. Le dio un vistazo al chico de ojos verdes, este apenas y tenía heridas, de hecho más allá de algunos arañazos y heridas menores que parecieron hechas en defensa propia no tenía nada serio, incluso si comparaba las heridas de ambos, la historia del beta parecía concordar más.

— Pero hace unos minutos dijo que el joven de allá —El policía señaló al beta—, atropelló con toda la intención a su primo para demandar... ¿Ahora me dice que fue por discriminación a los omegas?

— … Si…

Serena se golpeó en la cara con su mano al escuchar la aceptación de su hijo. Los policía se observaron entre ellos unos segundos, estaba bastante claro que no le creían nada a Yusaku.

Unos momentos después los dos policías se alejaron y comenzaron a hablar entre ellos, al rato entró otra policía y pareció susurrarle algo a sus compañeros, después de escucharla los tres asintieron y se encaminaron a ambos sospechosos.

— El omega, Homura Takeru-kun, acaba de declarar y su versión coincide con la de Shingetsu-san… incluso pide disculpa por todos los problemas que causaron sus primos…

— … Takeru, hijo de-

— Yusaku, cállate —Serena miraba al frente, específicamente la pared; no quería voltear y ver a su hijo, que muy probablemente iban a llevarse—. Porque si te van a arrestar, al menos no empeores tu situación…

— No presentaré cargos, pero al menos me gustaría una disculpa.

— Yusaku, discúlpate.

— ¿O que? —El menor observó desafiante a su madre.

— O te vas a la cárcel y cuando salgas te vas a enterar.

— … Lamento mi comportamiento y todo lo que les hice pasar.

Yusaku hizo una reverencia mientras se disculpaba, en ese momento prefería perder su orgullo que correr el mismo destino que su padre había pasado hace unos momentos.

(...)

— Estás libre. Algo sedado, pero libre, Ryoken.

— Sí…

— ¿Me dirás que pasó para que te alteraste hasta el punto de romper las esposas? —Kiara se acercó con precaución a su hijo.

— Sentí que me estaban matando… no quería que se fuera...

— ¿Que se fuera… que?

— El olor a cítricos…

La alfa observó confundida a su hijo. Su esposo la había llamado, en el mejor momento de su reunión con sus amigas, para informarle que su hijo había tenido, de forma repentina, un ataque de histeria mucho peor que en cualquier otra ocasión y tuvieron que sedarlo.

— Correcto… creo que necesitas dormir, Ryoken.

— Supongo… tengo sueño…

— Es mejor que duermas, no te preocupes, yo estaré aquí. —La mujer sonrió antes de sentarse en la camilla y abrazar a su hijo.

Ryoken se acomodó lo mejor que pudo entre los brazos de su madre, inhalo de forma profunda para olfatear mejor el olor a tierra mojada que su progenitora emanaba.

El omega siempre fue apegado a la mujer, aún recordaba cuando era niño y ella le contaba todas las historias que hacía a su edad; su madre era una auténtica cazadora, que fuera Alfa… sólo le aseguró un puesto como esposa de su padre.

Ella no era una Kogami, ella no era una alfa pretenciosa como sus tíos, ella… no le vio en menos por ser un omega…

Kiara beso la cabeza de su hijo al sentir unas gotas caer en su vestido, como madre que era siempre le rompía el corazón ver a su cachorro llorar.

(Hace 8 años…)

— Mamá… ¿Qué haces?

— Su padre me dejó plantada…  de nuevo. Así que voy a pescar la cena.

— ¿Como vas a pescar la cena? —Ryoken se acercó a la mujer que parecía divertirse cortando con sus manos unos trozos de carne

— Con esa caña y balde —Kiara señaló con la cabeza una caña de pescar que tenía dentro de un balde metálico, ambos se veían bastante viejos— y usare estos restos de carne como carnada.

— ¿Puedo acompañarte?

El pequeño niño de siete años observaba ilusionado a su madre, la cual no volteó a verlo hasta que terminó de cortar la carne y la dejo dentro de un tupper.

— Ve a cambiarte, ponte tu buzo y ve por tus botas de agua. Hoy mismo voy a enseñarte a pescar.

El niño de ojos azul estelar sonrió emocionado antes de irse a su cuarto para obedecer a su madre.

Ryoken volvió con su madre, vestido con su buzo escolar tal y como ella le había indicado y un par de botas de agua color celeste con estampados de pequeños pescaditos grises en sus manos.

— ¿Así estoy bien?

— Estas perfecto. Ahora ponte tus botas y ¡vamos a cazar!

— ¡Sí!

Kiara le enseñó toda la tarde a su hijo como pescar, atrapar y limpiar los peces. Claro que después escuchó de su esposo y cuñados quejas sobre que criaba a su hijo como un salvaje...














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