Bruno Bucciarati: Todo estará bien

Nota:

(T/N)= Tu nombre
(T/A)= Tu apellido
(C/O)= Color de Ojos

Tipo de one-shot: Fluff, Angst

Este one-shot será específicamente para el género femenino.

La petición es de _Anxietty

¡Muchas gracias por hacerla, tuve dificultades de cómo empezarla en general, pero me gustó mucho cómo quedó, espero y te guste tanto como a mí!

Y otra cosa que diré, los nombres que se mencionarán fueron escogidos al azar, perdonen si tienen el nombre, no tengo intención alguna de insultar y/o caerle mal a ustedes.
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Un fuerte dolor atravezó el pecho de la chica, estaba inmóvil y no respondía. Su vista se nublaba y se ponía borrosa, su boca se secaba y no podía escuchar muy bien.

"...ayuda..."

¿Quién está hablando?

"...Está...no...hospital..."

¿Hospital? ¿De qué hablan?

Ante esto la chica cierra sus ojos, quedando inconsciente.

~3 meses atrás~

"—y me debes una cantidad grande de dinero. No me gusta esperar, así que te daré un trato." La voz áspera del señor mayor resonaba por el local oscuro, el centro siendo iluminado por una luz débil en el techo. Por fuera parecía abandonado, pero cuando se trataba el interior de este... digamos que era un caos total.

Jaulas suficientemente grandes como para meter a un león estaban dispersadas en esa habitación oscura, cadenas grandes colocadas en varios lugares y sangre ya seca manchaban el suelo y las paredes por igual.

"Lo siento por la demora señor..." Un hombre más joven que el señor desvía su mirada, mientras que uno más viejo carraspea, entrando a la oscura habitación. "Aceptaremos el trato. No te decepcionarás, puede que te brindemos una de las mujeres más bonitas del lugar."

Ante esto el señor alza una ceja, curioso sobre la oferta que le acaban de brindar. "Una de las mujeres, ¿eh? Bueno no estaría tan mal..." Después de una negociación que duró cinco horas, las personas a cargo del establecimiento cerraban el local, ya dispuestos a descansar para el siguiente día.

"¿Por qué...a mi...?" Una chica de orbes (C/O) solloza incontrolablemente en sus manos, intentando no derramar más lágrimas pero era inútil.

Verán, estaba encerrada en ese lugar como muchas otras niñas y mujeres por igual. Estas las vendían dependiendo de la belleza física y su comportamiento hacia las personas, específicamente a los que las compraban.

Volviendo al tema original, la habían capturado recientemente, hace un día atrás. (T/N) era huérfana ya que sus padres fallecieron cuando tenía apenas cuatro años, y pudo sobrevivir en las calles hasta hoy día. Sin embargo, en un momento rápido le pusieron un pañuelo que hizo que la durmiera, mucho rato después despertando en este lugar.

De repente la puerta de la jaula hace un ruido aterrador pero molesto, sorprendiendo a la chica. Esta se abre, por lo que (T/N) se levanta con dificultad, tomando la puerta fría en sus manos, abriendola más.

En la tarde uno de los traficantes abrió su jaula para llevarla a asearse, y cuando terminó la llevó directamente a su jaula correspondiente. Pero se había olvidado de cerrarla ya que lo habían llamado a hacer otro trabajo.

"¡Si!"

La chica salió de su jaula, caminando sin rumbo alguno hasta toparse con la puerta principal. Esta con dificultad la empuja, ya que está débil, pero abre con un ruido sordo; ya estaba libre.

Caminaba por las calles de Nápoles, la luna alumbrando con su esplendor. "...a donde iré ahora..." Sus orbes (C/O) miraban a su alrededor, como si trataba de memorizar la cuidad donde había vivido toda su vida. "Solo por esta noche me quedaré aquí." Se acostó en una pila de papeles que había en un callejón, temblando del frío que la arropaba en la noche oscura.

Quisiera estar con mis padres al menos una vez más...

Al abrir los ojos, se había dado cuenta que era de día, pero algo no encajaba. ¿Acaso ella no estaba en un cajellón la última vez que estaba despierta? A pesar de estar muy despierta, no quería moverse de la cómoda cama donde estaba acostada. Era tan suave como seda, y tan caliente como tener una taza de chocolate caliente en sus manos.

Se sentó en la cama y miró a su alrededor. Era una habitación simple, pero se veía lujosa. Un escritorio se encontraba frente a una ventana grande, o más bien puertas de cristal que llevaban hacia un balcón o un patio, por lo que veía la chica. Una mesa de noche al lado de la cama, no tenía nada de especial salvo un libro encima de este. La cama en sí era grande, con mantas suaves y de color carmesí, y almohadas que se veían bien cómodas a juego con las mantas. Las paredes están pintadas de colores carmesí y oro, junto a cortinas de los mismos colores que decoraban las ventanas de la habitación.

¿Donde estoy?

De repente la puerta de la habitación se abre, mostrando un hombre joven de orbes azules y tez morena, brindandole a la chica una sonrisa sincera. "Estás despierta, eso es bueno. ¿Tienes hambre?" La chica se echa hacia atrás, desconfiada del sujeto. Pero a pesar de tener miedo ante la situación donde está, asiente con lentitud después de unos segundos de silencio.

"Hm. ¿No eres muy social, eh? Ven, no tengas miedo, el desayuno está listo." Este, con precaución, se acerca a la cama y extiendo su mano hacia (T/N), la mencionada mirando la mano para segundos después colocar la suya encima de este. El de orbes azules la ayuda a salir de la cama, saliendo de la habitación aún con sus manos entrelazadas.

"...wow..."

La de orbes (C/O) se asombra ante lo que ve, habia tanto espacio, ¡y solo era el pasillo! Se quedo pensativa al apreciar todo lo que veía, el sujeto que la acompañaba dirigiendola por los pasillos hasta llegar al primer piso, que sin duda alguna era más espacioso.

"¡AY, OW, NO HAGAS ESO!"

Quejidos resonaban en lo que parecía ser la sala de estar. Los dos se adentraron en la misma, y la chica escuchó cómo la persona que la acompañaba daba un suspiro pesado junto a unos murmullos, escuchando "no puede ser" y "algún día estos me van a ver muy molesto" salir de sus labios. Al mirar hacia adelante, vió a dos chicos más o menos de su edad; uno de ropas oscuras, tez morena, orbes morados oscuros y cabellera negra revuelta, y el otro de ropas verdes, tez blanca, orbes del mismo color que el del moreno a su lado y cabellera rubia pero más decente.

"¡Te he dicho que no es este resultado!" Las palabras del rubio afectaron al menor frente a el, por lo que le respondió. "¡Sabes que no soy bueno, no lo podré hacer como tú, que lo resuelves rápido y correctamente!"

Shk.

Un sonido grotesco llegó a los oídos de las personas en la habitación. El rubio enterró un tenedor en el brazo del menor, a lo que el último mordió su labio inferior intentando no gritar de dolor.

"¡Ya basta! ¡Tenemos una visita, y Fugo, aguántate de enterrarle tenedores a Narancia. No queremos violencia aquí, ¿o si?"

Fugo, siendo el rubio, miro al de orbes azules, asintiendo con vergüenza. "Si, Bucciarati..." Este fulmina con la mirada al menor conocido como Narancia antes de tomar el utensilio y sacarlo del brazo del de cabellera negra. "¡Ouch!" Narancia mira la herida nueva en su brazo para después hacer puchero. Pero mira a la de orbes (C/O) y su puchero desaparece, reemplazado con una sonrisa de oreja a oreja.

"¡Hola! Me llamo Narancia, ¡Narancia Ghirga! ¿Cómo te llamas?" Este se acerca, pero lo suficiente para que esté cómoda ante la presencia de un extraño. "...(T/N). (T/N) (T/A). M-mucho gusto, Narancia." Esta, por primera vez, sonríe. No podía evitarlo gracias a la sonrisa radiante y contagiosa del moreno.

"Espero que te sientas a gusto aquí. Sé que solo eres una visita, ¡pero quisiera que te quedaras aquí con nosotros si quisieras! ¡La pasarías muy bien!"

"Narancia." La voz del de orbes azules llama la atención de los tres menores en la habitación. Este le da una mirada que tanto conoce, y asiente, volviendo con Fugo a seguir aprendiendo las matemáticas. Mientras, el mayor se encamina a una direccion hasta quedar en la cocina, y vaya que era espaciosa, como cualquier otro lugar en lo que la chica llamaría mansión.

"¿Deseas algo en particular?" (T/N) mira al mayor, parpadeando dos veces en confusión. "¿P–Perdona?" El de tez morena ríe en voz baja ante aquello. "¿Que si deseabas algo en particular?" La chica se avergüenza de estar en su mundo cuando le pregunto, sus mejillas de color rosado. Sin embargo, asintió y respondió en voz baja, ya que aún no confiaba en el. "M–Me gustaría algo que me pueda satisfacer el hambre, no tengo preferencia cuando se trata de la comida."

"Muy bien." Este asiente, y se prepara para cocinar. Primero se lava las manos, luego saca los ingredientes y empieza a hacer la magia en la cocina. "Puedes sentarte en la mesa, tardará un poco." Ante esto (T/N) se sienta en una silla, que sin duda era cerca ya que el comedor y la cocina estaban unidas, pero había una "barra" donde podían comer también.

"Mi nombre es Bruno Bucciarati, perdona si no esperabas despertar en un lugar desconocido."

La chica mira al mayor, sonriendo un poco ante esto. "...no te preocupes. Si me sorprendí, pero no esperaba estar en...este lugar, se ve muy lujoso." Bruno ríe ante el comentario, negando con la cabeza. "Es una mansión, tenemos un trabajo que nos brinda mucho dinero, a pesar de ser agotador." "Oh, ya veo. ¿Puedo saber en qué trabajas?" Este se tensó y se quedó en silencio por unos segundos antes de contestar un "Prefiero que no lo sepas, después de todo es un trabajo peligroso.".

La de orbes (T/N) hace puchero pero asiente, el aroma de la comida llegando a su nariz. "Mm, huele muy bien." Pasaron veinte minutos antes de que Bruno le colocara la comida en la mesa, y vaya, se veía tan sabroso en los ojos de la menor que empezó a comer sin cuidado alguno. "¡Oh Dios, esto sí que es bueno! ¡Lo mejor que he comido en años!"

"¿Años? ¿Pero y tu familia? De seguro que tu madre cocina muy bien, o tu padre por decirlo así."

Un suspiro se escuchó de la menor, terminando de comer. "...mi familia falleció hace catorce años, y desde entonces he vivido en las calles." Bruno frunció el ceño ante esto, y colocó una mano en la espalda de la chica, acariciándola para al menos dejarle saber que no está sola. "Eso es triste saberlo, lo siento mucho." (T/N) asiente y lo mira, una sonrisa triste en su rostro.

"No te preocupes, eso fue hace mucho tiempo."

Bruno no podía quedarse tranquilo, por lo que reunió el valor de preguntar. "¿Quisieras vivir con nosotros?" Esta pregunta sorprendió a la chica, dejándola sin palabras. Al ver tal reación, este sonrió apenado. "Está bien si no quieres, pero me gustaría que vivieses una vida mejor, no te mereces vivir de esa manera, (T/N)"

"¡No! Digo, si quiero vivir aquí con ustedes." Ahora el que estaba sorprendido era Bruno, pero asintió a lo que la chica sonrió felízmente. Nunca pudo tener una vida normal y decente, y ahora si puede tenerla.

~antes de la tragedia~

La chica hablaba animadamente con Bruno, de cosas triviales pero eso no le importaba a la menor. Ya conocía a Giorno y a Abbacchio, y sin duda alguna conocía de su trabajo en Passione. No pudo evitar estar molesta e huir de allí, pero cuando Bruno le contó la realidad de estar en la mafia, no pudo evitar perdonarle el haber escapado de su mansión con una sonrisa apenada.

Volviendo al presente, unos golpes en la puerta llamaron la atención de estos dos, y (T/N) se disculpó para atender a quien le tocaba la puerta. La abrió y sus ojos se agrandaron, su cuerpo tenso y sus manos apretadas a tal grado que sus uñas se enterraban en su piel, dejando marcas de media luna y posiblemente creando heridas que tendrá que tratar después.

"(T/N) (T/A). Que gusto verte otra vez, después de tres meses."

La sonrisa burlona del señor mayor le creó disgusto y miedo a la menor, no pudo hacer nada más que forzar una sonrisa, mientras que Bruno la veía tensa desde donde estaba sentado, y decidió ir a ver qué la tenía tan incómoda. "Tú..." El de tez morena se asoma, para ver a un señor no más de cincuenta años, bien vestido y con dos hombres más a su lado. "Venga, ¿no nos extrañastes? Que pena, y yo que pensaba en dejarte con Louis."

Los hombres que esperaban en la puerta agarraron a (T/N) de los brazos, forzándola a caminar.

"No, no, ¡basta, suéltenme!" Bruno habla por primera vez, su ceño fruncido. "Oye, ¿quiénes son ustedes? Así no se trata a una dama como ella." El resto de la ganga salen afuera, en posición para pelear. "Oh, qué rudo de mi parte. Mi nombre es Gabriel, mucho gusto." La chica se zafó del agarre de los delincuentes, y la ganga, junto a sus stands, esperaban el permiso de Bucciarati para atacar. "Pues el gusto no es mío, Gabriel." El señor llamado Gabriel frunce el ceño, y le muestra una  señal  a uno de los delincuentes, que este toma un arma que tenía en la cintura y le dispara a la chica de orbes (C/O) en el pecho. La chica cae al suelo con un fuerte golpe, y su visión se pone borrosa.

Un fuerte dolor atravezó el pecho de la chica, estaba inmóvil y no respondía. Su vista se nublaba y se ponía borrosa, su boca se secaba y no podía escuchar muy bien.

"...ayuda..."

¿Quién está hablando?

"...Está...no...hospital..."

¿Hospital? ¿De qué hablan?

Ante esto la chica cierra sus ojos, quedando inconsciente.

Cuando vuelve a abrir sus ojos, se encuentra en una cama acostada, y la habitación era toda blanca. Un olor fuerte a alcohol y medicinas le llegó a la nariz de la chica, por lo que tose un poco.

"Ah, estás bien, me alegra."

Bruno sonríe al ver a la chica despierta. "B-Bruno..." "Si, aquí estoy, ya no tienes que preocuparte." Ella mira su pecho vendado por debajo de la ropa que utilizaban los pacientes. "Te dispararon en el lado derecho de tu pecho, es un milagro que no hubiese sido en el izquierdo o si no ya no estuvieras aquí con nosotros." Los orbes color (C/O) miran el rostro calmado pero aún aterrado del de tez morena, sin duda alguna había pasado el susto de que casi la perdía.

"Bruno, te amo."

Esas palabras sorprendieron al hombre, pues no se esperaba tal respuesta. "¿P–Perdón?" (T/N) ríe en voz baja al recordar que ella misma había dicho esas mismas palabras tres meses antes, cuando apenas empezaba una nueva vida. "Que te amo, tontito." Su mano derecha se movió hasta dejarla reposar en la mano izquierda del moreno, afectando al mismo de manera positiva. Su rostro obtuvo un color rosado, y su corazón empezó a latir rápido y fuerte en su pecho, como si quisiese salir de su pecho.

"(T/N), yo..." Bruno tragó en seco. ¿Cómo podía negarse a esta oportunidad de decir lo que sentía? "Yo también te amo. Desde que te ví en aquel callejón no podía irme de allí sin más. Sentía una atracción, y no sabía al principio el por qué, pero al vivir con nosotros me di cuenta que no era por querer ser tu amigo, o compañero de trabajo, sentía amor por tí." Este toma las manos de la chica, poniendose serio. "Todo estará bien, (T/N). En las buenas y en las malas estaré junto a tí." Y con esto finaliza su oración con un beso en la frente de la chica, y esta sonríe ante esto con un tono rosado adornando sus mejillas.

"Lo mismo diría para tí, Bruno. En las buenas y en las malas, todo estará bien..."

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