[01]

"La leyenda decía que los lobos negros estaban malditos, que si nacía uno en cierta manada, las personas tendrían desgracia a su alrededor, cuando nacía uno, se ordenaba que fueran asesinados, sin importar que fuera un inocente bebé, el castigo de la muerte caería por igual"

El fuerte llanto de un bebé se escuchó en una manada, la partera que ayudó a la joven madre a dar a luz, se alejó consternada al darse cuenta de la cabellera negra que traía el pequeño.

—¿Qué sucede, hay algo malo en mi bebé? ¡Déjenme verlo!—gritó la madre del cachorro notando como la partera veía asustada al cachorro en sus manos.

—Es un lobo negro—habló la mujer viendo a la nueva madre.

La joven madre frunció el ceño y se sentó con su poca fuerza, tomó a su cachorro entre sus manos viendo los cabellos negros del bebé, sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta de la situación que se le venía encima.

—Hay que decirle al líder...¡Hay que decirle al líder, nos caerá una maldición!—gritó la partera que limpió sus manos con un poco de asco y salió de aquella cabaña alterada.

La joven madre de veinte años que estaba en un profundo silencio, negó, bajó la mirada a su cachorro, escuchando a lo lejos:: "Ha nacido un maldito, un maldito". La madre enrolló entre unas mantas a su cachorro, su esposo ingresó con rostro preocupado.

—¡Vete, tienes que irte ahorita!—gritó el alfa que corrió en dirección de la cocina y tomó una pequeña manta para meter comida lo más rápido que podía.

—¿Dónde me puedo ir?—preguntó adolorida aquella omega abrazando a su bebé.

—Vete lejos, a lo alto de las montañas y no regreses...los dioses no parecieron que estuvieron felices con nosotros ¡Perdona a este alfa, que no podrá formar parte de la crianza de nuestro cachorro ¡Vamos , Jeon Sunmi, vete, yo los distraeré!

La joven madre abrazó a su cachorro y con el dolor y fuerza que pudo, salió de la puerta trasera de aquella casa. Su alfa cubrió sus labios y se transformó para cerrar tras ella la puerta. La madre primeriza sabía que esa iba ser la última vez que vería a su esposo, ya que la traición se pagaba con la muerte.

Amarró a su bebé en el pecho con ayuda de la manta, pasó a su lado animal mientras la presión protegía al bebé mantieniendo en completa calidez a su bebé y no se lastimara por el movimiento, mientras en el hocico aferraba la comida que su anciana madre le había metido.

Debía huir de su propia manada,si la encontraban era el fin para ella y el único recordatorio de su esposo, con lágrimas en el rostro, solo siguió adelante sin ver atrás.

Se sabía que para las manadas los lobos negros eran malditos, nadie quería que naciera uno en su familia debido a que los consideraban los hijos del mal, de la muerte. Por lo que los mataban cuando nacían, así sus manadas no eran castigadas por los dioses y no tendrían mala suerte; ¿Quién iba imaginar que sería ella, la que tendría que huir con su hijo en brazos? ¿Qué era la madre de un lobo negro?

No sabía donde huir; pero tenía que ser lejos de cualquier otra manada, con suerte no se encontraría con jaurías de lobos solteros que la iban querer tomar a la fuerza y matar a su hijo. Mientras sus pisadas golpeaban la nieve y su respiración se hacía pesada, recordó que en los altos de las montañas su madre le había comentado que nadie se atrevía a vivir por el frío que reposaba sobre esos lugares, por los animales salvajes que acechaban y la poca alimentación. Sunmi bajó su mirada a su cachorro que dormía de forma pacífica, suspiró con tristeza y siguió su camino, la comida de seguro le aguantaría para una semana si es que lograba repartirla bien.


Los días pasaron y muchas veces sintió que sus piernas ya no podían seguir, se acostaba en la tormentosa noche en alguna cueva que encontraba, lograba cazar alguna pequeña liebre para alimentar su estómago y cuando el sol volvía a salir, seguia su camino a las altas montañas. Necesitaba vivir, por su esposo que hizo el esfuerzo de ayudarla a escapar y por su cachorro.

Mientras la ventisca golpeaba con fuerza, logró escuchar a la lejanía lo que parecía ser el llanto de un niño, mientras mas se acercaba, el llanto le era más desgarrador, un niño no podría sobrevivir en ese tiempo tan horrible. Al asomarse por unos árboles, logró ver a un pequeño que sacudía el cuerpo sin vida de una mujer y lloraba sin consuelo.

—Mami...despierta, debemos llegar a lo alto de la montaña—susurró aquel pequeño aún sacudiendo aquel cuerpo sin vida—prometiste que íbamos a ser feliz....¿Mami? no duermas, tienes que despertar, logre cazar un conejo para que comas y tengas energía.

El niño sobresaltó al escuchar un ruido a su izquierda y pasó rápido a su forma animal, mostrando sus colmillos en forma amenazante; pero su cola entre las patas por el miedo, temblando del terror. Cuando Sunmi notó el color negro de aquel lobo, lo supo. Otro lobo negro, que su madre trató de salvar. La madre primeriza suspiró con lástima.

—Tu madre ya no está aquí...su alma ha ido a otro lugar—comentó para acercarse con cautela. Sus cejas se enarcaron al ver el pelaje negro de aquel pequeño lobezno—eres un lobo negro.

—¡La morderé si le hace daño a mi mami!—gruñó entre lágrimas.

—¿También escaparon de su manada?—preguntó ella acercándose un poco más.

El niño al escuchar aquello afirmó con lentitud.

—Mi mami me ocultó por mucho tiempo pero se dieron cuenta que me tenía en el sótano y escapamos hace un mes, la comida se acabó y desde ayer ya no quiso despertar.

—Oh pequeño—susurró Sunmi que se acercó y rozó su nariz con el lobezno—. Tú madre me dijo que viniera aquí, para que cuidar a su hijo—mintió un poco, para poder ganarse la confianza del niño, las cejas del pequeño se enarcaron—. Dijo que eras desconfiado de otros, pero que debías seguirme, que yo sería tu nueva madre—la joven contempló el cuerpo sin vida de la madre de ese niño—, ven...iremos a lo alto de la montaña a refugiarnos yo te daré un hogar.

El pequeño de cuatro años limpio sus lágrimas y en eso contempló a un bebé que estaba en la parte baja de aquella loba.

—¿También es como yo?—preguntó señalando al recién nacido que dormía.

—Sí, se llama Jungkook—susurró aquella mujer y sacó de la bolsa pequeña un pedazo de carne—ten, te alimentará mientras tanto.

El cachorro al recibir aquella carne, empezó a comer con desesperación, la mujer sonrió satisfecha, acariciando los cabellos negros ajenos.

Después que el estómago del pequeño se alimentó y Sunmi enterró el cuerpo de la madre del niño, empezaron de nuevo su camino a lo alto de la montaña.

—¿Cuál es tu nombre?

—Seokjin—El infante se giró viendo el cuerpo de su madre que empezaba a ser ocultado por la nieve que caía.

La nieve siguió cayendo mientras aquellos dos lobos y un pequeño recién nacido debían buscar un nuevo refugio.



Cuando llegaron a lo alto, sus ceños se fruncieron, viendo a una mujer que se encontraba de espalda, sus cabellos eran castaño, ondulado y largo debajo del trasero. Ella se giró y, su rostro estaba pintada de blanco, con rallas rojas y azules bajo los ojos, sus labios de un color negro y sus ojos eran de un color miel, la señora tenía un bastón con unas castañuelas que se golpeaban dando sonido.

—Sabía que llegarían hasta aquí—habló aquella chamán—, los he estado esperando.

—¿Quién es usted?—preguntó Sunmi poniendo atrás a sus hijos.

—Vengo a bendecir a sus hijos—la mujer se acercó y vio al recién nacido—, que curioso más pequeño el que has dado a luz.

—Alejese de mi hijo, señora—pidió Sunmi dando un paso atrás, sabía que aquellas mujeres poderosas, cercanas a los dioses podían bendecir y maldecir a uno, conversaban con los espíritus, eran buenos en la medicina entre otras cosas incomprensibles para los demás.

—No me tengas miedo, no te haré daño, los dioses me han puesto aquí. En lo alto de estas montañas se asentarán los poderosos, de aquí nacerán y educarán reyes lobos que gobernaran sobre cientos de años—. Jeon Sunmi—la mujer extendió su mano—. Soy Lee Ha-nee, la chamán de la primera montañas, bienvenida a estas tierras.

La joven madre vio una cabaña y miró a la anciana.

—¿Puedo...quedarme a dormir esta tarde con usted? mis niños tienen hambre y se encuentran cansados.

—¿A dónde más piensas ir? ya estás en lo alto de la montaña, has llegado a tu destino, acompañame—pidió haciendo un gesto para que la siguiera.

Cuando ingresaron a la cabaña, Sunmi sintió el calor de la chimenea, el pequeño Jin se soltó de su mano corriendo a calentarse y la madre con sumo cuidado depositó a su cachorro en el suelo, sobre unas mantas para que también se calentara, la mirada del infante se enfocó sobre el recién nacido, mirando al más pequeño con mucha curiosidad.

—Ten—dijo la chamán, dando a la madre una taza de chocolate caliente y también al infante, quien lo agarró con sus manos temblorosas que aún se recomponían del frio—. Estas noches son más heladas, debes cuidarte mucho, cuidas ahora a un protector.

—¿Un protector, qué es eso?

—Un protector del próximo Rey lobo, un soldado tan fuerte como el Rey lobo, ellos son los que ven si el próximo Rey es adecuado para gobernar—señaló al niño Seokjin que aún miraba curioso y embelesado al recién nacido—y se quedan a su lado, como mano derecha. Si el Rey no es adecuado, deben matarlo para traer la paz y no el caos.

—¿Este niño?—Sunmi miró al mas grande y luego miró a la chamán—, está diciendo locuras, es un niño normal.

—Nosotras nunca nos equivocamos, los dioses así lo han decidido, debes educarlo bien, porque pronto nacerá de nuevo el Rey lobo. Debes haber escuchado de él, nacen cada cientos de años, sus ojos son rojos y fuertes, son gigantes, una divinidad y ese Rey, llamará a los suyos y un protector lobo negro como él.

—Escuche señora, he escapado para salvar a mi bebé de un asesinato, viene a decirme estas cosas que vendrá un Rey lobo, con lo poco que quieren a los lobos negros y que el niño que cuido ahora, es un protector.

—Está destinado a que suceda, nada en esta vida es una casualidad, está destinado a ser.

La chamán empezó a caminar en dirección de la puerta, se quedó en el marco por unos segundos, se giró viendo a la madre primeriza.

—Es tu decisión lo que harás ahora con esta nueva oportunidad en tu vida.

Dicho aquello la puerta se cerró, Jeon Sunmi se levantó consternada.

—¡Espere señora, a que se refiere con-...—cuando abrió la puerta solo pudo escuchar el viento y los copos de nieve cayendo al suelo—¡Señora!—ella empezó a caminar en la nieve muy asustada, miró a su alrededor; pero ya no estaba esa mujer chamán—, debe ser el hambre ¿Me habré vuelto loca?

A lo lejos una caravana de madres con sus hijos iban subiendo la montaña, muchas de ellas abrazaban a sus cachorros y otras caminaban a su lado, hasta que lograron ver la luz de una cabañaa, se fueron acercando y vieron a Jeon Sunmi que aún parecía buscar a la mujer.

—Eres tú ¿Cierto?—preguntó una de las mujeres abrazando a su hijo con lágrimas en los ojos—, una señora me dijo que llegara hasta aquí.

—No, se han equivocado de persona yo-...

—Dijo que tú nos guiarias, que cuidarías del próximo protegido, que nos asentáramos aquí.

Jeon Sunmi iba decir algo cuando vio a 20 mujeres más acercarse, con sus esposos e hijos de cabellera negra, ella retrocedió consternada, incredula.

—Hemos viajado desde lejos–afirmó un esposo de familia—, para salvar a nuestros hijos, a todas estas mujeres apareció la misma mujer, que aquí se asentaría una manada de lobos negros.

Jeon Sunmi subió sus manos a la cabeza, el pequeño Seokjin salió preocupado al darse cuenta que su cuidadora no entraba y el pequeño empezó a llorar por el hambre, lo cargó con cuidado y cuando salió de la cabaña, las demás personas se hincaron con lentitud ante su presencia.

—Es él ¡Es él!—gritó una madre—. El protector que la chamán nos dijo.

Sunmi se giró viendo al niño que había adoptado y entre sus brazos a su cachorro que se mantenía tranquilo en los brazos del infante.

Entonces era cierto, pronto las cosas cambiarían para los lobos negros, ahora Jeon Sunmi tenía una gran responsabilidad y era educar bien a un futuro protector de un Rey Lobo, un lobo negro.

Dicen que los lobos negros están malditos, son hijos de la guerra y de la noche; pero en realidad...¿Cúando es que decidimos que algo o alguien está maldito?

Lun-16-mayo 2022:

¡Hola a todos, bienvenidos de nuevo a esta historia! comenzamos de nuevo desde 0, espero su apoyo en todo el recorrido y gracias a quienes entran a dar su amor en este ff, besitos!

¡Recuerden el lema de la familia: Somos Sol que calienta; pero no quema!

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