Extra

El pequeño SunWoo se colgó del cuello del mayor, su pequeño y recién conocido lobito reconoció aquel aroma paternal que emanaba el cuerpo contrario restregando su naricita en la mejilla del azabache y entrecerrando sus ojitos por el vivo sentimiento que en su pecho sentía, su lobo reconociendo y asociando a una figura paterna desconocida hasta el momento. La felicidad el pelinegro no era poca, las comisuras de sus labios se extendieron pero de sus ojitos se desbordaron unas cuantas lágrimas.

—W-Woonie... -Sin embargo el Alfa no podía darle una mejor imagen que aquella, tristón y eufórico abrazándole con fuerza. Una parte de él volvió al cargar a ese pequeño cachorro que le veía expectante con lagrimitas en sus ojitos y una enorme sonrisa en sus labios, aquella preciosa sonrisa que heredó de Jimin.

No era capaz de describir todo lo que se rompió dentro de él por tener la oportunidad de sostener entre sus brazos a su cachorrito, era tanta culpabilidad junta que llorar por años no llenó el vacío que ocupaba antes su Omega y su bebé. Ese feo recuerdo de Jimin llorando en la puerta de su casa con un SunWoo de apenas tres meses de edad entre una manta azul, ajeno a los sentimientos rotos de Jimin y a la cobardía de JungKook.

Clasificó aquello como la peor manera de morir, una voluntaria. Porque acepta y se arrepiente de haber sido tan cobarde.

SunWoo era un niño tan parecido a ellos que llegó a preguntarse cómo fue tan frío para abandonarlo.

Y esa vocecita fina e infantil, algo tímida y con un timbre tan alegre le mataba de diabetes.

Sus ojos ahora viajaron al Omega, Jimin no le recibía la mirada, el suelo era mucho más interesante, ni siquiera enfocaba con claridad por las gotitas saladas que se acumulaban.

Sentía mucha impotencia de no poder complementar ese vacío que sentía su pequeño cachorrito, porque no soporta verle llorar por JungKook, que llegue ilusionado a su lado hablándole sobre lo que hará cuando Papa Koo regrese. La rabia se cumula en su corazón, pero aún si siente tantas cosas que le hacen replantearse volver o darse otra oportunidad con el azabache, su lobo y sus sentimientos le recriminan lo contrario.

Por JungKook ha sentido un amor puro, correspondido y potenciado, el mayor le ha hecho tan feliz en tantos aspectos que le debe mucho, tantos recuerdos bonitos y felices que jamás va olvidar. Como aquella vez que el pelinegro se quedó embobado observando a SunWoo dormido en la cama entre ellos, sus ojitos brillando y casi llorosos, una mirada tan llena de ternura y amor hacia su pequeño. O cuando se quedó cuidándole durante los últimos meses de embarazo, tantas cosas graciosas que hizo solo por verle alzar las comisuras de sus labios en una particular y linda sonrisa.

—Apa Koo debe domi -Aseguró el azabache palpando con sus manitas sus propias mejillas y de esa forma deshacerse de las lágrimas, sonriendo hizo lo mismo con su papá, quien se mordió el labio viéndole.

—¿Solo yo? -Cuestionó derritiéndose de ternura cuando el menor alzó una ceja viéndole obvio.

—Papa y yo dolmimos en la talde, antes de jugal -Comentó y el castañito atrás se permitió soltar una carcajada ante lo dicho por su retoño.

—¿Así? -Inquirió nuevamente y Woo asintió seguro de sí mismo, removiéndose entre sus brazos para que le dejara en el suelo, Kook le vio caminar hasta Jimin como un pequeño pingüino por su gran abrigo y por su forma de andar.

—A laval los dientitos, ponelse el osito y mimil -Dijo nuevamente alzando uno de sus deditos, indicándole a JungKook lo que debía de hacer al llegar a casa, inocentemente tomó la mano de ambos y les empujó un poco para que comenzaran a andar.

JungKook buscó nuevamente la mirada del menor, que mantenía un color rojizo en sus mejillas, cabizbajo pero con una pequeña sonrisa en sus gruesos labios.

El mayor soltó una suave sonrisa dejándose guiar por su pequeño cachorrito, quien no podía esconder la euforia que sentía en su pechito, tanto había deseado ver a su papá Kook en persona que ahora le quería tener siempre en casa, diciéndole las reglas que había que seguir y el horario estricto que debían seguir sí querían ver a Apa Mini contento, todo ello había sido cosa de Jimin para educarlo.

Al llegar a la puerta del edificio, SunWoo alzó sus bracitos a JungKook exigiéndole de esa forma que debía ser cargado para subir pues fue aterrador verse cayendo por las escaleras hace tiempo y le molestó mucho ver a su apa Mini preocupado así que ahora sería Kook quien le ayudara a desplazarse.

Al tomar nuevamente al pequeño, JungKook indagó un poquito más en el aroma que portaba el cachorro, siendo el de Jimin el que estaba más impregnado pero el segundo aroma que desprendía era el suyo, dejando el de Taehyung en tercer lugar y siendo éste último casi irreconocible.

Sonrió contra el abrigo del menor y siguió al Omega que había comenzado a subir las escaleras, dedicándole una sonrisa cómplice cuando sun se acomodó en el hombro de JungKook, tomando con una manita fuertemente la chaqueta que traía puesta el mismo.

Al pasar al departamento, la oleada del rico aroma del Omega le golpeó dejándole algo mareado en la entrada, el menor en sus brazos rápidamente corrió a lo que debía ser su habitación pero que terminó siendo el cuarto de los juguetes y trastos que Jimin o quiere, ya que el azabache duerme con su papá todos los días y una habitación para él es innecesaria. Alguna vez se ha ido allí castigado incluso, Jimin algunas veces deja de ser blando y le pone un freno a su cachorro así que fue la habitación de los castigos por algún tiempo hasta que el pequeño dejó de ir allí por hacerle caso a su papá.

De allí volvió con una manta que Jimin reconoció como la colcha que antes estaba muy bien ordenada en su camita, pero el azabache no se inmutó, siguiendo su paseo de una habitación a otra arrastrando la sábana para dejarla en la cama de Jimin.

JungKook alzó la mirada y el menor solo le guió al salón tomándole del brazo, algo desorientado dio una rápida mirada a la sala, estando todo perfectamente ordenado a excepción de unos cuantos juguetes del menor de la casa.

En cuanto se sentaron en el sillón apareció SunWoo sin su abrigo, ni camiseta, realmente solo venía con su pañal, caminando descalzo llegó hasta Jimin y le tendió su pijama. Como antes había dicho, Sun era un osito y su pijama le hacía ver como uno realmente al ser un enterizo de color marroncito claro y con una textura suave.

Así que tocó ponerle su pijama favorito.

Le hicieron falta dos minutos y el menor saltó otra vez a los brazos de JungKook, acurrucándose en su pecho y riendo pícaro ante la mirada acusatoria de su papá.

—¿No irás a dormir? -Le preguntó pellizcando delicadamente su mejillita, Sun asintió pero se quedó en su sitio, sus ojitos ya se cerraban solitos y aquella mezcla única de los aromas paternos le hacían sentirse protegido, algo consentido y mimoso.

(♡)

El pequeño ya descansaba en medio de la cama matrimonial, acurrucado entre las sábanas y ajeno a lo que sus padres conversaban en el salón, manteniendo la puerta cerrada para que el cachorrito no sintiera cambios bruscos de aroma ni la propia conversación.

Pero después de casi una hora hablando del tema, ahora JungKook mantenía al menor entre sus brazos, Jimin aún lloraba contra su pecho y no podía contener aquel deseo de abrazar y estar con el mayor. Su lobo eufórico tras encontrarse con su pareja, dándose calor y compartiendo una sesión de mimos para el menor de ambos. JungKook sin embargo seguía algo entusiasmado por seguir jugando con su cachorrito, tenía tantas cosas que aprender de su bebé que no podía esperar al día siguiente para hablar con él y conocerlo bien.

Jimin ya le había hablado mucho de él durante casi una hora, diciéndole todo lo que el menor hacía en su día a día y obviamente le comentó sobre sus deseos de conocerle, haciendo al mayor un Alfa llorón otra vez, pero con la diferencia de que ahora podía acurrucarse junto al Omega para que le consolara.

A eso de las tres de la mañana el retoño de ambos se asomó por la puerta del salón, sosteniendo su almohada y viendo a los mayores con sus ojitos cristalizados, su labio inferior alzado y sollozando, casi al instante JungKook acudió a él, dando besitos y caricias para calmarle.

Al final Jimin apagó todas las luces del departamento y después de colocarse ropa cómoda, ambos se unieron a su bonito cachorrito para dormir con él, los tres abrazados y mimando al menor, dedicándole largos besitos melosos por parte de JungKook, aunque Jimin también los recibía, pero estaba cansado.

Así que JungKook observó a ambos dormir a su lado. Una sonrisa nostálgica y llena de amor surcó sus labios y dio un último beso en la mejilla de su cachorro, dando uno más a su Omega.

Fin de los extras.

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