«Thanks»
—Recuerdo que esto lo trajo uno de los chicos —SeungCheol miró la botella de alcohol para luego enseñarla en su mano.
JiHoon lo observó y se acercó arrebatándosela rápidamente sin darle tiempo para reaccionar —No la mires como si estuvieses enamorado de ella.
SeungCheol rió entre dientes —Solo te miraré a ti así.
Un color rojizo apareció en las mejillas del más pequeño. Era sábado y la mejor manera de pasarla, era juntos, no en una cita, ni en una cena romántica. Sino ordenando la casa de SeungCheol, JiHoon había insistido en hacerlo y el pelinegro aceptó la ayuda.
Quizás sería una buena idea.
Y lo fue cuando encontraron botellas de alcohol vacías en lugares poco inusuales, como detrás de muebles o debajo de cojines y papeles. Para JiHoon fue un alivio encontrarlas vacías y sin rastro de contenido dentro de ellas. Sabía que eran de hace tiempo y mirando a SeungCheol cada día mejor, tranquilo con sus terapias y las crisis de abstinencia cada vez eran menos, se sentía aliviado y confiado.
—No has seguido viendo a tus amigos, ¿verdad? —Preguntó sacudiendo los cojines.
—No, hace tiempo que no los veo.
—Dijeron que debes alejarte de tu círculo de amigos, ya que no son de mucha ayuda con tu tratamiento.
SeungCheol asintió en silencio.
Había sido tan fácil dejarse llevar, dejar que el alcohol se apoderara de su cuerpo y de su salud. La primera vez que lo hizo fue unos meses después que su madre falleció, salió a una fiesta y conoció a su grupo de "amigos". El alcohol le daba fuerzas y lo hacía escapar de una realidad que no quería ver y que no quería vivir.
Comenzó con un pequeño vaso, que luego subió a una botella pequeña y luego dos botellas. Fue aumentando al igual que sus días de fiestas y salidas, sin importarle en las condiciones que llegaba a la casa o si es que llegaba, no le importaba dónde despertaba o con quién.
Tal vez lo hizo para escapar o para ser aceptado en un grupo de personas que parecían divertidas, quería encajar y eso lo ayudaba a olvidar porque ahí ya no estaba el tema de una muerte, no había lágrimas en esas personas, porque aunque sabían del accidente simplemente no les importaba.
Cuando su mamá falleció una parte de él murió junto a ella ese día.
Quizás si se hubiese negado a ese...
"Prueba sólo una vez"
Lo aceptó sin pensar que se volvería su mundo por tanto tiempo, destruyendo su vida cada segundo.
Pero no todos tenían la suerte que tuvo él, no para todos llega un pequeño ángel para darle sus alas. JiHoon llenaba de amor ese espacio vacío en su corazón, lo hizo volver a latir de alegría, y lo hizo pensar que no sólo servía para bombear sangre.
Porque podía sentir la alegría en su corazón cada vez que veía a su pequeño, cada vez que le escuchaba decir un dulce y tierno "te amo", cada vez que lo sentía cerca, cada vez que hacían el amor, cuando tomaba sus manos, podía sentirlo a través de sus rápidas palpitaciones.
Su corazón era feliz, al igual que él.
Iba a atravesar este duro camino si al final estaría JiHoon esperándolo, haría lo imposible por él, costara lo que costara.
—Cheol, deje una caja vacía en la cocina ¿puedes traerla? —Dijo JiHoon ordenando una pila de libros sobre la mesa de la sala.
El mayor obedeció y desapareció del lugar, pasaron un par de segundos cuando la puerta principal se abre entrando el dueño de la casa.
—Hola señor Choi —Saludó el menor.
—JiHoon que gusto verte aquí —Miró a su alrededor extrañado por el orden que poco a poco se iba mostrando en la casa —¿Qué hacen? ¿remodelación?
—Sí, ordenando un poco la casa y deshaciéndonos de algunas cosas, basura ¿nos da una mano?
—JiHoonie mira lo que encontré —SeungCheol apareció en la sala, animado, con una sonrisa que desapareció cuando vio a su papá —Hola —Saludo en un tono neutro.
La atmósfera incómoda hacía acto de presencia nuevamente para JiHoon. Pensó que no podían estar así para siempre, no era justo para ninguno de los dos.
—¿Nos ayuda? —Preguntó regalándole una sonrisa al papá del mayor.
El señor miró a SeungCheol, buscando con la mirada su permiso para unirse a ellos. El pelinegro desvió su mirada al pequeño, JiHoon le hizo una mueca extraña moviendo sus ojos a dónde estaba su papá.
—Encontramos muchas fotos de mamá —Dijo SeungCheol aceptando.
En el rostro del hombre apareció una tímida sonrisa —Entonces me uniré.
Pasaron la tarde ordenando la casa, JiHoon se encargaba de sacar todas las botellas de alcohol que encontrase, era lo que más le importaba en ese momento. Tuvo que buscar minuciosamente en cada rincón, detrás de los muebles, debajo de las mesas, en los armarios, cajones, etcétera.
Después de algunas horas cayeron los tres rendidos sobre el sofá, mirando lo bonito y ordenado que estaba el lugar.
—Me dio hambre —Dijo JiHoon tocando su estómago.
—Puedo preparar algo, regreso en un momento —El señor se levantó caminando hacia la cocina.
—Deberías hablar más con él —JiHoon miró al pelinegro a su lado —Él ha tratado de acercarse todo este rato y tú sólo te alejas.
—Es incómodo.
—Pero es tu papá —Lo regañó y se levantó —Anda vamos a la cocina —Tironeó el brazo de SeungCheol luchando para levantarlo del sofá, cosa que se le hacía imposible teniendo en cuenta que el mayor no lo ayudaba, formó un puchero en sus labios —¿Por mí?
—No me hagas eso —Cerró sus ojos evitando mirarlo.
—Entonces vamos —Lo tironeó nuevamente.
SeungCheol se levantó, subió su mano a los labios del pequeño haciendo bajar su labio inferior tal cual como lo hacía hace años —Hacer esto, es una adorable trampa.
JiHoon conocía a SeungCheol, tanto como para saber cuándo él se salía con la suya.
—Ven —Sonrió, tomó su mano y llegaron a la cocina.
Cuando ellos iban entrado el papá de SeungCheol iba saliendo con varias bolsas de comida en sus manos.
—No encontré más cosas, creo que debo ir al supermercado más seguido.
—¿Podemos ir ahora? —Preguntó animado JiHoon —Los tres.
—Claro.
Llegaron al supermercado, JiHoon notó al instante de lo perdidos que andaban ambos, tanto para no saber dónde estaban los carritos.
Pero los ayudaría con su relación, considerando que el único terco era SeungCheol, podía ocuparse de eso.
Iba diciéndole su opinión sobre algunos alimentos, cuáles eran más sanos o mostrándoles también algunas promociones. El papá de SeungCheol se alejó un momento para ir a probar algunas muestras de comida que tenían.
JiHoon levantó sus pies, estirando lo que más podía su cuerpo tratando de alcanzar una caja de cereal. Un brazo apareció sacando lo que él quería.
—Yo quería... —Se dio la vuelta encontrándose a SeungCheol.
—¿Querías esto?
—S-sí —Tomó la caja llevándola a su pecho.
—¿Sabes? te agradezco mucho que hagas todo esto.
—No estoy haciendo nada.
—Claro que sí y me gustaría mucho pagártelo de alguna manera —Se acercó dejandole un beso en la mejilla aguantándose las ganas de dejarlo en sus labios —Gracias JiHoonie.
—Tienes mala puntería —La comisura de sus labios se elevaron mostrando esos adorables hoyuelos que SeungCheol amaba ver.
—Algunas veces —Sonrió pícaro —Pero no para todo.
JiHoon conocía las sonrisas de SeungCheol, las dulces y pervertidas. Y ésta era la segunda. El mayor se fue acercando a él y sus labios se unieron lentamente, sus brazos fueron a los hombros del pelinegro quien mordió su labio para profundizar el beso olvidándose del lugar dónde estaban, olvidándose de la gente que pasaba comprando, olvidando que los vería el papá de SeungCheol, sólo eran ellos.
Y eso era lo mejor.
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