«Tears»
A los días SeungCheol llamó a JiHoon, luego de verlo así, llorando por él, por su culpa, sintió un horrible dolor en su pecho que no lo dejaba ni siquiera dormir tranquilo en las noches.
No había llamadas, ni mensajes, y era algo que extrañaba.
Lo quería cerca, hacerlo feliz, verlo feliz aunque eso implicara retomar su tratamiento.
El menor había corrido algunas horas de estudio para poder acompañarlo, cinco minutos pasaron desde que llegó al lugar, solo esperaba que SeungCheol no se hubiese arrepentido en el último minuto.
Pero esos pensamientos desaparecieron cuando lo vio llegar, y una tímida sonrisa apareció en los labios de JiHoon.
—Pensé que no vendrías —Dijo SeungCheol algo nervioso.
—Eso debería decirlo yo, dije que tienes todo mi apoyo y aquí estoy.
—Gracias —Le sonrió a pesar de lo confundido e inseguro que estaba.
Entraron al centro de rehabilitación, SeungCheol comenzó a sentir su boca seca, debía empezar el proceso de nuevo y eso lo asustaba. Estaba ahí por decisión propia pero no podía evitar mirar a todas partes buscando algún lugar por donde escapar.
—¿Podría entrar con él? —Escuchó a JiHoon hablando con la secretaria.
—Claro —Respondió amablemente la señora.
Eso le dio un poco de tranquilidad, al menos no iba a estar solo en esa sala tan silenciosa, tan blanca, sintiéndose acosado por los ojos del psicólogo, como si estuviese siendo acusado de un crimen.
—Me alegra mucho verte aquí de nuevo SeungCheol —Dijo el señor señalando con la mano las sillas para que tomaran asiento —Y acompañado —Sonrió mirando a JiHoon.
—Sí... bueno, él es JiHoon y me está ayudando —Dijo SeungCheol.
El señor le sonrió a JiHoon —Es bueno que tengas personas que te quieran a tu al rededor. Debemos seguir en lo que quedamos ¿lo sabes?
SeungCheol asintió.
El señor apoyó sus brazos sobre la mesa —¿Me quieres contar lo qué pasó para que comenzaras a beber?
Escuchó la pregunta la cuál lo hizo dejar todo, no quería hablar del tema. No quería que sintieran lastima por él.
Y le costaba.
No lo habló nunca con nadie, solo a JiHoon le había contado una pequeña parte. Pero le dolía aún porque no hubo tiempo para abrazos con su papá, para sentirse protegido y reconfortado.
Ni mucho menos para llorar, al menos no sobrio.
Tragó saliva con dificultad, apoyó los puños en sus rodillas pensando en cómo debía comenzar un tema tan doloroso para él.
"Todos tenemos un tema, que si lo tocan nos pueden llegar a quebrar".
Hasta que sintió la suave piel de la mano de JiHoon sobre la suya.
Era increíble lo que el castaño lograba provocar en él con tan solo una pequeña acción, por primera vez en mucho tiempo sentía que tenía a alguien a su lado.
Era una agradable sensación, JiHoon mostraba interés por él y con eso se sentía seguro, bien, con confianza, con todo.
—H-hace casi dos años mi mamá falleció —Su voz temblorosa era baja y entrelazó sus dedos con la mano de JiHoon —Fue un accidente automovilístico, salió en la noche porque le tocaba trabajar... La vi cuando se fue y me dio un beso, como lo hacía cada vez que tenía que salir —Se detuvo mirando al menor, luego miró al psicólogo —Estaba con mi papá, no pasó mucho tiempo para que llamaran a casa avisando q-que...
Su cuerpo se estremeció al recordar lo que había pasado ese día, las sensaciones que vivió en ese momento volvieron a él, sentía un nudo en la garganta que no lo dejaba continuar hablando. Miró al señor en frente de él, luego a JiHoon.
No se dio cuenta que las lágrimas habían comenzado a escaparse hasta que sintió un líquido salado en sus labios.
El lugar estaba en silencio y eso lo hacía colocarse aún más nervioso. Su respiración se agitó, necesitaba aire y tranquilizarse.
—¿Quieres tomar un poco de agua? —Ofreció el psicólogo y SeungCheol asintió. El señor se levantó saliendo de la sala.
Era frustrante lo débil que era.
No quería estar así.
JiHoon deshizo el agarre de sus manos y se sintió aún más solo.
Unas pequeñas y cálidas manos se posaron en sus mejillas alzando su rosto con delicadeza, encontrándose con los ojos de JiHoon.
Y su dulce sonrisa.
—Puedes hacerlo —Susurró el menor limpiando con cuidado las lágrimas que seguían cayendo por su rostro —Debes dejarlo ir y aceptar que te ayuden. Sé que no es la gran cosa pero cuentas conmigo para lo que quieras.
SeungCheol no respondió nada, se limitó a abrazar al pequeño. Soltando las últimas lágrimas.
—Es la gran cosa, no estaría aquí si no fuera por ti —Susurró.
El psicólogo regresó y pudo continuar luego de un descanso, terminó de contar que un auto se había pasado una luz roja chocando con el auto de su mamá, ella no se equivocó ni mucho menos merecía morir. Era precavida al manejar y eso le enojaba aún más.
No pudo verla.
No hubo despedida.
No la pudo oír una vez más, su dulce voz.
Esa calidez que solo te puede entregar la voz de tu mamá, esa protección, ese pilar que sabes que a pesar de todo estará ahí, afirmándote para no caer.
Cuando llegó al hospital junto a su papá ya no había nada más qué hacer.
Era muy tarde.
Desde ese entonces sintió que le arrebataron algo dentro de él, un espacio vacío que debía llenar con lo que fuera.
Con alcohol.
Cuando terminó de hablar, escuchar a su psicólogo, tener a JiHoon a su lado apoyándolo cada segundo, se sintió aliviado por una parte, fue como deshacerse de una carga que tuvo por dos años. Se pudo desahogar y eso le alivio el corazón y el alma.
Le entregaron los medicamentos que pudiera necesitar en el estado de abstinencia, le explicaron nuevamente lo que podría suceder con su cuerpo al tener una falta de alcohol.
—¿Te sientes mejor? —Preguntó JiHoon.
Salieron del centro con sus manos unidas, era tan cómodo para ambos que aún no se daban cuenta.
Dio un profundo suspiro de alivio —Sí, es extraño, no lo había contado nunca, al menos no todo. Ni cómo me sentía.
Caminaron un poco más y SeungCheol fue el primero en darse cuenta, miró de reojo su mano. A JiHoon parecía no molestarle, mucho menos a él.
Cualquiera que los viera pensaría que era una pareja de novios.
Soltó una pequeña risita ante el pensamiento y JiHoon lo notó.
—¿De qué te ríes? —Preguntó JiHoon para luego mirar sus manos unidas, sus ojos se abrieron y deshizo el agarre —L-lo siento.
SeungCheol sonrió.
—Tienes guardado mi número en tu celular ¿verdad? —Cuestionó JiHoon.
—Sí.
—Haremos un trato —Se paró frente al mayor estirando su mano y habló en un tono serio —Cada vez que tengas ganas de beber me llamarás y veremos que hacemos para que no lo hagas ¿trato?
SeungCheol lo miró con dulzura.
JiHoon era muy tierno hasta cuando se colocaba "serio".
—¿Y en qué parte del trato ganas tú? —No pudo evitar sonreírle.
—Ganaré todo si tú estás bien.
"Una flecha solo puede ser disparada solamente si es jalada hacia atrás. Cuando la vida te arrastre hacia atrás con dificultades significa que vas a ser lanzado hacia algo grande. Entonces solo concéntrate y mantén tu dirección."
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