Capítulo 49 ♡ Especial VerKwan
El pequeño Hansol corrió por el pasillo de su casa hacia la sala, la mochila casi se cae de los hombros pero su mamá se la arregló junto a la corbata amarilla.
Se sentía emocionado de irse por primera vez caminando solo hacia la escuela, eran tres calles pero la idea le encantaba.
Lo hacía sentir mayor a pesar de que recién tenía nueve años.
—¿Recordarás bien el camino? —Preguntó la señora Chwe dulcemente acariciando las mejillas de su hijo.
—Sí —Contestó animado —Son ciento cincuenta pasos.
—¿Los has contado?
—Ayer cuando salí con papá —Vio la sonrisa de su mamá y se la devolvió enseñando un espacio vacío en sus encías —Me compró un helado de frutilla.
Y fueron exactamente ciento cincuenta pasos que dio el pequeño Hansol para llegar a la escuela, apenas atravesó las puertas sujetó la mochila en sus hombros y lleno de felicidad por comenzar un nuevo año se dirigió a su salón de clases.
Corrió hacia su mejor amigo, SeungCheol, cuando sonrieron se dieron cuenta de que a ambos se les había caído un diente en vacaciones.
La profesora encargada del salón entró y todos los chicos se fueron a sus lugares, un pequeño de mejillas abultadas y pequeños pero adorables labios venía detrás de ella, no parecía estar asustado por ser el nuevo.
—Buenos días —Saludó la profesora.
—¡Buenos días, señorita Chong! —Gritaron todos al unísono como si fuese un ejército.
—Quiero darles la bienvenida y presentarles a un nuevo compañero —Colocó sus manos en los hombros del menor para llevarlo frente a ella —Su nombre es Boo SeungKwan y se ha mudado a la ciudad hace poco, ¿Antes donde vivías?
—En la isla Jeju —Contestó orgulloso.
—Tú acento es muy bonito —Elogió la profesora y los alumnos asintieron, sobretodo Hansol, a quien le había parecido agradable el nuevo estudiante.
—Gracias.
—Puedes sentarte junto a Chwe Hansol —La profesora lo guió a la mesa del mistad americano y SeungKwan se sentó sin decirle nada.
SeungCheol se había sentado junto a MinGyu, él le prestaba sus lápices de colores.
Además MinGyu era el único chico del salón que tenía el lápiz color blanco, el cual todos querían.
—Hola —Hansol saludó a su nuevo compañero de asiento —Soy Hansol pero puedes decirme...
—Abejita —Dijo SeungKwan mirando a su compañero.
Hansol se sonrojó rápidamente y sonrió nervioso porque no se esperaba encontrar tanta confianza en el nuevo chico —¿Abejita? ¿Por qué?
—No lo sé —Se encogió de hombros —Me gusta la miel y tus ojos son claritos cómo ella.
Hansol se volteó a su cuaderno con una sonrisa —Abejita —Susurró para sí mismo —Esta bien.
A los doce años era un hecho que tenían algo más allá de una amistad, eran pequeños y no pensaban confesarse, era mucha la vergüenza pero SeungKwan tenía claro que quería que su primer beso fuera de Hansol.
Y Hansol quería que SeungKwan fuese el único chico con el que se pudiera besar como lo hacían sus padres.
A los trece años Hansol se armó de valor y lleno de nervios le hizo la pregunta importante aprovechando que SeungCheol y MinGyu habían ido a la cocina por más golosinas para seguir viendo la película en la sala.
—Kwannie —Lo llamó jugando con sus manos.
—¿Sí, abejita?
Hansol sonrió al oír tal apodo, le gustaba aunque cuando su grupo de amigos lo escuchó fue su blanco de burlas por dos semanas seguidas pero SeungKwan no tenía problema en decirlo frente a cualquier persona.
—Bueno... me preguntaba si querías... —Miró al pelirrojo y apretó los labios —Si te gustaría ser mi novio.
SeungKwan separó sus labios levemente —¿Quieres que seamos novios?
—Sí —Respondió —Para... darnos la mano y esas cosas.
—¿Con besitos?
SeungCheol y MinGyu estaban asomados a la sala, sonriendo y murmurando divertidos al ver aquella escena que protagonizaban sus amigos.
—Puede ser —Contestó Hansol —O podemos esperar a ser más grandes.
—Sí, es mejor esperar.
—¿Entonces aceptas?
SeungKwan asintió con una sonrisa y Hansol se la devolvió, se quedaron callados cuando regresaron los demás chicos, como si nada hubiese pasado.
—¿Algo interesante que contar? —Preguntó SeungCheol dejando las golosinas en la mesa de centro.
—No —Hansol miró a su novio —No.
—Nada —Continuó SeungKwan —¿Qué han traído?
—Barras de chocolate y esas cosas de colores —MinGyu colocó la película y se sentaron en los cojines que habían dejado en el suelo.
Hansol se levantó para tomar un chocolate y se sentó junto a SeungKwan, por debajo de la manta que cubría sus piernas deslizó su mano buscando la del pelirrojo, un toque suave hizo sobresaltar a SeungKwan, tocó los dedos de Hansol y con el paso de los minutos entrelazaron sus manos.
Desde entonces comenzaron una relación que a todos les gustaba, era inocente, con sonrojos, regalos como globos, manualidades y cartas.
También un gesto que SeungCheol con MinGyu detestaban ver.
Se acompañaban a las casas después de clases, SeungKwan era el primero en irse así que sin pena, Hansol le seguía el juego a su novio.
SeungKwan lanzó un beso al aire, lo atrapó con una mano y con la otra simuló sacar una bolsa del bolsillo, guardó el beso adentro, la cerró con una cinta y lanzó la bolsita hacia Hansol desde la puerta de su casa.
El castaño levantó el brazo para tomarla, la abrió y sacó el beso que estaba adentro, formando un puño en su mano se lo llevó al pecho, donde estaba su corazón.
—¿Se han dado cuenta que ya tenemos dieciséis años? —MinGyu arrugó su nariz —No somos unos niños.
Hansol siguió caminando ignorando las palabras de los chicos, a él y a SeungKwan no les molestaba, nadie más debía opinar.
A los diecisiete años el grupo de chicos ya se había agrandado con WonWoo y Joshua, JiHoon había ido el último en integrarse, un chico bajito y bastante tímido que no podía hablar pero que estaba loquito por SeungCheol, eso se notaba a kilómetros y lo mejor es que era correspondido por el pelinegro.
SeungKwan y Hansol continuaron con su relación, madurando y creciendo juntos.
—Hola Hansol —Su voz gangosa se escuchó a través del móvil.
—Hola —Contestó el mitad americano —Ya voy en camino al café.
—Lo siento mucho, abejita —Se disculpó haciendo un puchero.
—¿Qué ha pasado? —Preguntó Hansol preocupado.
—Hoy amanecí con gripe y pensé que estaría mejor en la tarde pero sólo ha empeorado —Respondió desanimado —Me estaba vistiendo pero tengo fiebre y me siento pésimo, si iría tendrías la peor cita del universo, lo siento mucho.
—Tranquilo, lo entiendo.
—¿De verdad?
—Compraré algo para comer y pasaré por una farmacia ¿Tienes medicamentos? ¿Te hace falta algo?
—Me gustaría algo para la garganta, mis padres no están y no sé dónde mi mamá guarda esas cosas.
—Bien, voy a comprar y pasaré a cuidarte un momento.
—No es necesario que lo hagas.
—Quiero hacerlo —Dijo Hansol —A no ser que a ti te moleste.
—No, claro que no —Miró su pijama de ositos, gateó por la cama para mirarse al espejo del armario, su cara estaba hecha un desastre —¿Cuánto tardarás?
—En veinte minutos llego a tu casa.
—Bien, te estaré esperando —Sonrió cansado —Muchas gracias.
—No me agradezcas, cariño, todo para que te sientas mejor.
Exactamente esa era una de las tantas razones para estar enamorado de Hansol, era atento, algo torpe y despistado pero tenía gestos lindos y tiernos.
Cuando Hansol llegó a casa de SeungKwan éste está vestido como si fuese salir a una fiesta formal, era obvio que se había arreglado para recibirlo a pesar de que no era necesario, de pequeño lo vio en ropa de dormir y saliva en la cara cuando se quedaban en casa de SeungCheol.
Pero SeungKwan no duró mucho vestido de esa forma y fue al baño para colocarse su pijama.
—Así te ves más lindo —Elogió Hansol cuando el pelirrojo salió del baño, levantó las mantas de la cama y se sentó a su lado cuando SeungKwan se acostó —Me dijeron que esta pastilla era buena para la garganta y también compré esta para la fiebre.
Hansol sacó los medicamentos de la bolsita e hizo que SeungKwan los tomaran.
Apenas pudo se inclinó hacia adelante para besar a su novio pero unos brazos en sus hombros lo detuvieron.
—Te enfermarás —Dijo SeungKwan mirando al castaño a escasos centímetros de su rostro.
—No me importará enfermarme si es de esta forma —Susurró Hansol haciendo sonreír al pelirrojo.
—Buena frase para convencerme.
—¿Ha funcionado? —Sonrió coqueto.
—Descúbrelo tú mismo.
Hansol unió sus labios con los de SeungKwan, los únicos que había besado en su vida. Su lengua entró a la cavidad bucal del pelirrojo y SeungKwan deslizó sus manos por el cuello de Hansol, jugando con el cabello de su nuca.
Y quizás no era el momento adecuado.
SeungKwan estaba con un pijama de ositos, con dolor de garganta y fiebre.
Pero a pesar de todo eso, hicieron el amor por primera vez.
Y no podían estar más satisfechos, no había sido organizado como muchas parejas lo hacían, en un motel, con pétalos de rosas, mentalizados en lo que pasaría.
Hicieron lo que les nació del corazón.
Su relación cada día se hacía más fuerte pero cuando acabaron la escuela, venía una prueba de fuego; mudarse a otra ciudad.
SeungKwan quería vivir con Hansol pero sus padres tenían otros planes para él.
SeungKwan estaría con su abuela materna y Hansol con un tío. El pelirrojo hizo un berrinche digno de un niño de cinco años cuando sus papás le dijeron que no se mudaría con su novio, no había sido porque tuvieran problemas con Hansol o no lo aceptaran, sino porque los departamentos cercanos a la universidad, en realidad a cualquiera de ellas, eran demasiado costosos.
Después de todo el berrinche que hizo SeungKwan por no vivir con su novio, ahora la idea le agradaba, más por escuchar las quejas de WonWoo, Hansol era un torbellino cuando se trataba de desordenar y adoraba verlo en medio de las clases.
—¿Estás enfermo? —Hansol habló cuando respondieron la llamada.
—Siento que un camión pasó encima de mí.
—Un resfrío se está apoderando de tu cuerpo —Molestó divertido.
—No creo que pueda salir hoy, abejita. Ni siquiera iré a la universidad.
—¿Ya has tomado algo?
—Un zumo de naranjas —Contestó rodando por la cama.
—¿Sólo eso?
—Sí.
—¿Estás sólo en casa, donde han ido tus abuelos? —Quizás podría faltar a la primera clase de la mañana.
—Han ido a una actividad en el club de ancianos, se fueron con ropa deportiva así que estarán horas allá haciendo yoga o cosas así.
—¿Sabes? Mi tía tiene una crema que sirve para los dolores musculares.
—¿Estás diciendo que vendrás a la casa para hacerme un masaje?
—Eso es exactamente lo que estoy diciendo pero primero pasaré a una farmacia, no se te quitará el resfrío tomando un zumo de naranjas.
—Está bien, no tardes mucho.
Media hora después SeungKwan estaba acostado boca abajo en su cama y Hansol estaba sentado sobre él, masajeando su espalda, haciendo presión en los puntos exactos, escuchando suaves gemidos de placer de su chico, movió sus caderas cuando se dio cuenta de que aquella posición estaba provocando algo en su entrepierna, hizo un movimiento pequeño hacia adelante en las grandes nalgas de SeungKwan, echó la cabeza hacia atrás sin dejar de masajear su espalda.
Se inclinó hacia adelante, besando la nuca del pelirrojo —Cariño —Susurró con voz ronca —¿Kwannie, sientes lo que has provocado?
El ronquido de SeungKwan rompió el momento de excitación, se levantó riendo y lo cubrió con las sábanas, estuvo sentado a su lado, cuidándolo, hasta que llegaron los abuelos del pelirrojo.
Seguía dormido, se había relajado con el masaje, así que besó su frente y le prometió que volvería mañana.
Al pasar los años terminaron su carrera en la universidad, SeungKwan le dio la noticia de que se había comprado un departamento a los pocos meses de haber encontrado un trabajo, con ahorros y un crédito podía pagarlo de a poco, a Hansol le sorprendió la noticia ya que pensaba que ir a vivir juntos.
Pero lo apoyó, como en todo, y se alquiló un departamento cerca de su trabajo.
SeungCheol y JiHoon vivían juntos.
WonWoo y MinGyu también.
JeongHan y Joshua tenían a su hijo.
Y no era que sintiese envidia, se alegraba por sus amigos pero no entendía como él con SeungKwan no tenían algo más formal, es decir, se conocían de pequeños, se amaban.
¿Qué más faltaba?
Un anillo fue lo primero qué pasó por su mente.
Y era el momento ideal para entregárselo haciendo la pregunta que los uniría para siempre, al menos él quería que así fuera.
—¿Qué haces aquí? —SeungCheol se acercó con SunHi en el coche. JiHoon se unió a ellos a los segundos después.
—Buscando un anillo —Respondió nervioso, no tenía cómo ocultar lo que estaba haciendo si se encontraban en una joyería.
—¿Para SeungKwan? —Preguntó JiHoon emocionado.
Hansol cerró los ojos con fuerza escuchando las risitas de sus amigos —Por favor no le digan nada, quiero que sea una sorpresa para nuestro aniversario de novios.
—Podemos ayudarte a escoger uno —Se ofreció JiHoon.
Hansol se había esforzado en decorar su departamento, un camino de velas rojas encendidas que llevaban hacia el dormitorio principal, pétalos de rosas en el suelo y en la cama formando un corazón, globos rojos con helio por algunos sitios de la sala, había comprado una cena aunque pensaba decir que él la había preparado, música lenta y romántica para el ambiente, las luces bajas, y la cajita de terciopelo con el anillo en su bolsillo del pantalón.
Sólo faltaba que llegara SeungKwan para celebrar su aniversario.
—Este año si te has esforzado —Comentó SeungKwan cuando entró a la sala mirando todas las decoraciones —Pensé que saldríamos a cenar afuera.
—Está vez será especial —Dijo Hansol ayudándolo a sacarse el abrigo, tomó la mano de SeungKwan y lo guió al comedor.
Conversaron, rieron y Hansol buscaba el momento adecuado para proponerle matrimonio, cuando lo vio de pie en medio de la sala se le acercó.
—¿Qué pasa? —Preguntó SeungKwan confundido —Has estado extraño toda la noche.
—Deseo decirte algo —Tomó las manos de su novio —Hemos estado juntos desde lo trece años... —SeungKwan frunció el ceño colocándolo aún más nervioso —Y te amo con toda mi vida, eres una de las personas más importantes para mí y no quiero perderte nunca.
Acto seguido, se arrodilló frente a SeungKwan y sacó la cajita de terciopelo de su bolsillo, la abrió mostrando el anillo que había elegido para él.
—¿Quieres casarte conmigo? —Preguntó mirando a SeungKwan.
SeungKwan se quedó en silencio segundos que parecían una eternidad —¿Es el día de los inocentes?
—No era lo que esperaba escuchar.
—¡Abejita, levántate! —Exclamó SeungKwan ayudando a Hansol a ponerse de pie —No me parece que hagas este tipo de broma.
—Pero...
—¿Por qué no ponemos la película y yo hago las palomitas de maíz? —Besó rápidamente los labios de Hansol —Iré ahora.
El castaño se quedó en medio de la sala, con el anillo en su mano y solo.
Mientras que SeungKwan llegó a la cocina y se mojó el rostro, Hansol no podía estar hablando en serio.
Estaban bien siendo novios, no necesitaba de un papel para ser feliz.
Claramente Hansol no volvió a tocar el tema por los siguientes meses, sus amigos seguían formando sus familias, haciendo sus compromisos más firmes mientras que él y SeungKwan estaban atascados en el mismo lugar aunque su amor seguía creciendo.
Con cuidado dejó caer su cuerpo encima del pelirrojo, separó sus piernas e hizo fricción en sus miembros necesitados de atención, SeungKwan cerró los ojos cuando Hansol besó y mordió su cuello, absorbiendo su piel para marcarlo.
Hansol humedeció sus dedos y tomó su miembro, lo masturbó y hundió el glande en la entrada de SeungKwan, gruñendo por la satisfacción.
—Espera, espera —SeungKwan lo detuvo, abriendo los ojos desmesuradamente cuando sintió el calor y la humedad del miembro de Hansol —¿Dónde está el preservativo?
—Cariño —Musitó arrodillándose frente al pelirrojo.
—No Hansol —Se sentó en la cama —No tendré un bebé aún.
—¿Por qué no? —Vio a SeungKwan colocarse la ropa interior —Hemos terminado nuestras carreras, fácilmente podríamos vivir juntos y mantener a una personita que sea nuestra.
—Es muy pronto —Desvió la mirada y se cubrió con las sábanas.
—¿Muy pronto? —Elevó la voz —A los nueve años nos conocimos y desde los trece hemos sido novios, yo no he tenido otro novio y tú tampoco, no quiero seguir buscando, sólo te quiero a ti.
Hubo un silencio donde Hansol se colocó de pie colocándose la camisa.
—Ni siquiera sé por qué no has aceptado ir a vivir conmigo —Murmuró sentándose junto a SeungKwan.
—No lo sé.
—¿No estás seguro de lo que sientes por mí? —Tomó la mano de su novio.
—Yo te amo y no necesito nada para afirmarlo.
—¿Entonces? ¿Es miedo o piensas que saldré corriendo cuando me des esa noticia?
—Tonto —SeungKwan sonrió —Pero... ¿No quieres conocer a nadie más?
—Estoy seguro de que quiero estar contigo —Acarició la mejilla del pelirrojo con cariño —Nunca pensé que encontraría tan joven al amor de mi vida y todo comenzó como un juego de niños donde solamente nos dábamos las manos y ponías a mi corazón latir como un loco con mirarte, no te voy a dejar escapar.
—¿Qué quieres decir con todo eso?
—Cásate conmigo —Pidió por segunda vez.
—¿Qué? —Logró decir sin creer lo que acababa de escuchar.
—Si no quieres tener hijos está bien —Rió nervioso —Lo acepto aunque me encantaría ver a alguien que sea una combinación de nosotros pero quiero compartir mi vida contigo, despertar y encontrarte ahí, cuidarte cuando te enfermes y estar siempre para ti, un poquito más cerca de lo que estamos ahora.
—No he dicho que no quiero tener un hijo tuyo pero todo cambiará, no será como ser novios, de sólo divertirnos y si nos enojamos irnos cada uno a su casa —Bajó la mirada a su mano unida con la de Hansol, lo amaba pero tenía miedo a que las cosas fueran cambiando con el tiempo.
—Lo sé —Levantó el mentón de SeungKwan con sus dos manos, acariciando sus abultadas mejillas que siempre mantuvo y que lo hacían ver hermoso —Y será grandioso.
—Entonces... —Hizo una pausa donde sonrió —Nos casaremos.
—Había pensado en otra idea para pedírtelo, tan romántica como la primera —Pero planeado y quizás eso no iba con su relación, lo mejor era hacer las cosas improvisando, sin importar el momento o el lugar.
—¿La otra vez hablabas en serio?
—Claro que sí —Afirmó apenado.
—Ahora me siento terrible —Hizo una mueca y Hansol besó su frente para tranquilizarlo —Mi abuela nos hará un interrogatorio apenas se entere, al igual que mi mamá.
—Podemos viajar este fin de semana para darle la noticia a tu abuela y mañana vamos con tus padres y los míos —SeungKwan asintió.
—Necesitaré ese anillo.
Hansol buscó en su mesita de noche la cajita de terciopelo, SeungKwan tenía el cabello desordenado, estaban a medio vestir, con la cama hecha un desastre pero fue el momento ideal para deslizar el anillo por su dedo anular.
Después de la boda se fueron a vivir juntos y en varias ocasiones no se protegieron buscando lo que completaría su felicidad, así lo veían ellos.
Un hijo.
No tardó mucho en llegar, SeungKwan visitó el doctor y llegó a casa para darle la noticia a Hansol, ya no había vuelta atrás.
Hansol llegó a las siete del trabajo, dejó las llaves en la mesa de la entrada y siguió el camino de velas encendidas en el suelo, los pétalos de rosas en la cama y en el suelo lo hicieron sonreír.
Confundido tomó el chupón de la cama y se volteó buscando a SeungKwan.
—Estoy embarazado —Dio la noticia lleno de nervios pero eran de felicidad, hace tres meses llevaba en su interior a la personita que había hecho con Hansol, lleno de amor.
Hansol sonrió y para SeungKwan fue la señal para acercarse y abrazarlo, Hansol lo estrechó en sus brazos, levantándolo del suelo para llenarlo de besos.
—Hay qué pensar en un nombre, debo asegurarme que comas bien —Comenzó a hablar rápidamente cuando el abrazo se deshizo —Y en cada antojo estaré ahí para cumplirlo, debemos ir al doctor para que te recete vitaminas, siempre te resfrías y eso no debe ser bueno para nuestro bebé, también hay qu-
—Tranquilo —SeungKwan rió por la reacción de Hansol —Tenemos mucho tiempo para ver todo eso.
—Tienes razón —Bajó la mirada hacia el abdomen de SeungKwan, lo miró a los ojos e inmediatamente el pelirrojo supo que quería hacer, asintió sin decir nada.
Conocía a Hansol como la palma de su mano y no podía esperar otra cosa de él.
Hansol se agachó a la altura del abdomen de SeungKwan, lanzó un besito a aire y sacó una bolsa de su bolsillo para guardarlo, la cerró con una cinta y la lanzó.
—Espero que lo haya recibido —Musitó Hansol —Será el primero de muchos que le enviaré antes de nacer.
—Estoy seguro que sí lo recibió —Acarició el cabello sedoso de su esposo.
—Es una nueva abejita —Miró hacia arriba, a los ojos de SeungKwan y sonrió.
—Ven aquí —Sus ojos se humedecieron y levantaron al castaño del suelo para poder abrazarlo, estaba seguro de que nada cambiaría y se sentía un tonto por no haber tardado tanto en dar los siguientes pasos pero Hansol siempre le tuvo paciencia, nunca se aburrió, nunca le reclamó, siempre estuvo ahí, como lo prometió el día que le pidió ser su novio, cuando tenían apenas trece años —Gracias Hansol.
—¿Por qué me agradeces?
—Por ser mi único y primer amor.
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