Capítulo 44

La noticia del nuevo integrante que venía en camino sacudió a todos los cercanos a la pareja pero la reacción en la familia Lee fue totalmente diferente a la primera vez, en cualquier caso, si JiHoon hubiese estado estudiando y les hubiera dicho a sus padres que estaba embarazado no cometerían el error anterior, ya habían aprendido que debían apoyar cada decisión que tomara su hijo.

No podían interferir en lo que él creyera mejor, era mayor de edad y había salido del nido familiar hace años.

JiHoon siguió rigurosamente cada visita al doctor para saber el avance de su bebé, la primera vez fue con SeungCheol, quien a pesar de mostrarse muy tranquilo por fuera, por dentro era un desastre de emociones.

Estar viviendo toda la etapa del embarazo fue la mejor experiencia para ambos chicos, pensar que en unos meses más cargarían a una persona que tendría la mitad de cada uno, alguien a quien le entregarían lo mejor del mundo y todo el amor que se merecía.

Querían que ese bebé fuese la mejor versión de ellos.

—Papá creo que estás exagerando con esto —Dijo JiHoon con el móvil en su oreja mientras preparaba el almuerzo —En verdad no es necesario... esta bien, gracias.

Tocaron la puerta y antes de salir de la cocina apagó la olla, limpió sus manos y fue a abrir.

—¿Usted es Lee JiHoon? —Preguntó un señor con una gorra amarilla. Era el repartidor.

—Sí.

—Tengo un paquete para usted, solo debe firmar aquí —Le enseñó una hoja al castaño y JiHoon dejó su firma.

Entró una caja a la sala y la abrió, sacó la silla de auto para bebé, el intercomunicador y los móviles que le había enviado su padre desde el trabajo.

Parecía ser el más emocionado de la familia, desde que se enteró comenzó a regalarles pañales, mantas, ropa de bebé y juguetes, no se cansaba de repetirles la cantidad de pañales que utilizarían.

Todo empeoró cuando supieron el sexo del bebé.

SeungCheol inmediatamente compró la pintura para comenzar a arreglar el cuarto, los primeros días dormiría en la habitación de ellos, ya cuando pasaran unas semanas, utilizaría su propia habitación.

JiHoon subió el móvil de estrellas y caminó por el pasillo acariciando su pancita. Se apoyó en el marco de la puerta, SeungCheol llevaba más de dos horas tratando de armar la cuna, sonrió cuando lo vio tirar el libro de instrucciones.

—Sabes que alguien de esa tienda puede venir a armarla, ¿Verdad? —Dijo JiHoon haciendo que SeungCheol se volteara a verlo.

—No me lo recuerdes, quiero armar yo el lugar donde dormirá mi princesa —Se acercó al menor y después de besar sus labios, se arrodilló frente a JiHoon para acariciar su vientre —Estará muy firme y cómoda esperando tu llegada —Le habló a su hija.

JiHoon lo miró enternecido, la pequeña habitación estaba pintada de rosa pastel, SeungCheol decidió el color sin preguntarle a nadie, los muebles blancos los escogió él y los dibujos de castillos que estaban pegados en las paredes fueron nuevamente decisión del mayor.

Tenía ropa de todos los colores, a pesar de que la mayoría era blanca y rosa, JiHoon compró chalecos de lana celeste, verdes, amarillos y azules.

Un color no definía un sexo como muchas personas creían.

Pero SeungCheol insistía en que era una princesa.

—¿En verdad no quieres llamar a alguien de la tienda? —Sabía bien la respuesta, por ser día viernes, SeungCheol no dejaría muy fácilmente el trabajo que podía hacer él a un desconocido, mucho menos si se trataba de su bebé.

SeungCheol se levantó y negó con la cabeza —Estaré bien, antes de las cuatro estará lista —Miró el móvil que sostenía JiHoon —¿Has comprado algo sin mí?

—No, mi padre lo envió desde el trabajo.

—¿De nuevo?

—Sí, ya le he dicho que no es necesario pero insiste —Vio una lámpara sobre la mesa de una esquina y alzó las cejas —¿Has ido de compras sin decirme?

SeungCheol rió, ya habían tenido peleas tontas por comprar cosas por separado, incluso cuando SeungCheol decidió el color de la habitación discutieron.

—No, es un regalo JeongHan y Joshua —Contestó SeungCheol con una sonrisa —Es un bebé muy esperado, todos están ansiosos de conocerla.

—Lo sé —JiHoon bajó la mirada y acarició su vientre —No te imaginas cuánto amor hay aquí esperándote.

El mayor miró al pequeño y dejó un beso en su frente —¿Hay amor para mí?

JiHoon levanto la mirada y soltó una risita antes de poner su mano en la mejilla de SeungCheol —Hay mucho amor para ti.

Después de almorzar, JiHoon cayó rendido en la cama, dormía apenas tenía tiempo libre, seguía trabajando pero no igual que antes, menos horas para pasar su embarazo tranquilo y no estresado.

SeungCheol lo cubrió con una manta y corrió al pasillo con su celular en las manos cuando se aseguró de que JiHoon estaba profundamente dormido —¿Hola? ¿Es la tienda del bebé feliz?

—Sí, díganos en qué podemos ayudarle —Contestaron de la otra línea.

—Los llamaba porque ayer compré una cuna en el centro de la ciudad —Susurró espiando a JiHoon, seguía dormido.

—Oh, es el señor que no aceptó el armado en casa.

SeungCheol rodó los ojos y deslizó su espalda por la pared sentándose en el suelo —Sí, el mismo, sólo que trate de armarla y no sé si tiene fallas pero es imposible.

—¿Necesita que le enviemos a alguien a casa?

—Sí pero debe ser en este instante —Debía aprovechar que JiHoon estaba dormido, generalmente tomaba siestas de tres horas.

—Creo que tenemos a alguien disponible en este momento.

SeungCheol miró hacia la habitación y JiHoon seguía en el mismo lugar —Gracias, le enviaré mi dirección.

Cerca de las cuatro de la tarde, JiHoon se estiró en la cama, bostezó y lentamente abrió su ojos, sacó la manta que lo cubría y se colocó los zapatos para salir de la habitación e ir por comida.

Era lo que normalmente hacía, dormir y comer, trataba de controlarse en lo último ya que no era sano comer demasiado pero su apetito cada vez crecía más, su estado de humor, según él, seguía siendo el mismo pero lo cierto es que a veces podía convertir una pequeña discusión en la tercera guerra mundial.

Siendo SeungCheol el afectado y siempre derrotado.

Cuando pasó por el pasillo miró hacia la habitación de su hija y vio a SeungCheol acomodando un móvil encima de la cuna —Vaya, si has podido armarla.

—Sí, fue difícil pero lo conseguí —Habló con orgullo mirando el resultado.

—¿Te guiaste por el libro de instrucciones? —Entró a la habitación y notó que la cuna ya estaba lista para ser usada, con sus peluches y mantas.

—No, te dije que no era necesario leer eso.

—¿Entonces cómo lo hiciste?

—Seguí mi instinto —Se encogió de hombros y sonrió.

El resto de la tarde estuvieron colocándose de acuerdo en algunas cosas en la habitación principal, todo estaba tranquilo hasta que JiHoon se enojó cuando SeungCheol le dijo que dejara de comer tanto, el castaño se fue a la sala para ver la televisión y a la media hora después volvió para acostarse junto al mayor.

SeungCheol se dio la media vuelta y levantó la camisa de JiHoon para besar su vientre y apoyar su mejilla allí.

—¿Cheol? —Habló JiHoon y el mayor no respondió —Lo siento por haberme ido así.

—Tranquilo —SeungCheol alzó la mirada apoyando su mentón en la pancita del pequeño —Solo no te enojes tan seguido, faltan aún tres meses para que nazca y no quiero discutir contigo este tiempo.

JiHoon asintió y acarició el cabello del mayor.

En la noche SeungCheol preparó la cena, a pesar de que JiHoon había mejorado sus habilidades gastronómicas, no era su fuerte, así que cada vez que podía cocinar en casa lo hacía.

—¿Dónde está tú anillo? —Preguntó JiHoon moviendo el tenedor entre sus dedos.

—Creo que lo he dejado en el baño.

JiHoon entrecerró los ojos y SeungCheol rápidamente tomó su mano por encima de la mesa para calmarlo.

—¿Quieres que te mate por no usar tu anillo? —Preguntó JiHoon y SeungCheol salió corriendo al baño, cuando volvió enseñó su mano y el castaño le sonrió para seguir cenando.

—¿Cuando le diremos a nuestros padres la locura que hicimos?

—Aún no —Contestó JiHoon —Primero quiero que nazca nuestra bebé y luego rompemos sus corazones.

—¿Crees que se enojarán?

—Algunos sí, como SeokMin y Chan que están más emocionados con ese tema a pesar de que supuestamente lo atrasamos.

—Supongo que sí.

—Además cometiste un secuestro conmigo, no habíamos planeado una fecha y sólo me metiste en el auto para ir a hacerlo —Reclamó JiHoon.

—Tampoco te negaste demasiado cuando aceptaste —Sacó su lengua infantilmente y JiHoon arrugó la nariz.

Desde que comenzaron a vivir juntos en la universidad se dividían las tareas, ahora aún más que estaban en su casa propia así que JiHoon lavó y secó los platos mientras que SeungCheol ordenaba la mesa.

—Pensé que hoy saldrías con los chicos —Comentó JiHoon cuando notó que SeungCheol estaba sacando su ropa de dormir.

—Antes de cenar les envié un mensaje diciéndoles que hoy me quedaría en casa —Se sacó rápidamente la camisa y JiHoon se volteó tratando de controlarse.

Llevaba meses sin ningún tipo de contacto con SeungCheol más allá de besos y caricias.

—Ve con los chicos, has tenido una semana dura de trabajo, mereces distraerte —Habló dándole la espalda al mayor, de pronto sintió unas manos pasar por su cintura y unos labios besando su mejilla.

—Prefiero quedarme aquí contigo regaloneando con nuestro bebé —Susurró SeungCheol acariciando la pancita donde estaba su hija.

—Eso puedes hacerlo todas las noches, distráete por hoy —Era lo justo, amaba que SeungCheol fuese tan preocupado por él, por su futuro bebé y por la casa pero necesitaba seguir saliendo con sus amigos.

Tener vida social aparte del trabajo, lo quería feliz, no amargando y aburrido de su vida.

—¿Estás seguro? —SeungCheol volteó a JiHoon y lo miró a los ojos.

—Sí, yo estaré bien.

—Llegaré temprano.

—Diviértete —Le sonrió y SeungCheol asintió.

Salir de noche y no pensar en JiHoon era imposible pero ya estaba en el bar junto a Hansol y MinGyu.

SeungCheol tomó un poco del jugo que pidió y miró hacia un lado por el gran ventanal que había allí, los colores de una nueva tienda de bebé le llamaron la atención y pensó en la cantidad de cosas que habría en ese lugar.

—¿En qué planeta estás, Cheol? —Preguntó Hansol ganándose la atención del pelinegro.

—¿No es obvio? —Sonrió MinGyu mirando a su amigo —En el planeta donde está JiHoon con su futuro bebé.

—Está noche es para distraernos —Le recordó Hansol con una sonrisa amable.

—Lo sé, lo sé —Bebió un poco más de su jugo y le dio la espalda al ventanal que lo distraía —JiHoon me lo dijo antes de salir... estaba precioso con su pancita ¿Saben la cantidad de horas que duerme un recién nacido? Creo que JiHoon duerme lo mismo, lo hace apenas llega del trabajo aunque le dije que no debía trabajar, quiere hacerlo igual. Se ve precioso cuando acaricia a nuestro bebé al dormir, lo hace inconscientemente —Sonrió y sus amigos comenzaron a reír —¿Qué he dicho?

—Estás tan entusiasmado con tu bebé como JiHoon —Dijo Hansol —El otro día que almorzó en casa con nosotros puso la misma cara que estás poniendo tú ahora.

—¿Cuál cara?

—De bobo enamorado, estás loco por JiHoon y por la bebita.

SeungCheol sonrió, bajó la mirada y movió la bombilla en el vaso —Me encanta lo que estamos viviendo ahora, todo va tan bien que a veces me asusta.

—No pasará nada malo —MinGyu tocó el hombro del pelinegro dándole un apretón —Ustedes más que nadie merecen ser felices.

Hansol asintió y vio cómo SeungCheol miraba de reojo la tienda de al frente.

—Odio decir esto —Comenzó Hansol dejando el vaso de golpe sobre la mesa —Pensé en distraerme esta noche pero supongo que quieres ir a ver cosas para tu hija, ¿No es así?

—Puedo ir otro día.

—Estás que das vuelta la cabeza, mejor vamos antes de que cierren —MinGyu se levantó y sacó un poco de dinero de su bolsillo —La salida va por mí parte esta vez.

—Aprovéchate que casi no ordenamos nada —Dijo Hansol golpeando al más alto.

Compró un balancín, una silla de bebé para comer, a pesar de que faltaba aún más tiempo para eso, no estaría de más, una mecedora musical y biberones.

Verse en un espejo con un cargador de bebé estilo canguro fue lo más emocionante que pudo vivir allí, imaginaba a su bebé en su pecho, durmiendo o tomando su dedo índice para llevárselo a la boca mientras caminaba por un parque.

Hansol y MinGyu comenzaron a reírse y SeungCheol sonrió mirando su reflejo.

—¿Es padre primerizo? —Preguntó la chica de la tienda.

—¿Se nota demasiado? —SeungCheol se giró a verla. No le importaba parecer un niño pequeño en una tienda de dulces.

—Un poco —Rió ella.

Había cambiado salidas divertidas con sus amigos por ir a tiendas de bebé, conversaciones acerca del trabajo o de equipos de fútbol por hablar de lo emocionado que se sentía por la pronta llegada de su hija.

Y no se arrepentía de nada de eso.

Pero lo malo de haber comprado tantas cosas es que cuando JiHoon se diera cuenta se enojaría con él, así que al llegar a casa, bajó en extremo silencio las cajas y bolsas, las dejó en la habitación del bebé y cerró la puerta.

Al entrar a su cuarto, no encendió la luz, se sacó la ropa y tomó su pijama para colocárselo rápidamente, no importaba si estaba al revés, escuchaba la suave respiración de JiHoon y lo único que quería era sentirlo cerca y protegerlo, se acostó a su lado y lo abrazó por la espalda.

—¿Amor? —Preguntó JiHoon somnoliento tratando de voltearse.

—Sí, precioso, ya llegue —Colocó su brazo junto a la cabeza del menor para mirarlo desde arriba.

—¿Tan temprano? —Bostezó y miró la hora en su celular —Son apenas las once.

—Sí, pero te extrañaba y no quiero dejarte tanto tiempo solo.

—Te dije que estaría bien, debiste quedarte más tiempo allá —Cerró los ojos y se acomodó abrazando al mayor.

—¿En verdad querías que me quedara más tiempo fuera?

—No, te extrañaba aquí en la cama —Sintió las caricias en su cabello —Descansa mi amor.

—Buenas noches precioso —Levantó las mantas y metió su cabeza bajo ellas para besar el vientre de JiHoon —Buenas noches princesa.

Cuando SeungCheol lo abrazó para finalmente cerrar los ojos, JiHoon bajó una mano a su pancita y se durmió acariciándola mientras sentía la respiración de SeungCheol cerca de él.

Ahí se dio cuenta que las personas pierden el tiempo buscando la felicidad, tratando de obtener un ascenso en el trabajo, de tener un automóvil último modelo, de tener una casa grande y ser felices por siempre.

No existen los felices por siempre.

No existen las parejas perfectas que jamás discuten.

Para ser feliz tan sólo hay que disfrutar de los buenos momentos del presente y apreciarlos en su tiempo porque no regresarán.

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