Capítulo 40
Durante el resto de la semana JiHoon estuvo encerrado en su habitación, sólo salió una vez de casa y fue con sus padres hacia la clínica para asegurarse de su embarazo.
No podía salir de allí porque su padre no lo quería ver, su mamá le llevaba la comida y parecía un preso, él cuál había cometido el peor crimen de la vida.
Lo peor es que no se podía comunicar con SeungCheol, sin el celular y el computador, era imposible hacer señales de humo.
Se acostó sobre la cama y acarició su panza —Tú no tienes la culpa de nada —Susurró dulcemente —Cuando hable mi papá cúbrete los oídos.
Comenzó a tatarear una canción para su bebé mientras le hacía cariño.
—Sigo sin creerlo —Dijo SeokMin desde la puerta de la habitación, la cerró tras él y se acercó a su hermano —¿Qué planeas hacer ahora?
—¿Y me lo preguntas? —JiHoon se sentó en la cama con el ceño fruncido —Cuando estás de parte de mi papá y apoyas el dejarme aquí encerrado impidiéndome tomar mis propias decisiones.
—Solo te protegemos.
—¿De quién? —Se puso de pie mirando a SeokMin —¿De SeungCheol? No impedirán que mi hijo nazca, que deje de amar a SeungCheol o que en algún momento me vaya con él.
—Papá ya dijo que no regresarás a la universidad y que te inscribirá en otra el próximo año.
—No tengo cinco años, puedo irme de la casa.
—Sí te vas no tendrás más su apoyo económicamente y es muy probable que deje de hablarte por el resto de su vida.
—Yo no estoy equivocado, yo dejaría de hablarle por lo que está haciendo conmigo.
—No estás pensando claramente —Trató de abrazar a su hermano pero JiHoon lo empujó.
—Si no vas a decirme nada de lo que quiero oír es mejor que te vayas —Dijo JiHoon y SeokMin lo miró por algunos segundos para luego salir de la habitación.
Si aún seguía allí era porque debía pensar que iba a hacer y tampoco le quería crear un problema a su mamá, ella hasta el momento era la única quien le daba su apoyo, le había dicho que trataba de hablar con su papá pero era imposible hacerlo cambiar de opinión.
—¿Ha dicho algo nuevo? —Preguntó el menor cuando vio a su mamá entrar con una bandeja de comida.
—No —La señora Lee se sentó en la cama junto a su hijo —Sigue con las mismas ideas, incluso llamó a los padres de SeungCheol para pedir su parte del departamento.
—Dios —Suspiró mirando el plato de comida.
—¿No tienes hambre?
—En realidad no —Contestó JiHoon desaminado.
—Debes comer por tu bebé —Animó su madre —Tiene que alimentarse para seguir desarrollándose.
JiHoon asintió y tomó el plátano para partirlo por la mitad, lo sostuvo en sus manos y sonrió, la comparación que le había dicho el medico la quería poner a prueba, su bebé en ese momento pesaba eso; medio plátano.
Le dijo que media siete centímetros y que recién podían verse las huellas digitales en sus pequeños deditos.
Hubiese querido preguntar más pero su padre se lo llevó en ese momento.
—¿SeungCheol ha llamado? —Tomó la cuchara para comenzar a comer.
—A cada segundo.
La señora Lee de pronto se puso de pie, miró el pasillo y cerró la puerta con seguro, sacó una tarjeta de crédito de su bolsillo y se la entregó en las manos a JiHoon —Cualquier cosa que decidas hacer la apoyaré.
—No debes entregarme esto.
—Es por si en algún momento necesitas dinero.
Era como si su mamá lo estuviera alentando para poner en marcha la única decisión que podía tomar, su padre no cambiaría su pensamiento y JiHoon quería tener a su bebé, estar con SeungCheol y seguir estudiando.
Debía irse de casa.
—Iré por algo para ti —La señora Lee salió de la habitación y JiHoon guardó la tarjeta de crédito en su bolsillo. Cuando regresó enseño unos zapatitos de lana amarillos y JiHoon la miró atento —Prométeme que conoceré a mi nieto a pesar de que tu padre no cambie de parecer.
Los ojos de JiHoon se humedecieron.
Esa era una despedida.
La abrazó con fuerza —Lo prometo y gracias por todo mamá.
A las doce de la noche cuando ya todos estaba durmiendo, JiHoon sacó un bolso de arriba del armario y comenzó a guardar su ropa, metió la tarjeta de crédito de su mamá en el bolsillo del pantalón y se colocó un suéter. Abrió lentamente la puerta de su habitación y miró a los lados, volvió y tomó los zapatitos de bebé guardándolos en los bolsillos de la sudadera.
Bajó las escaleras con extrema precaución de no hacer ruido, miró las llaves que le dejó su mamá y las tomó, cuando quitó el seguro escuchó unos pasos en la segunda planta.
—¿Quién esta abajo? —Preguntó el señor Lee.
JiHoon abrió la puerta y tiró las llaves encima de la mesa.
—¿JiHoon?
El pequeño salió corriendo de allí, no tomó el mismo camino hacia la casa de SeungCheol porque su padre lo conocía así que tomó la opción de rodear algunas calles desconocidas.
Caminaba a paso rápido mirando hacia atrás cada cierto tiempo, no podía llamar a SeungCheol para que fuera por él o que se encontraran en un punto determinado. Las calles por donde andaba eran oscuras y solitarias, sintió algo de miedo en un momento pero se repitió en que estaría todo bien ahora.
Estaba haciendo lo correcto para él y para su bebé.
Llegaría donde SeungCheol y lo abrazaría hasta quedarse dormido.
Unos chicos que estaban fumando en un callejón miraron a un pequeño castaño caminando solo por la calle.
—¿Ese no es Lee JiHoon? —Preguntó uno de ellos.
SeYong se volteó y sonrió cuando lo vio —Sí lo es.
—Anda solo —Apagó el cigarro y movió su cabeza hacia el pequeño —¿Repetimos lo que pasó en la escuela? Ando con ganas de follar.
—Esta vez me toca a mí —Dijo SeYong tirando el cigarro —Hace años nos interrumpió la puta de su mamá.
—Te lo sujeto.
JiHoon dobló en una calle tratando de recordar por dónde estaba la casa de SeungCheol, cambiando de camino se le estaba complicando todo. De un segundo a otro una mano lo arrastró a un callejón y unos brazos lo estrujaron.
—Hey, hey, hey tranquilo —Dijo SeYong mirando al pequeño.
El castaño abrió sus ojos a tope al darse cuenta a quien tenía al frente, su cuerpo tembló y quiso soltarse pero el otro chico era mucho más fuerte que él —Por favor, déjenme ir.
—¿Cuántos años han pasado? —Preguntó SeYong tomando la barbilla del pequeño —Y te has puesto más lindo.
Los recuerdos provocaron que JiHoon comenzara a llorar sin que le hicieran nada aun porque sabía lo que podía ocurrir, estaba solo, no habían personas en la calle, él solo podía pensar en SeungCheol y en su bebé.
—Oh, no llores —Limpió las lágrimas del pequeño —No te haré nada que no te guste, prometo que te gustará esta vez.
—No —Musitó JiHoon negando con la cabeza —Por favor.
Comenzó a gritar desesperadamente cuando lo voltearon estrellándolo contra la pared, uno de los chicos le cubrió la boca mientras podía escuchar cómo se bajaban los pantalones, sacudió sus piernas y brazos intentando escapar.
Sintió como el aire se fue de sus pulmones cuando le quitaron la ropa, se le dificultó respirar y se quebró cuando lo penetraron sin compasión.
Su mente quedó en blanco y sus ojos bien abiertos, sin pestañear.
Unas manos ajenas paseaban por su cuerpo, apretando sus pezones, sus muslos y tocando su miembro pero él ya no hizo nada.
Trató de seguir gritando pidiendo ayuda pero en un momento sintió como su voz desapareció.
Miró al chico que le cubría la boca y cerró los ojos.
—¿Te gusta, puta? —SeYong palmeó el trasero del menor —¿Lo hago mejor que tu novio? Te hemos visto con un idiota por la ciudad.
—Al parecer si le gusta —Dijo el otro chico mirando a JiHoon sin poner resistencia —Lo está disfrutando la pequeña putita.
SeYong lo sujetó con fuerza de las caderas y se enterró lo más profundo que pudo cuando llegó al clímax, sacó su miembro y lo penetró para asegurarse de que su semen quedara en el interior de JiHoon. Se subió los pantalones y el otro chico siguió sujetando al pequeño.
—Sin duda no nos equivocamos al elegirte, tienes un trasero exquisito —Dijo SeYong con una sonrisa de satisfacción, besó los labios de JiHoon y éste ya parecía un cuerpo sin vida —Pero ahora debes pagar por lo que nos hiciste.
Los dos chicos comenzaron a golpearlo en el suelo, les resultaba sencillo hacerlo ya que JiHoon no se quejó en ningún momento, en las piernas, cara, brazos.
JiHoon recibió fuertes golpes en su vientre.
Luego de la golpiza, SeYong vio el rostro con sangre de JiHoon y lo sujetó del cabello para que lo mirara —Esto no termina aquí, recuerda que eres mi puta y cuando quiera volveré a buscarte.
JiHoon cerró los ojos y se colocó en posición fetal en el suelo cuando escuchó unos pasos y risas alejándose, estaba desnudo en un callejón oscuro y estaba seguro de que nadie llegaría para ayudarlo.
Ya no servía, se habían llevado lo más importante, su felicidad, y su cuerpo estaba sucio nuevamente.
Quería llorar pero las lágrimas no salían de sus ojos, tampoco su voz, no podía mover su cuerpo, sintió un líquido por sus piernas y supuso que era semen.
Abrió lentamente los ojos y vio los zapatitos amarillos que le había regalado su mamá tirados en el suelo, logró tomarlos y los apretó en sus manos.
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