ú n i c o ♡

Antes de querer trabajar en la empresa Choi había que tener ciertos detalles a considerar; ser una persona humilde, trabajadora, puntual, respetuosa, responsable y leal. Si no se cumplían los puntos anteriores era mejor olvidar la idea de sobrevivir en la empresa, especialmente por la personalidad del CEO; Choi SeungCheol, un hombre de 29 años, el multimillonario más joven del país, de quien no se conocía mucho de su vida personal, una persona inexpresiva, indiferente hacia cualquier tipo de sentimiento, reconocido por su poca paciencia pero destacado por sus grandes habilidades e inteligencia en los negocios. A los 20 años se hizo cargo de la empresa de su padre cuando junto a su madre fallecieron en un viaje de negocios, todos pensaron que no lo lograría, que no sería capaz, pero ese trágico incidente lo impulsó a seguir con el legado que había construido su padre, convirtiéndose en un hombre frío, despiadado y con una tranquilidad, que según sus trabajadores, aterraba.

Especialmente cuando se enojaba.

O lo traicionaban.

—Señor Choi —Habló Hansol entrando a la oficina, deteniéndose a un metro de distancia del fino escritorio de madera donde SeungCheol estaba sentado, disfrutando de la vista a través de los enormes ventanales de cristal —Hemos descubierto quien le ha estado entregando información de la empresa a la competencia.

SeungCheol giró en la silla y levantó la cabeza mirando a Hansol —Lo quiero aquí en dos minutos —Ordenó con voz ronca —No más, no menos.

Exactamente pasaron dos minutos para que los suaves golpes en la puerta llamaran la atención de SeungCheol, quien tomó un bolígrafo entre sus dedos y habló permitiéndole a SoonYoung entrar a su oficina seguido de Hansol.

Bastó un leve movimiento con la mano para que el asistente de SeungCheol saliera del lugar dejándolo a solas con su trabajador.

—Buenos días señor Choi —Habló el chico de ojos felinos, con nervioso, jugando con sus temblorosas y sudadas manos —Me han dicho que quería verme.

—El diez de marzo comenzaste a trabajar para mí —Comenzó a hablar SeungCheol con calma, escogiendo con cuidado cada una de sus palabras, moviendo el bolígrafo entre sus dedos —No por tus propios méritos, ya que eras un joven que apenas había acabado el instituto, sin mencionar todos los problemas que habías tenido allí, sino por petición de tu padre, quien se ha ganado mi respeto y admiración a lo largo de todos estos años.

SoonYoung tragó saliva con dificultad y sus piernas temblaron cuando su mirada se cruzó con la de SeungCheol. No tenía que ser un adivino para saber por qué estaba allí.

SeungCheol estaba furioso.

—Y por un momento pensé que serías igual que él —SeungCheol se levantó de la silla y abotonó los tres botones de su saco hecho a medida, metió las manos en los bolsillos del pantalón y rodeó el escritorio dando pasos lentos hacia el centro de la oficina donde estaba SoonYoung —Gracias a que le entregaste información a la competencia perdimos los últimos cinco contratos con las empresas de Japón.

—Señor... —Intentó hablar, cerrando los ojos con fuerza cuando SeungCheol caminó detrás de él. Estaba perdido.

—Así que ve buscando una excusa para que le digas a tu padre el por qué no querías seguir trabajando para mí —Agregó el pelinegro con voz grave y cortante, deteniéndose frente a SoonYoung y mirándolo fijamente a los ojos —Porque él es la única razón por la cual no te bajo a patadas de aquí.

—Perdóneme —Habló desesperado sujetando las solapas del saco de SeungCheol quien alejó sus manos en cuestión de segundos haciéndolo retroceder algunos pasos —Por favor, perdóneme, no sabía que hacer, me ofrecieron mucho dinero y tengo deudas que pagar.

No era una excusa válida, ni siquiera creíble.

—Hansol —Habló SeungCheol elevando la voz, volviendo al escritorio como si nada hubiese pasado. Inspirando profundamente para no perder los estribos. La traición de SoonYoung traería consecuencias preocupantes para la empresa.

—No, no, por favor, señor Choi —Dos hombres robustos entraron a la oficina llevándose a SoonYoung, el cual intentaba buscar un perdón, que en el fondo, sabía que no obtendría.

Los gritos se escucharon por el pasillo hasta que desaparecieron y el lugar quedó en completo silencio, SeungCheol cruzó las piernas y echó su cuerpo hacia atrás en la silla pensando en cómo iba a recuperar el dinero perdido por culpa de SoonYoung.

Su mirada se perdió en una fotografía en su escritorio.

En unos ojitos que lo hacían olvidar de todos sus problemas en el trabajo.

—Señor —Habló Hansol interrumpiendo sus pensamientos —Han llamado dos revistas pidiendo la exclusiva de su tercer...

—Ya sabes mi respuesta —SeungCheol no lo dejó terminar la oración.

—Entiendo —Hansol asintió ligeramente con la cabeza antes de darse la media vuelta y salir de la oficina.

SeungCheol era un hombre introvertido, reservado, no daba entrevistas a la prensa porque pensaba que sus logros debían hablar por sí solos y solo aquello debía importarle al resto. Respecto a su vida amorosa, en sus primeros años tomando el mando como CEO salieron a la luz bastantes invitaciones a románticas citas, hijas e hijos de millonarios empresarios que buscaban una alianza de negocios pero cada una de ellas fue ignorada por SeungCheol.

Sin embargo, todo el mundo se paralizó cuando lo fotografiaron afuera de una sencilla casa con un ramo de flores en las manos esperando por Lee JiHoon; un romántico escritor que de alguna manera había robado su corazón.

Y cada una de sus sonrisas.

Nadie sabía cómo se habían conocido pero la historia era mucho más sencilla de lo que podían imaginar, hace ocho años atrás JiHoon era el mejor amigo del novio de Hansol, aún lo seguía siendo, y en una oportunidad que su asistente se enfermó y SeungKwan se quedó en casa cuidándolo JiHoon fue a la empresa para entregarle los documentos de las ventas del último mes.

Esa noche SeungCheol se quedó hasta tarde en la oficina, preparó un café y volvió la escritorio a trabajar hasta que golpearon la puerta, no tenía citas a esa hora así que ignoró el llamado, hasta que abrieron y un chico se asomó.

—Disculpe... —Habló JiHoon.

SeungCheol dejó de golpe el bolígrafo sobre el escritorio enojado de que lo interrumpiesen pero ese enojo desapareció cuando vio a un chico de cabellos castaños que estaba entrando a la oficina llevando una sudadera gris, pantalón negro con zapatillas del mismo color y una mascarilla que cubría gran parte de su rostro —¿Quién eres?

—Lee JiHoon —Se bajó la mascarilla acomodándola en su mentón —Soy amigo de Hansol, su asistente, él no puede venir porque está enfermo y su novio SeungKwan lo está cuidando, me pidió que le trajera todo esto —Dejó los papeles sobre el escritorio y rápidamente limpió uno de ellos recordando que se había caído en la entrada del edificio, esperaba que no se diese cuenta que todos los papeles estaban revueltos —Si está todo bien, me retiro, que tenga una buena noche.

—Oye, espera, espera —SeungCheol lo llamó cuando JiHoon estuvo en el marco de la puerta —Esto está desordenado.

—Ordénelo, ¿Acaso no tiene manos?

Al día siguiente SeungCheol visitó el departamento de Hansol, claramente no lo esperaban allí y lo supo por la cara de SeungKwan al abrir la puerta, pero quería saber cómo seguía su asistente.

Y si tenía suerte quizás podría ver a JiHoon pues le causaba curiosidad e interés.

Además no había dejado de pensar en él desde que lo vio, no podía quitarse su rostro de la cabeza ni su voz que retumbaba cada segundo en ella.

—Señor Choi —Hansol se sobresaltó en la cama al ver a su jefe entrar en la habitación principal, quitó los pañuelos de la cama escondiéndolo bajo las mantas y se sentó acomodando los cojines en su espalda.

—¿Cómo te has sentido? —Preguntó SeungCheol.

—Mejor, agradezco que haya enviado su médico para atenderme en casa —Respondió Hansol —Mañana podré volver a trabajar.

—Olvídalo —SeungCheol soltó un suspiro y dejó el maletín cerca de la puerta —Toma algunos días de descanso y luego vuelves a la empresa, debes preocuparte por tu salud.

—Gracias —Sus ojos se desviaron a SeungKwan agradándose cuando se cruzaron con los de su novio.

—Oh, claro —SeungKwan habló dirigiéndose hacia SeungCheol —¿Quiere tomar un té o café?

—Un café —Contestó el pelinegro —Gracias.

—Ayer le he enviado los documentos de las ventas de Julio —Comentó Hansol.

—Sí —Se aclaró la garganta —Me llegaron con un... amigo tuyo.

—JiHoon —Sonrió agradecido del favor. En ese momento el timbre sonó y Hansol buscó la bata para levantarse—Debe ser él, fue a comprar las medicinas.

—No te preocupes —SeungCheol lo detuvo —Yo iré a abrir.

Su corazón estaba palpitando con fuerza y no entendía la razón de su felicidad, estaba nervioso y ansioso por ver a aquel chico aunque solo lo hubiese visto una vez en su vida, pero al parecer esa era la razón de su emoción. Colocó la mano en la perilla de la puerta y la giró.

—Tienes suerte que las medicinas hayan estado a mitad de precio porque me hubiese faltado diner... —Habló rápidamente JiHoon quedándose congelado al ver a un hombre mucho más alto que él, vistiendo un traje formal color negro con delgadas líneas blancas y un pañuelo rojo en el bolsillo de su saco. Lo había visto anoche, recordaba esa mirada con carácter y unas gotitas de dulzura en ella.

—Buenas noches —SeungCheol fue el primero en hablar.

—Buenas noches —Musitó JiHoon sintiéndose intimidado con la intensa mirada del mayor sobre él. Dio un paso hacia atrás y comprobó el número del departamento.

—No te has equivocado de piso —Se hizo a un lado y JiHoon entró al lugar encontrándose con SeungKwan.

—Les traje la cena —Dijo alegremente dejando las bolsas sobre la isla de la cocina.

—Señor Choi, ¿Le gustaría quedarse a cenar con nosotros? —Preguntó el chico de mejillas abultadas.

—Sí, gracias—Respondió SeungCheol detrás del castaño —Iré con Hansol.

El pelirrojo asintió con la cabeza —¿También te quedarás? —SeungKwan le habló a JiHoon.

—Tengo que volver a casa —Se sentó en el taburete y apoyó los codos sobre la mesa —Necesito concentrarme y encontrar la inspiración para continuar con el nuevo libro, llevo tres meses intentando escribir y la renta no se paga con mis intentos fallidos.

—Escribes de amor sin estar enamorado, ¿Cómo planeas buscar la inspiración?

SeungCheol se detuvo a la mitad del pasillo.

—Imaginando mi romance perfecto —Habló con los ojos cerrados, sonriendo como un bobo al responder.

—¿Y cuál sería ese? —Preguntó sacando los platos y vasos.

—Encontrar un hombre atento, sincero, fiel, alguien con sueños, trabajador, de corazón bondadoso, con mirada dulce y comprensiva, que tenga ganas de formar una familia conmigo y buscar cumplir nuestros sueños —Los hoyuelos se marcaron en sus mejillas —Tener dos hijos o quizás tres. La niña se llamaría MinHee.

—¿Ya tienes los nombre de tus hijos? —Preguntó SeungKwan soltando una risita.

—Solo el de la niña —Abrió los ojos regresando a la realidad y SeungCheol sonrió —Los demás podemos discutirlos.

La cena fue incómoda por la presencia de SeungCheol, Hansol no sabía exactamente cómo debía comportarse frente a su jefe aunque estuviese en su propia casa pero a SeungCheol no le incomodaba el silencio, tampoco que JiHoon no lo mirase porque le daba la oportunidad de él mirarlo. Poco a poco la conversación fue apareciendo y pudo conocer la personalidad de JiHoon, era alegre, gracioso y amable.

Poseía una personalidad muy diferente a la suya, JiHoon era capaz de brillar en los espacios más oscuros y esa magia que transmitían sus ojos fue lo que lo cautivó.

—Es casi medianoche —JiHoon dejó lo palillos y se levantó de la mesa bajo la atenta mirada de SeungCheol —Debo regresar a casa, tengo cinco minutos para alcanzar el último autobús.

—Ten cuidado y llámanos cuando llegues a casa —Dijo SeungKwan.

—Sí, sí, lo haré —Habló tropezándose con sus propias palabras antes de salir de la cocina —¡Adiós!

—Adiós —Susurró SeungCheol levantándose ligeramente de la silla siguiendo a JiHoon con la mirada, al reincorporarse en la silla Hansol lo miró con las cejas alzadas sin entender su comportamiento.

JiHoon atravesó la calle corriendo, levantó la mano y le gritó al autobús detenido en el paradero que lo esperase pero una señora de edad fue la última en subir y las puertas se cerraron, no tuvo otra alternativa que volver a casa caminando, tenía la opción de tomar un taxi pero no tenía dinero suficiente para pagarlo, le apasionaba escribir pero no recibía muchos ingresos con su trabajo, hasta el momento, a sus 20 años, había publicado dos libros y andaba buscando más editoriales que aceptasen las nuevas historias para ser publicadas pero no parecían ser lo suficientemente buenas.

Aún así no perdía la esperanza de que algún día reconocieran sus escritos.

Además tenía un trabajo en una cafetería, le servía para pagar la renta de la casa donde vivía y en las noches se dedicaba a escribir buscando la inspiración de un amor que no había encontrado.

Era gracioso escribir sobre romance considerando su nula vida amorosa.

Quizás los personajes de sus libros le habían creado expectativas inalcanzables.

Sin darse cuenta un automóvil de último modelo se acercó a la acera avanzando lentamente detrás de él.

—JiHoon —SeungCheol lo llamó con voz suave haciendo que el mencionado se volteara a verlo.

—¿Señor Choi?

—Solo SeungCheol —Le sonrió —También voy en esta dirección, si no has alcanzado el autobús te puedo llevar a casa.

JiHoon se subió en el asiento del copiloto y cuando se giró a buscar el cinturón de seguridad SeungCheol se inclinó hacia él, tomando el cinturón y cruzándolo por su pecho acelerándole el corazón.

En el camino SeungCheol buscó el momento adecuado para entablar una conversación pero no sabía cómo hacerlo, temía que se viese forzado cuando en realidad solo quería escuchar la voz de JiHoon, su risa y oírlo feliz.

—Es aquí —JiHoon indicó su casa y SeungCheol aparcó fuera de ella, era pequeña, sencilla, en un barrio humilde, de un piso y con un jardín donde había una vieja camioneta que ya no funcionaba. SeungCheol apagó el motor y las luces mientras que el menor se quitaba el cinturón de seguridad —Gracias por traerme.

—No fue nada —Se giró hacia el menor. Podían escuchar el canto de los grillos.

—Y sobre ayer, lo lamento, me caí en la entrada del edificio y revolví todo los papeles —Admitió mirando a SeungCheol, quien le sonrió ligeramente negando con la cabeza —No fue culpa de Hansol, él los envió en orden, fue mi descuido.

—No te preocupes.

JiHoon le devolvió la sonrisa y abrió la puerta bajándose del vehículo —Nos vemos.

—Nos vemos.

El castaño caminó hacia atrás agitando su mano, SeungCheol imitó el gesto hasta que JiHoon se dio la media vuelta entrando al jardín de su casa, encendió el motor y entonces lo pensó: JiHoon había dicho "Nos vemos", no había sido un "Adiós", eso quería decir que existía la pequeña posibilidad de que lo quisiera volver a ver.

Y el primero en demostrar ese interés fue SeungCheol, una semana después, aparcando frente a la casa de JiHoon, con un ramo de flores en las manos, pensando en que hacía allí y cuál era el siguiente paso que debía dar.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó JiHoon llegando a casa, sorprendiendo a SeungCheol quien escondió el ramo de flores detrás de él.

—Es que... —Intentó hablar.

—¿Tienes alguna reunión importante por estos lados? —Preguntó buscando las llaves del bolso café que llevaba colgando en el hombro donde también estaban las copias de su último libro, el cual habían rechazado en tres editoriales.

—No, yo...

—¿O te has perdido y te has quedado sin minutos en el móvil?

—Quería invitarte a salir —Confesó enseñando las flores dejando a JiHoon sin palabras, congelado frente al mayor —He estado aquí más de tres horas pensando en qué decir pero simplemente no puedo hacerlo.

—Acabas de decirlo —Musitó pensando que estaba en un sueño.

—¿Te gustaría tener una cita conmigo?

JiHoon se quedó en silencio mirando el ramo de flores que sujetaba SeungCheol, sus manos estaban temblando, lo supo cuando las subió en su dirección dando un torpe paso hacia adelante, la ternura rebalsaba de ese hombre con aspecto duro y frío. Las comisuras de sus labios se elevaron y sus manos rozaron las de SeungCheol al aceptar las flores.

Desde ese momento comenzaron a salir y posteriormente iniciaron una relación amorosa, la privacidad era fundamental para SeungCheol pero no le sorprendió que se filtraran fotografías de su boda con JiHoon porque se habían convertido en el punto blanco de la prensa, tampoco no lo escondía, a veces iba con él a la empresa pero quería protegerlo.

Proteger el amor que se tenían y si fuese posible guardarlo en una cajita de cristal para que nadie se atreviera a opinar sobre él, a inventar chismes o buscar la forma de dañarlo, SeungCheol seguía los pasos de su padre, siempre protegió a su familia y él quería proteger la suya.

El primer embarazo de JiHoon lo disfrutó al máximo y no le importó que lo fotografiaran en tiendas de ropa para bebé al salir de la oficina, que lo vieran protegiendo a su pequeño esposo y su pancita cuando llegaban al edificio y debían pasar entre las cámaras fotográficas, o con bolsos con pañales y biberones cuando el adorable SeungHoon llegó a sus vidas.

A los tres años después nació MinHee, una preciosa niña con los ojos de SeungCheol pero con la personalidad de JiHoon. Todo lo contrario a SeungHoon quien era tan introvertido como su papá SeungCheol, con una enorme responsabilidad como hermano mayor, la cual tomaba con seriedad.

El feliz matrimonio había llegado a un acuerdo de no interferir en el trabajo del otro, sus nombres siempre irían de la mano pero JiHoon no quería conseguir reconocimiento por ser el esposo de SeungCheol así que eligió con cuidado la editorial con la que trabajaría construyendo una base sólida como escritor con el pasar de los años, dando pequeños pero firmes pasos en su carrera, como también SeungCheol crecía en los negocios, celebrando sus triunfos y apoyándose en las derrotas.

—Señor, MingHao ha cancelado el contrato con nosotros —Comunicó Hansol.

—Llama a los inversionistas —Ordenó SeungCheol.

Por primera vez SeungCheol se sentía perdido y llamar a los inversionistas para hablarles de la situación lo empeoró, estaba enojado, cansado, frustrado, lo único que quería era llegar a casa y estar con su familia.

—¿Papi Cheol no vendrá a almorzar a casa? —Preguntó la pequeña de cinco años jugando con las arvejas en el plato, haciéndolas girar de un lado a otro.

—Debe estar ocupado en el trabajo —Respondió JiHoon mirando los rostros tristes de los pequeños —Pero me ha prometido que los llamaría.

SeungCheol estaba ocupado y lo entendía, era un padre presente y preocupado por su familia, debía darle tiempo.

El menor aprovechó que SeungHoon y MinHee estaban acomodando las galletas en el helado y tomó el móvil alejándose de la cocina para llamar a SeungCheol.

—Mi amor —Habló apenas contestaron la llamada.

—Se encuentra en una reunión en este momento, lo siento señor Choi —Respondió una mujer, reconoció la voz, era Ailee, la secretaria de SeungCheol.

—¿Tardará mucho?

—Comenzaron hace dos horas y no creo que terminen pronto.

—Muchas gracias, llamaré más tarde —Colgó la llamada y soltó un suspiro.

—¡Papi Honnie! —Gritó SeungHoon, JiHoon dejó el móvil en la sala y volvió a la cocina con sus pequeños.

—¿Les parece si vemos una película mientras tomamos el helado? —Propuso JiHoon.

—¿Podemos llevar más galletas? —Preguntó MinHee emocionada con la idea.

—Sí.

—¡Yo quiero llevarlas! —Corrió buscando el banquito para subirse y sacar las galletas de la encimera.

—¡No, a mí me toca llevarlas! —Reclamó SeungHoon.

Los planes en casa fueron divertidos para los niños y para JiHoon, vieron películas, jugaron y dibujaron, JiHoon podía estar horas con sus hijos y jamás aburrirse, era una ventaja de trabajar desde casa y cuidarlos cuando estuviesen en vacaciones, pero aunque sus hijos reían y sonreían sin parar había algo que les faltaba.

Y él sabía lo que era.

O más bien, quién era.

—¡Papi está llamando! —Exclamó SeungHoon con alegría tomando el móvil de JiHoon al ver la imagen de su papá SeungCheol en la pantalla —¡Es papi Cheol!

—¡Hola papi! —Saludó la pequeña al contestar la videollamada. Se sentaron en el sofá buscando el ángulo donde pudiesen verse los dos.

—Hola bomboncitos —Habló SeungCheol haciendo sonreír a JiHoon quien observaba enternecido a sus hijos —¿Qué estaban haciendo?

—Dibujando —Contestó el pequeño de ocho años.

—Te hemos hecho muchos dibujos, papi —Agregó la menor de los hermanos —Podrás pegarlos en tu oficina.

—¿Y si ustedes vienen a pegarlos? —Preguntó SeungCheol, su rostro se iluminaba cuando los veía o escuchaba sus voces agudas —Extraño tenerlos aquí.

—Nosotros también te extrañamos —Dijo MinHee.

—Te amamos papi —Continuó el pequeño pelinegro.

—Y yo a ustedes.

—¿Cuánto nos amas?

SeungCheol lo pensó un segundo —De aquí a la luna.

—¿A pasitos de caracol? —MinHee apoyó el mentón en el hombro de SeungHoon.

—De ida y vuelta —Respondió SeungCheol viendo a sus hijos lanzando un besito por el aire.

Quería abrazarlos, necesitaba hacerlo y llenarlos de besos para olvidar por un breve momento los problemas en la empresa.

Pero no pudo llegar a casa hasta la noche, abrió la puerta principal de la casa encontrándose con JiHoon durmiendo en el sofá siendo abrazado por SeungHoon, MinHee estaba sentada sobre sus piernas y acostada en su pecho. Miró los dibujos repartidos por la alfombra y tomó uno de ellos dejando el maletín en el suelo, reconocía esa forma de pintar que le pertenecía a MinHee pero los dibujos habían sido hechos por SeungHoon; su familia, sus padres rodeados de corazones y ellos al centro, tomando sus manos.

Con extremo cuidado tomó a SeungHoon entre sus brazos y lo llevó a la habitación, a los pocos minutos después volvió por MinHee, acomodo la mantita entre sus manos cuando se quejó, encendió la lámpara de estrella que tenían en la habitación, dejó un beso en sus frentes y cerró la puerta regresando a la sala.

JiHoon estaba recogiendo los dibujos del suelo y guardando los crayones.

—La reunión se extendió más de lo que pensaba —Dijo SeungCheol en voz baja, soltando un suspiro, JiHoon asintió con la cabeza sin ser capaz de mirarlo a los ojos y pasó por su lado pero SeungCheol lo giró hacia él sujetándolo de la muñeca con suavidad —Honnie.

—Hoy hicimos panqueques —Habló JiHoon mirándolo a los ojos —Y los niños te han guardado algunos en la cocina.

—¿Quieres acompañarme a comerlos? —Sus dedos se entrelazaron con los de JiHoon y tomó los crayones que llevaba en la otra mano dejándolos en la mesa —Ven, vamos.

La luz era tenue, la casa estaba en silencio y JiHoon supo que algo andaba mal al sentarse en el taburete de la cocina, SeungCheol sacó dos platos y cubiertos, buscando los panqueques, sin darse cuenta azotó la puerta de la nevera al no encontrarlos, se dio la media vuelta y JiHoon apuntó el plato con panqueques de colores que estaba sobre una encimera.

SeungCheol estaba frustrado, estresado y agotado por el trabajo y lo demostró cuando la miel se cayó fuera del plato y golpeó la mesa pero JiHoon no se asustó, todo lo contrario, esperaba alguna reacción así.

—Mi amor —Tomó la mano de SeungCheol por encima de la mesa.

—Lo siento.

—¿Quieres hablar?

—No hay nada de qué preocuparse —Respondió sin mirarlo a los ojos —Estoy bien.

—No, no estás bien y puedes contar conmigo para lo que sea, lo sabes.

—Es solo...

—Preocupaciones —Supuso y SeungCheol asintió con la cabeza —Las preocupaciones del trabajo te tienen estresado.

—La empresa está pasando por un momento difícil —Levantó la cabeza, su mirada estaba triste —Y no veo la salida para los problemas que tenemos.

—Papi Cheol está atrapado —Comentó una voz aguda desde el pasillo, SeungHoon estaba con su hermanita espiando a sus padres —Hay que ayudarlo a encontrar la salida.

—¿Y cómo vamos a saber dónde está la salida? —Preguntó MinHee con inocencia, sosteniendo una manta color azul con estrellas blancas que abrazaba al dormir.

—Somos sus hijos, sabemos todo de él.

—Papi Cheol está triste —MinHee formó un puchero y sus ojos se llenaron de lágrimas —Quiero abrazarlo.

—Yo también —Dijo SeungHoon en voz baja asomándose hacia la cocina, vio a JiHoon levantarse del taburete y rodear la mesa —Papi Honnie lo hará.

—Sí —Dijo emocionada, llevando la mantita hacia su pecho, viéndolos desde lejos.

—Lo está haciendo —Su corazón se sintió cálido al ver a sus padres abrazándose.

—Lo quiere mucho —Comentó MinHee.

—Lo quiere hace mucho tiempo, antes de que llegáramos nosotros.

—Lo sé, me ha leído su historia de amor.

—¿Ya lo ha hecho? —SeungHoon se giró hacia su hermanita.

—Sí —Respondió la pequeña —Es muy linda, quiero oírla de nuevo y dormir escuchándola.

—Te la leeré, vamos —Estiró su brazo tomando la manita de MinHee y caminaron hacia su habitación.

SeungCheol lavó los platos y cubiertos que habían utilizado y JiHoon se encargó de secarlos y guardarlos antes de ir a dormir, pero unas luces de colores en el pasillo los hizo detenerse, SeungHoon y MinHee estaban profundamente dormidos en la cama de la pequeña, el mayor de los hermanos tenía un libro sobre su pecho mientras la menor descansaba la cabeza en el hombro ajeno.

SeungCheol tomó a SeungHoon llevándolo a su cama y JiHoon arropó a MinHee, dejaron un beso en la frente de sus bebés y cerraron la puerta de la habitación deseándoles que tuviesen dulces sueños.

—Honnie —Habló SeungCheol después de colocarse el pantalón para dormir, sentado al borde de la cama mirando a JiHoon terminar de abrocharse la camisa que pertenecía a su pijama.

—¿Hmm?

—Ven —Separó las piernas y palmeó su muslo derecho para que JiHoon se sentara en él, el menor sonrió y se acercó obedeciendo en silencio, SeungCheol rodeó su cintura con los brazos y escondió el rostro en su cuello —Quédate un momento aquí por favor —Pidió en voz baja —Necesito sentirte así de cerca para volver a estar bien.

JiHoon sonrió, descansó un brazo en los hombros de SeungCheol y con su mano libre acarició su cabello oscuro.

—Perdón por no llegar a almorzar con ustedes —Habló SeungCheol sin distanciarse de su adorado esposo.

—Estabas en una reunión —Su mano bajó hacia la mejilla de SeungCheol —Y lo entendemos.

—Quisiera ser un mejor esposo para ti —Tomó una ligera distancia para mirar hacia arriba buscando la mirada del castaño —Y un mejor padre para los niños.

—¿Los panqueques te han hecho perder la razón? —Preguntó en un tono divertido —No digas boberías —Se inclinó hacia abajo dejando un casto beso en los labios de SeungCheol —Eres el mejor esposo y el mejor padre que podría existir.

—Lo dices para hacerme sentir bien.

—Lo digo porque es cierto —Afirmó JiHoon —Los niños te aman y yo también, esa es la prueba de que eres lo mejor que tenemos.

SeungCheol sonrió cansado y JiHoon delineó su mandíbula con sus dedos, levantándole la cabeza para que siguiese mirándolo a los ojos.

—Y como CEO —Agregó el menor mirándolo con amor —Siempre marcas la diferencia, tu forma de resolver conflictos, de sobrellevarlos y salir ileso, es lo que te hace diferente con los demás presidentes. Tienes una inteligencia impresionante que te ha llevado a estar donde estás, no te olvides de eso, eres capaz de hacer lo que te propongas y de ganar todas las batallas que se presenten en el camino. 

JiHoon tenía razón, estaba pasando por una mala racha, no era la primera vez, solo debía pensar con la mente fría y actuar rápidamente antes de que todo se saliera de control.

—¿Qué haces, cariño? —Preguntó JiHoon echando un vistazo en la sala donde estaban sus hijos. 

—Dibujo el edificio donde trabaja papi Cheol —Respondió SeungHoon orgulloso de su gran trabajo.

—¿Y esos corazones de colores? —JiHoon los apuntó con su dedo índice.

—Lo llevarán a la salida de sus preocupaciones —Contestó MinHee con una sonrisa dándole una idea a JiHoon, pronto sería el cumpleaños de SeungCheol, el mayor siempre los olvidaba y ahora que tenía tanto trabajo en la oficina, ellos podrían llevar la celebración a la empresa.

La mañana del cumpleaños, SeungCheol se reunió con un importante empresario, y posible inversionista de Tailandia, el cual sabía la situación de su empresa y quería apoyarlo pero apenas comenzó la junta y SeungCheol abrió el maletín vio un dibujo hecho por sus hijos, era él con una capa de superhéroe en la espalda volando por la ciudad, lleno de colores y alegría, como la que ellos llevaban a su vida día tras día.

—Muchas gracias, le aseguro que no se arrepentirá de su decisión —SeungCheol salió de la sala de reuniones junto al hombre —¿Le parece tomar una copa de vino para celebrar?

—Me parece bien —Dijo el hombre mayor acomodándose los lentes.

Hansol apretó los labios cuando SeungCheol colocó la mano en la perilla de la puerta de su oficina porque al abrirla el confeti cayó sobre él haciéndolo dar un paso hacia atrás.

—¡Feliz cumpleaños, papi Cheol! —Exclamaron los pequeños sosteniendo una pancarta que ellos mismos habían pintado. Con gorritos de cumpleaños sobre sus cabezas, al igual que JiHoon.

La oficina estaba irreconocible, llena de globos de colores, confeti, serpentinas y dibujos de los mejores artistas pegados en todas las paredes y ventanales. También había comida sobre la mesa donde tomaba café con algunos amigos del medio en reuniones informales.

—Lo siento —Miró al señor Kwon recordando que estaba a su lado —Y-Yo... no sabía, son mis b-bebés.

—Dejemos la copa de vino para otro día —El señor colocó una mano en el hombro de SeungCheol y le sonrió a los niños —Ahora disfruta de tu familia.

Hansol se encargó de cerrar la puerta y acompañar al hombre hasta el vehículo, apenas quedaron a solas SeungCheol se arrodilló y abrió los brazos, SeungHoon y MinHee soltaron la pancarta y entre risas corrieron a abrazarlo.

SeungCheol abrió los ojos y vio a JiHoon con un globo en sus manos, movió sus labios diciendo un "te amo" y JiHoon cerró los ojos lanzándole un beso por el aire.

MinHee fue la primera en alejarse, SeungCheol levantó el brazo y llevó la mano hasta su adorable carita —Tengo tu nariz —Le sonrió ampliamente.

—¡Papi, devuélvemela! —Exclamó la pequeña.

—No —Negó con la cabeza, se alejó de SeungHoon e hizo lo mismo con su mano libre —También tengo la suya.

—¡Papi!

Pronto los trabajadores vieron a su jefe correr por los pasillos del edificio siendo seguido por dos pequeños revoltosos que reían y gritaban que les devolviese su nariz, en la recepción SeungCheol fue atrapado por sus hijos, cayendo de espalda y los niños fueron quienes robaron su nariz para salir corriendo de allí.

Regresaron a casa caminando, SeungCheol llevaba a SeungHoon sentado en sus hombros, sosteniendo sus pequeñas manitas y JiHoon no tardó mucho en tomar a MinHee en brazos quedándose dormida en su hombro derecho.

—Te amo mucho, papi —Dijo la pequeña MinHee siendo arropaba por SeungCheol.

—Y yo a ti, preciosa —Dejó un beso en su frente y MinHee sonrió —Gracias por darme un cumpleaños tan divertido y lleno de besitos y abrazos.

—¿Dejarás nuestros dibujos en las paredes de tu oficina? —Sus manitas rodearon el borde de las mantas.

—Sí —Le aseguró. Se levantó de la cama de MinHee y fue con SeungHoon, sentándose a su lado, acomodando los peluches y cojines —Gracias también a ti por organizar la fiesta en tus dibujos, papi JiHoon me los enseñó.

—No fue nada.

—¿Fue como lo imaginaste?

—Sí —Respondió feliz —Estábamos contigo.

SeungCheol acarició la mejilla del pequeño.

—Te amo, papi.

—Y yo a ti, bebé —Con su dedo índice acarició la punta de la nariz de SeungHoon haciéndolo reír.

—No me la robes —Chilló el pelinegro haciendo sonreír a SeungCheol pues al girarse MinHee se cubrió la nariz con las manos.

Se levantó de la cama y apagó las luces —Descansen.

—Sueña con nosotros, papi —Dijo SeungHoon mirando hacia la puerta, SeungCheol sonrió y él cerró los ojos.

Volvió a la habitación, aliviado, tan feliz que no podía dejar de sonreír y no era por el contrato que había firmado con el señor Kwon porque aunque se hubiese negado a la propuesta de trabajar con él, la sorpresa de su familia hubiese sido suficiente para llenarlo de alegría.

Sus hijos y JiHoon tenían ese efecto en él.

Espantar los malos momentos y convertirlos en los mejores de su vida.

Se cambió de ropa y entró a la cama.

—SeungCheol —Lo llamó JiHoon en medio de la oscuridad.

—¿Sí?

—Me siento muy orgulloso de ti —No pudo evitar sonreír al sentir las grandes manos de SeungCheol en su cintura, girándolo sobre la cama para mirarlo a la cara, el mayor se apoyó su peso en un codo y dejó una mano en su cadera con la cual lo arrastró hacia él —Eres un hombre excepcional en todos los aspectos, como presidente, como padre, esposo y como persona.

SeungCheol movió su nariz contra la de JiHoon y sus labios se unieron en un corto y sonoro beso.

—Tuve mucha suerte de encontrarte —Rodeó el cuello de SeungCheol con sus brazos impidiendo que se alejara demasiado.

—¿Seguro que tú fuiste el de la suerte?

—Te amo.

SeungCheol se inclinó hacia abajo uniendo sus labios con lo de JiHoon en un beso más largo y lento a la vez que acariciaba su vientre donde estaba su tercer hijo —Te amo Honnie.

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