ú n i c o ♡

JiHoon cerró los ojos con fuerza cuando su cuerpo recibió una descarga eléctrica que lo llevó a que se corriera manchando su abdomen, la mano de SoonYoung soltó su miembro y se centró en sus caderas, en sujetarlas con fuerza buscando llegar al ansiado orgasmo que lo haría acabar en el cálido interior del menor pero dentro del preservativo.

Y así fue, unas pocas embestidas bastaron para que el de cabellos rubios se desplomara encima de JiHoon con la respiración agitada, se dejó caer a un lado en la cama e intentó respirar con normalidad, sonrió mirando el techo de la habitación mientras que el castaño tenía las manos a los costados, al nivel de la cabeza y su mente en otra parte.

—Has estado genial —Comentó SoonYoung mirando el perfil de JiHoon.

—Gracias —Habló sin ánimos, dejando una pausa incómoda en el aire —Tú también has estado genial.

¿Era normal estar junto a la persona con la que estaba a nada de casarse y no sentir emoción alguna?

Porque exactamente así se sentía JiHoon, no podía negar que cuando comenzaron los preparativos estaba emocionado por la boda pero con el paso de los días, de las semanas, mientras más se acercaba el gran acontecimiento que tenía a todos vueltos locos, tal emoción disminuyó hasta desaparecer.

SoonYoung no era una mala persona, todo lo contrario, era un hombre asombroso y quiso enamorarse desde el primer día en que comenzaron a salir pero por más empeño que le puso, jamás lo logró.

Y la única razón para aceptar casarse fue para no hacerlo sufrir, no lo merecía, quizás con el paso de los meses o años acabaría enamorado.

Eso quería pensar aunque en el fondo JiHoon sabía que se estaba mintiendo.

Y era triste terminar de esa manera.

Compartiendo la cama, la mesa y la vida con alguien a quien no quería.

Pero ya estaba todo hecho, hoy sería el último día de trabajo antes de salir de vacaciones para irse de luna de miel, en la noche tendría su despedida de soltero y mañana estaría casado con SoonYoung.

Se sentó en la cama y buscó su ropa interior junto al pantalón, unas caricias en la espalda lo sobresaltaron y para no seguir sintiéndolas se levantó para colocarse la camisa.

—Deberías quedarte aquí —Propuso SoonYoung sentándose en la cama, se cubrió la entrepierna con las sábanas y desde ahí observó a JiHoon moverse por la habitación buscando sus pertenencias.

—Ya lo hice anoche y hoy debo trabajar —Sacó el móvil del bolsillo y miró la hora, eran las siete de la mañana y probablemente cualquier otro chico que estuviese en el departamento de su prometido aprovecharía de quedarse más tiempo allí, posiblemente se ducharía junto a la persona que amaba y prepararían el desayuno juntos.

Pero él no quería hacer nada de eso.

El ataque de nervios que estaba sufriendo en ese preciso instante era suficiente para querer salir corriendo de aquel lugar antes de decirle a SoonYoung que no lo amaba y que cancelaría la boda.

Pero no podía hacerlo porque seguramente le rompería el corazón en millones de pedacitos.

—Hoy también saldré con los chicos en la noche —Habló SoonYoung cruzando miradas con el castaño —Así que supongo que nos vemos mañana... en la boda.

Había algo que le decía a JiHoon que SoonYoung tampoco estaba seguro de casarse, le demostraba que lo quería pero no sabía si era por amor o por un simple compromiso familiar.

Es decir, eran completamente distintos y aquello no era malo del todo pero no encajaban por ninguna parte, JiHoon se había dado cuenta y se seguía preguntando si acaso SoonYoung lo notó en algún momento.

—Sí —JiHoon asintió llevando el suéter hacía su pecho —Nos vemos mañana, ya me debo ir.

—Adiós —SoonYoung apretó los labios cuando vio a JiHoon salir de la habitación y a los pocos segundos después escuchó la puerta principal cerrarse.

El móvil sonó en su mesita de noche avisándole de un nuevo mensaje.

✉️ Hao:
¿Podemos vernos?

Suspiró profundamente antes de contestar, dejó caer el móvil en la cama y pasó las manos por su rostro, frustrado de su vida, del camino que estaba siguiendo.

Estaba a nada de casarse con un chico genial pero no había amor, aprendió a querer a JiHoon, a apreciarlo pero eso era todo y no era su culpa sino de él, por estar enamorado de alguien más.

Pero sus padres junto a los de JiHoon eran los más entusiasmados con la unión, después de haber firmado varios contratos lo único que querían era convertirse en familia.

No podía decepcionar a su padre.

Así que en el momento en el que firmara el papel frente al juez, MingHao, su amor de infancia, se volvería parte de su pasado.

Cerca de las nueve de la mañana JiHoon llegó al trabajo, se encargaba del marketing en la empresa de su padre, siempre había querido volar con sus propias alas pero su padre tenía razón, algún día heredaría todo eso y debía conocer mejor que nadie el funcionamiento de la empresa.

Aunque no era lo suyo, le gustaba la fotografía pero su familia seguía diciendo en que jamás podría vivir de ello e hicieron que ingresara a la universidad para estudiar una carrera que fuera de la mano con el negocio familiar.

No era la primera vez que cedía en las decisiones importantes en su vida.

Siempre era así.

—Te dije que no era necesario que vinieses a trabajar esta semana —El señor Lee entró a la sala de reuniones despidiéndose con una amable sonrisa de los trabajadores que habían estado con su hijo.

JiHoon ordenó los papeles en la mesa —Tenía asuntos pendientes que debía ver hoy.

El señor se acercó a su hijo e hizo que le entregara las carpetas que llevaba en los brazos —Ve a casa, descansa y prepárate para mañana, ¿Quieres? Todo esto lo dejaré en manos de JeongHan.

—¿Yo qué? —El pelilargo entró a la sala con la enorme y angelical sonrisa que lo caracterizaba. Era primo y mejor amigo de JiHoon, además quien estaba organizando su despedida de soltero.

—Dile que se vaya a descansar a casa por favor —El señor Lee acarició el hombro de JeongHan y éste asintió con la cabeza.

—¿Qué demonios haces acá? —Habló cuando estuvieron solos —Mañana te casas y tú padre te ha dado libre todo el mes.

—Esto ayuda a distraerme —JiHoon desvío la mirada.

—A distraerte de que mañana te casarás con alguien a quien no amas —Se sentó en la mesa mirando al castaño con una ceja alzada.

—Pensaba que solamente para mí era obvio que no quería casarse con SoonYoung —SeungKwan apareció cerrando la puerta de la sala. Llevaba un antifaz color plateado en las manos pero aquello no llamó la atención de JiHoon, el pelirrojo solía ser una caja de sorpresas y no solo en la vida cotidiana sino en el trabajo también.

—Quizás, ¿Sí? —JiHoon frunció el ceño —Quizás no me quiero casar pero da igual porque debo hacerlo de todas formas —Miró enfurecido a sus amigos y salió dando un portazo. El que le estuviesen recordando el acontecimiento que cada minuto estaba más cerca lo acababa estresando.

Y debía disimular con una falsa sonrisa con cada trabajador que lo felicitaba.

—Creo que alguien no se levantó de buen humor —Dijo SeungKwan.

—¿Ya hablaste con él? —Preguntó curioso JeongHan.

—Sí, está todo listo para la noche.

—¿Le has dicho que debe usar un traje formal y el antifaz?

—Sí, nosotros también lo usaremos, en especial JiHoon —Respondió SeungKwan agitando el antifaz en su mano —Lo he visto trabajar antes y es muy profesional, además de ser insoportablemente atractivo, hasta me dan ganas de casarme sólo para tenerlo en mi despedida.

—Puedes pedírselo a Hansol, llevan cuatro años juntos.

—Ya me ha dicho que no es lo suyo —Rodó los ojos.

—Nos tocará mirar, Joshua tampoco planea casarse.

—Al menos JiHoon tendrá diversión su última noche de soltero —Sonrió SeungKwan saliendo de la sala de reuniones con el pelilargo.

A las nueve de la noche JiHoon salió de la ducha para arreglarse, parecía que se estaba acercando el momento de su muerte y lo único que deseaba en ese momento es que en la fiesta que prepararon sus amigos llegara una nave espacial para llevárselo lejos, no le importaría ser un humano en estudio con tal de no casarse.

Se vistió para su funeral, completamente de negro, desabrochó los primeros botones de su camisa y se miró al espejo de la habitación.

Imaginaba que sería en un club nocturno, conocía los gustos de su primo y mejor amigo, SeungKwan seguramente se había encargado de la comida y WonWoo de la música.

Bebería hasta quedar inconsciente.

Cualquier excusa era válida para no despertar al día siguiente.

Soltó una risita cuando vio una limusina estacionada afuera del edificio, solo podía haber sido idea de JeongHan enviarla, apenas se subió bebió una copa de alcohol y tomó el antifaz color plateado con brillos para colocárselo.

Efectivamente sus amigos habían apartado un club nocturno en el centro de la ciudad, era un lugar llamativo y misterioso gracias a las tenues luces que iban directo al escenario donde había una barra de pole dance y una esfera de discoteca en medio de luces pequeñas que parecían estrellas en el oscuro techo del lugar.

No podía negar que estar allí con sus amigos era el momento más feliz que había tenido los últimos cuatro meses; desde que se comprometió.

Comió y bebió en la barra, conversó con sus amigos de la universidad, de todo, menos de su boda.

La música era agradable, lenta pero no romántica.

Y el hecho de que todos usaran antifaces lo hacía más divertido.

Aunque claro, SeungKwan debía arruinarlo colocándole un pequeño velo sobre la cabeza, según él, para distinguir al novio.

Después de mucho tiempo se desconectó y disfrutó como nunca antes, bailó en el escenario olvidándose de la razón por la cual estaban allí y se sentía increíble.

No estaba ebrio pero sus mejillas estaban coloradas y la vergüenza abandonó su cuerpo cuando decidió bailar en la barra de pole dance, no tenía idea de lo que hacía, reía sin sentido escuchando las voces de sus amigos.

Colocó las manos en el frío metal y dándole la espalda al público fue bajando lentamente, haciendo uso de sus atributos, la pequeña cintura que poseía y el gran trasero que llamaba la atención de muchos.

Los chicos lo animaron a continuar bailando, JiHoon estuvo a punto de quitarse la camisa pero JeongHan reaccionó a tiempo bajándolo del escenario.

Los sentidos se fueron despertando en JiHoon a medida que la noche fue transcurriendo.

—Aquí está tu obsequio de bodas —Anunció JeongHan con una enorme sonrisa.

Ahora venía el verdadero espectáculo, todos se sentaron en su lugar y las luces bajaron la intensidad, la canción "House Of cards" comenzó a escucharse a la vez que un hombre salió caminando a paso lento hasta llegar al centro del escenario.

Llevaba traje formal color negro, camisa blanca con corbatín y suspensores.

El antifaz color rojo dejó a JiHoon sin palabras.

No tenía idea de qué habían contratado un stripper y en cualquier otro momento hubiese salido corriendo de allí pero ahora no podía quitarle la mirada de encima al hombre que estaba erizándole la piel solamente con esos profundos y expresivos ojos que estaban sobre él.

Tragó saliva sonoramente cuando el hombre se acercó a la barra de pole dance, acariciándola delicadamente con sus dedos hipnotizando a JiHoon al punto de ignorar los gritos de sus amigos.

El pelinegro fue bajando sensualmente y abriéndose de piernas, el pantalón de tela parecía estar a punto de romperse de la tensión, sus muslos gruesos eran una incitación a tocarlos y morderlos, si es que era posible.

Sus movimientos pélvicos eran un delito y JiHoon se maldijo mentalmente al imaginarlo entre sus piernas.

No podía ser cierto, todo parecía ser parte de un sueño, un sueño donde despertaría con una dolorosa erección.

Después de un sensual baile, el stripper se bajó del escenario y JiHoon estuvo a punto de desmayarse cuando caminó en dirección a él, estiró el brazo y tomó su mano para levantarlo y llevarlo a una silla que estaba en vista de todos, dejó que se sentara y cerró los ojos cuando lo vio abrir las piernas para bailarle, quería ignorarlo pero se le hacía imposible hacerlo.

JiHoon separó los dedos de sus manos y el ritmo de su corazón de descontroló al encontrarse tan cerca de la entrepierna del mayor, eran movimientos suaves pero muy eróticos.

Se quitó el corbatín envolviéndolo en el cuello de JiHoon, llevándolo sutilmente hacia su miembro.

El próximo paso fue bajarse los suspensores siguiendo el ritmo de la música, creando un provocativo juego entre ellos.

Las manos de JiHoon fueron quitadas de su lugar para llevarlas al trasero del pelinegro, escuchaba los gritos de sus amigos pidiéndole que lo apretara o nalgueara, su boca estaba completamente seca y no pudo cumplir las expectativas de los demás pero pudo sentir el firme abdomen del stripper cuando lo hizo desabrochar los botones de su camisa.

SoonYoung no tenía abdominales, su vientre era plano y no le molestaba pero al parecer era porque jamás había tocado esas barras de chocolate que ahora quería lamer, esa línea de los abdominales piramidales hizo que JiHoon juntara saliva en su boca, saliva que por nada del mundo iba a dejar caer.

Lo peor es que no era vulgar, sus movimientos eran pensados con anterioridad, sensuales sin llegar a lo sucio, sutiles y hasta delicados, como si estuviese hecho para aquel trabajo.

Y no era solamente su cuerpo, había algo en él, algo demasiado varonil y llamativo, sus gruesos y rojizos labios, esa mirada que desnudaba, el toque con sus manos que provocaba escalofríos.

Se quitó la camisa a medida que fue bajando delante de JiHoon, se afirmó con las manos marcando cada músculo de sus brazos.

Prácticamente estaba teniendo sexo con el piso.

Tomó un sombrero del mismo color del traje, volvió al escenario y de un tirón se arrancó el pantalón, JiHoon apretó los puños y lo observó en silencio cautivado con el obsequio que estaba recibiendo. Las piernas del hombre se veían definitivamente mucho mejor sin ropa, gruesas, firmes, con un tatuaje en el muslo derecho.

Nuevamente comenzó a moverse enseñando sus dotes en el baile, sujetándose de la barra, moviendo sus caderas en círculos, cualquiera podía ponerse en el lugar de ese metal, recibiendo suaves embestidas del atractivo stripper.

Pero no terminó ahí.

Se quitó el sombrero de la cabeza y lo llevó a su entrepierna, JiHoon escuchó los chillidos de sus amigos cuando el bóxer fue cayendo por esas piernas dignas de la perdición.

—¡Muestra lo que tienes ahí! —Gritó SeungKwan animado.

—¡Queremos probar esa banana! —Agregó WonWoo para después soltar una carcajada junto a JeongHan.

El pelinegro se volteó y quitó el sombrero de su miembro para llevarlo a su cabeza ganándose los aplausos eufóricos de los presentes al hacer un sutil movimiento hacia abajo enseñando su trabajado cuerpo, con unas nalgas levantadas y apetecibles.

El alma de JiHoon volvió a su cuerpo cuando desapareció detrás de las cortinas del escenario, cruzó sus piernas por la evidente erección que le había dejado el show y miró hacia atrás.

De un segundo a otro fue arrastrado a una habitación, por una de las paredes podía ver las siluetas de sus amigos, miró a su alrededor encontrándose con un sofá color rojo lo suficientemente grande para rodar encima de él, una cama en el centro y una cubeta para champaña en una de las mesas, también habían frutas en una bandeja de plata.

La puerta tenía seguro por fuera y ya imaginaba que no lo harían salir de allí pronto.

—¿Te ha gustado?

Esa voz grave y rasposa sobresaltó a JiHoon, el stripper estaba vestido como al inicio de la presentación, hasta llevaba el antifaz, al igual que él, vio al hombre tomar una copa y servirse alcohol, negó con la cabeza cuando le ofreció beber —¿Qué cosa?

—Mi show —Respondió el pelinegro sentándose en la orilla de la cama —Parecías ido.

¿Cómo demonios no iba a estar ido si tenía tremendo fruto prohibido frente a él incitándolo con un sensual baile a lanzarse a sus brazos para arrancarle la ropa con los dientes?

Esperen.

¿Eso lo había pensado JiHoon?

—Estaba pensando en las reuniones que tendré al regresar a mi trabajo —Mintió JiHoon —Pero el show ha sido... decente.

—Decente —Repitió arqueando una ceja y se levantó de la cama tomando una rosa roja para llegar hasta donde estaba JiHoon, acarició la mejilla del castaño y sonrió al ver su adorable reacción; como sus labios temblaron al intentar hablar y su cuerpo que se había encogido en su lugar al ver su espacio personal invadido —Gracias.

—O-Oye, me casaré mañana, ¿Sabes? —Bajó el brazo del mayor con su mano —Puedes parar con esto aquí.

—Algo me dices que no quieres que pare —Volvió a insistir, rozando los pétalos de la rosa en el blanquecino cuello de JiHoon.

—En realidad si quiero que pares —Escapó como pudo cuando el mayor levantó los brazos colocándolos a los costados de su cabeza.

—Bien —El pelinegro se volteó, dobló una rodilla y se afirmó en la pared antes de quitarse el antifaz dejando a JiHoon boquiabierto. Si bien el antifaz sólo cubría alrededor de sus ojos y no había que tener mucha imaginación para pensar en su rostro, verlo sin nada encima era muy diferente, era una perfecta combinación de ternura y sensualidad —Soy SeungCheol.

—JiHoon —Se presentó quitándose también el antifaz y el estúpido velo que le había puesto SeungKwan, desvió la mirada nervioso debido a los ojos intensos del mayor —Un gusto.

—¿Estás nervioso? —Preguntó en un tono juguetón.

—No.

—¿Entonces no me miras porque tengo algo en el rostro?

—No —JiHoon respondió levantando la cabeza —No tienes nada.

SeungCheol sonrió enseñando unos adorables y coquetos agujeros en sus mejillas.

—¿Por qué me sonríes? —Cuestionó JiHoon caminando hacia atrás, hasta que chocó con el borde de la cama.

—Porque te ves muy lindo nervioso —Dio unos pequeños pasos, llevando las manos hacia atrás, viéndose inocente.

—Yo no estoy nervioso.

—Infórmaselo a tu hermosa carita.

—¿Qué intentas hacer? —Dejó el antifaz sobre la cama y se cruzó de brazos, mirándolo desafiante —¿Acostarte conmigo?

—¿Quieres hacerlo?

—No.

—¿Por qué no?

—Porque mañana me caso —Respondió de mala gana al recordarlo.

—Supongo que debes amarlo demasiado como para dar un paso tan importante —Le dio la espalda a JiHoon cuando se acercó a la bandeja de plata para tomar unas uvas.

—Lo respeto mucho —Sus ojos bajaron por sí solos al trasero del stripper, se sonrojó y miró el techo.

—No he oído escucharte decir que lo amas.

—No tengo por qué decírtelo.

—No debería costarte tanto trabajo hacerlo.

—Hemos estado juntos por dos años, es imposible que no sienta algo por él.

—¿Cariño? —Preguntó llevándose una uva a los labios, jugó con ella con la lengua y la introdujo a la boca. JiHoon no se veía seguro de casarse y ya lo había escuchado antes de sus amigos cuando lo visitaron en el club para contratarlo —¿Aprecio?

—Deja de entrometerte en mi vida.

—Perdón, tienes razón, no es algo que me incumba saber.

—Exacto —Habló nervioso, preguntándose si se notaba tanto su inseguridad como para que un desconocido se diera cuenta.

—¿Sabes? —Caminó hasta la cama y se acostó en ella, llevando una mano hacia la nuca —Generalmente después de los espectáculos los novios vienen hasta acá conmigo y simulamos tener sexo.

—¿Qué? —Sus ojos se abrieron a tope.

—Es simulación —Respondió con una risita y miró hacia la puerta —¿O crees que tus amigos han detenido la música para sacarse los mocos entre ellos? Lo están esperando y no se irán sin escucharnos.

—¿Q-Qué se supone que quieren escuchar?

—No sé cómo será el sexo con tu novio pero normalmente las personas gimen de placer.

—¿Todos los chicos lo hacen? —Se sonrojó de inmediato al escuchar su pregunta y lo mal que había sonado —Es decir, simular contigo.

—No creas que no me lo han pedido —Alzó las cejas con una sonrisa pícara al ver la expresión de confusión en el castaño —Tener sexo, pero no es parte de mi trabajo aunque con algunos toques en lugares estratégicos pueden salir gemidos bastante altos.

—¿No se irán de aquí si no lo hago? —Quería salir de allí, irse a casa y esconderse bajo la cama por todo lo que estaba sintiendo, no era normal estar tan excitado con un hombre que apenas había conocido.

—No, y tampoco me pagarán —Contestó haciendo círculos con un dedo sobre las sábanas de la cama —¿Quieres ayuda con eso?

—No, y-yo puedo hacerlo solo —Bajó la cabeza y cerró los ojos antes de soltar un suave quejido que lo hizo ruborizar.

—¿Qué ha sido eso? —Preguntó SeungCheol.

—Un gemido.

—¿Así es como te hace gemir tu novio?

—Es lo único que tengo —Se encogió de hombros y no supo en qué momento SeungCheol llegó hasta donde estaba él.

—Veamos —Inspiró profundo y un delicado aroma a frutillas lo hizo suspirar, ahora que lo veía de cerca se le hacía aún más atractivo, llevó las manos al nivel de la cintura de JiHoon y sin aviso subió las piernas a sus caderas haciéndolo chocar contra la pared, un agudo gemido de escapó de los delgados labios del menor —Mucho mejor.

—B-Bájame —Pidió alejando a SeungCheol, el mayor obedeció y volvió a la cama.

—Se han ido —Comunicó SeungCheol.

—Sí —Susurró JiHoon comprobándolo por él mismo mirando hacia la pared, ya no se veían las siluetas, volvió su atención a SeungCheol y juntó sus manos frente a él —Entonces, ¿Hace cuánto tiempo trabajas en esto?

—Cinco años —Respondió orgulloso —Pero no creas que solamente bailo para vivir, soy chef.

—¿Chef? —Caminó en dirección a la cama y se sentó junto al stripper. Sabía que ya se podía ir, seguramente habían sacado el seguro de la puerta pero por alguna extraña razón no quería hacerlo.

—¿Es tan difícil de creer que has puesto esa cara?

—No —Soltó una risita —Es decir, ahora mismo solo puedo imaginarte como un stripper, no en una cocina de un hotel.

—Restaurante —Corrigió el pelinegro —Tengo un restaurante junto a mi casa, quizás podrías ir con tu novio algún día.

—Claro y presentarlos —Negó con la cabeza a la vez que sonreía, a SeungCheol se le hacía tierno pero no solamente eso, había algo adictivo en JiHoon, algo que no explotaba porque no tenía la mayor idea de que también podía ser sensual, para él lo era, y cómo no, bastaba con dar un vistazo en el cuello de la camisa, esos botones abiertos dejaban una linda vista hacia el inicio de las clavículas y quería ver qué más había adentro. Además no lo había dicho pero cuando lo abrazó por la cintura notó cada curva de su cuerpo, lo pequeño y delgado que era, lo perfecto que se acopló a él lo dejó pidiendo por más.

Pero estaba comprometido, a nada de casarse.

Él no tenía sexo con sus clientes pero sin dudas rompería esa regla con JiHoon.

—Entonces no tienes novio —Aseguró JiHoon, estaba recibiendo el efecto del alcohol a las horas después, quería convencerse de eso.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Bueno... —Acomodó sus piernas tocando a SeungCheol con ellas sin darse cuenta —Debe ser difícil tener una relación con este trabajo, ya sabes, los celos y la inseguridad de una infidelidad.

—En realidad no lo es, te lo repito, no tengo sexo con mis clientes, sólo les bailo y les hago pasar una noche divertida. Soy profesional en esto.

—Pero lo que hiciste conmigo...

—¿Hacerte gemir? —Preguntó alzando una ceja haciendo sentir a JiHoon como un tonto —Lo hago con todos, es parte de la despedida de soltero, sólo te toque y ya está.

—Entonces sí tienes novio —Volvió a decir corrigiéndose.

—Veo que te interesa mucho saber ese dato.

—No —Sonrió JiHoon —Es curiosidad.

—No tengo —Respondió haciendo que JiHoon lo mirara, no quería permitir que esos ojitos no lo miraran —¿Y tú?

JiHoon elevó una de las comisuras de sus labios, hipnotizado con la mirada profunda del mayor —Me casaré mañana, lo tengo.

De pronto SeungCheol no aguantó más y se inclinó hacia adelante tomando los labios de JiHoon, unas manos sujetaron el cuello de su camisa a la vez que él introducía la lengua en la cavidad bucal del menor, la separaron fue abrupta, se miraron sin decir nada.

No estaba bien.

Por ninguna de las dos partes.

SeungCheol tenía una regla de oro.

Y JiHoon estaba comprometido.

—Por favor bésame de nuevo —Pidió JiHoon tirando de la camisa del mayor hacia él.

—Pensé que mañana te casabas —Susurró mirando los labios del castaño —Ah, y que respetabas mucho a tu novio.

—En realidad mis padres quieren que nos casemos y sí, lo respeto pero ahora no quiero hacerlo, al menos no contigo.

—¿Me has elegido a mí para faltarle el respeto tú último día de soltería? —Sonrió haciendo chocar su aliento a menta en el rostro del menor.

—Eso creo.

—Si empiezo no me detendré aunque me lo pidas.

—Bueno —Se hizo a un lado llevando a boca al oído del mayor —Tienes mi palabra de que no pediré que te detengas.

SeungCheol estaba completamente equivocado, JiHoon sabía que era jodidamente sensual, al menos aquel acto lo había sido porque su miembro se removió en sus pantalones cuando sintió el caliente aliento chocar en su oreja.

Pero la realidad era muy distinta, JiHoon no era atrevido y ese había sido un impulso para que lo volviese a besar.

A tomarlo como suyo.

Por más ilógico que sonara.

Así que olvidaron sus compromisos, se besaron con pasión y sin remordimientos, JiHoon desabotonó la camisa del mayor y los últimos botones los arrancó haciéndolos caer al suelo, a la misma vez SeungCheol enredaba los dedos en el sedoso cabello del menor, haciéndolo jadear con los besos que repartió por su cuello.

Con la ayuda, JiHoon se sentó a horcajadas encima del mayor, dejando que sus manos tocaran su trasero, amasándolo y golpeándolo a su antojo.

Sus bocas parecían haber estado esperando toda la vida para besarse, para reconocerse y probarse.

SeungCheol levantó a JiHoon y bajó sus pantalones, el menor se quitó la camisa y de pronto lo vio en el suelo, de rodillas frente a su miembro erecto.

Jadeó al sentir la calidez de la boca de SeungCheol alrededor de su miembro, SoonYoung no era de probar cosas nuevas y había olvidado lo bien que se sentía que le dieran una felación, comenzó a mover sus caderas hacia adelante en busca de profundidad, las manos del pelinegro apretaron sus muslos mientras que los dedos de él se enredaron en su cabello aumentando el ritmo.

Mantenía sus ojos cerrados y con esfuerzo los abrió para mirar el provocativo rostro del mayor tragando por completo su hombría, SeungCheol le sonrió victorioso al sacar el pene de su boca antes de que se corriese provocando que JiHoon gruñera frustrado. Inmediatamente se levantó para unir sus bocas en un desesperado y húmedo beso.

—No voy a parar ahora —Susurró SeungCheol mordiendo el lóbulo de la oreja de JiHoon —Necesito estar dentro de ti.

—No te detengas —Musitó JiHoon deslizando sus manos por todo el abdomen del mayor —Hazme gritar tu nombre.

SeungCheol tomó distancia y JiHoon mordió su labio inferior levantando las comisuras de sus labios cuando el stripper terminó de desnudarse en un baile privado, era imposible no excitarse con saber que algo tan grande estaría dentro de él en cuestión de minutos.

—¿Estás seguro de esto? —¿Por qué demonios seguía preguntando? Quizás para asegurarse de que no estaba en un sueño.

—Sólo hazme tuyo.

SeungCheol le regaló una sonrisa que hizo temblar sus piernas, lentamente se acercó y sus erecciones se rozaron volviéndolos locos a los dos.

JiHoon fue arrojado a la cama con brusquedad, le gustó que fuese así, SeungCheol buscó sus pantalones y sacó un preservativo que lo hizo soltar una risita.

Sus labios se unieron una vez más, JiHoon gimió entre el beso cuando escuchó el morboso sonido de unos dedos saliendo y entrando en él previamente lubricados con saliva que le pertenecía.

Su interior pedía a gritos a SeungCheol, sentirlo por completo mientras lo abrazaba y besaba con pasión.

SeungCheol se posicionó entre las piernas del menor, abriéndolas de golpe haciéndolo gemir, colocó el preservativo en la punta de su pene y lo deslizó, se inclinó hacia adelante atrapando los labios de JiHoon con los suyos, bajó una mano y llevó su miembro hacia la entrada húmeda del castaño, provocándolo, rozándolo para activar cada una de sus terminaciones nerviosas y lo consiguió con éxito; JiHoon se retorcía en la cama buscando más contacto.

Hizo presión en la entrada del menor y lentamente fue abriéndose paso en su interior. Un quejido de dolor salió de la boca de JiHoon.

Nunca hubiese esperado que SeungCheol se detuviera, que lo besara con ternura, mucho menos que tomara sus manos y entrelazara sus dedos como si le estuviese diciendo que él estaba allí para cuidarlo, no tenía sentido alguno porque no se conocían pero algo se removió en su pecho, algo lindo y suave, como una caricia en su corazón.

Abrió los ojos encontrándose con el rostro tenso del mayor, asintió con la cabeza haciéndole saber que continuara, apretó la mano de SeungCheol y ahogó un gemido en medio del beso al sentirlo complemente dentro de él.

Lo rodeó con sus piernas mientras se besaban con desesperación y los movimientos de cadera no tardaron en aparecer, embistiéndolo cada vez más duro, haciendo chocar la cama contra la pared.

JiHoon no pudo retenerlo más y gimió alto el nombre del mayor.

Los gemidos de ambos llenaron la habitación, el sonido de sus pieles chocando, SeungCheol succionó una parte del cuello de JiHoon para que no olvidara esa noche, lo mismo hizo el menor pero en la zona de las clavículas del stripper.

La conexión que tenían era de otro mundo, un mundo donde absolutamente nada tenía sentido.

SeungCheol continuó embistiendo hasta que JiHoon no aguantó más y se vino manchando las sábanas haciendo que SeungCheol soltara un gruñido al ser su miembro asfixiado en el húmedo y caliente interior del pequeño, no tardó más en soltar el semen dentro del preservativo, dejó su cuerpo caer encima de JiHoon y éste lo recibió con los brazos abiertos, brindándole suaves caricias en la espalda.

Ambos se buscaron, buscaron sus labios para besarse con lentitud y ternura, tragando sus suspiros y quejidos.

Eran las tres de la madrugada y seguían acostados, mirándose a la cara, hablando de sus vidas y de cómo querían que fuera.

JiHoon deseaba poder salir de ese club nocturno e irse a casa, ducharse, llamar a SeungCheol al día siguiente y decirle que quería salir a caminar para seguir conociéndolo, probar si podía existir algo entre ellos.

Olvidando a SoonYoung.

Luego ir a trabajar, no a empresa de sus padres, estar con una cámara fotográfica en sus manos y capturar la esencia de las personas.

Porque era bueno en ello.

Lo hacía hecho con SeungCheol.

Por otro lado el mayor soñaba con obtener el número de JiHoon para llamarlo al día siguiente diciéndole que quería repetir lo de esa noche, en su departamento, en casa del menor, en un motel, otra vez en el club, donde fuera, daba igual con tal de tenerlo nuevamente entre sus brazos.

—Para ser chef te manejas bastante bien con los bailes eróticos —Elogió JiHoon con una sonrisa.

—Gracias —Buscó la mano de JiHoon por debajo de las sábanas y entrelazó sus dedos, el menor subió una pierna encima de la suya y se arrastró para acercarse más y poder besarlo.

Hablaron hasta el amanecer, de sus pasados y presentes, del futuro que soñaban tener, de sus gustos y hobbies, de sus trabajos, sus familias, abrieron por completo su corazón permitiéndole ver al otro lo que los demás no sabían.

Y fue asombroso.

JiHoon por primera vez pasó la noche con un hombre, con SoonYoung solía irse enseguida del lugar pero con SeungCheol fue distinto, las caricias que recibió en su espalda mientras lo miraba a los ojos lo hizo relajarse olvidándose del lugar donde estaban.

A la mañana siguiente recogió la ropa del suelo y comenzó a vestirse, SeungCheol se removió en la cama y frotó sus ojos antes de ver la hora en el móvil.

—Quédate conmigo un ratito más —Fue lo primero que salió de su boca, con la voz más ronca de lo normal.

—No puedo —Había regresado a la realidad —Hay un costoso traje que me está esperando en casa de mis padres para ser usado en una boda.

—¿Te casarás de todas formas? —Se levantó de la cama enredando una sábana en su cintura para detenerse frente a JiHoon —Después de todo lo qué pasó, de todo lo que me dijiste, de que no quieres casarte con ese chico.

—No lo puedo hacer sufrir —Soltó las manos de SeungCheol cuando éste intentó tomarlas.

El pelinegro desordenó su cabello y mordió su labio inferior, JiHoon tenía razón.

¿En qué estaba pensando cuando imaginó que cambiaría su decisión?

¿Por él?

Por un hombre que apenas había instalado un restaurante en la ciudad y aún debía trabajar en despedidas de soltero para costear sus gastos.

JiHoon venía de una familia acomodada, mientras que él no era nada a su lado.

—Sí —Susurró bajando la mirada, los dedos de JiHoon levantaron su barbilla y le regaló una cálida sonrisa, no la olvidaría por nada del mundo —No te cases, te arrepentirás y no digo que te quedes conmigo, hazlo por ti.

JiHoon levantó los talones y lo besó por última vez —Hasta luego.

Tenía más de cien mensajes y llamadas perdidas en su móvil, llegó a darse una ducha fría, debía estar en una hora más en casa de sus padres para vestirse antes de que los invitados comenzaran a llegar.

Siguió lo acordado, sus padres estuvieron aliviados cuando llegó a casa, entró a una de las tantas habitaciones y se cambió de ropa, un traje formal color rosa pastel con unas flores en el bolsillo de la chaqueta, zapatos blancos y la expresión triste que llevaba era el último toque.

Lo irían a buscar en treinta minutos y lo único que tenía en mente era a SeungCheol, a sus besos, sus caricias, sus labios recorriendo su cuerpo, sus palabras, esa mirada que quería seguir viendo.

Cada día.

Los minutos se esfumaron en el aire.

Sus manos temblaban y no sabía en qué momento vomitaría todo lo que había comido en los últimos cuatro meses, le entregaron un ramo de flores blancas y salió al jardín de la casa, todos se levantaron y se voltearon a verlo cuando apareció, los inversionistas de la empresa, amigos de sus padres, personas importantes, SoonYoung se encontraba al final de un camino de flores que prepararon, él lo había pedido.

Era su boda de ensueño hecha realidad.

Pero no era el novio que quería, no era el hombre que amaba.

Y no tenía a otro.

No estaba enamorado del stripper con el cual tuvo el mejor sexo de su vida pero lo que le hizo sentir en una noche, SoonYoung no lo había logrado en dos largos años.

Caminó a paso rápido y tomó las argollas que sostenía una de sus primas en una almohadilla de seda.

—SoonYoung —Lo miró a los ojos y tomó sus manos haciéndole entrega de las argollas —No puedo casarme contigo.

El rubio quedó aturdido unos pocos segundos, volteó mirando a sus padres y volvió a JiHoon —Gracias.

No necesitó de nada más.

No era justo casarse por obligación, sus padres podían seguir firmando contratos y uniendo sus empresas sin necesidad de que sus hijos estuviesen casados.

Y no era justo con ellos atarse a una persona que no amaban y que jamás iban a amar.

Salió de la casa ignorando el llamado de sus padres, no quería seguir siendo su títere, ellos lo amaban y JiHoon lo sabía, los bebés no llegaban con un manual de instrucciones y ellos habían cometido un error, uno que JiHoon les perdonaba.

Con los días hablarían, aclararían el tema y todo volvería a su lugar, ya era hora que JiHoon volara con sus propias alas y eso planeaba hacer.

Dejar el trabajo en la empresa de sus padres, montar un estudio de fotografías y dedicarse a lo que realmente le apasionaba.

Apagó el móvil mientras conducía y cuando llegó a su destino arregló su cabello y se aseguró de que era el lugar correcto.

—¡El pedido de la mesa cinco está listo! —Gritó SeungCheol dejando el plato en el mesón.

—Jefe —MinGyu entró a la cocina buscando a SeungCheol —Hay alguien que está preguntando por usted.

—Si es mi madre dile que no estoy —Contestó SeungCheol presentando el siguiente plato.

—No, es un chico bajito y muy pálido —MinGyu obtuvo la atención del mayor —Al parecer ha venido de una graduación o ceremonia porque está con un traje formal, es muy lindo y tierno.

—Entrega esto —Le pasó el plato listo a MinGyu y con la mirada buscó a Jun  Ve los camarones de la mesa diez, enseguida regreso.

—Sí —Jun se ocupó del mesón del chef principal.

SeungCheol se limpió las manos y el rostro con un paño, no era su mejor momento para recibir visitas, sudaba y tenía las mejillas sonrojadas pero de todas formas salió de la cocina con el corazón acelerado, sólo tenía en mente a una persona y esperaba verla.

No estaba equivocado, JiHoon se encontraba en una de las últimas mesas que daba a la ventana, se veía precioso.

En plena luz del día definitivamente lo volvía más hermoso.

—Hola —Saludó JiHoon dejando el vaso de agua en la mesa para levantarse, sonrió con timidez al ver la expresión de asombro de SeungCheol.

No estaba incómodo, todo lo contrario y no podía negar que el pensar en todo lo que había ocurrido anoche entre ellos había sido la mejor experiencia que había vivido.

Como tampoco podía negar que aunque SeungCheol se veía bien en su trabajo de stripper, la ropa de cocinero no lo hacía menos atractivo, todo lo contrario.

—Hola —SeungCheol seguía sin creerlo.

—No me he casado —Enseñó su mano, el anillo que llevaba anoche ya no estaba en su dedo anular, esa argolla que en un momento SeungCheol le pidió que se quitase.

—¿No?

—No, he hablado con SoonYoung y con mis padres lo haré después —Respondió sonriendo —Quiero tomar esa decisión por mí mismo, sin presiones.

—Debe ser un caos la casa de tus padres en este momento.

—Probablemente pero no me importa.

—¿Y cuál es el siguiente paso? —Él lo dio hacia JiHoon.

—Obtener tu número telefónico —Levantó la cabeza mirándolo a los ojos.

—Eso te llevará algo de tiempo.

—¿Sí?

—Sí, quizás una cena o dos, pero podríamos empezar por un almuerzo.

—¿Ahora?

—¿Tienes otro panorama?

—Tengo frutas y crema pastelera en mi departamento, quizás quisieras comerla... —Dio un paso hacia el mayor y se acercó a su oído —O usarla en ti, como prefieras.

—Eso suena bastante tentador —Miró a JiHoon marcando los hoyuelos en sus mejillas —Podría ser el postre de este almuerzo.

—Me parece bien, entonces... —Tomó la carta que estaba encima de la mesa y la abrió —¿Cuál es la especialidad del chef?

—SeungCheol al horno, lo sirvo al punto y caliente, queda sabroso —Respondió seriamente apuntando cualquier línea de la carta que sostenía JiHoon, cuando el castaño levantó la cabeza soltó una risita —Oh, hablabas de estos platos, no de los especiales, bien, hay espaguetis con camarones.

—Está bien —Sonrió JiHoon rozando la mano de SeungCheol cuando bajó la carta —Quiero eso por favor.

—Enseguida vuelvo, siéntate por favor —Tomó los costados de la silla y ayudó a JiHoon, no estaba seguro de por qué había tenido ese detalle, no era así normalmente pero el menor lo volvía algo tonto y no lo dejaba actuar con claridad.

Mucho menos ahora en la situación en la que se encontraba.

En diez minutos SeungCheol volvió a la mesa con dos platos, se sentó frente a JiHoon y sonrieron como dos adolescentes que estaban en su primera cita.

Una de las muchas que tendrían.

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