26
SeungCheol nunca imaginó que fuese posible que su corazón se desbordara de amor ante una dulce mirada o una amplia sonrisa.
Pero JiHoon había aparecido en su vida para enamorarlo día tras día.
Y esa noche no fue la excepción.
Él se encontraba afuera del hotel, a un lado del lujoso vehículo que había alquilado. De pronto levantó la cabeza y sus ojos se posaron en el hermoso y sonriente omega que bajaba por la escalera de la entrada, en dirección a él, vistiendo una holgada camisa de seda color rosa dejando a la vista sus clavículas, su cuello era rodeado con un lazo del mismo color con un moño hacia la derecha, pantalón de tela que se ajustaba a su cintura y zapatos negros.
En ese momento sucedió.
El amor se desbordó de su corazón.
—Lamento haberte hecho esperar —Habló JiHoon y SeungCheol se acercó ofreciendo su mano en el último escalón, el omega la aceptó y le sonrió enseñando los hoyuelos en sus mejillas.
—No te preocupes —Sus dedos acariciaron los de JiHoon al sostener débilmente su mano —Te ves precioso.
—Gracias —El agarre cedió y las delicadas caricias desaparecieron, JiHoon unió sus manos frente a él y el alfa empuñó la suya, ansiando sentir el suave tacto nuevamente.
—¿Vamos?
—Sí —Respondió JiHoon y SeungCheol se apresuró en abrirle caballerosamente la puerta del vehículo.
Después de aproximadamente veinte minutos entraron una ostentosa mansión ubicada en una zona privada y privilegiada de la ciudad, caminaron guiándose por la melodía de los violines llegando al jardín en donde los distinguidos y adinerados invitados disfrutaban del agradable y tranquilo ambiente mientras sostenían copas de cristal y hablaban de negocios.
—SeungCheol —Lo llamó JiHoon en voz baja, empuñando su mano en el cuello de la chaqueta del mayor, acercándolo a él —¿Por qué todos nos están mirando?
—Te miran a ti y sinceramente no me sorprende —Respondió SeungCheol rodeando la cintura de JiHoon con uno de sus brazos haciéndolo sentir cálido y protegido, el omega lo miró a los ojos expectante a sus palabras —Ellos también han caído ante tus encantos.
Durante la fiesta importantes empresarios y diseñadores se interesaron en JiHoon, en la carismática y dulce personalidad que poseía.
Y SeungCheol se alejó de él cuando lo vio desenvolverse con naturalidad.
Quería que tuviese confianza.
Que no se sintiese inferior.
Porque no lo era.
Sin embargo, a pesar de la distancia que los separaba buscaban sus miradas entre los invitados sonriéndose coquetamente al encontrarlas.
—Me has dejado solito —La voz del omega llamó la atención de SeungCheol.
—Estabas con Momo y Heechul.
—Pero me has dejado solito con ellos —Apretó sus labios haciendo un puchero y frunció el ceño cuando SeungCheol rió —Así que ahora yo seré quien te deje solito.
—No creo que puedas hacerlo —Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—¿Por qué no?
—Porque yo no te dejaré ir —Respondió dando un paso hacia el pelirosa, invadiendo su espacio personal.
—Tampoco lo hubiera hecho si me hubiese dado cuenta.
—¿No me hubieses dejado ir? —Preguntó curioso y JiHoon negó con la cabeza.
El resto de la noche estuvieron juntos, a veces el alfa simulaba alejarse y JiHoon fruncía el ceño para luego tomar la manga de su chaqueta y acercarlo a él.
A SeungCheol parecía divertirle la situación.
O al menos así lo hizo hasta que JiHoon tomó su mano.
El alfa se estremeció y las comisuras de sus labios temblaron al elevarse sintiendo como las mariposas revoloteaban en su estómago causándole cosquillas.
—Pero... —JiHoon vio como SeungCheol se llevaba el último cupcake de chocolate cuando él apenas lo había rozado con los dedos —Iba a tomarlo.
—Tardaste demasiado.
—SeungCheol —Rápidamente se acercó al mayor con la intención de quitárselo pero el alfa se alejó —Dámelo.
—No.
—¡SeungCheol! —Exclamó soltando una risita y nuevamente avanzó hacia el pelinegro —Es mío.
—No veo tu nombre en él —Se burló SeungCheol.
—Tampoco está el tuyo.
—Pero lo tengo en mis manos —Dijo con orgullo —Y lo comeré.
—¡No! —Chilló con una sonrisa en sus labios. SeungCheol había notado ese detalle y le encantaba, la voz de JiHoon se agudizaba adorablemente cuando estaba feliz —¡Dámelo!
—No quiero —Dio tres pasos hacia atrás y dos hacia la izquierda escapando del pequeño.
—¡SeungCheol! —Logró apoyar sus manos en los hombros del alfa y levantar los talones alcanzando el dulce en sus manos, quedando a escasos centímetros del rostro de SeungCheol —Lo tengo.
Sin percatarse aun, JiHoon giró su rostro hacia el alfa y SeungCheol sintió como sus orejas ardieron cuando el menor esbozó una sonrisa que lo dejó sin palabras.
Pasada la medianoche se despidieron de Momo y Heechul agradeciéndoles la invitación, el camino al hotel fue silencioso ya que JiHoon estaba profundamente dormido, esa había sido la única razón para retirarse; el que SeungCheol viera como los párpados del omega caían lentamente e intentaba levantarlos forzando una sonrisa.
Aparcó, apagó el motor y las luces, salió del vehículo y abrió la puerta de JiHoon, desabrochó el cinturón de seguridad, con uno de sus brazos rodeó la cintura del omega y el otro lo pasó por debajo de sus piernas, levantándolo del asiento.
JiHoon lo abrazó apoyando la cabeza en el hombro de SeungCheol y escondió el rostro en su cuello llenando sus pulmones de su aroma.
El alfa entró al hotel cargándolo, saludó a la chica de la recepción con una ligera sonrisa y subió por las escaleras, no encendió las luces de la habitación, solo caminó hacia la cama y acostó a JiHoon para luego sacarle los zapatos.
Se dio la media vuelta tomando la cobija que estaba en el sofá y al cubrirlo JiHoon colocó sus manos en la nuca del mayor atrayéndolo bruscamente hacia él, abrazándolo.
Como si fuese un osito de felpa.
Rápidamente SeungCheol colocó los brazos a los costados del menor y lo miró sorprendido, sin saber qué hacer, escuchando los rápidos latidos de su corazón.
Apenas reaccionó bajó los brazos de JiHoon y salió de la habitación tan rápido como pudo.
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