ú n i c o ♡
Apenas tocaron insistentemente el timbre del departamento JiHoon salió de la habitación principal y se dirigió hacia la puerta, sabía perfectamente quiénes eran y lo que le esperaba pero por primera vez estaba preparado para asumir las consecuencias de sus actos. Soltó un largo suspiro al tocar la manilla y abrió.
—¡¿Acaso estás loco, Lee JiHoon?! —Exclamó escandalizada la mujer entrando al departamento de su hijo.
—Hola mamá —Saludó JiHoon cerrando la puerta luego de que su papá entrase en silencio.
—No puedo creer que hayas cancelado la boda con SoonYoung —La señora Lee dejó su costoso bolso en el sofá y se dio la media vuelta enfrentando a su hijo con el ceño fruncido y las manos en la cintura —¿Acaso te das cuenta de lo que has hecho?
—Por favor mamá —Habló JiHoon tranquilamente —Recuerda lo que dijo el médico, no debes alterarte o aumentará tu presión arterial.
—¿Mi presión arterial? —Preguntó ofendida —¡Me provocarás un infarto!
—¿Quieres que te prepare un té? —Ofreció con voz dulce.
—Debes rectificar tu error —Ordenó ella tomando el teléfono de casa —Llamaré a los padres de SoonYoung.
—No, no he cometido ningún error —Colocó su mano sobre el teléfono deteniéndola —O si, tienes razón, he cometido un error y fue continuar una relación en la que nunca hubo amor.
—Amor —Bufó la mujer —Eso no es lo más importante ahora.
—Pero sí lo es la firma de un millonario contrato —Dijo el pequeño, no los culpaba a ellos, él había decidido salir con SoonYoung durante dos largos años ante la presión de realizar negocios entre las familias pero no quería una vida infeliz y un matrimonio sin amor.
La mirada de JiHoon removió su corazón haciéndola sentir apenada por su petición pero en ese momento eran la vergüenza en la alta sociedad y aquello parecía ser primordial —¡Por Dios, dile algo! —La mujer le habló a su esposo.
—Lo siento por arruinar la gran fiesta pero estoy seguro que en dos semanas más tus amigas olvidarán lo que sucedió —JiHoon alzó sus cejas mirando a su madre y después buscó a su padre, el hombre seguía en silencio —Y aunque el señor Kwon no firme el contrato la empresa no se irá a quiebra.
Se acercó a la mesa de vidrio que estaba en el centro de la sala y tomó un sobre blanco.
—Es mi carta de renuncia —JiHoon se la entregó a su padre.
—Nuestro hijo se ha vuelto loco —La señora Lee no lo podía creer, su mundo se estaba desmoronando por la inmadurez de su único hijo.
—Puedes seguir trabajando en la oficina —Habló el hombre mayor.
—Siempre los he obedecido y nunca he levantado la voz por ello —Le dijo JiHoon mirándolo a los ojos, en ellos había decisión y el señor Lee le asombró su seguridad —Pero quiero vivir mi vida.
El hombre mayor asintió ligeramente con la cabeza y recibió la carta de renuncia, no sabía exactamente lo que debía sentir, siempre pensó que JiHoon era feliz y que algún día heredaría su empresa pero lo cierto es que él junto a su esposa, durante toda la vida solo le dieron una opción para elegir, la que ellos pensaban que sería la mejor para su hijo, nunca lo escucharon y por lo mismo le sorprendía que no le temblara la voz al hablar o al entregarle el sobre, pero a él sí le temblaron las manos —Entiendo.
—¿Qué? —Exclamó la mujer —¿Dejarás que arruine su futuro?
—¿Tienes un plan? —Preguntó y JiHoon esbozando una tímida sonrisa asintió dejándolo tranquilo —Está bien.
El resto de la tarde ordenó la ropa del equipaje que había preparado para la luna de miel, no era mucha pero se tomó en tiempo de doblar con cuidado cada prenda mientras pensaba en lo sucedido, SoonYoung parecía haberlo entendido, incluso le había agradecido al devolverle el anillo, probablemente sus padres tardarían en aceptar su decisión, especialmente su madre, la conocía tanto que quizás no le hablaría por días o semanas.
De pronto una ingenua y, a la vez, coqueta sonrisa se adueñó de sus pensamientos acelerándole el corazón, un impulso lo había llevado al restaurante de SeungCheol y a comportarse de una manera que jamás imaginó; había coqueteado descaradamente con el stripper de su despedida de soltero y no solo eso, le había pedido su número telefónico antes de que regresara a la cocina.
SeungCheol lo había anotado en una servilleta que en ese momento estaba en la mesita de noche de JiHoon. No lo podía negar, quería llamarlo, ansiaba besarlo y volver a entregarse a sus brazos así que tomó el móvil pero éste comenzó a sonar sobresaltándolo.
—No te imaginas el escándalo que has armado —Habló JeongHan apenas aceptaron la llamada.
—¡Necesitamos detalles! —Exclamó WonWoo haciendo sonreír a JiHoon.
Cuando anocheció salió de casa para reunirse con sus amigos en una cafetería que quedaba cerca de la oficina, era pequeña y familiar.
—¡¿Estás saliendo con el stripper?! —Exclamó SeungKwan llamando la atención de los otros clientes del lugar.
—¿Necesitas un teléfono para llamar al periódico? —Regañó JiHoon —Y no, no estamos saliendo, solo comimos en su restaurante.
—Luego de comértelo a él —Agregó WonWoo haciendo reír a SeungKwan.
—Y te dio su número telefónico —Continuó JeongHan bebiendo de su taza de café.
—Para una segunda noche de pasión —SeungKwan alzó una ceja sonrojando al pequeño castaño.
—Que envidia —WonWoo soltó un largo suspiro —¿Aquí no venden alcohol?
—¿Lo llamarás? —Habló SeungKwan con curiosidad y JiHoon se quedó en silencio.
—¿Te gusta? —Preguntó JeongHan con esa amabilidad y tranquilidad que lo caracterizaba, JiHoon bajó la cabeza con sus mejillas sonrojadas y el mayor alcanzó a ver su tímida sonrisa cuando asintió.
Al salir de la cafetería decidieron ir a casa de WonWoo, JiHoon metió las manos en los bolsillos de su enorme chaqueta de mezclilla y caminó disfrutando del agradable clima en el centro de la ciudad hasta que el llamativo letrero de un club nocturno lo detuvo, sin preguntar SeungCheol le había dicho que no volvería a bailar porque quería dedicarse a su restaurante, tenía sentido, sin embargo, bailaba hace años y solo hasta que lo conoció decidió dejarlo.
Pero lo que no sabía, era que SeungCheol se había enamorado perdidamente de él.
—Deberías intentarlo —Comentó JeongHan sacándolo de sus pensamientos, JiHoon giró el rostro mirándolo a los ojos y el mayor le sonrió ampliamente para continuar caminando.
Durante los siguientes días fue a la oficina para entregar contratos y documentos importantes a la misma vez que buscaba el lugar adecuado para montar su estudio fotográfico. Al acabar la semana salió de la empresa con una caja en los brazos donde llevaba sus pertenencia después de despedirse de los trabajadores con un cálido abrazo, ya había encontrado el lugar indicado así que contrató a algunas personas para lo ayudasen a remodelarlo, tardarían en hacerlo, había que pintar, cambiar los cristales de las ventanas y el suelo por lo que no le importó vestirse con un overol en más de una ocasión e ir a ayudarlos, estaba entusiasmado por verlo finalizado y trabajar en él.
El viernes en la noche apagó las luces de la sala y se fue hacia su habitación, se sentó en el centro de la cama acomodándose entre las almohadas y cubrió sus pálidas y desnudas piernas llevándolas hacia su pecho, apoyó la cabeza en sus rodillas mirando la servilleta en la mesita de noche, sin dudarlo más la tomó y marcó el número telefónico.
Los nervios se apoderaron de él al escuchar el tono de espera, apretó su mano alrededor del móvil y soltó un largo suspiro intentando tranquilizarse.
—¿Si?
Una conocida y ronca voz contestó la llamada causándole escalofríos a JiHoon, no supo que decir y cortó, desordenó su cabello con frustración y volvió a marcar.
—¿Si?
Alejó el móvil cubriéndolo con una mano para impedir que su voz se escuchase —¿Qué ocurre conmigo? —Se regañó a sí mismo —H-Hola.
—¿Con quién hablo? —Preguntó SeungCheol del otro lado de la línea.
—¿Qué se supone que debo hacer ahora? —Se quejó JiHoon nervioso, cubriendo nuevamente el móvil —Ni siquiera sabe quién soy.
—¿Hay alguien ahí?
—Hola —Habló dejando un incómodo silencio —L-Le hemos llamado para ofrecerle una promoción de comida china.
—No he pedido comida china.
—Oh, disculpe, adiós —Colgó la llamada y escondió el rostro entre las almohadas —Soy un idiota.
JiHoon no volvió a llamarlo y dedicó las siguientes semanas en tomar cursos de fotografía que lo ayudarían a mejorar su técnica en cada captura. No había dejado de pensar en SeungCheol ni siquiera cuando cerraba los ojos, sus amigos pudieron darse cuenta de ello, creía que quizás el mayor lo había olvidado luego de no recibir ninguna llamada de su parte.
Pero estaba lejos de la realidad porque apenas cerró la puerta del estudio un reluciente vehículo color negro aparcó en la calle de enfrente y el atractivo hombre que bajó de él lo paralizó.
—JeongHan me ha dicho que estabas aquí —Habló SeungCheol cruzando la calle, su corazón brincó de alegría solo de ver a JiHoon.
—Te iba a llamar pero...
—¿Comida china? —Preguntó con una sonrisa.
—Dios, que vergüenza —Rápidamente llevó las manos hacia su rostro ocultando el sonrojo de sus mejillas.
SeungCheol soltó una risita y dio un paso hacia adelante acercándose al menor esperando que quitase sus manos, JiHoon bajó los brazos y levantó la cabeza encontrándose con los oscuros ojos de SeungCheol mirándolo con dulzura —Hola —Saludó el mayor erizándole la piel a JiHoon ante la cercanía.
—Hola —Apenas pudo hablar, había olvidado lo que SeungCheol provocaba en él solo con mirarlo.
—¿Es tu estudio fotográfico? —Preguntó SeungCheol mirando el lugar, era de dos plantas con paredes de ladrillos pintados de color blanco, grandes ventanales y delicadas cortinas de encaje.
—Sí —Respondió el castaño.
—¿Puedo verlo?
SeungCheol caminó mirando con detención cada detalle del lugar, las luces, las estanterías, los adornos, las macetas con flores, había esfuerzo y dedicación en cada rincón. Por otra parte JiHoon le habló de sus futuros proyectos, supo que le faltaba comprar una pequeña mesa que pondría en el balcón para descansar mientras bebía té, también algunos cuadros del pasillo que llevaba a una oficina, le fascinaba oírlo feliz y ver el brillo de emoción en sus ojos.
—¿Qué dijeron tus padres? —SeungCheol se detuvo en una pared llena de fotografías que era parte de la decoración.
—Sorpresivamente mi padre me ha apoyado, mi madre no me habla pero sé que pronto lo hará —Respondió el menor —Hizo lo mismo cuando a los siete años ensucié mi vestimenta en una fiesta que organizó en el jardín de casa.
SeungCheol giró la cabeza hacia su derecha y el pequeño le sonrió acelerando a su calmado corazón.
No lo había olvidado.
No podía hacerlo.
Y la atracción seguía presente en cada movimiento.
—¿Quieres ir a comer algo? —Preguntó finalmente el pelinegro —Puede ser comida china.
—SeungCheol —Se quejó JiHoon formando un adorable puchero que agrandó la sonrisa del mayor.
—O un café —Se atrevió a tomar las manos de JiHoon balanceándolas juguetonamente —Lo que tú quieras.
Cenaron y dieron un paseo bajo los cerezos de la primavera rozando sus manos, coqueteándose con sonrisas y miradas haciendo florecer en amor en sus corazones, esa inusual conexión entre ellos que surgió desde el primer beso continuaba intacta.
Pero la romántica noche acabó cuando llegaron a casa de SeungCheol.
—¿Sabes? —JiHoon casi perdió el equilibro al beber el alcohol de su copa, SeungCheol estaba sentado en el sofá, mirándolo con atención, intentó detenerlo pero cuando se dio cuenta de su estado ya era demasiado tarde, JiHoon se había quitado los zapatos y su abrigo dejándolo caer en la alfombra de la sala —Amo a mis padres, los amo mucho y siempre los obedecí, presumían a su hijo perfecto que hablaba cinco idiomas y tenía excelentes relaciones para los negocios, estudié lo que ellos quisieron para algún día heredar la empresa de la familia y ocupar el lugar de mi padre.
JiHoon buscó la botella de alcohol y rió por no encontrarla, SeungCheol la había escondido disimuladamente debajo de la mesa.
—¡Pero se acabó! —Exclamó —Seré fotógrafo, el mejor fotógrafo del país —Soltó una escandalosa carcajada haciendo sonreír a SeungCheol —¡El mejor fotógrafo del universo y seré muy feliz! —Dejó caer su cuerpo en el sofá y cerró los ojos manteniendo la sonrisa en su rostro, tenía sus mejillas coloradas al igual que la punta de su nariz, su cabello estaba desordenado y sus labios brillantes —Quiero ser muy feliz.
El silencio inundó la sala y SeungCheol contempló el perfil de JiHoon.
—Eres precioso —El pensamiento escapó de sus labios.
El castaño abrió los ojos y se reincorporó sentándose en el sofá —¿Intentas conquistarme ahora que estoy soltero?
—¿Tengo oportunidad?
—Muchísimas —Respondió coqueto, se inclinó hacia SeungCheol cargándose en su pecho y tocó su labio inferior con la punta de su dedo índice —Eres atractivo, atento —Comenzó a mencionar mirándolo de cerca —Educado, amable y me gusta tu sonrisa.
—Gracias.
—SeungCheol —Lo llamó con un tono de voz tan tierno que erizó la piel del mencionado.
—¿Hmm?
—¿Por qué no he dejado de pensarte? —Preguntó inocentemente —¿Acaso me enamoré de ti?
—No lo sé —Contestó bajando la mirada hacia los labios de JiHoon.
—Yo tampoco, SoonYoung ha sido mi único novio —Hizo una divertida mueca —No sé cómo se siente estar enamorado. ¿Me enseñas?
—¿Qué?
—¿Me enseñas a enamorarme? —Cerró los ojos y dejó caer su cabeza en el hombro de SeungCheol —Prometo cuidarte y dejar muchos besitos en tus hoyuelos.
No tardó demasiado en quedarse dormido, SeungCheol lo cargó en sus brazos y lo llevó hacia la habitación principal, con cuidado lo dejó en la cama arropándolo, cerró las cortinas y lo miró desde el marco de la puerta antes de cerrarla.
A la mañana siguiente JiHoon despertó y se levantó de la cama sin abrir los ojos, abrió la puerta y caminó por inercia siguiendo el delicioso olor a café, bostezó desordenando su cabello, abrió los ojos y vio a SeungCheol caminando hacia la cocina, espantado se escondió detrás de una pared.
—¿Qué demonios hiciste anoche, Lee JiHoon? —Se regañó en voz baja golpeándose el pecho, levantó la cabeza y SeungCheol estaba frente a él, se había detenido al ir a buscarlo a la habitación.
—Buen día —Saludó el mayor.
—Hola —Se encogió en su lugar, avergonzado.
SeungCheol ofreció su mano y dudoso JiHoon la aceptó, al llegar al comedor se encontró con un elegante y abundante banquete de desayuno; dos tazas de porcelana con café de canela con cedrón, tostadas, huevos, panqueques que SeungCheol acaba de hacer en la cocina, miel, mermelada de frambuesa, un vaso con zumo de naranja, un plato con trozos de manzana, sandía y peras, un pocillo con uvas y otro con cerezas, yogurt con avena y leche.
—No sabía lo que te podría gustar —Habló SeungCheol pasando la mano por su nuca —Así que preparé varias opciones para que puedas elegir.
—Se ve delicioso —Musitó JiHoon.
SeungCheol lo invitó a sentarse, el pequeño tomó la taza de porcelana con las dos manos y bebió un sorbo de té, SeungCheol era chef y las preparaciones eran asombrosas en su presentación.
JiHoon miró los panqueques y el mayor, sin que se lo pidiera, tomó un plato para servir algunos, JiHoon colocó las manos en su regazo y asintió con la cabeza cuando SeungCheol tomó la miel dejándola escurrir en la torre de tres panqueques.
El menor cortó un trozo y lo llevó hacia su boca —¿Quieres probar? —Preguntó cortando otro pedazo.
SeungCheol envolvió su muñeca con su mano y la llevó hasta su boca.
—Anoche... —Habló JiHoon mirándolo de reojo.
—No ocurrió nada, bebiste demasiado y te lleve a mi habitación para que estuvieses cómodo.
El pequeño castaño no fue capaz de mirarlo a los ojos, cortó otro trozo de panqueque y lo comió.
—Dormí en el cuarto de invitados —Agregó SeungCheol buscando ver la carita del menor, un poco divertido por su adorable expresión —Justo en esa puerta —Apuntó al final del pasillo.
—¿Dije algo indebido?
—No —Respondió sinceramente —Solo me pediste que te enseñara a amar.
JiHoon lo miró sorprendido, sus mejillas se sonrojaron y labios se separaron ligeramente haciendo sonreír a SeungCheol quien se inclinó hacia adelante y sujetando la barbilla del pequeño limpió la miel que se escurría por la comisura de sus labios con un suave beso.
—Y yo acepté.
Caminaron hacia la habitación sin dejar de besarse, SeungCheol recorrió el cuerpo de JiHoon con sus manos causándole escalofríos y el menor le arrancó la camiseta blanca acariciando sus definidos pectorales, las ansias de volver a rozar sus cuerpos los cegó llevándolos a desnudarse en el camino, cayeron a la cama y JiHoon separó las piernas comenzando una desesperante fricción entre sus miembros erectos.
Le fascinaba que SeungCheol fuese más grande que él, que tuviese una espalda ancha donde encajaba sus uñas y las arrastraba por su firme y cálida piel, que lo tratara con delicadeza para no causarle daño y a la vez con la rudeza necesaria para hacerlo retorcer de placer, los agudos gemidos escaparon de su boca cuando sintió los labios del mayor dejando húmedos besos desde su barbilla hasta sus clavículas desencadenando el reflejo de sumisión.
—Por favor —Habló SeungCheol con la respiración agitaba, mirándolo a los ojos —Esta vez no te vayas.
—No lo haré —Enredó sus dedos en el cabello de SeungCheol y lo atrajo hacia él tomando sus labios en un apasionado y necesitado beso que terminó cuando el mayor acarició sus labios con la yema de sus dedos y JiHoon los separó recibiéndolos en su boca para lubricarlos de saliva.
Un quejido de dolor escapó de su garganta cuando sintió la intromisión de los dedos de SeungCheol en su entrada, echó la cabeza hacia atrás extendiendo su cuello y el mayor hizo más fuerte el agarre en su cintura para dilatarlo, lo veía removerse bajo su cuerpo, con los ojos cerrados apretando las sábanas con sus puños y podía jurar que era la mejor escena que había visto en su vida.
Tomó su miembro y se masturbó frente a JiHoon, el castaño miró su entrepierna y se lamió descaradamente los labios cuando lo miró a los ojos, SeungCheol se recostó sobre JiHoon apoyándose en sus antebrazos y lentamente lo penetró, gruñó ante la satisfactoria y asfixiante sensación de estar en su interior.
Buscaron sus labios para comenzar un ritmo constante y placentero para ambos, sus cuerpos se cubrieron por una fina capa de sudor y la habitación se llenó de gemidos y el obsceno sonidos de sus pieles chocando, SeungCheol los giró dejando a JiHoon sobre él, apoyó la espalda en el cabecera de la cama que no dejaba de golpear contra la pared y apretó sus dedos en la cadera del pequeño ayudándolo a saltar sobre su pelvis.
—Dios —Jadeó apoyando la cabeza en el hombro ajeno —Que bien se siente.
SeungCheol cerró los ojos escuchando los bajitos gemidos de JiHoon en su oído mientras continuaba hundiéndose entre las nalgas del menor, las apretó con las manos dándole una fuerte palmada y sintió como el cuerpo de JiHoon tembló al correrse manchando su abdomen.
—Lléname de ti, te lo ruego —Gimió JiHoon, en un brusco movimiento SeungCheol lo acostó sobre su espalda y acarició sus piernas para envolverse con ellas, embistió duro y el castaño gritó.
En ese momento perdió el control y arremetió con fuerza en su interior, una y otra vez olvidando cualquier pensamiento racional, entrelazó sus dedos con los de JiHoon y subió las manos al nivel de su cabeza, aprisionándolas, sus músculos se tensaron y separó los labios gimiendo alto y ronco al correrse dentro de JiHoon.
SeungCheol se desplomó a un lado de la cama y JiHoon giró su rostro para mirarlo, sus respiraciones agitadas no fue un impedimento para sonreírse.
—SeungCheol —JiHoon entró a la habitación principal, el mayor acababa de ducharse, terminó de colocarse la camiseta y se acercó al castaño tomando las mejillas entre sus manos, levantó su barbilla y se inclinó hacia adelante dejando cortos y sonoros besos en sus labios.
—¿Hmm?
—Sé que... —Fue interrumpido por los labios del mayor —Dije que... —Empuñó sus manos en los costados de la camiseta de SeungCheol —No me iría pero... —Cerró los ojos y el pelinegro sonrió sobre sus labios —Me han llamado del estudio y debo ir.
—¿Necesitas que te lleve? —Preguntó SeungCheol con dulzura y JiHoon asintió —Bien.
—Te esperaré afuera —Levantó los talones, y esta vez, fue él quien le dio un corto beso en los labios antes de salir del cuarto.
El camino al estudio fue tranquilo y cómodamente silencioso, SeungCheol había logrado derretir de amor a JiHoon cuando tomó su mano y besó el dorso de ella.
—Por cierto —JiHoon elevó la voz llamando la atención de SeungCheol después de bajarse del vehículo, el mayor miró por la ventanilla y él sacó un papel del bolsillo de su abrigo enseñándolo —He encontrado esto en tu cocina.
—¿Mi lista de compras?
—No podrás ir al supermercado sin ella así que el sábado tendrás que pasar por mí, he dejado mi dirección en la puerta de la nevera —Avisó el pequeño dejando aturdido a SeungCheol —No lo olvides —Agitó su mano despidiéndose y corrió hacia el estudio.
Desde entonces se vieron a menudo creando momentos especiales e inolvidables que fueron captados por la cámara fotográfica de JiHoon, el menor aprovechaba cada oportunidad que se le presentaba para capturar al hermoso hombre que alegraba su vida.
—¿Te estás divirtiendo? —Preguntó SeungCheol cortando la zanahoria en la tabla de picar, JiHoon estaba sentado en el borde de la isla de la cocina, a su lado, con la cámara fotográfica en sus manos realizando una improvisada sesión. El menor asintió y robó un trozo de zanahoria llevándoselo a la boca.
Los meses fueron transcurriendo y formalizaron su relación cuando SeungCheol le pidió a JiHoon que invitara a sus padres al restaurante, JiHoon tenía razón, su madre poseía un carácter fuerte y no lo aceptó a pesar de intentar ganarse su corazón a través de sus encantos, sin embargo, no se dio por vencido y dos semanas después ella lo invitó a cenar a casa para que diera una opinión acerca de la comida.
Esa noche SeungCheol organizó una romántica velada para celebrar su segundo aniversario como novios, con sus platos siendo rodeados de flores cenaron y conversaron animadamente disfrutando de la deliciosa comida, JiHoon tenía su mano en la mesa pero sobre la de SeungCheol mientras el mayor acariciaba sus dedos con ternura.
Al terminar la noche SeungCheol sacó los platos de la mesa llevándolos a la cocina y JiHoon sopló las velas al levantarse de la silla, dobló las servilletas y entró a la cocina percatándose de que el mayor no estaba allí.
—¿Amor? —Lo llamó saliendo de la cocina, miró hacia el pasillo y las velas encendidas en el suelo lo hicieron sonreír ampliamente.
Las cortinas de la habitación principal estaban abiertas permitiendo que entrase la luz de la luna y SeungCheol estaba esperándolo con una suave canción escuchándose por los parlantes del reproductor "Playboy", vestía un traje formal color negro pero sin camisa enseñando su trabajado abdomen, la ligera sonrisa que esbozó lo hizo suspirar de amor.
Caminó con elegancia hacia JiHoon y con sensuales movimientos de cadera se quitó la chaqueta dejándola caer al suelo, trazó una línea por la barbilla del menor hasta llegar a su mentón y lo levantó para rozar sus labios con los suyos creando expectación y lo consiguió; JiHoon separó los labios y cerró los ojos esperando un beso pero en su lugar SeungCheol bajó provocativamente separando sus piernas y deslizando sus manos por el curvilíneo cuerpo de su enamorado.
Al levantarse se desabrochó el cinturón de cuero tirándolo de golpe de su cadera y con ella envolvió la diminuta cintura de JiHoon, en un brusco movimiento lo acercó a él tomando sus labios en un hambriento beso.
—No he olvidado como desnudarme —Habló JiHoon sintiendo los húmedos besos de SeungCheol en su cuello mientras bajaba la camiseta por uno de sus hombros, exponiendo su blanquecina piel.
—Sí, pero yo lo hago mucho mejor —Dijo con voz ronca.
JiHoon rió y echó la cabeza hacia atrás, atrapó el labio inferior entre sus dientes, SeungCheol reemplazó el agarre de su cintura con uno de sus brazos y mientras se besaban golpeó el trasero del pequeño con el cinturón de cuero haciéndolo jadear en su boca.
Gimieron el nombre del otro hasta desgarrar sus gargantas y quedar sin aliento, se entregaron con la misma intensidad de la primera noche pero con más amor que la última.
—Precioso, ¿Me puedes pasar el móvil, por favor? —Pidió SeungCheol secándose el cabello con una toalla en el baño —Está en el cajón.
Se habían acostumbrado a compartir la ropa para dormir, SeungCheol utilizaba el pantalón y JiHoon la camisa, había sido un acuerdo desde que SeungCheol lo vio caminar por la sala enseñando sus pálidas piernas y JiHoon lo aceptó solo para dormir acariciando su torso desnudo.
JiHoon terminó de colocarse la camisa y se sentó en el borde de la cama para abrir el cajón de la mesita de noche pero su corazón se paralizó cuando vio una brillante argolla arriba de los libros, con su temblorosa mano la tomó y vio dos iniciales grabadas en ella separadas por un corazón.
—¿Te gusta? —Preguntó SeungCheol desde el marco de la puerta.
—Es linda —Respondió JiHoon —Y creo que es de mi talla —Bromeó soltando una risita nerviosa, SeungCheol sonrió y se acercó al menor, se agachó apoyándose en una rodilla y miró sus delicadas manos jugando con la argolla.
—JiHoon —Levantó la cabeza mirándolo a los ojos —Cásate conmigo.
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