My little family.

JiHoon creyó que el mejor día de su vida había sido cuando se casó con su gran amor, un Alfa que había conocido hace tres años, Lee SeokMin era un militar dos años mayor que él, quien a pesar de tener un estilo de vida bastante diferente no fue un impedimento para que el amor floreciera entre ellos y todo mejoró cuando el omega se enteró que estaba embarazado.

Y su lista de los mejores días de toda su vida tuvo un importante cambio cuando le dio la noticia al mayor.

Estaban entusiasmados con la idea de ser padres, SeokMin se volvió aún más atento, cariñoso y sobreprotector con él, le complacía cada uno de sus antojos y besaba su vientre hasta hacerlo dormir.

El día que la pequeña Lee Haeun llegó al mundo recibió una de las noticias más devastadoras de su vida, hace dos meses SeokMin había ido a una misión secreta, no era la primera vez que se ausentaba de casa por tanto tiempo pero siempre volvía en buenas condiciones, a JiHoon le daba miedo no volver a verlo, que no regresara pero era su trabajo y su pasión.

Una bala.

Una bala que fue directamente a su corazón le quitó la vida y junto a ella la posibilidad de conocer a su hija.

Lloró hasta quedar sin lágrimas, cada noche sus gritos de dolor despertaban a SeungKwan, quien se fue a vivir con él durante los primeros meses de la tragedia pero no podía echarse a morir, tenía a una pequeña persona que dependía de él, alguien que lo necesitaba, Haeun era el obsequio que SeokMin le había dejado por el resto de su vida.

Fue quien le dio el coraje y la fuerza para continuar.

La marca de su cuello fue desapareciendo con el paso del tiempo, se cambió de casa para aliviar un poco el dolor de su corazón, guardando con mucho cariño y amor cada uno de los recuerdos con SeokMin en una caja de cristal que protegería para siempre, abrió una florería que ayudaba a pagar los gastos de la casa y se hizo cargo de su pequeña.

Formando una pequeña familia.

Habían pasado cinco años desde entonces y pensó que jamás volvería a enamorarse, ningún Alfa lo aceptaría con una hija, la gran mayoría era bastante celoso en ese aspecto porque ya había sido marcado una vez, otro hombre lo había tenido entre sus brazos y para la sociedad ya estaba manchado por ser padre soltero y además ser viudo.

Pero todo cambió esa mañana.

—Buenas tardes —Habló un hombre haciendo sonar la campanilla de la puerta al entrar a la tienda.

—Hola, mi nombre es JiHoon, ¿En qué puedo... —Levantó la cabeza de los papeles que tenía sobre el mostrador y se quedó helado al ver un Alfa vistiendo un traje formal, sus labios rojos resaltaban en la palidez de su piel, sus ojos profundos y brillantes lo dejaron sin aliento por algunos segundos, pero no era sólo su aspecto físico, aquel hombre imponía presencia y elegancia, sus zapatos relucían y su traje hecho a su medida dejaba claro cada uno de sus atributos —... Ayudarlo?

—Ando buscando flores para regalar —Contestó el mayor, sonriendo ligeramente, haciendo que las piernas de JiHoon temblaran al ver su sonrisa.

¿Es que acaso ese hombre podía ser aún más perfecto?

El Alfa caminó hacia las flores y su aroma llegó a las fosas nasales de JiHoon; tierra húmeda y castañas.

—¿Tiene algo en mente? —Preguntó casi tropezando cuando salió del mostrador, sonrojándose a más no poder.

SeungCheol recorrió el cuerpo del omega en una rápida y disimulada mirada, era de baja estatura, mucho más que él, delgado, llevaba jeans, un suéter rosa y un delantal color blanco con un girasol con el nombre de la tienda.

Bastante sencillo.

Y eso lo hizo aún más llamativo porque no necesitaba mucho para verse atractivo, su rostro era pequeño, de piel tan blanca como la nieve que caería en navidad pero en comparación de ella, JiHoon se sentía cálido.

—Tratándome con tanta formalidad me siento con cien años demás encima —SeungCheol soltó una risita mientras veía las flores para luego mirar de reojo a JiHoon y encontrarse que el menor estaba haciendo lo mismo, ambos rieron.

—Lo siento —JiHoon sonrió y el corazón de SeungCheol latió con fuerza —¿Tienes algo en mente? Las flores dicen mucho aunque la gente no lo sepa.

—¿Qué dicen estas? —Acarició unas flores de pétalos rosados.

—Son peonias —Informó JiHoon metiendo las manos en los bolsillos de su delantal —Simbolizan timidez, son ideales para decirle a una persona que la quieres sin necesidad de utilizar las palabras.

—¿Y estas? —Continuó el pelinegro.

—Los tulipanes son mis favoritos —Confesó el castaño —Son una promesa de amor sincero, simbolizan una declaración romántica y honesta, son una apuesta por una relación exitosa.

Caminó por el lugar y JiHoon lo siguió, inspirando el intenso y adictivo aroma del Alfa hasta que se paró frente a unas flores blancas que llamaron su atención —¿Cuál es el nombre de estas?

—Lirios —Contestó el omega —Simbolizan pureza y belleza refinada.

—Es decir que fácilmente alguien te las podría regalar a ti —Comentó girándose para ver los hermosos ojos del omega, JiHoon sonrió bajando la mirada, avergonzado pero no estaba incómodo, todo lo contrario —Espero que no te haya molestado lo que dije.

—No te preocupes.

—¿Los clientes suelen decírtelo? —Unos hoyuelos se marcaron en sus mejillas y JiHoon lo comprobó; sí, ese hombre podía ser más atractivo.

El cambio drástico que tenía con el rostro serio donde la sensualidad rebalsaba de su cuerpo y cuando sonreía parecía un pequeño y tierno cachorro que solo buscaba una caricia en su corazón.

—¿Decirme qué?

—Que eres la flor más hermosa de toda esta tienda.

A JiHoon se le movió el mundo, pudo sentir como la tierra giraba bajo sus pies, y esa sensación cosquillosa y agradable inundó su pecho después de tanto tiempo, las comparaciones no eran buenas, no le agradaban en lo absoluto pero lo que sintió fue mucho más grande que cuando salió a la primera cita con SeokMin y no tenía claro si era una buena señal o no, el pelinegro no sabía lo que había detrás de él, era padre de una hermosa niña de cinco años a quien amaba profundamente —Gracias.

—Aún no me decido —Miró las demás flores de la tienda, siempre sonriendo cuando miraba a JiHoon de reojo, provocando unos adorables sonrojos en sus mejillas.

—Seguramente a tu novia le gustara cualquiera que le lleves —Dijo y SeungCheol alzó las cejas ante su comentario —¿Novio?

—No estoy saliendo con ningún chico, en realidad las flores son para mi abuela —Respondió y JiHoon comenzó a flotar en una nube otra vez —Está de cumpleaños.

—Los claveles serían un lindo obsequio.

—Está bien, llevaré un ramo.

JiHoon sacó las flores y en el mostrador arregló un ramo con un lindo papel y una cinta de donde pudiera tomarlas.

—Aquí tienes —Dijo ofreciendo el ramo y recibiendo el efectivo de SeungCheol —¿Necesitas algo más?

—Sí.

—Dime

—Es un poco injusto que hayas podido averiguar sobre mi situación sentimental y que yo no sepa si estás saliendo con alguien —Apoyó los codos en el mostrador, inclinándose hacia adelante con una sonrisa.

—Es porque no preguntaste pero ya se acabó el tiempo —Estiró el brazo con las monedas y las dejó caer en la mano del Alfa —Gracias por la compra, espero que regreses pronto.

—Gracias a ti —Soltó una risita por la actitud adorable del omega —Por cierto, me llamo SeungCheol.

Estrecharon sus manos —Un gusto SeungCheol.

—Nos vemos.

Desde ese momento SeungCheol fue cada día a la florería de JiHoon, comprando lo que fuese para verlo, aunque fuera una sola flor que después dejaba en su oficina, al marchitarse iba nuevamente a la tienda con la excusa de que ya no tenía nada que hiciera recordarlo durante el resto del día y rápidamente crearon una amistad que iba más allá de eso, con evidentes coqueteos e interés por el otro, JiHoon supo que SeungCheol trabajaba en una empresa que estaba en la misma calle, se encargaba del área administrativa, vivía solo pero en cada festividad iba a casa de sus padres.

JiHoon no quiso dejar pasar más tiempo en decirle que tenía una hija y le sorprendió que SeungCheol le preguntara acerca de ella, por su nombre y la personalidad de la pequeña, aquello no disminuyó su interés por el omega, todo lo contrario, fue valiente en continuar por su familia y lo admiraba por eso.

Formaron una relación amorosa de puertas hacia afuera, JiHoon no quería presentarle a Haeun un hombre con el que quizás se podría molestar o que tal vez en el mes siguiente terminarían y le rompería el corazón no solo a él sino también a ella.

Era muy cuidadoso con las personas que permitía que entraran a su vida, a su hogar y sobre todo a la vida de su hija.

Inevitablemente se enamoró de SeungCheol, de sus atenciones, de como lo miraba y como lo trataba, la forma en la que le hablaba y todo lo que provocaba en su interior, y el mayor se enamoró de él, su forma de decírselo fue comparando un enorme ramo de rosas rojas, ahora solo era miedo lo que sentía al presentárselo a su hija y que ella lo rechazara.

Pero sus ciclos de celos no los podía evitar y SeungCheol era el único Alfa que necesitaba en esos momentos, no había permitido que lo marcara y se cuidaban a la hora de tener relaciones sexuales, SeungCheol siempre fue comprensivo y muy paciente en la relación.

—Quiero conocer a Haeun —Dijo SeungCheol con voz ronca, apenas despertó con las caricias que le proporcionaba JiHoon en su pecho desnudo.

—No sé cómo reaccionaría —Se sentó en la cama, ocultando sus partes íntimas, era el último día de su ciclo y Haeun estaba en casa de SeungKwan y Hansol —Sabes que ama a SeokMin aún sin conocerlo, me pregunta cuándo regresará.

—Pero no lo hará y necesita saberlo —Se apoyó en el respaldo de la cama, estirando el brazo para que JiHoon tomara su mano, cuando lo hizo lo jaló suavemente hacia él para envolverlo entre sus brazos —JiHoon, no quiero que esto sea un simple noviazgo, mucho menos que sea secreto como si estuviésemos haciendo algo prohibido, te amo, quiero casarme contigo y formar una familia junto a Haeun. No reemplazaré a SeokMin, él siempre será su papá y lo respeto pero me gustaría tener un espacio en su corazón, sé lo importante que ella es para ti y quiero que también lo sea para mí.

—Lo sé —Descansó la cabeza en el pecho de SeungCheol, trazando círculos en su piel con la punta de sus dedos —Pero tengo miedo.

—Haré todo lo que esté en mis manos para que me acepte y buscaré mil formas de ganarme su amor —Dijo SeungCheol en voz baja, inspirando profundamente. Cada vez que entraba a esa casa era cuando la menor no estaba, veía sus juguetes regados por la sala y lo único que deseaba era conocerla, la había visto en fotos y muchas veces escuchó su voz durante las llamadas que le hacía a JiHoon y ella de pronto chillaba llamando a su papá para jugar.

No quería decírselo a JiHoon porque no quería presionarlo con esta situación que llevaba un año, pero se sentía mal, era escondido y no le agradaba la idea.

Lo hacía sentir poco importante para JiHoon aunque esa pequeña inseguridad desaparecía cada vez que lo miraba.

Amaba a JiHoon y quería amar a su pequeña hija pero no le daba la oportunidad de hacerlo.

—¡Papi JiHoon! —Gritó la pequeña Haeun apenas entró a la casa, soltando las manos de sus tíos SeungKwan y Hansol para correr por el pasillo que daba a la habitación principal.

—Escóndete —Susurró JiHoon empujando a SeungCheol de la cama para luego levantarse de golpe apenas escuchó los pasos de su hija, tomó la ropa del Alfa y se la lanzó al rostro al verlo de pie con la ropa interior puesta, a SeungCheol no le quedó otra opción que meterse debajo de la cama golpeándose los codos en el acto, tuvo que cubrirse la boca con la mano para no lloriquear —Rápido, rápido.

Haeun abrió la puerta y sus ojos se achinaron al ver a su papá en la cama, bostezando, por lo cual recién había despertado, dejó caer su peluche favorito al suelo y saltó a abrazar a JiHoon.

SeungCheol vio el osito frente a él y apoyó la frente en el piso de madera.

—Buenos días cariño —Saludó JiHoon acariciando el cabello castaño de la pequeña, según sus familiares y amigos tenía todo de él físicamente, su cabello, la forma de sus labios, sus ojos y los agujeros en sus mejillas pero la personalidad era tan extrovertida como la de SeokMin.

—¡Ayer le escribí una carta para Santa! —Dijo Haeun mordiéndose el labio inferior de la emoción —Debemos ir a dejarla al correo.

—¿Qué le pediste para esta navidad?

—Es un secreto —Susurró colocando su dedo índice sobre sus labios para luego soltar una encantadora risita que provocó una sonrisa en SeungCheol al escucharla —¿Podemos desayunar e ir a dejarla al buzón con destino al Polo Norte?

—Claro que sí —JiHoon la miró enternecido.

—¡Iré a ponerle más pegatinas para que la vea primero! —Exclamó Haeun bajándose de la cama, no sin antes dejar un sonoro beso en la mejilla de JiHoon, cerró la puerta y se fue corriendo a su habitación para decorar el sobre de su carta para Santa.

El omega dejó salir un suspiro de alivio al no ser descubiertos, la situación había llegado al límite, SeungCheol se asomó apoyando los brazos en el colchón.

—Deberíamos dejar de hacer esto —Comentó el Alfa.

JiHoon asintió con la cabeza —Buscaremos el momento adecuado para decírselo.

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