A love for my daddy JiHoon.
Cuatro días antes de navidad el Alfa salió de la empresa donde trabajaba con un recipiente lleno de galletas en sus manos, cruzó la calle y entró a la florería de JiHoon haciendo sonar la campanilla de la puerta, SeungKwan lo recibió con una sonrisa y fue inevitable que no buscase al castaño con la mirada.
—Salió un momento con Haeun —Habló antes de que se lo preguntara, hace meses atrás JiHoon le había presentado a SeungCheol y no podía estar más feliz con su relación, había amor de sobra de ellos, bastaba con mirarlos juntos.
—¿Tardará mucho? —Caminó con cautela hacia el pelirrojo.
—Fueron a comprar algunos obsequios para los amiguitos de ella así que probablemente se tomen su tiempo.
—Solo pedí permiso diez minutos —Comentó bajando la mirada hacia el recipiente con galletas, levantó la cabeza y estiró el brazo hacia SeungKwan —¿Puedes entregárselas apenas lleguen?
—¿Las has hecho tú?
—Sí, estuve practicando en la mañana.
—Lo puedo notar —SeungKwan sonrió cuando vio una mancha de harina en la chaqueta del Alfa, SeungCheol se sonrojó e inmediatamente la limpió —Es increíble el amor tan grande que le tienes a JiHoon. Me alegro mucho que te haya invitado a casa para la cena navideña.
—Tú que conoces mejor a Haeun —Se acercó al mostrador con más confianza que antes —¿Crees que me acepte?
—Estoy completamente seguro de que lo hará —Respondió con voz clara y fuerte —Pueden no ser padre e hija pero Haeun tiene una personalidad muy parecida a la tuya, es ocurrente, divertida, espontánea, le encanta que las personas a su alrededor estén felices y tú haces lo mismo con JiHoon, le completaste su vida.
SeungCheol estuvo adelantando trabajo en la oficina durante toda la semana para tener la noche de víspera de navidad libre, se quedó hasta tarde cada día avanzando en contratos y productos que debían encargar, también los gastos y ganancias que estaba recibiendo la empresa.
Hace años no se emocionaba tanto y no esperaba con tantas ansias la llegada de la navidad.
Al llegar la Nochebuena los copos de nieve comenzaron a caer del cielo dejando una enorme manta blanca sobre la ciudad, Haeun los veía caer desde la ventana de la sala, miraba hacia arriba preguntándose a qué hora iría Santa a dejar su obsequio, cerró los ojos unos segundos y juntó sus manos, rogando porque aquel hombre de traje rojo no se olvidara de ella.
Las luces del árbol estaban encendidas, cada rincón de la casa estaba con el espíritu navideño, se podía sentir en el aire, en cada adorno de los muebles y repisas, en las guirnaldas y las esferas de nieve.
El delicioso aroma de la cena hizo que la pequeña fuera hasta la cocina para ayudar a su papá.
—¿Vendrá alguien más? —Preguntó curiosa cuando recibió los cubiertos y se dio cuenta de que habían para tres personas.
—Sí —Respondió JiHoon terminando las ensaladas —Está noche tendremos visita.
—¿Tío Hansol y tío SeungKwan?
—No, ellos me dijeron que vendrán mañana —Contestó agachándose a la altura de la menor para acariciarle la mejilla —Ve a poner los cubiertos y nos vamos a cambiar.
—Sí, papi.
JiHoon tenía todo planeado aunque estaba seguro de que se pondría tan nervioso cuando llegase SeungCheol que se le olvidaría todo, su idea era hacerlo entrar a casa, hablar con Haeun a solas primero y luego presentárselo. Cenar para que lo conociera y al final pedirle que fuese honesta respecto a cómo se había sentido y sobre incorporarlo a la familia.
Solo esperaba que las cosas resultaran bien porque no quería que Haeun se sintiese incómoda y tampoco quería alejar a SeungCheol.
Pero el Alfa tenía mucha razón.
Haeun era su prioridad.
Cerca de las once de la noche SeungCheol tomó el abrigo de la silla, ordenó los papeles del escritorio y miró el reloj de su muñeca, aún tenía tiempo de ir a casa, ducharse, cambiarse e ir a casa del Omega.
Le había comprado un obsequio a Haeun, JiHoon le había comentado que a la pequeña le encantaba cocinar así que le compró una nueva cocina con luces y sonidos, traía varios alimentos de juguete con los que pasaría horas divirtiéndose.
Se había sentido tan extraño pero tan bien cuando entró a una tienda y fue al sector de juguetes, preguntarle a la vendedora fue una experiencia nueva y emocionante por más pequeña y sencilla que fuera.
—SeungCheol ya han enviado los nuevos contratos —Salió el señor Kwon de la oficina encontrándose al pelinegro —Necesito que revises cada uno, los traduzcas y los imprimas para la reunión del lunes.
—Es víspera de navidad —Comentó con el corazón a punto de salir de su boca.
—Pero tú no tienes familia —Dijo el hombre tecleando en la pantalla del móvil —Es decir, no estás casado y tampoco tienes hijos.
SeungCheol guardó silencio y apretó sus labios al asentir con la cabeza.
Tenía razón.
—Y por lo que sé tus padres no viven en la ciudad —Agregó el señor Kwon —Es importante tenerlos listos para este lunes o perderemos la oportunidad de trabajar con las empresas Sung.
—Si señor —No tenía otra opción que aceptar o perdería el trabajo que con tanto esfuerzo había conseguido.
En ese momento supo que no podría ir a casa de JiHoon y que se perdería la oportunidad de estar con Haeun.
—Buenas noches SeungCheol —El hombre mayor pasó junto al pelinegro —Perdóname.
Faltaban unos pocos minutos para que dieran las doce de la noche y JiHoon entró a la habitación para buscar el móvil y marcarle a SeungCheol.
—¿Cheol? —Habló apenas cogieron la llamada —Te estamos esperando para cenar.
—No podré ir —Soltó un profundo suspiro, no había llamado porque por un instante pensó que podría terminar pero era imposible, seguramente lo haría a las cuatro o cinco de la madrugada.
—¿Ocurrió algo?
—Mi jefe me dejó más trabajo aquí en la oficina.
—¿Quieres que vayamos nosotros? —Preguntó JiHoon.
—No, no, ustedes cenen. No es justo para Haeun pasar Nochebuena en una oficina llena de papeles, prefiero que este en casa contigo.
—Cheol —Musitó con tristeza.
—Perdón, mi amor —Sus ojos se llenaron de lágrimas —Pensé que iba a poder ir.
—No te disculpes, no debes hacerlo —Humedeció sus labios para continuar hablando —De todas formas mañana puedes venir, la idea de querer que conozcas a Haeun sigue en pie.
JiHoon hubiese querido que las cosas fuesen distintas, que SeungCheol hubiera podido llegar a casa y estar cenando en familia con las dos personas que más amaba en todo el mundo pero no podía hacer nada con los percances que se presentaban.
Haeun le preguntó en más de una ocasión donde estaba la persona que iba a ir a cenar con ellos, hasta llegó a pensar que le había dejado un puesto en la mesa para Santa pero después descartó la idea.
Santa solo comía galletas y tomaba leche.
La cual dejaría en una mesita mientras lo esperaba pero sus párpados cedieron y se quedó dormida en el sofá, unos minutos más tarde JiHoon la levantó y la llevó a la habitación.
A la mañana siguiente Haeun bajó corriendo por las escaleras, utilizando su pijama de una sola pieza, casi resbaló al doblar el pasillo pero alcanzó a afirmarse en las paredes, entró a la sala y quedó paralizada al ver a un hombre agachado, abrazando sus piernas y con un listón color rojo en su cabello oscuro.
—¡Santa trajo mi obsequio! —Chilló emocionada Haeun, sin saber qué hacer, quería correr hacia el pelinegro pero también quería ir a despertar a su papá JiHoon —¡Leyó mi carta!
—Hola —Saludó SeungCheol con timidez, levantando su mano derecha.
—¡Y habla! —Exclamó corriendo hacia el árbol, los demás obsequios no le importaban en ese momento —Mi nombre es Lee Haeun, ¿Cuál es el tuyo?
—Choi SeungCheol.
—¡Papi JiHoon! —Lo llamó subiendo el tono de voz, subió por las escaleras y sacó al omega de la cama.
—Cariño, no corras por la casa o tropezarás —Habló JiHoon frotándose los ojos.
—Ven, rápido, rápido —Apretó la mano de su papá y bajaron por las escaleras —¡Le he pedido a Santa un obsequio para ti y lo trajo! ¡Papi, Santa leyó mi carta y te envió un amor!
—¿Qué? —Preguntó confundido.
—Su nombre es SeungCheol —Corrió hacia el Alfa, tomándole la mano para que se levantara y fuera hasta donde estaba su papá —Él es mi papi JiHoon.
—¿Cómo entraste? —Preguntó JiHoon.
—¡Por la chimenea, papi! —Respondió la pequeña.
—SeungKwan me ayudó a hacerlo —Susurró cuando Haeun se acercó a la chimenea.
—¿Ya se aman mucho? —Preguntó la menor.
Ese era el momento adecuado que habían estado buscando, sí, SeungCheol estaba agotado, su cuerpo no podía más por haber estado hasta las seis de la mañana sentado en la oficina, tenía ojeras y no había tenido tiempo para ir a cambiarse a casa porque SeungKwan lo fue a buscar apenas supo que no había podido ir a casa de JiHoon, pero quería hablar con Haeun, que lo aceptara, quería buscar algún rincón en su corazón.
Se agachó a la altura de la menor y tomó sus manos.
—¿Te molestaría que yo estuviera con tu papi JiHoon? —Preguntó con voz suave.
—No —Respondió ella sin titubear —Es mi deseo de Navidad.
SeungCheol levantó la cabeza mirando a JiHoon y éste asintió con la cabeza, dándole el permiso que necesitaba para continuar, volvió su atención a la menor —Me gustaría mucho formar parte de esta familia, conocerte a ti y si me lo permites hacer un espacio en su corazón, aunque sea uno pequeñito.
—¿Uno pequeñito? —Preguntó levantando sus cejas, Dios, era ver a JiHoon —Mi corazón es muy grande, hay mucho espacio para ti.
—Asombroso —Fue lo único que pudo decir, sin duda alguna valía la pena no haber dormido nada y haber esperado tanto tiempo por ese momento.
—¿Quieres mucho a mi papi JiHoon? —Preguntó Haeun balanceando sus manos junto a las de SeungCheol.
—Sí, lo amo.
—Papi —Haeun levantó la cabeza mirando a JiHoon —Te ama.
JiHoon le dedicó una ligera sonrisa y su corazón estuvo en paz al verlos juntos, al ver a Haeun aceptando al hombre que había elegido para amar.
—Tú también lo amas —Dijo la menor —¿Eres feliz?
—Mucho.
—Ven —Haeun hizo que SeungCheol se levantara y la siguiera —Te enseñaré todos mis juguetes.
El Alfa entró a la habitación de la pequeña, con solo verla pudo saber que era una amante de los colores pasteles, todo era adorable, tenía juguetes y dibujos por todas partes, ahora entendía cuando JiHoon le comentó que tardaba horas ordenando el cuarto de Haeun.
Quizás ahora él podría ayudarlo, encantado lo haría.
Había una cocina y una mesa pequeña con varios peluches sentados, Haeun sacó a la jirafa e invitó a SeungCheol a usar su lugar.
Estrecho.
Esa era la palabra que utilizaría SeungCheol al sentarse, sus caderas dolían y no tenía la mayor idea de cómo lo haría para levantarse pero la sonrisa nadie, ni nada la podía borrar de su rostro.
—¿Tienes hambre? —Preguntó Haeun acercándose a la cocina, tomando algunos trozos de pastel y una tacita.
—Mucha —Respondió SeungCheol, mirando a JiHoon de reojo, el cual estaba apoyándose en el marco de la puerta con una sonrisa en los labios.
—Olvidé presentarlos —Tomó a un osito y SeungCheol lo recordó.
Era el mismo que había visto cuando se escondió bajo la cama del omega.
—Señor osito, él es SeungCheol, el nuevo amor de mi papi —Movió el brazo del oso para que estrechara la mano con el Alfa —Nuevo amor de mi papi, él es el señor osito.
—Un gusto conocerlo, señor osito —Dijo SeungCheol moviendo el brazo del peluche.
—El señor osito es un poco tímido pero es muy bueno —Dijo Haeun dejando al oso en su asiento.
—Parece serlo.
—Perdió su ojito en la guerra, no le gusta que se lo pregunten —Susurró cerca de SeungCheol —En realidad se lo saque con los dientes cuando era un bebé, me lo contó papi JiHoon pero no se lo digas.
—¿Hay aguja e hilo? —Preguntó el Alfa girándose en la silla para mirar a JiHoon.
—Sí —Respondió JiHoon y al darse cuenta de lo que quería hacer ya que SeungCheol tocó uno de los botones de su chaqueta miró a su hija —Cariño, ¿Te parece si mientras SeungCheol y el señor osito se conocen sacamos los ingredientes para enseñarle como hacemos las galletas navideñas que tanto nos gustan?
—¡Sí!
SeungCheol no tardó mucho en llegar a la cocina con el señor oso en las manos.
—¡El señor osito puede ver! —Exclamó Haeun tomándolo y viendo como había recuperado su otro ojo de botón —Muchas gracias.
SeungCheol estaba encantado con la imagen de la cocina, ver a JiHoon en delantal, echando la harina en una fuente y a Haeun en un pijama color amarillo, parecía un pequeño y adorable pollito.
Todo tan cálido y familiar.
—¿Me ayudas con mi delantal? —Preguntó la menor tirando la chaqueta del Alfa para obtener su atención.
—Por supuesto.
—¿Cuál es tu sabor favorito de galletas?
—Me gusta mucho el chocolate.
—A mí también me gusta —SeungCheol la levantó sentándola en la isla de la cocina donde estaban los decorativos para las galletas —A mi papi JiHoon le gustan de vainilla, ahora seremos dos contra uno y habrán más de chocolate.
—Podremos comerlas con leche mientas miramos películas —Comentó SeungCheol colocándose el delantal que le había entregado JiHoon.
—Me gusta la cenicienta y la sirenita —Dijo Haeun moviendo sus pies —¿Las conoces?
—Creo haberlas escuchado.
—¿Podemos verlas hoy? —Preguntó emocionada con la idea —¿Puedes quedarte con nosotros?
—Claro —Respondió SeungCheol.
—¿Para siempre? —Sus ojos brillaron de felicidad —Podemos ser una familia.
—Me encantaría.
Mientras Haeun separaba los decorativos por colores el Alfa se acercó a JiHoon por la espalda, besando su mejilla y rodeando su cintura, inspirando el floral aroma que emanaba de su cuerpo, el omega giró el rostro y unió sus labios con los de SeungCheol.
Ahora los tres serían una familia y SeungCheol podría tomar la manita libre de Haeun y caminar junto a ella y a JiHoon.
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