Capítulo 7
—¡No puedes dispararle a tu esposo!
—¿Qué son esos gritos? —Daniel se volteó apenas escuchó la voz de JiHoon.
—No es muy difícil de adivinar —Uno de los médicos rodó los ojos para luego sonreír con los demás paramédicos —En menos de cinco segundos estarán aquí SeungCheol y JiHoon disparándose con pistolas de agua, llevando a uno de los niños detrás de ellos.
Y así fue, Daniel observó la escena en silencio, JiHoon sujetaba la mano de una pequeña niña escondiéndola detrás de él mientras que SeungCheol cargaba en su espalda a un niño tratando de que no le cayera agua.
Los cuatro llevaban gorros de Santa.
Había trabajado en varios hospitales y desde que cumplió la mayoría de edad fue voluntario en fundaciones de quemados pero nunca vio un lugar tan alegre, el hecho de que la pareja de esposos de vez en cuando hicieran desastres en la fundación como mojar el suelo y paredes con pistolas de agua y romper ventanas, aunque esto último no sucedía tan seguido, todo lo hacían con extremo cuidado de no dañar a nadie, todo lo contrario, las risas de los niños se escuchaban desde afuera y era una de las razones de su éxito, los padres veían cómo cuidaban a sus hijos y preferían llevarlos allí que a un hospital donde el tratamiento era más lento, donde posiblemente se sentirían incómodos y quisieran irse.
Muchos niños se deprimían negándose a recibir el tratamiento con el ambiente que los rodeaba.
—¿Que no puedo? —SeungCheol arqueó una ceja —Solo obsérvame.
—¡Cheol! —Exclamó JiHoon girándose y en un mal movimiento terminó resbalando y cayendo al suelo.
—¡Doctor Choi! —Regañó la pequeña acercándose a JiHoon. Los de la estación de enfermería se alertaron con la situación.
—Bebé —SeungCheol corrió hasta el castaño arrodillándose junto a él, primero se aseguró de que no se haya golpeado la cabeza y luego buscó alguna herida en sus brazos o piernas —¿Estás bien? ¿Te duele algo?
JiHoon cerró los ojos y formó un puchero, haciendo sonidos de que estaba a punto de soltarse a llorar.
—Bebé, no me asustes por favor —Sujetó las mejillas de su esposo entre sus manos —Dime donde te golpeaste para poder hacer algo —Pero JiHoon seguía sin decir nada —JiHoonie, mi amor, por favor, cosito.
JiHoon llevó la punta de la pistola al pecho de SeungCheol, abrió los ojos y disparó mojándole la bata —Te dije que no te atrevieras a dispararle a tu esposo.
SeungCheol sonrió y bajó la mirada hacia el muslo de JiHoon, el castaño lo imitó viendo como la pistola del mayor ya había disparado en él —No intentes superar al maestro, sigues siendo sólo un estudiante.
—Te detesto —Susurró mirando fijamente los ojos del mayor y notando cómo Daniel se llevaba a los niños a sus respectivas habitaciones dejándolos a solas. Incluso los demás trabajadores se fueron para realizar sus obligaciones.
—Es una lástima para que esta noche tengas que dormir con este hombre que tanto detestas —Sonrió triunfante, burlándose en la cara del menor.
—Puedo hacer que duermas en el sofá —Dijo JiHoon sujetando a SeungCheol de la corbata —Como la otra noche donde te comiste mi trozo de pastel sin pedirme permiso.
—No te tengo que pedir permiso —Dijo claramente y JiHoon alzó sus cejas —Bien, quizás para algunas cosas sí. ¿Me perdonas por haberte disparado?
—No.
—Bebé —Su voz infantil hizo reír a JiHoon —Perdón.
JiHoon intentó levantarse y SeungCheol le tendió la mano para ayudarlo.
—Perdón —Continuó el pelinegro, buscando obtener una sonrisa de su pequeño y adorable esposo, moviéndose e intentando que lo mirara a los ojos para convencerlo. Al no conseguirlo no vio otra alternativa que abrazarlo por detrás causándose cosquillas con besos en el cuello, haciendo que agitara los pies y lo golpeara mientras reía.
Hasta que alguien se aclaró la garganta y ellos se detuvieron.
La sangre subió rápidamente a las mejillas de JiHoon elevándole la temperatura al ver a sus padres, se acomodó la ropa y SeungCheol hizo lo mismo, como si acabasen de ser descubiertos en alguna travesura.
—Mamá... —Habló JiHoon sin ser capaz de mirarlos a los ojos —Papá, no sabíamos que vendrían.
—Ya lo veo —Sonrió la señora Lee mirando a su esposo, pronto ellos se acercaron soltando una risita al ver la bata de SeungCheol mojada y el pantalón de su hijo en la misma condición.
—Buenas tardes señores Lee —Sonrió SeungCheol tomando la mano de JiHoon —¿Cómo han estado?
—Indignados —Respondió el señor Lee en un tono serio —¿Cómo es posible que nadie nos haya contado de que nuestro nieto se casará?
—¿Abuelos? —Preguntó MinKi haciendo que la pareja de ancianos se volteara a verlo.
—¿De dónde salió este chico? —Dijo la señora Lee mirando la mano de su nieto siendo sujetada por la de un chico alto, serio y de cabello azabache.
—De mi cas... —MinKi le cubrió la boca con una mano para que no dijera una de sus obvias respuestas.
—Qué gusto verlos —Dijo el menor colocando su mejor sonrisa.
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