Capítulo 10
—Creo que esta es la última —Dijo SeungCheol dejando una caja llena de adornos navideños en el suelo de madera de la sala, tomó uno de los gorros color rojo con un pompón en el extremo superior que estaban sobre el sofá y se acercó a JiHoon quien estaba colgando las esferas en el árbol para colocárselo y darle un sonoro beso en la mejilla antes de alejarse.
Navidad era una de las festividades favoritas de la familia y no precisamente por las vacaciones o por los obsequios, el ambiente cambiaba cuando llegaba aquella fecha, todo parecía ser más alegre, cálido y familiar, a diferencia de muchas familias ellos no cenaban, tomaban chocolate caliente y comían galletas, veían películas, conversaban y reían a carcajadas hasta altas horas de la noche.
Y la casa cambiaba por completo tanto en el interior como en el exterior donde colgaban luces de colores que en la noche brindaban un lindo espectáculo.
Tenían la costumbre de sacar una fotografía después de adornar su hogar y esta vez no fue la excepción, SeungCheol tomó la cámara instantánea y abrazó a las dos personas más importantes en su vida.
—Déjenme tomarle una fotografía a ustedes dos —Dijo MinKi alejándose e indicándole a sus padres que se acercarán al árbol de navidad.
SeungCheol pasó su brazo por los hombros de JiHoon y miraron a la cámara, después acercaron sus rostros y el castaño bajó la mirada con una sonrisa al sentir unos labios en su frente, en la siguiente captura levantó la cabeza rozando los labios del mayor, sin llegar a besarlo, sonrieron y aquella imagen fue la favorita de MinKi.
Nunca podría cansarse de ver lo enamorados que estaban sus padres y no necesariamente debían decírselo a cada minuto, sus miradas hablaban por sí solas.
Aspiraba a un amor tan puro y sincero como el de ellos.
Y aunque pronto se casaría, jamás dejaría de estar en casa en navidad y armar el árbol junto a sus padres, lamentablemente DoYeon estaba trabajando porque si no lo hubiesen incluido como en navidades pasadas.
—Falta la estrella —JiHoon avisó del detalle más importante, el cual no cualquiera podía poner.
—Deberíamos dejar que DoYeon la coloque cuando venga en navidad —Habló SeungCheol sorprendiendo a su hijo —¿Qué? El año pasado no deje que lo hiciera porque no había hecho los méritos suficientes pero pronto será parte de la familia oficialmente y podría ser una forma de darle la bienvenida a esta casa.
—Deberías hablar de esa manera cuando él esté presente —MinKi rodó los ojos y se sentó en el sofá mirando a su padre.
—Entonces perdería la magia y seríamos los típicos padres que aceptan al esposo de su único hijo —Dijo SeungCheol negando con la cabeza —JiHoon lo ha aceptado así que yo debo tomar ese papel.
MinKi entrecerró los ojos jugando con uno de los listones que había sobrado del árbol.
—Aún queda una semana para que te arrepientas y arranques de la ciudad —Comentó el pelinegro.
—Cheol —Regañó JiHoon saliendo de la sala.
—¿Tan difícil es aceptar que me enamore? —Cuestionó MinKi en voz baja.
SeungCheol le dedicó una cálida sonrisa y suspiro antes de acercarse a MinKi y sentarse junto a él preguntándose cómo es que había pasado tan rápido el tiempo si apenas ayer habían regresado de Japón con su cuerpo limpio del cáncer —Es difícil aceptar que te debas ir.
—Papá...
—Sé que lo tienes que hacer y no reclamaré por eso —Sonrió tomando la mano de su hijo entre las suyas —Pero extrañaré verte aquí, saber que estás a salvo, durmiendo a pocos metros de mí.
—Vendré a visitarlos y nos seguiremos viendo en la fundación —Aseguró el menor, colocando su mano libre sobre la mano de su papá.
—Lo sé —Asintió con la cabeza.
—DoYeon me cuidará —Intentó tranquilizarlo con aquellas palabras. Era extraño también para él dejar la casa donde creció y donde fue inmensamente feliz, cada rincón estaba lleno de recuerdos y la costumbre de vivir con sus padres iba a ser difícil cambiarla, verlos al desayunar o en los pasillos y comenzar a formar una nueva vida lejos de toda su zona de seguridad.
—Más vale que lo haga o le romperé las piernas —SeungCheol soltó una risita mientras jugaba con los dedos del menor.
MinKi sonrió y sus ojos se humedecieron junto a los de SeungCheol cuando sus miradas se cruzaron —Te quiero mucho, papá.
—Te quiero MinKi —Musitó y sus brazos rodearon el cuerpo delgado de su hijo, estrechándolo como solía hacerlo, dándole protección en ellos.
Y asegurándole que en siete días más seguiría siendo su papá, seguiría pendiente de él, cuidándolo a una distancia prudente y sobretodo que siempre estaría para lo que necesitase.
Los días fueron pasando y la boda cada vez estaba más cerca, al principio DoYeon lo vio como un mero trámite, no necesitaba un pedazo de papel para decirle a MinKi que quería compartir su vida junto a él, sin embargo lo encontraba romántico pero sin desearlo los nervios se fueron apoderando de él, tanto así como para evitar ver a su prometido porque comenzaba a tartamudear, sudar y su respiración se agitaba al pensar que en cuestión de días estarían viviendo juntos.
Dobló en el siguiente pasillo y al ver a MinKi saliendo de una habitación, él abrió la primera puerta que encontró, cerrándola de inmediato.
Suni se sentó en la cama sin entender que sucedía.
DoYeon miró por la ventanilla y se agachó cuando pasó MinKi por afuera.
—¿Doctor Jeon? —Preguntó la pequeña.
—Hola Suni —Se volteó a verla y le sonrió obteniendo un sonrojado intenso en las mejillas de la menor.
—¿Qué está haciendo?
—Nada —Respondió simulando despreocupación, caminando hasta la cama de Suni donde tomó la ficha clínica —¿Cómo has estado?
—¿De quién se esconde? —Insistió la menor.
—¿Hoy has ido a la quimioterapia? —Leyó los procedimientos del día —Creo que no.
—¿De quién se esconde?
—Tampoco tomaste tu tratamiento farmacológico —Levantó la cabeza y Suni colocó las manos en su regazo.
—¿De quién se esconde? ¿De su prometido? —Preguntó curiosa —¿Discutieron y usted tuvo la culpa?
—En tres días más nos casamos y estoy un poco nervioso —Contestó finalmente —No pensé que me pondría así.
—¿Se ha arrepentido?
—No, no, nada de eso, solo me asusta todo este cambio que habrá.
—¿Usted lo ama?
—Más que a nadie en todo el mundo.
—Entonces no debe preocuparse —Se encogió de hombros y se bajó la mascarilla —Estarán bien.
DoYeon se acercó a ella y volvió a acomodar la mascarilla en su lugar —Pensé que él no te agradaba.
—No lo hace pero las bodas son lindas.
—¿Has asistido a alguna?
—No pero las he visto en revistas —Miró hacia arriba, directo a los ojos del doctor escuchando como su voz cambiaba un poco con el oxígeno que estaba recibiendo —Luego irán a una casa y adoptarán un perro, quizás también niños y su jardín será enorme.
—¿Todo eso lo has visto en revistas?
Suni guardó silencio y prefirió no responder, se avergonzaba de soñar con una familia a través de hojas de papel.
Familia que ella jamás tendría.
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