Capítulo 43
Hace más de tres meses MinKi no sufría ningún tipo de complicación pero aún no se le podía dar el alta, ya que seguían realizándole exámenes para el seguimiento su organismo.
Había dejado la quimioterapia por indicación de su médico tratante; JiHoon.
Esto trajo como resultado que su cabello lentamente comenzara a crecer otra vez, seguía utilizando sus gorros de lana, los adoraba, pero ya no sentía pena al ver su reflejo en un espejo.
—Necesito una muestra de sangre —JiHoon ligó el brazo de su hijo y tomó la jeringa, esa tarea era de los enfermeros pero desde el inicio quiso ocuparse de cada procedimiento en MinKi.
—Papá, hoy es navidad —Le recordó MinKi, su habitación estaba llena de adornos navideños gracias a sus padres y abuelos, hasta los abuelitos de DoYeon colgaron una bota llena de golosinas en la ventana. Todo el servicio estaba igual, luces encendidas en las noches y en la entrada un enorme árbol que adornó su papá junto al resto de los trabajadores, era una de sus festividades favoritas del año, no por los obsequios, sino porque adoraba dejarse envolver por el espíritu navideño, la gente parecía estar de mejor humor en diciembre —No deberías robarme sangre, sino darme un regalo.
JiHoon rió y tomó el émbolo de la jeringa extrayendo la sangre cuando llegó a la vena.
No tenía sentido pasar la navidad en casa cuando MinKi seguía hospitalizado así que con SeungCheol armaron un pequeño arbolito en un rincón del cuarto, conocían a su hijo, sabían cuánto disfrutaba esa fecha.
Aquel arbolito fue llenándose de regalos en su base, por parte de familiares, amigos y trabajadores del lugar.
Esa noche estarían los tres con gorros navideños, cenarían y abrirían los obsequios.
El primero fue una cámara instantánea por parte de SeungCheol, así MinKi podría pegar sus fotografías en las paredes y su estreno fue una foto familiar.
La sonrisa de MinKi se agrandó cuando abrió el obsequio de JiHoon, era una bata blanca como la de sus padres pero de su talla, con su nombre bordado y una nariz de payaso a un costado, también llevaba el nombre de la fundación que tenían y no fue sólo la bata que le llenó el alma, sino el hecho de que su papá sabía que él se recuperaría, sabía que un día los molestaría en el desayuno para ir a la fundación y que pasaría la tarde haciendo reír a los pequeños.
Supo que su papá se la había dado con esa intención cuando tomó su mano haciendo que lo mirara a los ojos, estaban humedecidos pero mantenía una sonrisa cálida en los labios.
—¿Por qué tú regalo fue mejor que el mío? —Protestó SeungCheol haciéndolos reír.
El silencio a media noche no era aterrador, MinKi bebía una taza de chocolate caliente preparado por sus padres y sacaba galletas de vainilla cada cierto rato mientras escuchaba la música de las luces de colores que alumbraban la habitación.
Miraba los papeles de regalo regados por el suelo y las cintas de colores. Sus padres estaban sentados frente a él, mirándose, JiHoon acercaba una galleta a los labios de SeungCheol y éste cuando iba a mascarla, el menor la alejaba riéndose a carcajadas, aquel juego terminaba en que el pelinegro lograba tomarla y abrazaba a JiHoon dándole un beso en la frente para comenzar otra vez con una galleta nueva.
Se sentía en casa.
Pero aquella tranquilidad que reinaba en la habitación se vio interrumpida cuando a la una de la madrugada entró Santa Claus cargando un saco en la espalda.
—Disculpe... —JiHoon fue el primero en levantarse, en la tarde SeYong había utilizado un traje parecido para repartir regalos por el servicio, no tenía autorizada otra visita, menos a esa hora.
Sus ojos se abrieron más de lo normal y guardó silencio cuando se acercó lo suficiente para darse cuenta de quién se trataba.
—Amor —Se volteó dirigiéndose a SeungCheol —¿Me acompañas a la sala de descanso?
—¿Ahora? —Preguntó confundido, miró a Santa y rió —¡DoYeon!
—¡Cheol! —Exclamó regañándolo por arruinar la sorpresa, estiró el brazo ofreciendo su mano —Vamos, levántate.
—No me regañes —Murmuró siguiendo al castaño y cerró la puerta detrás de él.
—Tú papá es demasiado... —Habló DoYeon bajándose la barba falsa cuando estuvieron solos.
—Intenso —MinKi los ojos y sonrió, palmeó un lado de la cama invitando a que DoYeon se sentara.
El mayor bajó con cuidado el saco que llevaba y antes de sentarse enseñó su obsequio; era un jarrón de cristal mediano con mil grullas hechas de papeles de colores.
La mirada de MinKi se iluminó al tomarlo entre sus manos.
—Perdón por tardar tanto —Se sentó frente al castaño, el jarrón se interponía entre ellos —Pero ya puedes pedir tu deseo.
—¿De verdad se cumplirá?
—Sí —Asintió sonriéndole.
—Deseo... —Susurró con una sonrisa en el rostro, mirando el obsequio y enamorándose cada segundo más por el detalle.
—¿MinKi? —Alzó las cejas al darse cuenta de que el menor estaba a punto de derramar las lágrimas que se asomaban amenazando con salir de su lugar —¿Qué ocurre?
—Deseo poder estar contigo mucho tiempo más —Pidió desde lo más profundo de su corazón —Y sentir tu amor cada día.
Los ojos de DoYeon se volvieron brillantes al asentir con la cabeza, él deseaba lo mismo, tomó su obsequio dejándolo a un lado de la cama y se inclinó hacia adelante para besar a MinKi.
—Espera —Habló haciendo que DoYeon se detuviera —Esto de besar a Santa probablemente arruine mi infancia.
—Me vine así de casa —Confesó mirando su traje —Pero puedo volver y cambiarme, sólo debes esperarme cinco minut-
MinKi sonrió, tomó la barba blanca que estaba en el cuello de DoYeon y lo guió hasta sus labios, el pelinegro subió sus brazos colocando las manos en las mejillas del menor correspondiendo el beso, adentrando su lengua con timidez en la cavidad bucal del castaño cuando obtuvo el permiso.
Siempre le provocaba cosquillas a MinKi, era una sensación que estremecía todo su cuerpo, no sabía si era normal o si ocurriría si besaba a otro chico pero no quería averiguarlo.
Sus labios ya tenían un nombre y era el de DoYeon.
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