Capítulo 24

El problema que tenía SeungCheol era sencillo, se negaba a aceptar que MinKi había tenido una recaída, se odiaba por no poder hacer nada al respecto, estaba en el área infantil mientras que su hijo por tener más de quince años pasaba al sector de adultos donde estaba JiHoon a cargo.

Quería despertar de esa pesadilla y tener a su familia en casa, como antes. Detestaba el hecho de no hablarse con JiHoon, maldición, lo amaba y sólo lo estaba alejando con su actitud, sin embargo estaba cegado por la impotencia.

Él podía animar a los niños de su servicio, a las familias de ellos, podía sonreírles y siempre buscar el lado positivo de todo pero con MinKi era completamente diferente, su pequeño no merecía seguir sufriendo, ya había tenido suficiente y nunca imaginó volver a caer en lo mismo.

JiHoon y MinKi eran su mundo y sentir que todo se estaba derrumbando lo dejaba a él sin un norte.

—Se está hundiendo en una depresión que debemos detener, sabes mejor que nadie que los medicamentos y la terapia que le podemos ofrecer no lo son todo, debe tener ánimo de seguir mientras llega el donante.

SeungCheol entró al servicio y se escondió detrás de una pared cuando vio a JiHoon conversando con SeYong.

—Lo sé —JiHoon recargó la espalda en la pared del pasillo.

—Hoy te vi llegar con globos de colores y una nariz de payaso —Comentó SeYong con una ligera sonrisa mientras que SeungCheol los escuchaba en silencio.

—En mi internado tuve que practicarlo, amorterapia —Susurró con nostalgia  —Pensé que ayudaría en algo, quería hacerlo sonreír y olvidarse de todo esto pero no sirvió de nada. Ya no sé qué hacer.

—Deberías empezar con descansar —Miró las enormes ojeras que JiHoon tenía bajo los ojos —Te ves agotado, hace tres días no vas a tu casa, no es sano pasar tantos turnos de largo.

SeungCheol separó levemente los labios al oírlo, JiHoon se estaba matando en vida por cuidar a MinKi mientras que él era un idiota.

—No quiero separarme de MinKi.

—¿Y qué hay de SeungCheol? —Preguntó el pelinegro —¿Por qué no viene él a cuidarlo?

—Viene por ratos —Contestó desanimado.

—Disculpa que pregunte pero, ¿Ustedes han discutido? —Colocó una mano en el hombro de JiHoon —Hace días no los he visto hablando, ni siquiera cerca y es extraño considerando que MinKi los necesita unidos más que nunca.

—En realidad no sé lo qué pasa —JiHoon suspiró sacando el móvil de su bolsillo y mirando la imagen de fondo, sus ojos se posaron en la hermosa sonrisa de SeungCheol, la extrañaba —Yo estoy en un mundo y él está en otro.

Después de varias noches durmiendo en un sofá, SeungCheol subió a la habitación principal cuando escuchó los pasos de JiHoon por las escaleras, no encendió la luz, se cambió de ropa y se acostó en la cama mirando al menor quien le estaba dando la espalda.

Quiso tocarlo, abrazarlo, acurrucarlo en su pecho pero terminó dándose vuelta, sentía vergüenza por no ser el esposo que JiHoon esperaba, ese que sin importar las dificultades que se presentaran, jamás se iría a otro mundo.

JiHoon abrió los ojos y se encogió en su lugar intentando no volver a llorar.

En la siguiente noche SeungCheol llamó a DoYoon aprovechando que estaba en el país, le contó acerca de la situación de MinKi y terminó en un bar con cinco botellas de alcohol en su lado.

—Mi matrimonio con JiHoon se está yendo a la basura —Continuó el mayor con lágrimas en los bordes de sus ojos, bebió el siguiente vaso y al colocarlo en la mesa agachó la cabeza dejando que se escapara una lágrima.

—Es mejor que ya no bebas —Habló DoYoon quitándole el vaso de la mano.

—No hablamos, no convivimos —Susurró mirando la mesa —Quizás sí nos casamos solamente por MinKi, quizás sí hemos estado todos estos años juntos por él y en realidad nunca nos enamoramos de verdad.

—Eso no es cierto.

—He fallado en todo, no puedo mirar a mi hijo a la cara porque le prometí que no volvería a un hospital y mira donde está ahora y JiHoon merece a alguien mejor que yo —Levantó la cabeza enseñando sus mejillas empapadas en lágrimas —¿Te das cuenta ahora? Yo no les sirvo.

—Escúchame bien —Agarró el cuello de la camisa de SeungCheol, no podía seguir viéndolo así, se estaba perdiendo —Tú los amas más que a nada y este no es el camino para apoyarlos porque mientras tú estás aquí emborrachándote MinKi está hospitalizado, preguntándose dónde están sus padres y culpándose porque los ve distanciados, ¿O crees que no lo ha notado? —Habló fuerte y claro —Y JiHoon debe estar en su cama intentando dormir, solo, pidiendo que regreses a casa. Tú amas a tu hijo y amas a tu esposo, amas a JiHoon con locura, no puedes vivir sin él y la razón para que se casaran fue eso; su amor.

SeungCheol sollozó afirmándose en los brazos de DoYoon —Yo lo amo —Balbuceó.

—Entonces deja esta actitud tan inmadura porque lo único que conseguirás es perderlos —Lo miró a los ojos y su corazón se estrujó al verlo llorar —Esto trae sus altibajos pero te has quedado estancado, recuerda lo bien que se sentía estar arriba. Y para MinKi es igual, una montaña rusa, él necesita que lo empujen hacia adelante, ya seas tú, JiHoon o ese novio que me mencionaste. No dejes que se estanque porque el juego no dura para siempre.

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