23: Inculcar el terror
Roxellane
Troyen me dejó encerrada otra vez. Estoy empezando a dudar sobre si no está interesado. Quizás sí se encuentra celoso de mi supuesto platónico. No lo pensé bien, o sea, lograr que tenga sentimientos por mí para que confíe y baje la guardia parece buen plan, pero puede ser contraproducente, teniendo en cuenta que él quiere ser el que manda y, si hay un tercero, eso es un problema. Aun así, no tengo manera de saber si le gusto. Sería buena esa habilidad que tienen los demonios ahora, esa que percibe los pensamientos de sus presas. Así sabría si nada más se encuentra enfadado por su estatus y ya.
Dejo de forcejear con la puerta, cuando esta se abre y me encuentro con quien estaba pensando, así que retrocedo mientras avanza.
—Hola. —Río, nerviosa.
Sonríe.
—Y decías que no me tenías miedo.
—A veces.
—Me gusta tu sinceridad.
—Gracias, supongo. —Trago saliva.
—Estuve averiguando —me cuenta—. Te vieron, pero no a tu amante. Si vas a dejarme malparado delante de otros, ten la decencia de encubrir bien tus errores. Ahora los demás piensan que una humana débil y frágil puede burlarse de mí. —Me agarra con fuerza del cuello, entonces sus ojos grises se vuelven de color rojo—. ¿Te parece gracioso?
—Troyen, me asfixias. —Forcejeo con su mano.
Frunce el ceño.
—¿Crees que estoy jugando? Puedo partirte el cuello cuando quiera, entonces me tendrás miedo de verdad, pero ya será demasiado tarde para ti.
Antes de ponerme a llorar como estúpida, consigo tener fuerza y mis manos se convierten en garras, así que me suelto. Lo empujo, entonces salgo corriendo del susto. Corro por el balcón, toco la baranda, rápido, hasta llegar a las escaleras, entonces bajo. Troyen camina despacio mientras me sigue. Me cruzo con algunos demonios, pero los empujo y logro seguir corriendo por la gran sala de la parte de abajo. Tengo mucha adrenalina como para detenerme.
—¡¡Ah!! —chillo cuando una extraña cabeza se enrolla en mi pie, así que caigo al suelo, entonces forcejeo con esta, la cual me muerde—. Mierda, mierda, mierda —repito.
Troyen se detiene delante de mí, no ha cambiado del todo, solo veo que tiene muchos brazos negros con dientes que salen de cualquier parte de su torso. Muchos ojos se abren en su piel. Se mantiene sereno, observándome, con sus ojos normales, mientras los otros se mueven para varios lados.
—Tu carne es asquerosa —opina, ya que aquella boca se comió y tragó un pedazo de esta—. Pero no estás aquí por ella. —Otro tentáculo rodea mi cuello, así que forcejeo en el suelo—. Aprende a respetarme. Te voy a poner en tu lugar, porque veo que un mordisco no es suficiente para asustarte —refiriéndose a cuando nos conocimos.
Pataleo mientras intento zafarme.
—¡¡No obtendrás nada si me asesinas!!
Intento razonar con Troyen, aunque está muy enfadado para poder hacerlo. Entiendo que cuando averiguó, seguramente, se burlaron de que lo engañé, que cualquiera puede estar por encima de él, incluido una humana, una simple comida. Eso, para su estatus, debió enfurecerlo mucho. Bien, no lo pensé, solo quería un momento de felicidad. Nada más que uno, no es justo.
Debo perder el miedo y salvarme, después veo cómo arreglo este desastre. Tengo que intentarlo otra vez, pero mis garras no son lo suficiente buenas. Respiro con agitación mientras algo surge dentro de mí al pensarlo. Si esos bichos son parte de mi estado demoniaco, por favor, que me ayuden. Salen de mi boca y la cara se me estira, me crecen unos enormes colmillos, entonces le arranco uno de esos brazos largos a Troyen y en mi delirio hasta me lo trago. Él retrocede de dolor. Los presentes se asombran, así que también dan pasos hacia atrás.
Me levanto, asustada, porque mi cara cambió. Soy una abominación escupiendo bichos. Mucho líquido negro sale de mi hocico. Siento mis ojos parpadeantes y un tercero que se intenta abrir en mi frente. Estoy desequilibrada, y aturdida, quiero llorar. Deseo volver a la normalidad, pero no logro hacerlo. Mis lágrimas se escapan, y un rugido con eco sale de mi garganta. Los demás demonios siguen retrocediendo.
Mis ojos se encuentran con los de Troyen, él ha vuelto sus partes a su forma humana. No sangra ni se nota enfadado, pero cuando camina hasta mí, corro a esconderme detrás de una pared.
Respiro, más agitada, mientras se acerca en la oscuridad. Estamos solos. Gruño y retrocedo, pero agarra mi mano, así que me detiene.
—¿Ves? Eso es sufrir —refiriéndose a otra conversación que tuvimos—. Ahora respira con lentitud y reviértelo, dile a tus flushis que quieres cambiar.
—¿Flushis? —Mi voz suena tan horrenda.
—Es una forma amistosa de llamar a nuestros bichos.
Me concentro, cierro los ojos con fuerza. El ojo que intentaba abrirse en mi frente, ya no lo siento. Vomito un poco más, entonces mi piel vuelve a su estado normal. Noto mi cara humana, así que me atrevo a abrir los ojos y veo que ya no tengo garras. Caen más lágrimas mientras estoy cubierta del líquido negro bajo mis labios y también hay un poco en mi ropa.
Tiemblo.
—Ya... ya es normal, ya pasó —me repito a mí misma.
—Bien hecho. —Posa su mano en mi cabeza y me acaricia.
—¿Por...? ¿Por qué cambiaste de actitud? —Me envuelvo con mis brazos, ya que tengo mucho frío tan repentinamente.
—Tú no viste lo que yo mientras te asustabas, inculcando el terror en todos. Ahora no me acaba de engañar una humana estúpida, la mujer que tengo delante es un demonio que come demonios. —Me abraza y creo que intenta reconfortarme a su extraña manera—. Ya pasó, pero no lo vuelvas a hacer, ¿de acuerdo? Deja de temblar.
—Te... tengo frío —aclaro.
Pone su mano en mi frente.
—Tienes fiebre, será mejor que no te vean.
—Me comí tu brazo —expreso sobre su tentáculo de demonio, mientras quedo muy pensativa.
—Felicidades, asustaste a todo el mundo con eso. —Se ríe.
—Es... es horrible —murmuro—. Es como canibalismo.
No es como con lo que pasó con Zijo o cuando he mordido a Troyen la otra vez. Esos eran pequeños pedazos. Aquí me alimenté de un brazo entero.
No puedo ni pensar, estoy desvariando. Me tiemblan las piernas y no me puedo sostener. Tengo un vahído, lo resisto, pero el segundo me vence, por lo tanto, pierdo el conocimiento.
Dato curioso: Este capítulo está pensado hace bastante tiempo, la idea estaba escrita en mis notas y al fin pude plasmarla ❤️
Saludos, Vivi.
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