17: Un plan completo
Zijo
¿Y a Roxy qué le ocurre? Pasó echando furia delante de mí. Definitivamente, no entiendo a las humanas. Sé que está dejando de ser una, pero eso no hace que deje de actuar como fue criada. Lo que sea, me despido de mi acompañante y voy en esa dirección, con la chica a la que se supone que debo escoltar, porque si la dejo sola, no recibiré un simple sermón, seguro seré castigado. Como dicen por ahí, mejor prevenir que curar. Me tardo un poco en encontrarla. La visualizo, se nota furiosa, golpea la bolsa de boxeo sin detenerse, mientras charla con Macdrell. Nada bueno puede salir de conversar con ese aprovechado. Me aproximo, rápido.
—¡¡Hola!! —Alzo la mano con emoción.
Roxellane me tira una mirada asesina que es imposible que pase desapercibida. En serio, no tengo idea de lo que le hice, pero en cualquier momento con su fuerza sobrenatural me asesina.
—¿Qué quieres? —gruñe.
Parece que un monstruo saldrá de su cuerpo. Aunque es curioso que no se asuste por su tono. Está más centrada en enojarse que en las reacciones de su cuerpo. Todo en ella grita destrucción.
—¿Nos dejas a solas? —le pido a Macdrell, el cual me ignora, así que agrego—. Por favor.
—Solo si la señorita Clareiz lo desea —contesta, el aprovechado.
Miro a la pelinegra otra vez, luego veo que hace una señal para que se vaya, entonces al fin estamos a solas.
—Ya eres toda una jefa. —Sonrío.
—¿Qué quieres? —repite, molesta.
—Oye, Roxy, no sé qué te hice, pero no puedes irte por ahí sola. Sin contar que te tengo buenas noticias, ya el arquitecto me proporcionó el mapa y conseguí dónde esconderlo. No es digital porque no queremos sospechas y no deberemos buscar la ayuda de Royal, así que podemos visitar los ductos cuando quieras, y quizás espiar secretos.
Su semblante enojado se afloja y sus mejillas se ruborizan.
—¿Estuviste investigando? —Parece avergonzada—. Pensé que lo habías dejado.
—¿Por eso estabas enojada? —Enarco una ceja.
Se sobresalta.
—¡Sí, eso! —Siento que duda, pero no puedo leer sus pensamientos, así que me quedaré con la curiosidad.
Me carcajeo.
—Qué raro, ese odio creció de más. Sabía que no me soportabas, pero no creí que para tanto.
—¡¡Cállate, imbécil, eres insoportable y deja de reír!!
Alzo la cabeza.
—Soy fabuloso, no se me escapa nada —expreso con orgullo.
Me empuja.
—¡¡Qué te calles y camina!! Muéstrame ese ducto.
—Claro, reina gruñona.
Se queja, pero avanza, en consecuencia, aumento el paso con mis piernas más largas, así que voy adelante y le hago una reverencia, por lo tanto, gruñe más. No dejo que me vuelva a atacar, aumento mi caminata para que me siga detrás, luego llegamos al lugar del mapa. Abro una verja y como todo un caballero la dejo cruzar.
—Las damas primero.
No me contesta y avanza, observa que pegué el mapa en una pared.
—¿Lo tienes todo organizado? Parece —murmura.
Asiento.
—Sí, estuve preparando todo. Revisé y hay varias posibles vías de escape. También puedes espiar como toda una agente secreta. —Me río—. ¿Lista para poner fecha a su escapada?
Hace un silencio y se queda de espaldas hacia mí, tarda en contestarme.
—Zijo, yo...
—¿Sí?
—No sé si me pueda ir —susurra.
Enarco una ceja, indignado.
—¿Cómo que no?
Se gira a mirarme, alzando las manos.
—No tengo idea si pueda marcharme así, me estoy convirtiendo en un demonio y no tengo idea de cómo hacerlo sola.
—¿Qué?
—Entiéndeme, necesito más tiempo.
—No comprendo, este era el plan, ¿no?
—¡¡Sí, pero no ahora!! Igual, dijimos que debía ser un plan perfecto, ¿o no? Así que no nos apuremos.
—¡¡Ah, por eso no te preocupes!! —Sonrío con malicia—. Ya tengo a varios posibles candidatos para culpar, para no quedar pegado en el asunto. Yo no te ayudé, lo hizo otro, lo tengo todo bien pensado.
—Oh, lo analizaste por completo. —Queda tildada.
—¡¡Sí, soy un genio!! —Pongo las manos en la cintura y alzo mi cabeza—. Nada se me escapa.
—Me gusta lo de los ductos, ¿sabes? Podemos espiar o salir a investigar. —Asiente y suspira—. Aunque, como ya dije, todavía no puedo salir sola, siendo demonio, así que tranquilo, planeemos con calma.
—Aprenderás como cualquier demonio, no te alarmes. Además, te conseguí una estancia donde esconderte. Trabajé muy duro, así que necesito una fecha. Vamos, Roxy, no te acobardes ahora, tengo todo listo.
—No puedo darte fecha en este mismo momento, tengo que pensarlo. —Me empuja, sale del ducto, así que la sigo. Oculto la rendija, entonces voy detrás y ella insiste—. Estás apresurando las cosas.
—Te encontrabas enojada porque pensaste que no me estaba encargando y ahora te enfadas porque lo hice, no te entiendo.
Se detiene de manera abrupta y se gira a mirarme, así que hago lo mismo. Me observa muy fijo, su mirada es de preocupación, luego suspira y baja la vista.
—No sé si deba contarte esto, pero yo quiero vengarme de Troyen.
—¡¿Qué?! —Me alarmo—. ¡¿Estás loca?!
Levanta sus ojos marrones y ahora me mira determinada.
—Estoy decidida, voy a destruirlo.
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