yeol ne / / 열네
20:00:00
El hospital seguía igual, repleto de personas con las emociones de extremo a extremo, algunas llorando una perdida y otras festejando altas deseadas, los suelos pulidos con el mejor desinfectante y gritos de dolor frente a tratamientos agotante. Pero en tan solo horas, para Kiyoomi todo había cambiado.
Las ocho horas de sueño directas, sin sueños, pesadillas ni la molesta pero esperada voz en su cabeza no habían cambiado ni la mínima neurona desordenada que contenía su cabeza.
Las ojeras parecían naturales en su rostro, como también la compra matutina de guantes de látex y cubrebocas de repuesto, que ahora cargaba en su cuerpo, sin dejar de notar manchas negras que cada vez se expandían más en todo lo que sus manos tocarán, su mente cada vez más apagaba el volumen, al punto que sentía que perdía capacidad propia de pensar.
La mano tambaleante fuera del cuarto de los Miya no respondía a si, y luego de visitar tres veces el cuarto de Komori, dónde aún se encontraba dormido, al menos hasta dos horas más tarde que retirarían el respirador y comenzarían a despertarlo, sabía que debía entrar.
No podía rendirse aún.
Estaba deseando con todas sus fuerzas que apenas entrará Atsumu lo abrazará y dijera que todo había sido un mal entendido, sentir unos calientes labios en su mejilla y guardar todo en un baúl al fondo de sus recuerdos, quería salir caminando de esos pasillos de la mano de su novio.
Pero comprendió que no sería así cuando Osamu lo vió cargado de culpa mientras salía apenas el entraba, y la mano herida de Atsumu señalaba una silla a una moderada distancia de su camilla.
20:16:03
Silencio puro, ninguno de los dos tenía el valor de separar sus labios para dirigir la palabra al contrario.
Kiyoomi temía que cualquiera de sus palabras zanjara más y más la tumba de la relación por la que tanto había luchado.
- Omi, necesitamos hablar. - Atsumu tomó la delantera.
Kiyoomi solo pudo negar, aferrándose con uñas a sus pantalones, no sentía la fuerza suficiente para verle a los ojos, lo único en su campo de visión eran sus pálidos dedos rojos de la presión que ejercía.
- Por favor, tampoco quiero romper todo lo que tenemos.
Casi rogaba en sus palabras, Kiyoomi sentía la pequeña esperanza que en cualquier momento podría escuchar sus pensamientos y saber que no quería dejarlo, pero no ocurría, su mente seguía colmado por el tajante silencio.
- ¿Qué quieres que nos quedé? - Habló enojado, casi sin desear que la conversación existiera. - ¿9000 kilómetros y amigos en común?
- Kiyoomi escucham...
- Hemos rodeado el mundo para ser pareja, sobrepasamos cada problema presentado y ahora quieres tirar todo por la borda, ¡¿Piensas que mis amigos no me han dicho que te dejé?! - Gritó entre temblores, la escena era desgarradora para cualquiera. - Pero no lo considere ni un segundo Atsumu, yo no considero dejarte solo cuando las cosas se complican.
- Debes calmarte, dame un segun...
- ¡Yo no dejo de hablarte cada vez que hay problemas! Prometimos hablarlo todo, hasta lo que no queríamos.
20:24:01
- ¡Ya no puedo oírte! ¿No lo entiendes? No quiero seguir escuchándolo... - El grito de Atsumu cortó el aire, pero no pudo completarlo.
Kiyoomi se quedó perplejo en su lugar.
- Las almas gemelas destruyen a las personas, ¡Mira a mi mamá! - Las lágrimas surcaban el rostro del rubio. - El amor solo ata a las personas.
En el momento que comenzó a hablar quiso extender su mano hacía el brazo de Kiyoomi, y con las últimas palabras que resonaron en el cuarto recibió un golpe en seco sobre el dorso de la misma.
Todo cayó en un punzante silencio, dónde Atsumu desde su camilla veía a su tal vez ex novio con duda, y Kiyoomi sollozaba parado en su lugar sin moverse ni un centímetro.
- No me toques. - Gruñó en seco. - ¡No te atrevas a tocarme de nuevo!
Atsumu abrió sus ojos como dos farolas en lo más oscuro de la noche, nunca en su vida había sido tratado de esa manera por Kiyoomi.
- Kiyoomi, ¿Qué te ocurre?
No era normal, muchas veces habían peleado, y algunas otras pocas habían estado en situaciones demasiado delicadas como la actual, y Kiyoomi nunca le había hablado con tanto asco en sus palabras, en su vista, en su misma manera de pararse frente a él.
- Nuevamente me estás dejando Atsumu. - Masculló dolido, mientras retrocedía hacía la puerta de espaldas.
- Yo no...
- ¿O no te estás escapando nuevamente de mi lado? - Ya volvió a elevar la voz. - Primero por tu padre, luego tu carrera, ahora ya no soy tu alma gemela y al parecer te liberas de un peso.
- Sabes que no es así.
Kiyoomi solo negó, mientras el látex que recubría sus manos recaía sobre el picaportes.
- No quiero que vuelvas a buscarme, - dijo ya un paso afuera. - nunca.
- Omi-kun.
Atsumu seguía helado sobre la camilla, casi rogando con su postura que no diera ni un paso más al exterior, él no quería esto, no de esta manera.
- Perdiste todo tu derecho, hasta en mis propios pensamientos.
Tal vez si debía rendirse, nadie podía salvar una relación solo.
21:29:48
Motoya ya había llorado todo lo posible abrazado a Washio, como también tomado la mano de su padre mientras soltaba carcajadas por lo bizarro de la morfina en sangre, pero la única persona que se había negado a acercarsele luego que volviera a abrir los ojos casi tres días después seguía sombrío en la esquina del cuarto.
Osamu y Suna se habían largado apenas Komori volvió en si y darle un saludo, las miradas de Kiyoomi teñidas en lágrimas eran demasiado para ellos.
- Los dejaremos solos, parece ser que necesitan hablar. - Balbuceó Ichigo, arrastrando a Washio al exterior. - Los amo chicos, ¿Lo saben?
Ambos asintieron, y apenas la puerta del cuarto se cerró, Komori con todo su letargo apunto la silla a su lado, y como un niño castigado Kiyoomi acatado la orden no dicha.
- ¿Qué ocurre? Tatsuki no me ha querido decir mucho, dijo que debías tu mismo hacerlo.
El aire que colmaba los cansados pulmones de Kiyoomi salieron en un bufido, y aunque no quisiera empezó a sollozar palabra por palabra, como una interminable catarata.
22:23:57
- Kiyoomi respira.
Motoya ya había comprendido que de ninguna manera podría tocarlo, y que la situación con Atsumu era mucho más complicada de lo que se había imaginado.
- ¡Todo está negro nuevamente! - Sollozó.
Komori estaba sentado en un extremo de la camilla tomando sus propias manos, sin poder aguantar mucho observando como su primo se desarmaba frente a él.
Kiyoomi estaba perdido, le tomaba mucho tiempo dar con una oración coherente para que Motoya comprendiera todo lo que había ocurrido, y cada vez que pensaba con detenimiento como su mente estaba en silencio y el rubio que tanto amaba lo había apartado, el aire se sentía como veneno puro.
Estaba sobre la misma silla, con los pies sobre el borde mientras abrazaba sus rodillas con toda la fuerza posible, su cuerpo estaba inquieto y sentía que cualquier cosa que hiciera no era suficiente para frenar la sensación arrasadora de que se estaba desarmando, a tal punto de sentir que su corazón perdería los latidos de la desesperación.
- Kiyoomi, ¿Qué harás ahora? - Motoya no sabía que decir, y lo único que parecía lógico es seguir hacia adelante. - debes hablar con tu terapeuta.
Sabía bien que si su primo se frenaba ahora, caería tan bajo que su vida perdería sentido por completo, y no quería verlo fracasar, mucho menos por amor. Kiyoomi siempre había sido la persona más fuerte que conocía, quién había superado y aprendido a vivir con demasiada mierda para que esto robara todo de si.
- No lo sé, creo que me quedaré aquí un tiempo... Tu no te encuentras bien y At...
- No. - Sentenció serio como nunca. - Tatsuki cuidará de mi, papá también si es necesario, tú debes volver a Sacramento y terminar lo comenzado.
- No creo que sea la mejor idea Toya...
- ¡Claro que lo es! No estarás aquí deambulando a la espera que ese idiota vuelva, no te rebajarás a caminar a sus espaldas. - Motoya comenzaba a perder el estribo. - Irás allá y arreglarás tu vida, serás el maldito mejor violinista y estrella en el vóley y cuando vuelvas aquí serás una persona nueva.
- Toya creo que...
- Nada Kiyoomi, - No quería oír sus escusas. - es momento que enfrentes todo lo enterrado y sigas adelante, ¿Lo entiendes?
23:00:01
Kiyoomi observaba el interior del cuarto en silencio, los cinco pares de ojos lo observaban con miedo, duda y hasta culpa, pero el no sentía nada de eso, solo quería desaparecer de allí.
- Todo está en el bolso Kiyoomi, - Habló Ichigo. - He desinfectado todo, y en dos horas tienes el check-in.
El solo asintió, mientras pegaba una última observada al bolso, pasajes, las cosas que habían quedado en el cuarto de la casa, una nueva caja de guantes y desinfectante.
- No es necesario que te vayas ahora, - Motoya estaba parado sostenido de su esposo. - puedes esperar a que tus vacaciones terminen.
Volvió a contestar pero solo moviendo la cabeza, las palabras no tenían mucha intención de salir de su boca sin que se rompiera nuevamente.
- Kusa... ¿Puedes perdonarnos? - Suna se veía más cansado que el día anterior, y la culpa a sus espaldas le agregaba letargo. - No quiero verte así...
- No queremos que pases por todo esto solo. - Osamu agregó, aún sin volver a hablar como siempre, el trauma en su mente era tan latente que no eres el mismo.
Kiyoomi los observó aún con desconfianza en la vista, no quería dirigirles la palabra, pero tampoco dejar la impresión de que ellos lo habían lastimado, era algo entre él y... Él.
- Llamaré a Iwaizumi y Ushijima. Ellos son mis amigos. - Soltó ya dándoles la espalda. - Les haré saber cuándo haya aterrizado.
- ¡Kiyoomi! - La voz de Suna ahogó el cuarto. - Despídete de él.
Solo cerró la puerta, no existía necesidad alguna de contestar, cuando todos sabían bien que a Sakusa le sería imposible irse de allí sin verlo por última vez, sin hacer su último intento.
23:13:07
Los tres golpes en la puerta aunque habían sido realizados con la mínima de fuerza resonaron en los dos pares de oídos como el trueno más fuerte del mundo.
Un simple pase y los dedos de Kiyoomi se hicieron un camino al interior.
El cuarto seguís frío, al menos para el sistema nervioso de Kiyoomi y Atsumu, ya que en la realidad estaba perfectamente aclimatado, pero ninguno de los dos lo sentía de esa manera, al igual que el sonido, ya que cuando se observaron, sus oídos no percibían sonidos algunos, mientras que en realidad el ruido del hospital no cesaba.
- Kiyoomi, ¿Qué... - Atsumu quiso ponerse de pie, pero con una simple seña de la mano enguantada de Sakusa volvió a su lugar.
- Solo vengo a despedirme. - Dijo seco, sin permitirse verle el rostro. - Me iré en unas horas.
- Oh, lo entiendo. - Se removió en su lugar, a cada momento la incomodidad aumentaba. - Ten buen viaje, ¿Si? Hazle saber a alguno de los chicos que llegaste a salvo.
Kiyoomi reboleó los ojos aunque Atsumu no lo viera, los marrones ojos del rubio estaban clavados en los zapatos del azabache.
- Solo me comunicaré con Motoya. - Escupió ya volviendo a la salida. - Que tengas pronta recuperación.
Ninguno de los dos dijo palabra alguna en el largo minuto que Kiyoomi se tomó para volver al paso hacía la salida, cerrando lentamente la puerta a sus espaldas, aún con unos últimos centímetros antes de cerrarse.
- Te amo Atsumu, - dijo ya con el click de la cerradura. - espero que no lo olvides.
Quiso responder, pero sabía bien que había tomado una decisión, y le gustará o no, debía seguir adelante con lo que se planteó, hasta el final.
23:35:12
Sus pies sobresalían del banco en el que había decidido dejar caer su cuerpo luego de limpiarlo, y su mano izquierda temblaba en su costado mientras sostenía el teléfono.
Iwaizumi Hajime podía ser una persona muy temeraria cuando se encontraba de mal humor, pero no ese natural que llevaba con su cara de pocos amigos, si no la ira que nacía dentro suyo cuando alguien jodía con sus amigos, los cuales contaba con los dedos de una mano.
- ¡Me da lo mismo! Matsun no tendrá problema en ir por ti y darle una paliza a ese rubio oxigenado. - De fondo podían oírse los "¡Iwa-chan!" De su pareja. - ¡Cállate Oikawa! Cuando oigas esto dirás lo mismo.
- No vale la pena Haji. - La voz de Kiyoomi era tan monótona que pasaba desapercibida. - Estaré de regreso en unas horas.
- Entonces yo también volveré, de igual manera Tooru vuela a fines de la próxima semana.
- No tienes que, Wakatoshi por seguro irá y yo...
No sabía que decir, quería tranquilizarlo prometiendo que estaría bien, como siempre lo hacía, pero era irreal hasta decirlo, nadie creería que eso ocurriría.
- Ya, estaré allí como también el manojo de músculos y mi Oikawa, así que esperanos. - El teléfono se corto sin darle mucho tiempo a contestar.
Kiyoomi siguió su camino por las calles de Tokio aún perdido, su mente rebotaba en la corta pero "informativa" conversación que había tenido por teléfono con Iwaizumi y como siquiera haber dicho todo eso lo había desesperado mil veces más.
"Atsumu me ha dejado."
Dolía tanto como si apuñalaran su pecho.
"No puede oírme."
Durante unos quince años su mente era receptora de esa voz que tanto amaba, y solo quedaba el recuerdo.
"No puedo tocar nada."
Recuerdo que sentía perder a cada segundo que pasaba.
"Me siento contaminado."
Si mente no podía frenar el espontáneo mar de pensamientos intrusivos.
Necesitas desaparecer de allí antes que fuera muy tarde.
23:58:31
El látex mezclado con el talco rozando sus manos, un doble cubrebocas que impedía que pudiera respirar como era debido en un día de cuarenta grados y el peor sonido que uno puede sentir en su consciente.
Silencio, pero no cualquier silencio como la falta de alguna voz o ruido de fondo, oh no.
El silencio que te hace sentir que te gritaban todos esos puntos débiles que te rompían, falta de sonido tan extenuante que uno sentía que perdería la cabeza, llevando a la persona a un estado de entre alerta y letargo gracias a la ansiedad.
23:59:13
Sus palpitaciones no eran normales, siempre había sido alguien de baja presión y el sentir su propio corazón chocar contra sus reforzadas costillas dolía, más que cada respiro que daba.
Daba asco, podía sentir como mil y un microorganismos se volaban a su sistema respiratorio, podía sentir como la sudorosa gente a la salida de sus trabajos de oscurecida ante manchas alucinadas.
23:59:59
Y como mucho tiempo atrás, él era el nicho de la infección.
Estaba tan sucio que sentía que sería el causante de un virus de escala mundial si alguien atrevía a posar sus manos sobre él.
Sakusa Kiyoomi había perdido el control de su trastorno obsesivo compulsivo, y todo había comenzado exactamente veinticuatro horas atrás.
00:00:00.
"Creo que ya perdí el control."
Su cuarto en Estados Unidos era un desastre, ya que al parecer había olvidado cerrar la ventana al correr al aeropuerto por la madrugada.
"Sería una bendición oír tu voz."
Sus manos limpiaban con recelo cada superficie, hacía horas ya que había llegado y le era imposible parar.
Iwaizumi llegaría al día siguiente, y en una corta llamada telefónica Ushijima descartó todo compromiso y prometió si llegada para 3 días más tarde.
Pero, ¿Qué podría cambiar ello? Kiyoomi sentía que nada, no importaba que tanto se esforzará por dejar de pensar en todo durante al menos un minuto todo se volvía demasiado oscuro, prefería sentir dolor a ese penetrante y tenebroso silencio.
La foto en su mesa de luz donde se mostraban los cuatro en Los Ángeles, o en la que aparecía Kiyoomi con malla cara mientras Atsumu besaba su mejilla fueron a parar al fondo más profundo de su ropero, como también así la ropa y recuerdos, la pila de cartas y hasta todo lo respectivo a los hermanos Mitad y Suna Rintarō desaparecieron de su alcance.
Sentía como todo lo que había construido durante años se derrumbaba frente a sus ojos, y sin importar cuánto intentará frenarlo se escapaba de sus propias manos.
"¿Ya no me amas?"
Su pecho no dejaba de doler, ni siquiera en los momentos donde no se encontraba tan alterado.
La noche se la pasó en vela, y no tuvo mucha conciencia del pasar del tiempo hasta que sin pestañar empujó hasta la pared contraria a Hajime cuando esté intentó abrazarlo luego de aparecer a las 10 de la mañana por la puerta.
Los primeros días se trataron de Kiyoomi sollozando en un sofá mientras nuevas figuras aparecían en el dormitorio.
Hajime se encargaba de mantener vivo a Kiyoomi con duchas y películas románticas, Ushijima de la limpieza de toda la casa y ropa de todos, y el recién transferido de Oikawa Tooru se había hecho cargo de la comida, al menos hasta el final de las vacaciones.
- Saku-chan, Iwa-chan. - Dijo apareciendo con una bandeja de empanadas. - y Ushijima, comamos antes de que se haga más tarde.
Los caminos de la vida tenían resultados chistosos, al menos para Kiyoomi.
Los meses se venían sobre si y la vida pasaba ante sus ojos de la manera más atípica posible.
Los dormitorios de estudiantes de intercambio siempre habían sido un caos, muchos idiomas saliendo por las ventanas, aromas de comidas extranjeras y dramas que cruzaban mares, pero cuando en el cuarto siguiente al propio las cajas de Oikawa Tooru, Ushijima Wakatoshi y una tercera persona aparecieron pudo darse a la idea que no podría tener un último año repleto de tristeza y zona de confort.
- ¿No lo esperaremos? - Pregunto Ushijima recargado en la mesada. - Ha dicho que llegaría para la cena.
Ya habían pasado dos meses completos, en los que Oikawa retomó su último año de estudios dando un receso a su vida como jugador profesional, Iwaizumi ya se encontraba rindiendo las últimas materias como Kiyoomi para recibir su título y Ushijima hacía seis meses como jugador de intercambio entre los Adlers y un equipo nacional Estadounidese, aprovechando a completar cursos de deporte y salud en la universidad que nunca había concluido por su acalorada vida.
- ¿Realmente no esperaremos a Kou? - La vista de Kiyoomi estaba clavada en Iwaizumi, quién tenía dos empanadas en la boca.
- ¡No pienso comer empanadas frías!
La vida realmente era misteriosa, porque toda la depresión que Kiyoomi anhelaba que enterrará su vida completa se veía dejada a un lado por la presencia de cuatro japoneses demasiado particulares.
Iwaizumi se negaba a despegarse de su lado en el dormitorio, estudiaban juntos y hasta si poseía el tiempo libre lo observaba ensayar con el violín.
Ushijima se tomaba el tiempo necesario para invitarlo a todos sus partidos, correr a su lado en la mañana junto a la pareja que también era parte del equipo de voley universitario y ayudarlo con técnicas si no era muy tarde.
Oikawa se dichaba a ser el dolor de trasero que cuando nadie más podía prendía el televisor con Mean Girls en repetición, compraba mascarillas, comida chatarra y limpiaba todo con alcohol antes de hablar durante horas con Kiyoomi lo estúpidos que podían ser los hombres bisexuales y...
Sugawara Koushi, el último integrante del bloque de intercambio japonés, y más nueva adquisición al extraño grupo de amigos que habían consolidado los cinco.
Koushi era el encargado principal de acosar a Kiyoomi, al ser el de menor carga horaria en su último año de carrera y además ser parte del departamento de música clásica, compartía casi los mismos horarios de Sakusa, haciendo que rápidamente concretarán una muy saludable relación.
El peligris jugaba las mejores cartas con la explosiva actitud que manejaba, podía ser la persona más dulce a la hora de esperar a que terminara Sakusa de agrietar sus dedos con el violín sin queja alguna, pero cuando esté se hacía pasar por enfermo para evitar las citas con sus terapeutas era el mismo Koushi quien pateaba su puerta abajo, y luego reparaba, para tomarlo con guantes de látex por la camisa para arrastrarlo hasta el consultorio.
Su vida no estaba en total control, pero poco a poco sentía que podía respirar.
"Te odio tanto."
Lo pensaba cada vez que sentía que el llanto ganaría y comenzaría a bajar por sus mejillas.
No podía evitar pensar en él en muchos momentos.
No podía hacer como si no existiera, como si no anhelara volver a oírlo.
Sakusa Kiyoomi deseaba tanto volver a hablar con sus amigos, con Atsumu, o al menos saber que estuviera bien a su vista y no solo por una pantalla.
Este capítulo es corto, y medio raro pero es porque es el final de la segunda parte, de ahora en más y a pasos pequeños las cosas van a comenzar a mejorar :)
Perdón por los retrasos, tuve que volver a mi pueblo (lo que no me hace muy feliz) y todo está muy raro y difícil para mí ༎ຶ‿༎ຶ la angst week la voy a ir subiendo de a poco porque mi cabeza no funciona ni para correcciones.
Perdonen por todo y gracias por hacerme el aguante siempre <3
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