yeo-seot / / 여섯

"¿Qué haces?"

"Extrañarte."

Lunes 17 de Febrero 2014, 14:30 de la mañana.

"Pasajeros para el vuelo E-2709 con destino final a Sacramento, California por favor acercarse a la puerta número 29."

El alto parlante habló, haciendo que la sangre de Atsumu se helara, no podía volver a repetir el no poder ver el rostro de Sakusa en un aeropuerto, no le importó que Suna caminara como una tortuga, el debía correr.

Pudo distinguir esa espalda que tanto lo llamaba, y los rizos que anhelaba tocar una vez más, estaba pasando su mano por los mismos mientras observaba ansioso la pantalla de su teléfono, Atsumu podía jurar que se desmayaría ahí sin más.

"¿Dónde estás? Debo irme."

"Volteate."

Y pudo verlo, los ojos tan oscuro como una noche sin estrellas, que parecía haberse convertido en su nuevo paisaje favorito. Lo observaban un tanto molesto, pero el sabía bien que era el fastidio natural que Kiyoomi cargaba en su vista, además no podía dejar de festejar en su interior como de la comisura de sus labios nacía una sonrisa casi imperceptible.

- Justo a tiempo. - Parloteó Motoya. - Les daré tiempo para que se despidan.

El primo junto a su padre desaparecieron de la escena, interceptado al gemelo restante y su pareja, que también hacían presencia en la inminente despedida.

- Omi-kun... ¿Al menos podrías considerarlo? - dijo Atsumu casi rogando. - Yo...

- Solo estás confundido. - sentenció, borrando el rastro de una sonrisa en el rostro de ambos. - No puedes hacer esta escena ahora, lo prometiste.

- ¡No es una escena! - masculló. - Estoy tirando por mi última suerte.

- Miya, me iré y seremos amigos nuevamente, veré todos tus partidos aunque deba trasnochar y tú los míos de igual manera, ¿No te es suficiente?

- ¿Y anoche que fue? ¿Eso es ser amigos nuevamente?

- Ese fui yo ebrio despidiendome de ti y de mis sentimientos. - observó hacía otro lado, no podía sostener la mirada quebrada de Atsumu. - ¿Lo entiendes no? Somos personas diferentes, y nuestras vidas van en otro sentido.

Si no conociera tan bien a Kiyoomi haría el peor capricho de su vida, realmente lo estaba aguantando, quería gritar y patalear, tomarlo de los brazos y pedirle en súplicas que lo aceptará. Pero no podía...

Lo conocía tan bien que sabía que cada palabra que salía de sus labios era cierta.

- Avísame cuando llegues, ¿si? - dijo ya resignado, mientras comenzaban a caminar hacia los otros. - Y espero muchas fotos tuyas en la playa.

- Maldito pervertido... - masculló, para luego pasarle un sobre a Atsumu. - No sé que tanto dinero tenga para enviarte una desde América.

Atsumu se quedó esos cinco minutos viendo como Kiyoomi se despedía de todos, recibiendo las palabras de aliento con una sonrisa obviamente falsa, a final de cuentas no era fácil despedirse de su única familia y sus pocos amigos.

Todos se pararon en primera fila de la puerta de embarque, observando como Kiyoomi con una última vista los saludaba con palabras simples, en el fondo todos estaban orgullosos.

Tal vez Atsumu más que nadie, lo había escuchado el último mes planear todo.

"No me olvides."

"Nunca podría."

Domingo 16 de Febrero 2014, 09:45 de la noche.

El campeonato nacional había terminado cinco días atrás, y el dúo estrella junto al mejor bloqueador del Inarizaki estaban poniendo un pie abajo del tren que nuevamente los dejaba en Tokio, pero está vez con solo ropa informal las mochilas que los acompañaban con tan solo una muda de ropa y el dinero necesario para un día.

- No era necesario que vinieran. - Habló Atsumu encontrando su camino hacía la casa de Kiyoomi.

- ¿Piensas que vengo a cuidar de ti? Dice lo a tu hermano, yo vengo a despedir a mi amigo. - se rió Suna. - Y pienso quedarmelo toda la noche.

- ¡No me robaras mi oportunidad de reconquistarlo! - gritó saltando le a los hombros, ganando un empujón de Osamu.

- ¿Reconquistarlo? - Acotó el peligris. - Deberías darte cuenta que Kiyoomi está tomando una buena decisión Tsumu, no será lo mismo que cuando estaban en secundaria, se irá a Estados Unidos.

Y tenía razón, Osamu solo hablaba verdades que Atsumu no quería oír, pero q final de cuentas nadie quiere renunciar tan fácil a su amor adolescente.

"¿Ya llegan?"

"¿Estás emocionado por verme Omi-Omi?"

"Osamu le prometió a Komori tempura y no para de preguntar."

"Solo abre la puerta tonto."

Kiyoomi de entre casa debería ser catalogado como primera maravilla mundial, al menos eso pensaba Atsumu, ya que octava le quedaría pequeña.

Sin cubrebocas, mostrando sus labios en esos momentos con una sonrisa de bienvenida, el pelo retenido por una vincha deportiva y un conjunto deportivo que podía remarcar la curva de su cintura, y lucía sus largas piernas.

Aunque de esa manera solo lo podía ver Atsumu, ya que la risa de Osamu no tardó en llegar, ganándose un golpe de su gemelo y una mirada de desaprobación de su pareja.

Motoya fue el incitador de la noche, en su comienzo Kiyoomi no pensaba alertar a nadie de su horario de partida, pero apenas el primo dió mención, el trío de Hyogō se encontró ahorrando el dinero de tres semanas para aparecer está noche y compartir comida.

- ¡Y alcohol! - festejó Osamu sacando la primer botella de su mochila. - Conseguí una tienda de paso con buenos precios y no pude desaprovechar la ocasión.

Todos se miraron con el dedo apuntando a la duda de que si podía ser una buena idea, aunque quisieran hacerse pasar por jóvenes rebeldes se vez en vez o actuar como si hicieran lo que quisieran, siempre habían sido unos niños de mamá, y ninguno había probado en su vida una gota de alcohol, exceptuando a Suna, que se sintió bendecido en el momento que el séptimo shot de todos hacía efecto, lo que lo dejaba como el único conciente de lo que ocurría.

Las piezas de sushi y pizza, porque comenzaron a beber antes de comer, se encontraban regadas en la alfombra culpa de Motoya, quien en un intento de ganar en el chancho, las arrojó por los aires.

Lo que nos llevaba a los gemelos Miya a punto de asesinar al castaño, mientras Kiyoomi se encontraba de rodillas y con guantes de látex hasta los codos limpiando la alfombra con más emoción que nunca, se podía jurar.

- ¡Sunarin ayúdame! - exclamó desde el suelo. - Todo se mueve demasiado.

Las risas aumentaban minuto a minuto, ya para el momento dónde las botellas no soltaban ni gotas de restos los cinco chicos se encontraban desplomados en los sofás.

Suna se encontraba con Osamu dormitando entre brazos mientras escuchaba la teoría conspirativa de Komori frente a los iPhones mientras Atsumu recostado en el sofá recibía caricias en el cabello por parte de Kiyoomi.

"Nunca creí que podríamos estar así. Es como un sueño."

"Mañana deberé remojar mis manos en lejía, ¿Acaso no sabes lavar tu cabello?"

"¿Tu no te has dado cuenta lo graciosa que suena tu voz ebrio? Debería grabar esto."

"¿Y la tuya? además no puedes grabar pensamientos."

"Entonces te haré hablar."

La conversación mental siguió por un rato, mientras Osamu volvía a sus sentidos y se inmiscuia en la charla de su pareja y Motoya, quien estaba siendo interrogado por algo de interés mayor.

- ¡No les diré quién es mi alma gemela! - exclamó, rompiendo el momento "especial" que compartían los otros dos. - Mejor enfoquemos nuestra atención en como esos dos se observan sin decir palabra alguna.

- ¿Qué nosotros que? - amenazó Sakusa, empujando de sus piernas a Atsumu. - No hagas que comience a hablar.

- ¡¿Omi tu sabes quién es la persona de Komori y no me has dicho nada? - masculló Atsumu sobando su cabeza. - ¡Podría ganar mil yenes si soy el primero en saber!

- Si no quiere decirlo está bien... - Se rindió Osamu. - Pero sería divertido si no fuesemos solo nosotros cinco aquí.

La discusión siguió, Suna no paraba de revisar las redes sociales del castaño en búsqueda de algún indicio, pero nada empujaba a quien era la persona tan suertuda de tener al joven libero entre sus manos, Osamu se dignaba a hacer preguntas engañosas que llevarán al menos al género de la misma mientras Atsumu no paraba de hacer una escena frente a un Kiyoomi somnoliento por una ventaja en la apuesta.

- Me tienen harto. - Se paro entre tropezones Sakusa. - Me iré a dormir, no pienso volar un día entero con resaca.

- ¡Atsumu es tu momento! - Suna lo empujó por el hombro mientras los demás reían.

En su desespero por seguirlo al cuarto, sabiendo que a final de cuentas era necesario un momento a solas, Osamu le encajo la última botella con amigo de líquido en la mano y se ganó una última mirada de desaprobación del más alto, pero sin ninguna queja verbal.


Kiyoomi amenazó con cerrar la puerta en su cara, sabía bien cuáles eran las intenciones de Atsumu a buscar privacidad entre los dos y le parecía mucho más atractiva la idea de dejar una laguna en el tópico por lo menos durante unos cuantos años más, o mejor aún, para cuando sus sentidos no estuvieran adormecidos y sus pensamientos entremezclados con sus deseos que tanto había forzado a enterrar.

Pero no pudo, un labio en una mueca triste y sus cabellos revoltosos mientras enseñaba media botella de ron eran tan tentadoras más aún ahora que conoció lo bien que esa bebida sabía cuándo uno se encontraba en su situación.

Atsumu entró meneando las caderas en señal de Victoria, y antes de que Sakusa pudiera decir algo o siquiera cerrar la puerta, se arrojó a la pulcra cama destapando la botella.

- Comparte un último trago conmigo Omi, - le extendió al ver si mirada de desaprobación. - debes estar a mi mismo nivel para esta charla.

Tomó la botella algo a regaño, dando un corto trago y devolviéndola, no quería caer en el juego que Atsumu buscaba, y mucho menos llegar al punto que el sintiera que la charla podía darse.

Se sentó a su lado en la cama, para solo observarlo como bebía mientras le hablaba de cosas sin sentido, podía ve los nervios que abatian a Atsumu, pero sentía que no podría calmarlos aunque tocará el tema.

- Entonces tendré que mudarme a Osaka, pero tranquilo, te daré mi dirección y mi número nuevo, creo que será...

- Dame esa botella Tsumu. - le cortó, quitándole la botella que estaba a punto de vaciar. - Si no compartes, yo no podré divertirme.

- ¿Y quieres hacerlo? Siempre parece ser que prefieres quedarte en tu zona de comodidad.

Kiyoomi lo observó, sabía que había vuelto al punto de ebriedad dónde no controlaba sus palabras y se volvía un niño caprichoso, ¿Tan difícil era disfrutar el poco tiempo que les quedaba?

Realmente quería poder observarlo sin que dijera palabra alguna, sin que cruzará la línea que había trazado las últimas semanas desde ese beso un tanto estúpido y apresurado.

- Deja de decir estupideces Miya, no creo que debamos discutir justo ahora.

- ¿Ahora no te parece un buen momento? Porque realmente tengo mucho que decirte Sakusa.

¿Acaso compartía alma con un niño de siete años o con uno de 18 que no aceptaba un no por respuesta?

Lo miró como seguía enlistando como Sakusa le había negado una explicación durante semanas, y como solo hablaban de lo que Kiyoomi decidía contestar.

Lo observó unos segundos más de reojo, mientras se tomaba el placer de terminar lo que quedaba de la botella, sintiendo como quemaba su garganta, y tal vez por suerte las bacterias que había juntado a lo largo de la noche.

Y cuando sintió que era el momento, se giró en el lugar, dejando caer la botella vacía al suelo y tumbando a Atsumu en la cama a su lado, sosteniendolo del brazo, dejando su cabeza reposada al lado de la contraria.

- Sakusa déjame sentarme, ¡Estoy descargandome!

"Quiero que estemos así."

Atsumu quiso girar a verlo, pero Kiyoomi frenó su cabeza.

"No me mires, ¿Quieres hablar? Lo haremos."

"Suenas ebrio, ¿Tan débil eres ante el alcohol?"

"Mira quién habla."

"¿Qué quieres hablar Atsumu?"

"¿Por qué no podemos intentarlo?"

Kiyoomi tragó en seco, esperaba alguna pregunta preliminar, o tal vez algo más suave para comenzar.

"Tu me besaste, dijiste que me amabas, yo también lo hago, ¿No sería fácil seguir adelante?"

"¿Y le dirás a todo el mundo? Porque es lo único que pido y lo sabes, solo necesito que me digas la verdad a mi y a todos Atsumu, no puedo vivir de secretos."

"¿No podemos hablar algo más agradable? Sabes bien que me iré, y que no necesito oír el porqué tu no piensas aclarar las cosas."

"Quiero que seamos amigos Tsumu, como antes."

"¿Y qué haré con todo lo que siento por ti? Si no lo digo siento que explotare."

"Puedes decírmelo hoy, y yo te lo diré a ti, así podremos superarlos."

La mano de Atsumu buscó la de Kiyoomi entre las sábanas, presionandola fuerte, Kiyoomi tenía razón, y el lo sabía desde siempre, él nunca se equivocaba, pero sentía miedo, todo el mundo debería temer exponer todos sus sentimientos sabiendo que es para dar cierre, despedirse.

"Puedo comenzar yo, antes de que ya no tenga el valor."

Atsumu solo presionó su mano, dando a entender que siguiera hablando.

"Creo que me comenzaste a gustar cuando éramos pequeños, y lo odiaba. Eras como todos los idiotas que odiaba en la primaria, pero tu voz y tus chistes malos me hacían querer conocerte. Luego cuando te ví por primera vez fue el final de todo, no podía permitir que vieras mi rostro, estaba más rojo que el fuego mismo, y me fue imposible olvidarme de tus gestos, Suna odiaba cuando hablábamos por teléfono y no podía dejar de ver a Osamu, imaginando que eras tú."

"Yo soy mucho más apuesto que Samu."

"Lo sé, por eso tuve que ir a tu primer partido, y por eso mismo no pude aguantar el día que dejaste de hablarme, lo único que podía hacer era pensar en ti, y hoy en día solo puedo pensar en ese estúpido beso que no me permite concentrarme en lo que debo hacer."

"Dios mío Miya, me hacer ser tan homosexual. Te odio."

"Me amas por lo que dices."

"Lo hago. Ahora escupelo tú, quiero ver qué tan bisexual te he hecho."

"¿Bisexual? Por favor Kiyoomi, desde el día que ví tu perfecto rostro me olvidé lo que eran las mujeres. Fue confuso para mí, siempre pensé que te quería tanto porque quería cuidarte, como un hermano mayor o una de esas idioteces, pero Dios, el día que me abrazaste, me di cuenta que quería que tú cuidaras de mi, quería tenerte a mi lado a cada maldita hora para que me consolaras de lo idiota que puede ser mi padre."

"Te amo Tsumu, aunque algún día te supere seguiré amándote."

"Yo a ti Kiyoomi, creo que es el momento que me beses."

"Será nuestro último beso, espero que lo recuerdes bien."

Al día siguiente cuando Motoya golpeó la puerta diciendo que era la hora Kiyoomi además de sentir que su dolor de cabeza era demasiado agudo para ser cierto, sintió que todo era demasiado bueno para lo mismo.

Atsumu estaba escondido en su pecho aún dormido, mientras se aferraba a su playera, y el lo rodean con sus brazos, por un momento se permitió soñar que había una infima posibilidad que así fuese a ser su vida, pero claro que no lo era.

- ¡Kiyoomi perderás el vuelo y no pienso verlos desnudos!

- ¡Maldita seas ya salgo!

Atsumu se despertó unos minutos después, sin poder disfrutar como Kiyoomi lo observaba dormir antes de partir antes que él hacía el aeropuerto.

"¿Realmente aún no la has leído? Eres todo un melodramatico cuando quieres Miya."

Era medianoche en Osaka, y Atsumu se encontraba recostado arrojando un balón por sobre si mientras la carta seguía reposando en su pecho, intentando concentrarse en su charla con Kiyoomi y no con su alocado compañero de departamento que no paraba de escuchar música a todo volumen.

"Quiero guardarla para cuando sienta que ya me has superado, por seguro que escribiste un poema tan romántico que me quedaría ciego."

"Escribí lo horrible que se ve tu rostro cuando respiras."

"Hablamos luego, debería dormir si quiero levantarme para entrenar."

Y en California, al otro lado del mundo, las cinco de la mañana marcaban el reloj, y luego de escuchar como le deseaban buenas noches, Kiyoomi se levantó de la cama.

Sabía bien que luego de una pesadilla de ese calibre, el sueño no volvería, pero aún no estaba del todo cómodo hablando con Atsumu sin sentir que su corazón se comprimía al punto de sentir la falta de aire.

Se encontró en el sofá tomando té para cuando su compañero se cuarto se despertó, apareciendo mientras cortaba una llamada.

- ¿Tooru?

- Acaba de salir de su entrenamiento... ¿Tú qué haces despierto tan temprano? ¿Miya?

- Sigue siendo extraño que sepas quién es...

- No habremos tenido un nacional, pero Oikawa era un enfermo a la hora de conocer a cada colocador del país, podía hablar horas de ellos.

- Cada día me sorprenden más, si que son una pareja especial... Iwa-chan.

- ¿Quieres discutir sobre homosexuales charlando de voley, Omi-Omi?

La vida de Sakusa había tomado uno de los frentes más interesantes, los meses en California tomaban forma natural día a día, entrenamientos en un equipo estrella universitario por las mañanas y clases interminables con los mejores concertistas del país por las tardes, sin contar que todas las noches volvía a su cuarto compartido a ensayar mientras Iwaizumi Hajime, otro japonés importado, hablaba horas interminables por videollamada con su novio que residía en Argentina o se hartaba a abdominales y flexiones, para luego cenar juntos y discutir sus ajustadas y monótonas vidas.

No la pasaba mal, poco a poco el sentimiento de que necesitaba a Atsumu a su lado se desvanecía, no creía estar superandolo, pero si aprendiendo a vivir con la idea de que nunca serían nada, ya hasta podía verle la cara sin estar tan perdido.

Se lo repetía siempre que aceptaba una videollamada de él en medianoche, lo que significaba que en Japón acababa de salir de terminar el entrenamiento de los Black Jackals y debía concentrarse de que no se le cayera un hilo de saliva al ver a un Atsumu sonrojado por el calor del verano y el  cabello revuelto por su actividad física.

-¿No piensas dormir aún Kiyoomi? Mañana tienes partido... - habló Atsumu a través del teléfono.

Le era extraño escuchar ese nombre, realmente hablaba en serio cuando le pidió que lo superará, pero aún dolía un poco la indiferencia algunos días.

- Juego luego del mediodía, no tendrás que madrugar tanto para verme.

- Lo sé, Bokkun no paraba de repetir que se despertará junto a mi para verte, sigue obsesionado conque aceptarás la propuesta de Ushijima y no la suya.

- Tu compañero es un niño celoso... Y escandaloso. - dijo apenas lo divisó por atrás de Atsumu saltando a los brazos de otro chico.

- No tengo de que quejarme, cuando me dijo que obtuviste la misma propuesta que yo casi cruzo el mar para asesinarte, pero debo aceptarlo, ¿No?

Algunas charlas eran incómodas, ya que luego de seis meses caían en este tipo de tópicos, lo que terminaba resonando en la mente de Kiyoomi algunos días, pero cuando algo más importante estaba en su día se permitía olvidarlo por algunas horas.

El partido de esa tarde llegó a su fin, otorgándoles una victoria que podía ser totalmente cargada sobre los hombros de Kiyoomi, quien había sido todo un As.

"Felicidades, te has lucido, Bokuto no para de hablar de lo bueno de tu saque."

"Gracias Tsumu, la verdad que sí, soy un sacador destacado."

Se tomó la libertad de seguir hablando con él hasta llegar a su dormitorio, y Atsumu al gimnasio, despidiéndose rápidamente ya que llegaba tarde al mismo, ya que se había permitido ver hasta el final del partido por internet.

Kiyoomi solo quería dormir, no había dormido hasta altas horas por la videollamada con Atsumu, y luego tuvo que pasar mitad de la tarde salvando un partido, pero la vida tenía otros planes para él.

Iwaizumi no se encontraba allí, tenía clases hasta altas horas hoy, y por el partido Kiyoomi tuvo que posponer las suyas.

Vió la correspondencia sobre la mesa, y luego de revisarla, se quedó lo que era propio, una carta de Atsumu, que seguro contenía un nuevo misterio, y otra de Motoya, que seguro le contaría lo bien que le iba conviviendo con su alma gemela.

Aún no comprendía cómo lo ocultaba tan bien del resto, sí amaba escribir hojas y hojas de lo felices que eran en ese departamento.

Se encontró recostado en el sofá abriendo con una pisca de emoción las cartas, aún le agradaba la idea de recibirlas, aunque el escribiera tantas que paraban en el cajón por las altas tarifas de envío.

La leyó de corrido, y no traía ningún misterio ni mucho menos un mal chiste escrito como las últimas, si no la propia carta que le extendió en el aeropuerto y una nota.

"Creo sentir que ya te perdí del todo, y no me molesta tanto...

Creo que yo también podré seguir con mi vida Omi-Omi, pero una vez más no me atrevo a decírtelo en la cara.

Creo, y juro que es la última vez que dudo tanto al escribir, que tenías razón al decir que era bisexual, pero debería encontrar a alguien que no le moleste estar en las sombras conmigo."

Era doloroso leerlo, porque aunque fuese lo que el deseaba para Atsumu, era confirmar una vez más que las almas gemelas son y siempre serán un mal chiste, ya que no prometen un cuento de hadas.

Y más le dolía el ruido del timbre que no le permitía regodearse en su dolor, ¿Acaso el idiota de Iwaizumi no sabía que Kiyoomi nunca cerraba con llave?

Abrió sin pensar mucho que se encontraba solo en shorts deportivos y la cara de un zombie recién resucitado, pero poco le importaba, creía que estaba sintiendo el último pedazo de corazón incrustarsele en el pecho.

- Yo solo venía a felicitarte por el partido pero... ¿Querrías invitarme a pasar?

odio, pero oDIO este capítulo, reescribí tantas partes y de ninguna manera me termina de convencer, pero bueno, está corto, feo e insípido, pero es lo que hay ༎ຶ‿༎ຶ prometo que la próxima semana va a ser épico, porque van a pasar tantas cosas que venía esperando poder desarrollar que ya estoy emocionada por escribirlo

Y,,, subí un one shot que si aún no lo leyeron, no lo hagan, me dolió el corazón escribirlo y da pena de lo innecesariamente triste que es.

Lxs amo a todxs<3 perdonen por ser tan lame hoy

PS, en esta etapa de la historia van a aparecer banda de personajes nuevOS QUE EMOCIÓN

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top