Emma era mi hermana menor, hace algunos años había sufrido un accidente, producto de ello hubo que amputar una de sus piernas y perdió a su bebé. Eso la hizo acercarse y a nosotros querer cuidarla de todo mal. Últimamente la tarea de cuidar de ella resultaba difícil.
Hace un par de horas, por ejemplo, una de las casas del conjunto donde vivía fue consumida por el fuego. Justamente la casa al lado de la suya. Por alguna razón Emma no acudió al llamado de incendio y siguió dentro de su casa.
Como si todo lo anterior no era suficiente a su esposo Alexis se le ocurrió la brillante idea de llevarla a la clínica de su hermano. No es que la clínica sea de mala calidad o sus profesionales, es que la nuestra es más segura. Recibo su parte médico y los procedimientos que le han realizado hasta ahora.
—Ella puede ir a casa cuando lo deseen—comenta con voz nerviosa y aguda en algunos puntos el joven médico. —no hay rastros de humo en sus pulmones, no sufrió lesión...
—¿Qué hay de su presión arterial? —pregunto al notar que llegó con ella alta.
—Esta estable en estos momentos, la dejamos en observación el tiempo pertinente...
—¿Tuviste en cuenta el historial clínico a la hora proceder? —interrogo —aquí no hay una historia clínica de ella, no es un paciente común y no lo digo por ser una Frederick.
Alzo la mirada de la tabla al notar el silencio en el doctor. Me retiro los lentes dejándolo encima de las observaciones y lo observo verme nervioso. Es un chico joven, 24 años puede que un poco menos. Recién salido de la universidad y con mucha ganas de hacer las cosas bien.
—Sus padres fueron de gran ayuda —responde nervioso.
—Explica cada procedimiento... Arthur —leo en su escarapela — sustenta cada uno de ellos, deja a un lado quien soy y céntrate en qué soy un familiar de la víctima que has tratado—exijo.
Palidece acomodando su corbata, luego la bata, seca sus manos en su pantalón y mira a todos lados nervioso. No estoy exagerando en mis exigencias. Él está al borde del desmayo y no es algo que se pueda permitir, no cuando a la que acaba de atender es a mi hermana.
Su voz tiembla en algunos momentos y me pregunto si estoy siendo tan hijo de puta como me ve. En silencio lo escucho narrar como llegó y fue atendida. Sonrío internamente, en algunos momentos es como estar en clases y él en una exposición.
—Esta estable, puede confirmarlo. Su padre aprobó cada uno de ellos —finaliza.
—Controla tus emociones —le aconsejo al notarlo cada vez más nervioso —lo último que espera un paciente o familiar de este, es que el médico tenga un colapso nervioso dando los detalles de los procesos.
—Es usted el jefe y toda una eminencia en su campo...
—El hermano de tu paciente, es en todo lo que debes pensar— corrijo — y no es mi clínica. Su dueño es Marck O'hurn.
Que lleve nuestro apellido causa en algunos controversia. Era del abuelo Matt y le fue heredada a Marck. El abuelo le pidió consentimiento a mi padre antes de hacer el testamento. Papá nunca tuvo problemas, el cariño que el tenían databa de la época en que solo tenía 3 años y luchaba contra el cáncer.
—Lo tendré en cuenta señor.
—Como todos deseo que mi familiar tenga los mejores médicos. —el chico solo asiente sin parpadear y suspiro — hice las mismas preguntas que un particular. Incluso suelen ser más hostil, prepárate para esos casos.
—Gracias señor... —afirma mostrando pecho, su gesto es cómico y me hace sacar una sonrisa.
El ambiente tenso ha quedado atrás y puedo ver en él los primeros rastros de un profesional.
—Ten más cuidado con los datos, mira a los ojos y no titubees en una decisión —le digo avanzando hacia la habitación de mi hermana.
Esto último no tendría por qué decirlo, pero su comportamiento es de cualquiera que empieza a dar los primeros pasos.
—Matt —me llama Jason y me detengo dando media vuelta. —¿Tienes un minuto?
Avanza hacia mi dejando atrás a Marck quien alza la mano saludando desde lejos. No es mi mejor amigo, nuestro amistad fue disminuyendo conforme crecimos. Tengo muchos recuerdos divertidos de nuestra niñez, pero de adultos fue diferente. Cada uno hizo amistades y siguió su rumbo.
—Jamás pensé que mi hermano menor necesitaría de mi —me mofo y sonríe sin mirarme —¿Tu dirás?
—¿Has hablado con Alexis? —pregunta llevándome a un lado del pasillo.
—Lo necesario ¿Cómo fue? ¿Dónde estaba? ¿Por qué entraste a una casa en llamas? —Jasón sonríe y me llevo una mano a los bolsillos —ese miserable siempre ha tenido debilidad por Emma y ella se aprovecha de eso.
Llegó al conjunto con el incendio en todo su furor, entró a una casa en llamas para rescatar una agenda de tres dólares. Sin importar que tenga en su interior, estoy seguro de que no es más preciado que su vida. Eso sin mencionar que abrió una caja fuerte con un dato que era imposible supiera. Las coordenadas del sitio del accidente de mi hermana, su exesposa en ese instante.
—Se enfrenta a corte marcial —explica Jason y lo miro sorprendido —sé que Gregory y a ti están resentidos con él, por que dejó a Emma en sus peores momentos.
—Es más que eso Jason —le interrumpo. — le pidió el divorcio estando embarazada, ella se refugió en esa cabaña y tuvo ese accidente. Allí perdió al bebé y una pierna, todo eso sin que él lo notara.
Jason afirma sin hacer comentarios, nosotros como familia también fallamos al dejarla sola. En su momento estábamos enojados y bastante desilusionado de ella. La carga no es sólo de Alexis. Pero, cuando creí había llegado a enmendar su error. Resultó que lo hizo de la mano de una prometida, curiosamente la mejor amiga de ambos.
—Me alejé de ese anormal para evitar la tentación de no golpearle —confieso y mi hermano sonríe.
—Te explicaré lo que se hasta el momento, si aun después de eso quieres seguir sin intervenir lo respetaré.
Considero inapropiado meter mis narices en esa relación. Ambos necesitan hablar, pero también poner en orden sus ideas y sentimientos. Me busca a mí, porque Gregory se ha negado a intervenir. Jason desea que ambos hablen, mamá y papá están de acuerdo.
—¿Quieres que hable con ella? —concluyó.
—Solo deja la duda, creo que con eso es suficiente.
Ambos reímos, no hay nada que atraiga más a nuestra hermana pequeña que un enigma. Acabo siendo parte de esa actividad. Soy de los que creen que para avanzar en la vida hay que dejar todo aclarado.
(...)
Salgo de los ascensores y cruzo el área de urgencias. Encuentro a mi padre apoyado en la puerta de la sala de descanso. Ríe a carcajadas viendo al interior de esta y me acerco a mirar que ha llamado su atención.
—¿Rojo con rosado? —reclama una mujer —¿Han pensado en mí?
Aquella voz suave tiene la particularidad de erizar los Bellos de mi nuca. Me acerco detrás de él y observo dentro del lugar, buscando a la dueña de esa voz. Una chica de cabello rojo, rostro ovalado, ojos almendrados es la protagonista. Un físico al que nunca me resultaría tentado, desconozco todo lo demás pues está detrás de un escritorio.
—Es el color que nos han enviado Charlotte, acabas de llegar ¿Por qué exiges? —espeta una segunda chica, rubia y bastante atractiva.
—Porque no soy yo la que anda medio desnuda por los pasillos —refuta con tranquilidad y mi padre sonríe asintiendo, dándole la razón —contrario a muchas yo si vengo a trabajar.
—Porque no tienes cuerpo que mostrar...
Ella gira lentamente hacia la dama que ha hablado, le brinda una sonrisa intelectual antes de hablar.
—Cariño, el día que necesite mostrar mis curvas para llamar la atención ese día he tocado el más asqueroso de los fondos.
Un punto a su favor; aunque, me siga pareciendo demasiado llamativa para mi gusto.
—Deberías verla desde el inicio —habla papá señalando a la chica de cabello rojo. —es bastante inteligente y muy hermosa.
Mi padre no suele admirar a una dama de esa manera, menos delante de nosotros, me alarmo por lo que escucho, también por su rostro iluminado viendo a la desconocida.
—Ustedes lucirán como un ave exótica, ¿y yo? —se queja señalándose a sí misma —mi cabello es rojo.
—Un tinte Charlotte...
—¡NO! —insiste golpeando la mesa, sus labios pequeños se aprietan de tal manera que se pierden con ese gesto —hay otros colores que usar. Acéptalo, Beatriz lo haces para joderme. Con esos dos colores mi uniforme parecerá una carpa de circo.
Ella ha dicho aquello de forma jocosa ganándose la risa o burla de todos, algo que no parece molestarle. Con ese cuerpo, color de cabello debe estar acostumbrada a las burlas y las usa a su favor.
—No es tan gorda —señala papá—ella tiene todo bien puesto, el resto... Nada que unos buenos ejercicios no reafirmen.
Aprieto mis labios con fuerza y me muerdo la lengua. La mujer es realmente hermosa; aunque, no como mamá. Rostro redondo, labios pequeños cabello rojo y ojos color miel. Dentro de la sala hay unos veinte empleados, entre hombres y mujeres. Es ella quien marca la diferencia y llama la atención.
—Jamás te he visto admirar a una mujer así.
Aquellas palabras debían sacarlo del ensueño de ver a esa mujer. Al no obtener los resultados esperados, me frustro. Aquella mujer puede descubrir que ha llamado la atención de papá y podrá usar ese embeleso a su favor.
¿Ya lo hizo? Y, ¿por eso hace tanto escándalo? ¡Claro que sí! Ella sabe que ha llamado la atención del jefe y quiere aprovechar su puto cuarto de hora.
—Nunca he visto a una criatura tan perfecta —carraspeo con molestia y lo veo sonreír —se llama Charlotte, tiene 25 años y es...
—¿Dónde está mamá? —le interrumpo. —es solo una mujer con curvas como muchas papá.
Gira lentamente hacia mí y sin dejar de sonreír me responde que mamá está con Emma. Alexis no aprovechó la oportunidad que se le dio y la dejó sola.
—¿Por qué esa chica es más importante que mamá o Emma? —protesto.
—¿Negaras que es hermosa? —insiste y lo veo sin pestañear.
Intento controlar lo que su voz sigue causando en mí, las palabras de papá. Me centro en la realidad que es una arribista con ganas de prosperar en la clínica y nada más.
—No tanto como mamá ¿O sí?
Se aleja de la puerta y yo suelto todo el aire retenido. Mis papás tienen un hogar estable, jamás han colapsado por la presencia de un tercero. Odiaría que esta sea la primera vez y por una de mis empleadas.
—Necesito hablar contigo.
Que no aclare mi pregunta me enoja; sin embargo, por el momento me basta que se aleje de esa mujer.
—Salgamos de aquí entonces — pido.
Antes de alejarse le da una última mirada a la chica y sonríe negando. Debo tener a esa mujer muy cerca, en caso de que papá desee algún acercamiento o ella decida hacer algo más fuerte para acercarse a él.
Mi padre sonríe viéndome de vez en cuando, mira mis manos empuñadas, mi rostro de pocos amigos y niega divertido. Lo que sea le divierte me enoja aún mas ¿Cómo puede ser tan descarado y hablar de lo hermosa que es una mujer que no sea mamá?
—Aryana se ha divorciado —indica.
Hemos llegado a mi auto, apoya una mano en las puertas del copiloto y observa mi comportamiento. Guardo silencio al no saber que decir, no es una noticia que me alegre o atemorice. Aryana hace parte de mi pasado y solo deseo que le vaya bien en la vida.
Es la única forma que no quiera volver a la mía.
—¿Por qué eso es importante?
—Ha enviado mensajes a Gregory, desea hablar contigo.
—Busco un pésimo celestino.
—Matt...
—No tienes nada que temer —le calmo—Aryana ha dejado de ser prioridad en mi vida.
Abro la puerta del auto para que ingrese y antes de hacerlo mira por encima de mi hombro y sonríe. Las pupilas se dilatan y su rostro se ilumina, no es necesario girar para saber quién lo ha puesto de esa manera.
—Su padre está en problemas financieros —continua cuando ingresamos al vehículo.
—Siempre ha sido asi y todo por querer ostentar una vida de lujos que no tiene.
Anteriormente yo le ayudé y me siento avergonzado por ello, pero lo hice por Aryana y todo lo que sufría ante el miedo que su padre podría morir. Hoy es distinto, no estoy casado con su hija, nuestro matrimonio no acabó bien y no deseo saber de ella.
El miedo de padre es que vea mi soltería como si la estuviera esperando o aun la amara. Me burlo abiertamente de ese miedo y me ve en silencio con rostro preocupado.
—Gregory piensa lo mismo. También que ella puede convencerte, tiene un niño lo que tanto querías, estará arrepentida y dispuesta a convencerte. —finaliza.
—Tiene un niño que no es mío. —le aclaro.
Me están subestimando y comparando con el hombre de hace diez años, el que puso en riesgo a Des solo para que su hermano le diera dinero. Aun sigo cometiendo errores, no soy perfecto y si permanezco soltero es solo porque deseo la próxima vez que me case sea para siempre.
—Ella puede que piense o quiera ser esa mujer Matt—insiste y suspiro parqueando el auto a un costado de la vía —quiero nietos Matthew, muchos niños verlos correr por el jardín y en todos los lugares de la casa. Deseo malcriarlos y ser feliz en mis últimos días de mi vida. Sobre todo, deseo que seas feliz y que no sufras más.
—No estoy sufriendo —digo y saco el móvil de mi chaqueta, lo desbloqueo y se lo entrego —WhatsApp —le digo simplemente.
Papá solo mira el móvil y luego a mi negando. Es una conversación entre Aryana y yo, imagino que después de tenerla buscó a Gregory. Ella era conocedora de la estrecha relación entre ambos y solo busca una cosa.
—Quiere saber si en verdad la he dejado de amar o si tiene alguna posibilidad. No las hay papá, porque tengo claro puedo ser feliz con cualquier mujer que no sea Aryana... yo no doy segundas oportunidades.
Mi padre sonríe entregándome el móvil que guardo de nuevo. Hice de todo para arreglar nuestro matrimonio, agoté recursos. Estaba claro para mí que al firmar el divorcio no volvería atrás. No se retrocede más que para tomar impulsos.
—No se mucho del amor, lo que si se es que quien no te amó en la primera difícilmente lo hará en la segunda —finalizo y mi padre asiente.
—Me alegra saber que lo tienes claro hijo...
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