Capítulo 29
Matthew hizo un intercambio con Juno en el aeropuerto, su escolta le entregó un maletín y él su equipaje. El viaje a casa fue cargado de ansiedad. Si bien, mis padres dudaban de la culpabilidad de Matt, mis tíos pensaban diferente.
Me ha pedido varias cosas desde que hablamos sobre la desaparición de Mila. No exaltarme, levantar la voz o contradecir a mis tíos, tampoco que le defendiera. En el peor de los escenarios ese era territorio de sus abogados.
—Maltraté a tu prima, por la razón que sea, la agredí. —sus rasgos son duros al decirlo y hace una mueca de fastidio —no me siento mal por lo que hice y de volver a dañarte, lo haría otra vez.
Me alaga que el quiera defenderme, pero tiene razón al decir que la violencia no es una solución. Ella puede que se esté aprovechando ahora de eso para no afrontar sus actos.
—No es necesario que me acompañes a la entrada —sugiero cuando el auto se adentra en mi barrio.
En respuesta sonríe negando y tomando mis manos. Mis tíos están esperando por nosotros, mi madre me ha enviado un mensaje de texto alertándome.
No es posible que por defender se meta en problemas. Es tan testarudo que insiste en que su deber es llevarme a casa y dar la cara.
—Debo afrontar las consecuencias de mis actos. —comenta viendo como nos detenemos —aceptaré el cargo por agresión ...solo eso.
—Tus padres no estarán feliz.
No lo están desde que se enteraron de la agresión, incluso su madre se sintió decepcionada por ello. Nunca creyó a uno de sus hijos agredir a una mujer, por la razón que sea. Ella había pasado por algo parecido en su juventud, sin que Matt ahondara en el asunto y a mí me dio vergüenza tocar el tema.
—Que afronté mi error me mitigara el daño.
cierra los ojos un instante y observo su vista de perfil. Esta afectado por ser señalado, por que dio motivos y el posible escandalo para su familia de salir a la luz.
—Ellos te están esperando...—insisto.
—Lo correcto es dejarte en manos de tus padres, de la misma manera en que fuiste retirada. La desaparición de tu prima es totalmente aparte. —dice y acaricia mi rostro —lo importante es que ella aparezca sana y salva.
—Creen que tienes que ver...
—Con más razón debo buscarla —me interrumpe —salgamos.
Llegar a casa siempre fue motivo de felicidad, bien sea porque lo hacía luego de estar días en el hospital, estar por fuera de la ciudad por cuestiones de trabajo (cuando había alguna sesión de fotos) o sencillamente allí me sentiría segura.
Todo eso cambió desde que Mila decidió vivir con nosotros.
Antes que lleguemos a la puerta esta se abre. El tío Audrey fija sus ojos en mí y me observa bastante decepcionado. Escanea mi cuerpo de arriba abajo, estoy segura buscaba un golpe o algo para iniciar una discusión.
—¿Te encuentras bien? —pregunta al verme y miro a Matt —no tienes que pedir consentimiento para responderme...
—Déjalo entrar Audrey —anuncia mi padre desde el interior. —no esperas que responda tus preguntas en la calle.
El tío Audrey no mueve ni un musculo, sus ojos se detienen en nuestras manos entrelazadas acto seguido niega decepcionado haciéndose a un lado.
Entramos en silencio, el tío esta por cerrar la puerta cuando una mano se lo impide. No se de donde ha salido, pero el señor Jason está en la entrada con rostro neutral.
—Buenas tardes. Owen, Joyce—saluda viendo a mis padres quienes ya lo conocen por mi incidente —lamento que siempre nos tengamos que ver por sucesos difíciles.
—En ese caso, hay que romper eso.
Mamá sonríe estrechando sus manos, Matt y yo solo nos quedamos quietos viéndolo manejar la situación de una manera tan fresca. Mis tíos ya lo conocen, aunque no lo trataron o se les presentó en ese momento.
—¿Dónde está? —su pregunta la hace dejando la mano del señor Jason extendida y enfrentando a Matt.
—Audrey —ruega la tía Aaliyah —por favor.
Julián y Canden bajan las escaleras, me distraigo en ellos quienes sonríen al verme. Un gesto bastante sencillo, pero que me dice que no me guardan rencor por la desaparición de su hermana.
—Puedo entender su preocupación, pero temo están errados...
El sobresalto que causa el golpe del tío Audrey a Matt me hace lanzar un grito fuerte. Matt me hace a un lado evitando ser dañada por los golpes, una mano me atrapa antes que caiga al suelo y noto es el padre de Matt.
La agilidad con la que me deja en manos de mi madre y se lanza a interrumpir los golpes del tío Audrey me resulta increíble. Como también ver a Matt no devolver los golpes, pero si esquivarlos.
—¿Negaras que la agrediste? —pregunta luego que el señor Jason se interpusiera entre ambos.
—No fue eso lo que preguntó —responde.
Lanzo un sollozo intentando llegar a él, pero mamá me lo impide. Mis primos se instalan frente a Matt impidiendo que su padre se acerque. Saben que esto no llegara a ningún lado y puede complicarlo todo.
—¿Por que cree que no le devuelve los golpes? —habla su padre con el mismo orgullo que vi en su esposa al hablar de su hijo mayor. —contrario a usted señor Joly, conozco los limites de mi hijo y hasta dónde puede llegar.
—¿Por eso viene a salvarle? —cuestiona.
—Era una pelea dispareja ¿Dejaría usted a uno de sus hijos solo en una situación igual?
—Mi hijo jamás dañaría a una mujer...
—¿Está seguro? porque su hija agredió a Charlotte —le recuerda Matt —no se moleste en negarlo, sabe que no miento. —se apresura a decir cuando intenta hablar. —no tengo interés alguno en secuestrar a su hija y mi único deseo era que se alejara de Charlotte porque su presencia hacia daño a su salud. —continua ajeno a las miradas de odio que le dirige el tío Audrey —Sí, la agredí. Pero, no es nada comparado con lo que su...bebé le hizo a Charly —me señala.
—¿Justificas un maltrato?
—No. Pero no espere que me arrepienta por ello.
—Matthew. Te defiendes mejor callado —la voz de su padre tiene un tinte de humor, pero al verle se ve serio.
Me alejo de mi madre yendo hacia él que se limpia los rastros de sangre de sus labios. El temblor que sacude mi cuerpo lo obliga a llevarme a un sillón y pedirle a mi madre mi medicina.
—Te advertí era un error —le recuerdo.
—Iba a pasar tarde que temprano —comenta en voz baja —No estaba en la ciudad, ni siquiera en el país —habla sin dejar de verme y tomando mis manos —mi hermano gemelo me acompañaba y a no ser que mi madre tuviera trillizos, no es posible que fuéramos los causantes de la desaparición de su hija.
Lo observo abrir el maletín y sacar de su interior varias fotos que le entrega a Canden y este a su vez a Julián. Ambos intercambian miradas y sus hombros caen abruptamente. El cambio de actitud llama la atención en sus padres quienes le retiran las imágenes de las manos.
—¿Lo conocen? —pregunta. —¿O se los presento? —continua.
—No lo conozco —comenta el tío Audrey y mira a su esposa que niega igual.
—Mitch Shearman, hijo de Robin Shearman, socio de la firma de abogados Shearman & Cromwell.
Las miradas que comparten mis tíos son de contrariedad, mis primos por el contrario siguen viendo la imagen. Escuchan en silencio aquello que ya debieron saber de boca de los oficiales, pero con nombre propio e imágenes.
Mitch era la persona que le entregaba drogas a mi prima y a quien le debía dinero. Ese que pagó dando información sobre mi trabajo en el hospital y demás.
—No es de Toronto, conozco a todos los rufianes amigos suyos y este —señala el tío la foto que tiene Canden antes de seguir —no es uno de ellos.
—Lo conoció aquí —habla Canden por primera vez —íbamos con ella ese día —sigue y todos se centran en él —nos escapados unas horas para ir a un club, cuando Charly estaba en el hospital.
Habían permanecido encerrados demasiado tiempo y ambos decidieron ir por una cerveza. El parte medico era alentador y quisieron disfrutar de su ultimo día en la ciudad. Mila les llegó al saber dónde estaban, minutos después el chico se acercó.
—Nos lo presentó como alguien que conoció días atrás a través de una página de Tinder —habla Julián —nos mostró la conversación, no encontramos nada del extraño. Se comportó decente, bastante divertido.
—No vimos un comportamiento entre ellos que nos hiciera dudar —Canden se ve contrariado antes de seguir —se fue con nosotros y lo dejó allí, de ser algún enamorado jamás lo hubiera mostrado.
—Sigo sin entender que tiene que ver ese chico con la desaparición de mi hija o esa firma de abogados...
—La tesis de Charly tiene mucho que ver —señala Matt recibiendo el vaso con agua de mi madre y la pasta. —necesito que te tomes esto y subas a descansar —me pide —yo debo ir a la estación y luego con los O'hurn.
Soy llevada a la habitación por mi madre y la tía Aaliyah. La tía ha bajado de peso, luce demacrada y no hay señales de la mujer risueña que solía ser.
—Si dice la verdad...
—Dice la verdad tía —le interrumpo —¿Por qué se la llevaría? —sigo —tienen más motivo ese hombre que le debía y a quien le pagaba en esa porquería por todo lo que lograba sacarme.
—Charlotte, esto no es necesario cariño —me reprende mi madre.
Mi madre aprieta mis manos y al verla observo que luce molesta. La tía está enferma y necesita cuidados especiales. Sigo insistiendo que lo primero que debieron hacer es decirles la verdad a sus hijos y enfrentar el problema.
No enviarla lejos e intentar creer que haríamos milagros.
—Me llamó en la mañana antes de salir de aquí. Aseguró que ese hombre estaba obsesionado con ella...
—¿Por eso quiso asesinarme? —increpo — ¡Por Dios tía! ¡Abre los ojos!
—Charly...
—Déjala Joyce, tu pequeña tiene razón —comenta acariciando mis manos y viendo el anillo —lamento dañarte la felicidad.
—Te puedo asegurar que eso no va a pasar —hablo segura y de nuevo siento las miradas de mi madre.
Mamá decide sacar a la tía de mi habitación y yo lo agradezco. Estoy siendo muy injusta con ellos y hasta puedo ser señalada como la más perra. Fueron ellos quienes empezaron todo esto al dejar a su hija con nosotros, no si sabían que tenían tantos problemas.
Ajusto la puerta con seguro cuando noto que las voces se han acabado y no deseo hablar con nadie. Mi equipaje está en el primer piso, por lo que no puedo desocuparlo. Miro a mi alrededor en búsqueda de algo que hacer y me encuentro con mi bolso de trabajo.
—Una ojeada a la tesis y acabaras con sueño. — me digo en voz alta. —Necesito saber que es lo que ha causado tanto revuelo.
Tomo mi bolso de manos y me siento en la cama dispuesta a encontrar algo poderoso. Al abrirla mi corazón se detiene, reviso el interior y acabo vaciándolo en la cama. Ocurre todo lo contrario, empezando a latir sin control.
Un sudor frio corre por mi piel ante el descubrimiento que fui de nuevo traicionada por ella. Busco en diversos lugares conscientes que no lo encontraré allí, abro y lanzo varias cosas sin éxito alguno.
—¡Perra! —grito molesta lanzando todo a mi alrededor y causando un gran escándalo —maldita golfa estúpida.
—Charly, cariño ¿Estas bien? —el picaporte empieza a moverse y le ignoro.
—Charlotte, abre...
Por fortuna tengo mi laptop, al abrir mi morral de la universidad todo mi mundo cae a mis pies. Con el corazón a punto de salir por la boca y sudando frío retiro el seguro y me enfrento a mi familia. Papá es quien está de primero y mira el desorden detrás, luego a mi con una ceja alzada.
—NO esta —le digo en medio del llanto —mi tesis no está...
—¿Estas segura? —pregunta Canden y afirmo —ninguno de nosotros...
—Mi laptop tampoco —les señalo en medio del desespero de ver mi trabajo de tanto tiempo hacerse polvo —allí está todo lo que hemos investigado mi padrino y yo. Su hija me robó meses de trabajo —les digo sacudiéndome al ver que intentan tocarme —el hospital solo me proporciono algunos datos, todo lo demás llevaba años investigándolo...
—Cariño, por favor cálmate.
Miro a mis tíos en espera que sigan defendiendo lo que es evidente no tiene defensa y bajan el rostro.
—Será mejor si nos vamos de este lugar. Hemos causado muchos problemas —advierte mi tía—estoy demasiado cansada para soportar tanto...
Siento pesar por ella y me gustaría pensar que Mila no tiene que ver, que alguien entró a la casa cuando estaba sola y se robó aquello, puede que también se llevaran cosas de valor que aún no descubrimos no está.
Se que no es así, Mila ya pagó la deuda que tenía con esos maleantes.
—Ustedes regresan a casa con su madre, yo me quedaré —la voz de mi tío no da lugar a dudas.
—Quiero estar sola —les pido cerrando la puerta en sus narices.
—Charly... linda esto te hace daño...
—No quiero verlos o saber de ustedes nunca más...
Finalizo en medio del llanto apoyando mi cuerpo en la puerta y deslizándome hacia el piso.
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