Capítulo 27
Narrador
Owen sabía que su sobrina estaba metida en cosas raras, su hermano y cuñada se lo habían alertado; aunque, no sabían con exactitud que era. Un par de cosas bastante fuerte para alguien de su edad, piques ilegales, pandillas, rebeldía y cambios de humor bruscos.
Pero ¿Drogas?
Las encontró dentro de unos frascos de analgésicos, en el sótano. Lo que sucedió con Charly y ese medicamento lo hizo investigar sobre todo tipo de sustancias ilegales. Una de esas porquería lo contenía el medicamento de su hija y fue la que la llevo al paro cardíaco.
Se hizo un experto en cada una de ellas, su obsesión lo llevó a querer estar al día en todo cuanto salía. Al no saber de dónde venia la agresión hacia su hija, supo que la mejor manera de no repetirla era conocerla cada una de ellas.
Conocía tamaños, colores y todo lo que debería saber sobre ellas. Revisaba cada frasco o medicamentos que se topaba como el mejor agente antidrogas. El día que las descubrió supo de que se trataba solo con verla y se sintió graduado. La dicha le duró poco al entender quien era la dueña de la caja.
Antes de llamar a su hermano y alertarlo habló con su sobrina. La sacó de casa con el pretexto de dar un paseo en el parque. Negó ser la dueña llegando a insinuar pertenecían a su prima. En ese instante supo lo equivocado que había estado y lo doloroso que ha sido para su hija no tener el apoyo de ellos.
En los minutos que estuvo por fuera, llegó el novio de su hija.
Matthew Frederick fue a la buscarlos para solicitar el permiso de la salida de su hija del país. Si bien, Charly era una mujer adulta, su estado de salud la hacía vulnerable y el hombre lo tenía claro. Debía contar con el apoyo de sus padres para su salida.
Encontró en casa a Joyce quien aceptó sin problemas, pero había que contarle a su esposo. Fue inevitable que Mila se enterara del viaje y como era de esperarse quería ir con ella. Owen no sabía si agradecer o no, el momento en que quiso buscar aquella herramienta en el sótano, topándose con la caja rosa llena de ese veneno.
De no hallar aquello hubiera puesto como condición para la salida de su hija que fuera escoltada por su prima. Con lo descubierto no tenia dudas de que Mila debería salir de su casa. Le rogó no decirle nada a sus padres, prometiéndole volver al estudio portarse bien.
Audrey se sentiría decepcionado de saber la verdad, Owen se sentía defraudado y solo era su tío. En su hermano y cuñada sería peor. Tanto Owen como Joyce eran los mayores dentro de sus hermanos y, por ende, tendían a protegerlos.
Su cuñada, esposa de su hermano y hermana de su mujer tenia cáncer de seno. Batallaba no solo con su enfermedad, sino con la rebeldía de su hija. Su hermano intentaba ser fuerte, pero era consciente que cada día le resultaba difícil ¿Cómo no tenderles la mano? Más aun guardarles el secreto sobre su enfermedad.
Por eso y muchas cosas más acordaron en que lo mejor era guardar el secreto sobre lo hecho por Mila.
—Enviar a Charlotte con ese hombre sola es un error. —habla Mila rompiendo el silencio.
Joyce sonríe en voz alta ante su descarada respuesta. Su sobrina cesa de doblar una prenda en sus manos para verla y niega molesta.
—Solo falta que digas que estaría mejor contigo. —no puede evitar decirle saliendo de la habitación —es increíble que estuviéramos tan ciegos.
Charly se ha ido hace una hora y les envío una foto de ambos dentro del avión. Lo que más le importaba ella era el estado emocional de su hija y con Matt se estaba a salvo.
—Ustedes son los ciegos, al creer que ese hombre es tan perfecto como se ve.
Joyce había alcanzado el picaporte de la puerta cuando escucha aquellas palabras. El sentido común le dice que salga y no diga cosas de las que pueda arrepentirse. Mila es sobrina de ambos, pero Charly es hija a quien se ha encargado de dañar.
—No tienen idea del riesgo que corre sola con ese hombre y rodeada de su familia —le escucha decir. —solo quiero advertirles que, si algo me sucede, la culpa es de ese hombre. La obsesión que tiene por Charly le hace ver fantasmas.
—Si algo te sucede es por culpa de tus malas decisiones —le corrige su Owen y Mila aprieta los labios —no volveremos a caer en tus juegos.
—¿Creen que no se por que me quieren lejos? —les pregunta cerrando la maleta —temen que el perfecto novio de su prima acabe por darse cuenta de quien es mejor…
—Mañana a primera hora te quiero lejos de mi hija. —con eso Joyce da por finalizado el tema.
Con el corazón arrugado camina hacia su habitación. Suelta el aire al entrar en ella bajando los hombros derrotada mientras se apoya en la puerta. Puede revivir las veces que su pequeña le dijo que no confiaba en Mila y no se sentía cómoda e igual números de veces que la reprendió por decir esas cosas.
Cuando su esposo entra una hora después la encuentra en pijama sentada en la cama viendo a la nada.
—No quería irse en avión, fue bastante difícil convencerla. Sus padres tuvieron que intervenir, ya compraron el tiquete. —comenta quedando en pie en la habitación —no pude decirles nada.
—Es lo mejor Owen. Lo siento por Aaliyah, pero no la quiero aquí —su voz se rompe al decirlo recibiendo un abrazo de su esposo —¿Cómo pudimos Owen?
—Tu siempre le apoyabas, fui más duro.
Habían sido más que ciegos, una voz interior le decía que Mila era la causante de muchos de los problemas hoy día. ¿No llegaron todos acaso luego de su arribo a su hogar? Esas drogas encontradas coinciden con algunas de las halladas en ese fármaco.
En su afán de ayudar a su hermanos pudieron perder a su hija.
—Te llamaré en cuanto ella haya llegado —le dice ayudando a acostar en la cama y cubriendo su cuerpo con la cobija.
—No la acoses, deja que ella nos llame...
Owen se acerca a ella dejando un beso de buenas noches y prometiéndolo. Permanece con ella abrazada sintiendo sus sollozos y la aprieta aún más fuerte. Fue el de la idea de aceptar a Mila, ella estuvo un poco renuente al comienzo.
Su esposa siempre fue clara al decir que era una chica con educación diferente y ellos acostumbrados a la calma de Charlotte.
(...)
En la mañana Joyce está en la cocina cuando Owen entra con el móvil en sus manos. Charly estaba reportándose. Había llegado a Roma y estaba tan feliz que no lograba coordinar media frase inteligente.
—Me encantaría que estuvieran aquí, esto es... Maravilloso...
—Te estás agitando —la voz de Matt se escucha preocupada al decir aquello. —¿Puedes respirar?
—¡Estoy feliz! ¡Déjame!
Corrige en medio del éxtasis, logrando sacar una sonrisa a sus padres que abrazados en la mesa de comedor escuchan los alegatos de ambos.
—¿Puedo ver al papa? —pregunta emocionada ignorando a sus padres
—Jugaré tenis con él esta tarde. No hay problemas con ello. Quizás nos reciba para desayunar, uno nunca sabe.
Un comentario cargado de sarcasmos que a Owen y a Joyce le hace recordar a sus interminables discusiones. Quince minutos más tarde les cuelgan con la promesa de llamarlos al llegar a Piamonte.
El claxon de un auto en la entrada hace a Owen salir y a Joyce asomarse por la ventana de la cocina. El taxi que llevaría a Mila al aeropuerto espera en la entrada. Su esposo se acerca, intercambia palabras con el chófer y regresa al interior de la casa por el equipaje.
—Gracias por todo.
Vuelve la mirada hacia su sobrina que en la entrada del comedor la mira sin muestras de arrepentimiento. Lamenta no haber podido ayudar a su hermana o que la calma de Charly no le sirviera como guía a Mila
—No quería que esto acabará de esta forma —confiesa y su sobrina de mofa abiertamente de ella.
—Disculpa todos los inconvenientes. —deja en el suelo una maleta pequeña antes de seguir— ustedes fueron muy buenos conmigo. El tío Owen y tú.
Que aclare aquello es un tema de discusión en el que no está dispuesta a caer. Alguien debe mostrar sensatez y sentido común en todo esto. Mila es mucho más que una chica caprichosa, sus problemas de conducta y el abuso de ciertas sustancias la pueden meter en problemas.
Si es que ya no lo está.
—Espero recapacites y no hagas sufrir más a tu madre. —aconseja —Aaliyah te ama y quiere lo mejor para ti.
Viste en jeans y remera con una bandana negra que no se retira desde anoche. No hace comentario o se acerca a despedirse. Joyce lamenta ser descortés, pero es todo menos hipócrita.
Sencillamente no la quiere cerca de ella o de los suyos, nunca más.
—El error en todos en su insistencia en compararme con Charlotte. —toma un mechón de su cabello rubio distraía y juega con él mientras sigue —Ella necesita caer bien, vive bajo la amenaza de muerte cada minuto.
Elimina la poca distancia tomándola por un brazo obligándola a detenerse. Son ellos quienes deberían estar enojados y no ella. No recuerda que su hija hiciera algo para que la odiara tanto; sin embargo, se comportaba como si lo hecho fuera imperdonable. Intenta sacudirse, pero Joyce no está dispuesta a dejarla ir. No, sin decirle unas cuantas verdades.
—Audrey te estará esperando al llegar —le advierte —tiene el contacto de tu proveedor de píldoras... Creo que ese hombre tiene mucho que contar y no solo de ti.
La suelta tan rápido que su cuerpo se impulsa hacia atrás, pero logra encontrar el equilibrio rápidamente. Lo hace en el momento justo en que Owen baja las escaleras calzándose la remera. Muy a pesar de sus intentos por disimular, es muy evidente que lo revelado por su tía le afecta.
—Te llevaré al aeropuerto...
—No es necesario —advierte y la voz de su tío le interrumpe.
—No te estoy pidiendo consentimiento, tu padre estará esperando en Toronto.
Sale de la casa enojada con su tío siguiendo sus pasos. Ha pedido las primeras horas para poder llevarla al aeropuerto. Necesita dejarla en el avión y por lo menos hacer eso bien.
Una hora más tarde Joyce recibiría la noticia que la dejó en el aeropuerto. La voz de su esposo sonaba extraña como si hubiera preocupado, pero por más que intentó sacarle información no pudo.
—Owen, no puedes decirme que estas bien cuando tu voz suena tan mal —se queja —¿Qué sucedió con Mila?
—¿Te ha llamado Charly? —le pregunta en respuesta y Joyce resopla molesta —esta bien…—se rinde al sentir que su esposa a llegado al límite —Mila tenía marcas en su cuello y brazos, me dijo que se lo hizo Matthew.
—¿Y le creíste?
—Sus padres lo harán amor… creo que fue mala idea no decirles la verdad sobre lo encontrado.
Era demasiado tarde para arrepentirse. Siempre han sido de los que aceptaban sus errores y las consecuencias de este. Esta vez no sería la excepción.
—Dejémosla disfrutar de ese viaje, hablaremos con ambos al volver —habla al fin —se que hay una explicación.
Aunque el maltrato a una mujer no tuviera justificación alguna. Todo se complicaría dos horas después cuando su Audrey llama a su hermano y le pregunta por Mila.
Ella no había llegado en el vuelo que debería, tampoco en los que siguieron. Nadie sabía nada de Mila.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top